03 | ESCUELA

—Que tengas un buen día —le dijo Lauren a su hermano mientras lo dejaba en la escuela.

Connor le sonrió—. Gracias.

—No te metas en muchos problemas —dijo Lauren.

—Lo mismo digo —replicó Connor.

Lauren se rió mientras observaba a Connor entrar al edificio antes de salir del estacionamiento y dirigirse a su propia escuela.

Cuando se detuvo en la escuela, vio a Nancy y Jonathan esperándola en la entrada. Desde el año pasado, los tres se habían vuelto más cercanos que nunca, y aunque Lauren había reconciliado sus diferencias con Steve y ahora estaban en términos civiles, apenas se veían cuando estaban en la escuela, a menos que tuvieran alguna clase juntos.

—Buenos días —saludó Lauren con un tono alegre.

Jonathan arqueó las cejas—. ¿Qué te tiene tan feliz?

—Es casi Halloween —dijo Lauren—. Mi época favorita del año.

—¿No estarás de niñera este año? —preguntó Nancy—. Como todos los años.

Lauren se encogió de hombros—. No me importa. Connor está muy emocionado y mientras él esté feliz, yo también.

Jonathan asintió con la cabeza—. Sí, yo también. Aunque no me apetece disfrazarme.

—¡Vamos! —dijo Lauren, mientras pasaba su brazo por el de Jonathan dramáticamente—. Si vamos a pedir dulce o truco con los niños, por favor vístete conmigo.

—¿De qué irás? —preguntó Jonathan.

—Aún no lo sé —respondió Lauren—. Hop y yo hablamos y él dijo que mientras no esté vestida como, y cito, "nada remotamente parecido a lo sexy", entonces tengo rienda suelta.

—Deberías vestirte como Leia de Star Wars —sugirió Nancy—. Al menos ella es ruda.

—Dios mío, esa es una buena idea —jadeó Lauren—. ¡Y Jonathan puede ser Luke!

—Uh, no.

—Por favor —suplicó Lauren, mientras los tres se dirigían a clase—. Es una vez al año.

—Sí, una vez al año. Pero me niego a disfrazarme —respondió Jonathan.

—Que aburrido —respondió Lauren.

Al pasar por una puerta, Lauren vio a Tina repartiendo volantes de color naranja vibrante, saludando a Nancy con una sonrisa antes de ignorar por completo a Jonathan y Lauren. Mientras pasaban junto a ella, Lauren le dio un suave codazo a Jonathan en las costillas, atrayendo su atención hacia ella.

—Imagina ser ignorada por Tina —susurró Lauren—. Me siento lo suficientemente famosa como para que ella sepa quién soy para ignorarme.

—¿Qué? —preguntó Jonathan.

Lauren se encogió de hombros—. No creo que eso tuviera sentido.

—La mitad de las cosas que dices no tienen sentido —dijo Jonathan.

—Quería decir que el hecho de que ella incluso sepa quiénes somos y nos ignore me hace sentir famosa —dijo Lauren—. No lo sé, lo arruiné al explicarlo en exceso.

Nancy se volvió hacia Tina—. ¿Me das un par más?

—Sí, claro —respondió Tina, entregándole a Nancy dos volantes más.

Mientras se alejaban por el pasillo, Nancy lanzó un volante a Jonathan y luego el otro a Lauren—. Ambos irán a esto.

Jonathan miró el volante y leyó en voz alta—. Ven a emborracharte.

—Clásico —murmuró Lauren—. No.

—No puedo dejar que los dos se queden solos en Halloween —dijo Nancy—. Eso no es aceptable.

—Bueno, puedes relajarte —dijo Jonathan—. No estaremos solos.

—Sí, vamos a ir a pedir dulces con Will y Connor, ¿recuerdas? —dijo Lauren.

—¿Es en serio? —preguntó Nancy.

Jonathan asintió—. Sí.

—No, de ninguna manera —dijo Nancy, señalando a Jonathan—. Vas a estar en casa a las ocho, escuchando a los Talking Heads y leyendo Vonnegut o algo así, y Lauren estará en casa al mismo tiempo jugando un tonto juego de mesa con su hermano hasta que ambos se desmayen por comer demasiados dulces.

—Suena bastante bien —dijo Jonathan.

—Y no te atrevas a faltarle el respeto al hermoso arte del Monopoly —dijo Lauren, fingiendo ofensa por las palabras de Nancy.

—Chicos, vamos —suplicó Nancy—. Quiero decir, quién sabe, incluso podrían conocer a alguien.

—Ahí viene —le murmuró Lauren a Jonathan, mientras Steve Harrington doblaba la esquina.

Agarró a Nancy por la cintura y la levantó en el aire. Su chillido de sorpresa incitó a Jonathan y Lauren a irse, dirigiéndose juntos por el pasillo.

Cuando estuvieron fuera del alcance del oído, Lauren se estremeció—. Esos dos me enferman. Son tan lindos, es asqueroso.

—Sí —murmuró Jonathan.

—¿Qué pasa? —preguntó Lauren, mirando a Jonathan con sospecha—. Estás... callado.

—¿Creí que siempre estoy callado?

—Quiero decir más de lo habitual —respondió Lauren.

Jonathan se encogió de hombros—. No es nada.

—Déjame pensar en esto por un minuto —dijo Lauren, levantando su dedo y señalando a Jonathan—. Estuviste bien hasta hace unos dos minutos cuando —chasqueó los dedos—, apareció Steve Harrington y agarró a Nancy. Dios mío, Jonathan Byers, ¡estás enamorado de Nancy Wheeler!

—¡Cállate! —siseó Jonathan, dándole un codazo a Lauren—. No lo estoy.

—Seguro que no —dijo Lauren, la incredulidad goteaba de su tono—. Como si no la hubieras observado todo el verano.

—¿Y tú? —preguntó Jonathan, contraatacando—. ¿Tú y Steve?

Lauren se echo a reír antes de que pudiera terminar la frase—. Dios mío, eres muy gracioso. ¿Steve y yo? Absolutamente no. Simplemente dejé de pensar que era un idiota.

—Totalmente —respondió Jonathan, burlándose del tono de Lauren.

Ella entrecerró los ojos—. Puedo ser pequeña pero no tengo miedo de pelear contigo.

—Yo ganaría —respondió Jonathan.

—¡Admite que te gusta Nancy!

—¡No me gusta Nancy!

—¡Si, te gusta!

—¡Admite que te gusta Steve!

—¡Ew, asqueroso!

—¡Exactamente!

—¿Qué diablos se supone que significa eso? —preguntó Lauren—. No se puede ganar una discusión así.

—Claro que sí —respondió Jonathan—. Lo acabo de hacer.

Lauren frunció el ceño—. Estúpido.

Jonathan sonrió—. Nos vemos despues de clase.

—Sí —murmuró Lauren—. Nos vemos.

Química era la única clase que Lauren compartía con Steve Harrington, y era una de las únicas clases que no disfrutaba.

Cuando Steve entró tranquilamente a clase, se dirigió directamente al escritorio que compartía con Lauren—. Hola, Carter.

—Harrington —saludó ella.

—Ya veo que todavía eres fría —dijo Steve, sentándose a su lado.

—No soy fría —dijo Lauren—. Solo... cautelosa.

—Pensé que habíamos terminado con esto —dijo Steve, sonando un poco exasperado—. Pensé que habíamos resuelto las cosas.

—Lo hemos hecho —dijo Lauren—. Solo estoy teniendo cuidado. Quién sabe cuándo Steve "El Pelo" Harrington se cansará de ser visto con una perdedora como yo.

—No eres una perdedora —respondió Steve—. Aunque lo serás si no vas a la fiesta de Tina.

—¿Cómo...? —comenzó Lauren, antes de llamar la atención de Steve y suspirar—. Nancy, por supuesto.

—Vamos, será divertido —dijo Steve—. Podrías ir con Byers. Que sea una cita doble.

Lauren se metió un dedo en la boca y fingió tener arcadas—. ¿Jonathan y yo? ¿Una cita? Ja, asqueroso.

—Pensé que eran algo más que amigos —rió Steve—. Asegúrate de no herir sus sentimientos.

—Jonathan y yo solo somos amigos —dijo Lauren—. Y eso es todo lo que alguna vez seremos.

—Aún así, deberías venir —dijo Steve—. Alquila un disfraz tonto y emborrachate. Sé una adolescente real en lugar de una madre.

—¿Por qué no puedo ser ambas?— preguntó Lauren—. ¿Y no soy "una adolescente real"?

Steve reflexionó sobre su pregunta por un momento, tratando de encontrar las palabras.

—Si dices que soy una perdedora, te patearé el trasero, Harrington —dijo Lauren.

—No, iba a decir que eres inusual —dijo Steve—. No muchas chicas de tu edad prefieren pasar tiempo con su hermano menor y sus amigos.

—Y no muchas chicas de mi edad son casi devoradas por un demogorgon —murmuró Lauren—. Los tiempos se ponen difíciles. Debo quedarme con personas que comparten el mismo trauma. Además, Connor es genial.

—Nunca dije que no lo fuera —se defendió Steve, levantando las manos—. Todo lo que dije fue que es inusual.

—No, no lo es —dijo Lauren—. Mi hermano es mi mejor amigo además de Jonathan. Pasaré Halloween con él, como lo prometí.

—¿Entonces eso es un no para Tina? —respondió Steve—. Porque estarás de... ¿qué? ¿Niñera?

—Más bien supervisando —respondió Lauren—. Además, convencí a Connor de que compartiera la mitad de sus dulces conmigo si no le digo a Hop que se queda despierto toda la noche leyendo.

—Cruel —comentó Steve, luciendo impresionado—. Me gustan tus métodos, Carter.

—Gracias, Harrington —dijo Lauren, una pequeña sonrisa apareció en su rostro—. Entonces, ¿supongo que irás a la fiesta de Tina?

—Definitivamente —respondió Steve—. El Rey de la cerveza tiene que mantener su reputación.

Fue en ese momento que el chico nuevo entró a clase. Los ojos de Lauren se sintieron atraídos hacia él de inmediato, mirándolo de arriba abajo. Había escuchado los susurros de las chicas populares que pasaban junto a ella en el pasillo, sin saber que Lauren podía oírlas. Hablaban de lo hermoso que era y de cómo todas planeaban hacer un movimiento. Mientras Lauren lo miraba, se fijó en su pelo, su cadena alrededor del cuello y la camisa a medio abotonar, y se dio cuenta de que tenía la boca abierta cuando Steve la cerró.

—Cuidado, atraparás moscas —dijo Steve sonriendo.

—Cállate, Harrington —dijo Lauren.

—Entonces, el chico nuevo, ¿eh? —dijo Steve.

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