24. Ahora si tienes que elegir
SEMANAS DESPUÉS
Diana movía su boca de un lado a otro mirando la pizarra que había frente a ella. Sus brazos aún seguían en jarra, ladeando su cabeza para centrarse de nuevo en las flechas y signos que había dibujado en el tablero.
-¿Lo has entendido entonces? -la pregunta vino por parte de Davide, quien llevaba una escasa media hora hablando con su jugadora, deseando saber su opinión.
-Quieres que retrase mi posición más abajo de mediapunta y que sea el enganche entre el centro del campo con la delantera -le contesto ella para alivio de Davide.
-Así es. Vamos a probarte en esa posición. Las lesiones no nos dejan otra alternativa y pensamos que tú podrías ser una buena alternativa. La pregunta es si tú te ves preparada para ello.
-Mi posición siempre ha estado arriba, aunque una vez Raúl me puso en el centro...
-Lo sé.
-Yo no le hago ascos a nada, míster. Como si me quiere poner de central. Yo voy a esforzarme por darlo todo -le aseguró ella con total sinceridad pues Diana no era una chica que mentía si algo no sabía hacerlo.
-Si no te sientes cómoda, si ves que no puedes, lo dices. Solo es una prueba y la vamos a hacer en este partido porque es la Copa del Rey y es un rival más pequeño.
Siguió Diana hablando con Davide, uniéndose el míster Carlo a la conversación. Compartieron diferentes punto de vista, agradándoles a padre e hijo la disposición de la chica. Casi estaban acabando la reunión, cuando Leo llamó a la puerta requiriendo la presencia de la rubia.
-Hay alguien que quiere hablar contigo, Diana -le informó él con el rostro bastante más serio de lo que en él era habitual- es de la Federación Inglesa.
-¡Otra vez! -se quejó ella con amargura- ¡pues si que son pesados! ya les he dicho que la semana que viene les diré mi decisión a todos.
-Lo sé, pero, con él si tienes que hablar. Viene expresamente desde Londres solo por verte.
Chasqueó su lengua Diana bastante enfadada pues desde que había abandonado la concentración de la selección, la gente no dejaba de especular con lo que había pasado y su decisión sobre con quien jugaría, la tenía cada vez más clara.
Salió de la reunión con sus entrenadores, siguiendo a Leo a través del largo pasillo. Él no le contó nada más, solo le pidió que escuchara a la persona que había venido a verla. La dejó en la puerta de un despacho, y al entrar, se llevó la sorpresa de su vida al ver sentado en uno de los sofás, al nuevo seleccionador inglés, David Beckham.
-Hola -fue lo primero que a Diana se le ocurrió decirle, nerviosa por ver delante suya a una leyenda viva del fútbol mundial. Uno al que ella admiraba muchísimo.
-Diana. Encantado de conocerte -le dijo él poniéndose en pie y estrechando su mano a la vez que le pedía que se sentara frente a él.
-Oh, no. Yo estoy más encantada. Aún tengo un poster suyo en mi habitación de Mallorca. Soy una gran admiradora suya.
-Muchas gracias. Yo también soy un gran admirador tuyo. De tu juego y de tu personalidad. Hay que tener mucho valor para seguir manteniendo tus ideas. Te felicito.
Tragó saliva la rubia sabiendo a lo que se refería David. Solo Jude, Trent, Kane y ella sabían lo que realmente había pasado en la concentración, y estaba segura de que ninguno de los otros jugadores hablaría.
-Ya sabes porqué estoy aquí. No eres tonta -le dijo David sonriéndole con calma- sé que no tiene nada que ver conmigo, pero, tanto la Federación como yo queremos pedirte disculpas por todo lo que pasó con Gareth. Te aseguro que nadie sabía que ibas obligada a la convocatoria. Salió de él el hacerlo.
-Ya me llamaron de la Federación para pedirme disculpas y decirme lo mismo que me dice usted.
-Pero, no está de más repetirlo de nuevo -David hizo una larga pausa y después de tomar aire volvió a dirigirse a ella- me imagino que después de lo que has vivido, no deseas jugar con Inglaterra por nada del mundo y prefieres hacerlo con la campeona de Europa.
-Yo no he dicho nada de eso...
-Es lo que yo haría de ser tú, Diana.
-Más parece que ha venido a convencerme de que juegue con España...
-Yo solo quiero explicarte lo que yo voy a hacer con Inglaterra. Mi proyecto de trabajo. En unos meses es el Mundial y todos dicen que estamos abocados al fracaso pues no es normal tener un seleccionador nuevo con tan poco tiempo. Pero, yo tengo mucha fe en mi, en lo que quiero hacer y en mis jugadores. Y tú serías la pieza más importante de mi equipo.
Durante unos buenos minutos, David le expuso su proyecto con bastante entusiasmo, algo que Diana alabó en él. El nuevo seleccionador inglés tenía muy claro lo que quería y deseaba que Diana formara parte de él, pero, si no lo hacía, lo respetaría.
-Elijas lo que elijas, lo respetaré y te apoyaré. Solo, me gustaría pedirte que me informaras antes de anunciarlo.
Estuvo de acuerdo Diana con su petición, dándose un cálido abrazo al despedirse. Salió ella primero de la habitación, algo abrumada por la reunión que acababa de tener, pues incluso podía sentir su corazón como le latía fuertemente sobre su pecho.
-Empollona, ¿estás bien? -le preguntó Jude nada más verla entrar en el vestuario. Ella le negó con la cabeza preocupándose él al verla en ese estado.
-No, joder, no lo estoy. Ahora si que no sé con quien voy a jugar.
MÁS TARDE
-Deja de dar vueltas, Diana, me estás mareando.
La rubia fulminó con la mirada a su novio quien rodó sus ojos al recibirla. Llevaba Diana un buen rato paseando por el salón, sopesando todas las opciones que tenía. Debía tomar una decisión, y pronto, pues en dos semanas había una nueva convocatoria de la selección y si quería tener opciones de ir al Mundial, uno al que solo le faltaban pocos meses, sería el momento de hacerlo ahora mismo.
-No ayudas, Jude -le recriminó ella siguiendo con su paseo.
-Ven aquí, anda.
Le tendió la mano su novio para que ella se agarrara a ella, tirando de su cuerpo para que Diana acabara sentada en sus rodillas. Dejó que su cabeza se posara en su pecho, dedicado Jude a acariciar su cuello con pequeñas y estremecedoras caricias.
-No tienes porqué decidirlo ahora, Diana -le pidió él pues sentía todo el cuerpo de la chica temblar y no quería verla en este estado.
-Ya lo tenía decidido. Iba a jugar con España y os daban por culo. Pero, tiene que venir el puto Beckham y hacer que dude otra vez, joder -exclamó ella muy enfadada, más consigo misma por ser tan indecisa que por otra cosa.
-¿Qué te dijo?
-Lo mismo que a ti cuando te llamó. Su proyecto es la hostia y aunque me ha dicho que no puede prometerme que seré titular, si que tendré un lugar muy destacado en la selección, pues seré la jugadora más joven en ir y necesita de mi juego y mi forma de ser.
-¿Tú querías que te prometiera ser titular? lo digo porque a lo mejor eso es lo que te impide elegirnos a nosotros.
-¡No! ¡Para nada! la titularidad hay que ganársela en el campo, no porque alguien te de algo a cambio de otra cosa. Pero... es que... ¡es David Beckham!
Se llevó las manos a la cara Diana sintiéndose cada vez peor. No era el hecho de que su jugador favorito le pidiera que eligiera su selección, es que el proyecto que él le había expuesto era algo muy atractivo y que se adaptaba a lo que ella quería.
-¿Sabes lo que vamos a hacer? una lista de pros y contras de cada selección, a ver si eso te ayuda -le propuso Jude separándola un poco de su cuerpo, para ver en su novia una inquieta mirada.
-De acuerdo.
Se dejó llevar Diana por Jude, pues agradecía que él la intentara ayudar. Pronto tuvo delante de ella un folio donde fue escribiendo todo lo que se le pasaba por la cabeza sobre ambas selecciones. En ningún momento sintió ella que Jude de alguna manera la sugestionaba para poner cosas buenas de los ingleses en ese folio, algo que la hizo quererlo aún más por como la estaba tratando en estos delicados momentos.
-¿Lo tienes claro entonces? -le preguntó Jude rodeándola con sus brazos y besando su cuello un par de veces, intento este de calmar los nervios de su novia.
-Por lo menos, ya sé lo que hay, aunque, lo único que me jode es que nadie de la selección española me ha llamado por lo menos para preguntarme como estaba. No es su estilo, le dijeron a Leo.
-Bueno, pregúntale a Brahim que él de eso sabe mucho.
Miro Diana el folio lleno de palabras, uno que no pensaba llenar pero que ahora se sorprendía al verlo casi entero escrito. Sintió las manos de su novio debajo de su camiseta, acariciando su estómago y deslizándose sus dedos por su vientre hasta bajar más abajo.
-Sé como hacer para que te relajes -le susurró Jude cuando alcanzó el borde de sus braguitas.
-Oh, si, por favor, hazlo.
El sofá de su casa fue testigo del intento de Jude de calmar a su novia. Por un momento, olvidó Diana todo. Sus decisiones. Sus futuras promesas, centrándose solamente, en como Jude la embestía sin piedad, siguiendo ella el ritmo de sus acometidas. Gimió su nombre con desesperación una vez que ambos culminaron su encuentro, quedándose Diana abrazada a su novio, una vez más tranquila.
-Ya sé lo que voy a hacer -le confesó Diana, levantando su cabeza para regalarle un beso a su novio antes de levantarse del sofá.
-¿Estás segura? -acabó la rubia mirando a Jude, asintiendo con su cabeza un par de veces. Tenía que buscar su móvil e informar de su decisión antes de que esta se filtrara por otros medios.
-Lo más segura que he estado en mi vida. De eso y de que te quiero...
Asistió Jude perplejo a la confesión de la rubia, tan inesperada como sorpresiva, que le hizo levantarse del sofá para ir al encuentro de Diana, quien lo miraba algo nerviosa por su respuesta.
-Repítelo otra vez, por favor -le pidió él buscando como poner sus manos sobre su cintura.
-Te quiero, Jude.
Recibió el británico sus palabras con emoción y alivio, pues él llevaba tiempo sintiendo lo mismo por la chica y no quiso decirlas por miedo a no ser correspondido. Tomó sus labios con desesperación, besándola tan perdido y embriagado de ella que casi no quería alejarse de su boca.
-Te quiero, Diana, y ahora... -la tomó de nuevo Jude de las caderas, alzándola del suelo para llevarla la dormitorio que ambos compartían, chillando Diana por su acción.
-¡Jude! ¿dónde me llevas, idiota?
-A demostrarte, lo mucho que te quiero. ¿Algún problema, empollona?
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