dos
Cap 2
—¿D-De qué hablas? — podía sentir mis piernas deslizarse hacia abajo y mis manos empezaban a temblar por el aumento de adrenalina provocada por el miedo y enojo en un choque catastrófico en mi interior.
El chico giraba los ojos ante mi pregunta y los pasillos comenzaban a llenarse de personas que solo caminaban sin hacer más que voltear a ver la situación y seguir su dirección.
—¿Te crees muy chistosa? ¿Sabes cuánto costó esa moto?
—No te estoy preguntando, te dije que no fui yo.— Empuje al azabache con la palma de mis manos en el pecho intentando librarme del arrinconamiento a lo que miro abajo a mi y resopló una risa escondida, no logré moverlo más de dos centímetros.
—Buen intento. — sonreía de lado.
No mentiré, tenía más miedo que enojo en mi ser.
—¿De donde sacas que fui yo? — ¿del culo? Pensé pero me mordí la lengua para no decirlo.
—Te vieron
—¿Ah sí? Me suena a estupideces para distraerte del verdadero culpable. — cruce mis brazos sobre mi pecho viendole, el chico me veía aun con duda y mordía el interior de su boca, el estómago me comenzaba a doler de los nervios.
Despegó el brazo por fin de la pared dejando que la luz volviera a mi rostro debido a la restaurada distancia apropiada entre él y yo.
—No creo, todos aquí saben que no deben tocarla, nadie es tan Idiota.— me dolió, sinceramente me dolió (sarcasmo, no me duele que un desconocido me insulte). Me frustraba no salir de esta situación.
—No todos, no tengo idea ni de quién Eres, cabron. Me tengo que ir. -- tan pronto encamine el primer paso para salir de entre la pared y el, tomo mi hombro regresando con otro golpe a la pared. — Maldita sea, animal. ¿Quién crees que soy? ¿Uno más de tus amigos?
El chico solo mordía sus labios con plena molestia en su rostro, quizás había cámaras y había sido demasiado ingenua, quizás no voltee las suficientes veces a las esquinas adecuadas pero si no tiene pruebas no puede culparme.
—Soy B...
—¿Que haces Idiota?— otro chico alto se acercaba, uno mucho más alto que la mayoría y sobresalía de entre el mar de personas.— Es una chica.
—Es la responsable de tirar mi motocicleta.— escupía con acidez el castaño sin ponerme atención pero ahora eran dos los que me arribaban.
¿Podría empeorar? No. No debe, no podría. Estoy harta.
—Si no tienes pruebas déjala ir, Baji. — el chico tenía una voz más grave y baja que el primero, aparte de parecerme amable solo por salvarme del animal que me retenía. Le miraba con severidad al castaño casi como si estuviera harto de sus acciones.— Es una chica, — volteó a verme de reojo.— deberías ser más delicado. — entre dientes casi avergonzado de tener que decirle "lo obvio" a este salvaje.
Sin decir nada salí de allí lo más rápido posible, dejando a aquellos discutiendo si dejarme libre o hacer justicia por su propia mano y no pensaba estar ahí cuando decidieron la condena.
Estupida, estupida, estupida. Estaba segura era la de Manjiro.
Había decidido que o salía antes que todos saltándose la última hora o salía con amigas, pero el destino tenía otros planes. No podía perderme la última, ya me la había escapado varias ocasiones y no se si había superado el número de faltas por irme a dormir a casa.
—Hey, ¿qué hacías? — alce las cejas y abrí los ojos al ver a Bol y Georgia sentadas comiendo en la cafetería. Mi mirada lo decía todo.
—¿Que paso?— dijo riendo Georgia al ver mi cara y el bufido que solté al sentarme
—Un maldito loco quería golpearme. —Exageré ¿mentía?
—¿Ah?
—Dice que patee su motocicleta. -- escondí mi rostro en mis brazos frente a mi cara. No tenía ganas de nada.
—¿De dónde saca esa jalada?— Georgia mordida una zanahoria continuando con su oración.— Espera, ¿lo hiciste, wey?
—No...— asome el rostro entre mis brazos para verles y entendieran, no iba a decirlo en voz alta. Al unísono expresaron un largo suspiro y un aaaah, de forma en que entendían.
—¿Entonces? ¿Cómo te safaste?
—Un tipo alto llegó a decirle que me dejara por ser chica.
—Igual podrías haberle dado pelea
—Si, claro, ya quisiera verme pelear contra un cabrón de ingeniería
—¿Qué hacías en ingeniería?
—Había ido al baño.— dije finalmente poniendo mi rostro en la mesa, bien podría quedarme dormida en esa posición.
Contarles lo que había pasado tan rápidamente me ayudaba a sacar de mi sistema la cantidad de adrenalina que derrochaba mi pequeño ser.
Además de explicar lo de mi auto, claro.
— ¿Seguro que fue él?
— Era la misma moto y lo vi quitarse el casco
— Quizás hay más de una misma moto
— Era la misma ropa, joder, me fijé bien. — ¿Cómo me voy a equivocar?
— Ya, va, va. — Bol me mostraba las manos sarcásticamente en forma de "rendirse."
— ¿Y Por qué no lo hablaste con él? — preguntaba Georgia.
— ¿De verdad creen que ese pedazo de humano me iba a escuchar? ¿A mi? — honestamente exageraba, pero teniendo en cuenta su comentario de hace poco no me daban ganas.
— Buen punto
— Quizás escucharía a otro del salón, quizás hasta sabía que era mi auto...— estaba sobre pensando, lo se.
— Exageras, wey...
— Yo digo que le digas, no pierdes nada intentando ¿quieres pagar por algo que hizo ese wey?
— ¡Perdería mi dignidad! — dije arrastrando las manos por mi rostro. — y obvio no, quisiera se hiciera responsable pero no quiero dirigirle la palabra, me llamó miserable esta mañana, lo único que quiero es golpearle la cara a veces.-- Bol dejó salir un gran suspiro ante mis palabras.
— Si...Es cagante pero no puedes hacer que salga con la suya y tu carro.
—Hey, ¿me acompañas a la salida?
—No puedo, hoy trabajo. -- dijo Bol checando su reloj.
— Adiós, chicas. -- Georgia se despedía de nosotras, seguramente su padre habría llegado por ella para llegar temprano al gym.
— Va, cuídate...
Respire profundamente Antes de salir por la puerta al pasillo trasero del edificio, con el cabello a los lados del rostro y la sudadera cómoda, agarrando firmemente mi mochila. Vamos, rápido, subes y te vas.
Abrí la puerta metálica reconociendo el olor a tabaco, pegando con fuerza mi bolso al cuerpo decidida a no dar más de 10 pasos alargados a mi auto. Un paso, dos y tres...
¡¿Ah?!
— Bájame, animal. — Sinceramente era como si hubiera olido el peligro y la adrenalina en el aire en cuanto salí por la puerta.
El azabache habia salido desde la pared oculto de la vista y en cuanto di un paso en el concreto me tomo desprevenida para colocarme en su hombro con una facilidad que envidio, desde los 8 mi propio padre dejo de cargarme y este fulano lograba alzarme en sus brazos, idiota.
—¿Estás sordo? — dije mientras le golpeaba con el puño en la espalda y pataleaba sin éxito, una parte de mi me decía que sacara las llaves y las enterrara en los omoplatos para infligir dolor en él y bajarme a huir a casa.
— ¡Calla, por Dios! — sus manos me sujetaban como si fuera una bolsa de patatas por la parte trasera de la pierna firmemente. — Debes pagar por lo que le hiciste a mi nena.
— ¿Nena?
Me bajo finalmente frente a su motocicleta, aquellos que estaban en los alrededores (aproximadamente unos seis que fumaban y platicaban quizás sobre la escena) se alejaron unos pasos de nosotros, genial, ¿que pasaría si quisiera atacarme este animal salvaje y no pudiera defenderme? Chiste la lengua y bufé al ver la motocicleta frente a mi.
— Dime que estás bromeando, hombre' — pase una mano por mi cara en decepción, seguía sabiendo que era yo.
— Este,— apuntó una mancha gris en la parte trasera. — y este de acá— apuntó otro al frente igual un rayon sólo que más largo para seguir apuntándome a mí con su dedo, alcé mi ceja mientras fruncía la otra. — , gracias a ti.
— Okay, genial, vela a reparar y no me molestes, ya te dije que no fui yo. — tomé nuevamente contra mi cuerpo mi mochila ligera y Antes de terminar la media vuelta sobre mis pies ya me estaba tomando nuevamente del brazo.
Ugh, tan rápido sentí su mano tocándome empecé a pegarle de manotazos, no es que no quisiera darle un golpe en puño cerrado solo que no quería exagerar los golpes.
—Suelta.
— Págame
— ¡Suelta!
— ¡Págame!
— ¡AH AYUDA! — grite finalmente.
— Suéltala, Baji. -- Yup, conocía esa voz y ambos dejamos de darnos manotazos para volver a ver al enano dorado. -- Por favor, un poco de dignidad, se que no luce como una pero es una chica.
Maldito idiota, hoy hasta use maquillaje. Para eso mejor que no ayude.
Baji y yo gruñimos al unísono Antes de alejar las manos de cada uno. Mire con las cejas fruncidas a Manjiro y comencé a caminar.
— Ey. — volteé a ver al azabache mientras caminaba a mi auto. —te seguiré hasta tu casa si es necesario para que me pagues.
Golpee mi frente con la palma de mi mano Antes de pronunciar tales palabras. Sobretodo en este contexto donde necesitaba hablar con Manjiro para que otro me dejase en paz.
— ¡Sano! A mi auto, ahora! — Un problema a la vez, mi dignidad saltó por la ventana imaginaria en ese momento.
El rubio en miró con la misma cara de alguien a quien le acabas de decir que se desnude o algo, ¿que hacía ahí parado aun?
Le mire impaciente alzando las cejas esperando en la puerta de mi auto, que estaba a pocos metros de la moto del animal salvaje. Manjiro abrió los labios para contradecirme pero en cambio (y no se si decir desgracia o suerte) entró en conjunto al automóvil.
Tan pronto cerró la puerta dejó salir un gran suspiro. Tenía que hablar con él, quizás no decirle sobre la patada a su equivocada moto pero si sobre el retrovisor, una cosa a la vez si es que tendría que pagar el también.
Ambas manos en el volante casi apretando con fuerza, mi frente contra el volante y la cabeza levemente viendo hacia abajo pensando cómo decir las cosas.
— Manjiro
— ¿Huh? — parecía realmente desconcentrado acerca de estar los dos en mi automóvil.
— Ayer...— Por favor que no me salga ningún insulto porque necesito que se responsabilice. — chocaste contra mi auto y necesito que me pagues la reparación.
— ¿Ah? ¿Te drogaste o por qué dices eso? — apreté el volante antes de voltear a verle casi con un tic que solo me sale en fechas de finales en el ojo, que estaba tentado a salir el día de hoy solo por las pocas horas de día que llevaba.
— Estaba en la principal y pasaste a un lado mío arrancando mi retrovisor. — Cordura, cordura.
— ¿Como sabes que fui yo?
— Porque te volví a topar quitándote el casco.
Manjiro frunció las cejas levemente y abrió los labios brillantes antes de hablar, dudó y volvió a cerrarlos para volver a abrirlos.
Apoyé un codo en el volante para sostener mi cabeza viendo con más calma.
— Ah...ah, — como si cayera en cuenta de algo.— eso era...— dijo finalmente desviando la mirada y pasando la lengua por sus labios antes de morderlos como si realmente encajaran las piezas de un rompecabezas. — Si, ayer sentí algo cuando pasé por el tráfico pero no le di importancia. No sabía que un pedazo de chatarra todavía aguantaba un golpe así. — con su palma palmeó un poco el auto sonriendo.
— ¿Estás hablando de ti mismo o de mi auto? — Voy a decapitar a este enano un día. Manteniendo el contacto visual no era difícil, ya había aceptado que era su culpa, pero había evitado que colisionara con algo y siguió adelante ¿que carajos le pasa? .— Mira, como sea, ahorita llevaré mi auto al mecánico y podrías...
Manjiro comenzaba a asentir con los labios cerrados a presión, rodaba los ojos ante mis palabras pero fuimos interrumpidos por el sonido de un teléfono en llamada. Ambos ojos buscando de donde provenía hasta que los dos nos fijamos en mi bolso ahora en la parte trasera del automóvil.
Como si fuéramos dos idiotas (lo somos) nos movimos hacia el en el medio de los dos asientos provocando que chocamos cuerpos, me mordí el labio para no gritarle en la cara al rubio quien retrocedió ante mi toque y sole le di una mirada fugaz. No podía dejarlo ir porque realmente quería que aceptara pagar y tenía que asegurarme. Había sido más fácil de lo que pensé pero en realidad pateé la moto por molestia e impulsiva. Bueno, nadie me estaba pidiendo que pagara realmente por eso ¿cierto? Puedo fingir toda la vida hasta que ese animal fuera del auto deje de buscarme pelea.
— Diga
—¿Puedes pasar por tu hermana?
— ¿Y el coche? ¿no iba al mecánico?
— Solo serán unos minutos, ve por favor. —
Colgó la llamada mi madre, aveces no entiendo para que me pregunta si siempre son órdenes.
Suspire bajando mi telefono pensando en mil cosas que hablarle a Manjiro sobre la reparacion y pensando en la sensacion de los ojos del idiota de afuera sobre mi aun, suspire y abri mis párpados viendo a Manjiro cuando una idea regreso a mi mente.
—Yo...espera, ¿sabías que habéis destruido mi auto y no te importó?
— O sea, no sabía que era tuyo pero...
— Por el amor de dios...— me quería golpear contra el volante, ya mucho me molestaba hablarle por más de 3 segundos al rubio para tenerlo así frente a mi. — ¿aceptas repararlo sin molestar?
— Podría repararlo yo mismo. — No sonaba mal, pero conociendo el tipo de relación que teníamos no me iba a arriesgar. Alcé mi ceja ante su respuesta antes de contestar.
— Si, bueno, muchas gracias pero no, creo que mejor te veo en "Carlos 's" a las 3 y...— Tan pronto dije lo último Sano abrió la boca y me vio con una cara de susto, como si la chica del exorcista se hubiera materializado.
— Dios, por favor dime que no estás haciendo esto para verme más tiempo. — Casi me rompo la quijada al abrir la boca ante tal insinuación y oh jesucristo, sentía el coraje querer salir desde el fondo de mis entrañas para ahorcarlo ahí mismo ¿cómo se atrevía?
— No se que tan baja autoestima tengas para pensar eso, Sano, pero realmente ni en tus sueños ni en mis peores pesadillas. Es porque tengo cosas que hacer como ir a buscar a mi estupida hermana...— dije acomodándome en el asiento esperando que aceptara y bajase.
— Asombroso, me alegra que pensemos igual, por cierto, ¿me das el ride al santa teresa? — le miré como si acabara de escupirme en el rostro, metafóricamente se podría decir que acababa de hacerlo. — Digo...si vas para allá ¿cierto?
Larga-corta historia, mi hermana es amiga de Emma Sano desde hace un par de años, no muy alegremente he tenido que verle la jeta al niño dorado en más de una ocasión fuera de ámbitos académicos. Emma iba a mi casa y la pasaba a buscar Manjiro (o alguno de sus otros hermanos pero era más común que fuera el) o mi hermana iba a casa de los Sano y, la pasaba a buscar yo. Iban juntas en la escuela y sus novios son amigos, supongo que mi hermana le ve más que yo así que le tengo lastima. Emma me cae 100 veces mejor que Manjiro, la he llevado a comer con mi hermana y yo e incluso la he llevado a su casa después de pijamadas o fiestas.
— Manjiro...
— T/n...estoy aceptando pagar por algo que no recuerdo
— ¡Si recuerdas! Lo acabas de aceptar
— Bien podrías estar mintiendo para encontrar un culpable.
Le miré frunciendo los labios, tiene un punto.
— Está bien, — dije encendiendo el automóvil y girando completamente mi cuerpo para ver detrás de nosotros antes de avanzar. -- por cierto ¿que carajos con tu amigo?
— ¿Huh? ¿Baji? El solo es...malhumorado a veces...— quite el freno de mano y comencé a retroceder y avanzar con la aún vista en mi del azabache, como una guerra de quien aguantaba más la mirada del otro. Mi-e-do.
—¿Realmente me seguirá hasta mi casa? — dije cuando ya estábamos en la calle rumbo a la escuela.
— Ummm... no creo, bueno, ahorita está muy enojado pero teniendo en cuenta que quizás el responsable de esos raspones soy yo lo mas seguro es que cambie su objetivo a mi.— se apuntó a sí mismo con los pulgares hacia arriba, fijándose por los vidrios en el camino.
— ¿Usaste su moto anoche? Huh...— eso, me sale bien hacerme la estupida proque Idiota ya soy.
— Si, me la prestó unos momentos, dar unas vueltas y eso. Debe de ser donde igual tire el retrovisor.
Ambos guardamos silencio unos dos minutos antes de que sintiera esa aura de incomodidad cuando estás con alguien que no te agrada y están solos, nadie nos estaba obligando a convivir pero teniendo en cuenta que arreglaría mi auto y hasta se eche la culpa de los rayones me sentía con la necesidad de mínimo tener unos minutos de camino con el no tan incómodos. Apreté el botón de música del automóvil que por cierto, gracias al cielo, si lograba conectarse con mi teléfono a pesar de no ser lo más nuevo de la vida, reproduciendo así en automático música de alguna playlist en aleatorio de éxitos del 2015 (lo que más escuchaba). Manjiro solo sostuvo su cabeza en el mismo brazo que tenía sobre la puerta o contra el vidrio, el camino era de unos 25 minutos hasta el Santa Teresa debido a que quedaba en zonas más al centro.
Cantaba bajito y medio le escuchaba tararear o susurrar las letras de las canciones, sin voltear a vernos ni comentar nada.
Llegamos sin dirigirnos la palabra y giré a verlo, casi sentía el estómago estrujarse sin saber que decirle para que bajara o echarlo de una patada de mi auto.
— B-bue...
— 3 en Carlo 's lo tengo. Gracias, Moco.— se bajó tan rápido y cerró la puerta dejándome perplejo a de que el chango me acaba de llamar Moco. Fruncí el ceño y deje salir un suspiro por milésima vez en el jodido dirá pensando en que bueno, al menos aceptó pagar.
Este Idiota. Manjiro bajo con una sudadera azul y el cabello ligeramente volando en el aire fresco del día, más de una chica uniformada se quedaba viendo el espectáculo de Manjiro Sano caminando hasta la entrada para encontrar a su hermana. Como si el príncipe encantador y un enano hubieran follado, giré los ojos al ver como Manjiro sonreía mientras las amigas de Emma se aproximaban a él y lo comenzaban a tocar.
"Omg hola Mikey, luces bien" "omg, Mikey tanto sin verte" "Mikey acompáñanos a casa, hermano mayor." "Emma, tu hermano es lindo y chistoso" blah blah blah, decía mientras fingía leer los labios de las colegialas con voces chillonas en voz alta.
El golpe de la puerta cerrándose me desconcentro parando mis burlas al ver que mi hermana subió viéndome con una cara correcta debido a mi comportamiento, nos vimos unos segundos y explotamos en risa.
— ¿Qué carajos hacías? — dijo con los ojos entrecerrados por la gran sonrisa, buscando aire y roja de la carcajada.
— Solo...yo...ahhh ahora te cuento!
Arranque de nuevo, pasaría a dejarla y buscar a mi padre que me acomodaba para llegar con el mecánico. La puse en contexto de mi conversación" o monólogo falso por Manjiro sano, a lo que solo rodo los ojos y río comentando mi estupidez.
Llegamos con Carlo's a las 3:07 pm, mi padre bajó primero y él había conducido esta vez, baje del asiento de copiloto después de sonreír tiernamente a la esposa del señor Carlos, dueño del local de reparaciones. Una mujer grande con una camisa a olanes color verde quien le llevaba una jarra de agua quizás de sandía al señor, quien estaba platicando con mi padre mientras le manchaba de grasa la espalda en una palmada amigable. Reí ante la escena y bajé solo para esperar que Manjiro llegase.
Me recargue de la cajuela del auto en lo que mi padre le explicaba a Don Carlos la situación, me crucé de brazos cuando lo vi llegar en, si, su antigua o normal motocicleta, no la que patee. Casi me reí ante mi propia idiotez pero me contuve.
El sol había salido al fin así que me quité la sudadera quedándome en una playera blanca de algodón sin mangas y los jeans, Manjiro en cambio seguía en chamarra pero con shorts y el cabello amarrado como suele llevarlo. Lo vi llegar estacionados al otro lado de la calle y bajarse viéndome con suficiencia, no tuve que alzar mi mano ni saludarlo porque sabía que me había visto. Estaba enfrente de mí.
— Ya llegó.— dije viendo a mi padre llamando su atención a lo que giró a mi dirección, interrumpiendo su conversación un momento girando a ver a Manjiro colocándose así a mi lado.
Sano caminaba sosteniendo su casco cruzando la avenida, viéndole fijamente y él volteando a ver los autos.
Llego al suelo sucio de aceites y agua enderezando su postura al ver a mi padre, tendría que lidiar con los dos para su suerte. Aunque mi padre no iba a decirle nada a él, si no que seríamos los dos quienes vigilamos lo que tendría que hacerle al auto y cuánto pagaría.
— Buenas tardes.— el rubio agarraba su casco pegándose al cuerpo viendo a los dos hombres en el lugar.
Le enseñé mi mano en señal de saludo sin abrir la boca realmente.
— Hola, hijo' — Don Carlos giraba de donde estaba acomodando unas llantas y herramientas para ver a Manjiro. -- Ya me dijeron los T/a lo qué pasó, ven...
Seguí a Manjiro y a Don Carlos para ver mejor el daño del automóvil, mi padre se quedó del otro lado subiendo los brazos al techo del carro viéndonos o no desde la distancia, tanto Manjiro como yo escuchamos la explicación del experto adulto en la situación, entre más explicaba el daño y más lo veía más me enojaba y preocupaba que se retractaba.
Para mi (no) "sorpresa" Manjiro comenzó una conversación con Don Carlos sobre lo que debía hacerse y como, pensé que sería grosero pero en cambio el mayor le tomó por sorpresa sonriendo dándose cuenta que Sano sabe más que solo de motocicletas.
De un momento a otro pase a estar solo de adorno y vigilando los arreglos que se iban a hacer que literalmente era UNO, ¿de donde sacaba tantas cosas Manjiro?
Terminé a un lado de mi padre viendo como Manjiro hablaba aquí y allá, todo con respeto, con Don Carlos. Tiene un talento, ese es el cagarme las pelotas inexistentes con su simple existencia.
— Me quiero ir...— susurré a mi padre.
— mmh,— dijo en asentimiento.— Pero ya casi está, yo digo, a menos que tu amigo se tarde más hablando.— Mi padre es amable pero tampoco hablaba por los codos como yo, así que los dos estábamos asombrados de Manjiro.
— No es mi amigo.
Tan pronto dije eso vi como Manjiro estrechaba la mano de Don Carlos con una sonrisa y aleteaba el cabello de príncipe en el aire, me contuve las ganas de fruncir mi rostro en desagrado.
La estrechó rápidamente y ambos voltearon a ver a mi padre y a mi, Manjiro camino lentamente aplastando la suciedad del lugar y se puso frente a mí ofreciéndome su mano.
¿cuantos litros de cloro necesito para limpiarme tus gérmenes? Exagero, lo sé, pero no recuerdo alguna vez que haya tocado voluntariamente a este chico, nunca hablamos de nunca.
— Muchas gracias, linda.— La puta madre, mi actuación se fue por la borda en el momento en que dijo esas palabras y mi rostro se frunció en desagrado completamente. Cejas fruncidas, ojos casi cerrados para no ver la vergüenza que me causaba que me llamara así frente a mi padre y quizás por eso lo hacía, labios en una mueca asquerosa y dientes casi gruñendo. Estreché su mano con evidente asco y se pasó a mi padre. — Mucho gusto, un placer arreglar ese accidente. Le decía a t/n en la escuela que me disculpe, soy muy distraído e irresponsable al no notar lo que había ocurrido.
— Si, no te preocupes, con que pagues.— casi me ahogue en saliva con las palabras de mi padre, Manjiro afirmó firmemente que claro, estaba dispuesto a reparar el daño y se marchó. Mi padre solo río con burlas todo el camino de regreso a casa por mi rostro de asco ante el cumplido de Manjiro en el Mecánico.
—Uy, hubieras visto, amor.— se dirigía a mi madre en la cena.— un chico rubio le hizo un cumplido a t/n y su cara fue como si hubiera olido mierda.— mordía un trozo de patata caliente que después escupiría en su plato debido a la temperatura, mi hermana y yo riendo ante esto.
— Ay, t/n, contigo no se puede lidiar...— mi madre acomodaba finalmente su cuerpo en una de las sillas con el perro a su lado. — Bruce, siéntate.
— Es que me cae mal.
— ¿Te cae mal? — mi madre alzaba la vista del plato ante las palabras de mi hermana.
— Yup — masticaba felizmente al fin la comida del día.
— ¿Por qué? Y Justo te fue a tocar que el...— si, mi madre es de las que dicen las cosas obvias repitiéndolas, le quiero.
— Es un malcriado, todo le aplauden y a veces interrumpe la clase para contar anécdotas que me importa un bledo y no vienen al tema.
— ¿Solo por eso?
— Si. — mentí pero no le iba a decir más a mi madre. — Además a él también le desagrado.
— Pero te dijo Linda.— habló mi padre
— Porque estabas tú, fingía entre sus habilidades sociales de Enano del mal.
— Uhm, capaz te gusta. -- Mi hermana estaba al tanto de Manjiro y sabía que decía esto solo para que mis padres comenzaran.
— Si, solo te niegas al amor...— gracias por nada, estupida. Así duraron 10 minutos hablando de cómo me niego a Manjiro negando mis "verdaderos sentimientos."
"Eres muy dura" " no sabes aceptar cumplidos" "te tomas todo a pecho" "juzgas sin conocer", wow, touched a nerve there, mi madre se había ido como hilo de media sobre como era con los varones esa cena así que para cuando subí a mi habitación me eché en la cama llena de cerdo y críticas a mi. Ninguna me la tome personal.
El auto estuvo listo en poco tiempo, no tuve que hablar mucho con Manjiro de hecho, no hablamos, no se que dia pago y tampoco le agradecí esa mañana que vi mi auto listo para manejarlo. Baji no me había vuelto a hablar, molestar o acosar, tampoco me había azotado contra alguna pared otra vez gracias a dios dando a entender que Manjiro cubrió mi mentira sin saberlo.
Viernes, más de una semana después del incidente. Húmedo y soleado pero húmedo viernes. Me mire en el espejo empañado y borroso a la vista del baño mientras peinaba mi cabello intentando guardar la calma debido a la hora, si lo hacía rudo y apresurado termina arrancándose mechones así que mejor despacio y desde las puntas.
Baje para cuando ya había sobrepasado mi "límite" de lo que tardaba en llegar puntual a la escuela.
— Ya me voy.— dije tomando las llaves del llavero entre mis manos al bajar de la escalera y girando sobre la suela de mis converse en dirección a la puerta
— ¡Pero tu desayuno!
— No tengo tiempo, perdoname, Ma'
— Recoge a tu hermana al salir, por favor.— solté un bufido antes de salir por la puerta blanca y bajar saltando los pequeños escalones de la entrada directo al automóvil.
Llegué con buen humor porque en efecto, no había entrado el profesor. Manjiro estaba dormido a dos sillas de mi y Bol estaba en tu tableta buscando productos en internet que saciaran su ansiedad o necesidad de comprar algo esta semana con su paga en el trabajo de medio tiempo que tenía.
Me siento acomodando mi cabello aun un poco húmedo en la silla blanca, fijándome que había una nota de post-it pegada en mi mesabanco frunciendo el ceño. Gire mi cabeza a los lados del aula buscando a alguien viéndome recogerla y leerla, quien me viera sería el responsable pero no había nadie más que todos ocupados en sus respectivos grupos de amigos y quienes desayunaban rápidamente antes de que llegara el profesor a la primera clase.
"De nada."
Gire los ojos y arruga la nota en mi mano tirándola en el espacio que dejan debajo de las mesas ocultándose, fingiendo no haber leído nada. Había sido Manjiro así que está bien fingir demencia por mi parte.
¿Debería decirle gracias por haberse hecho responsable de algo que haría una persona normal y decente?
Quizas, 60% de mi me decía que no y el 40% me decía que si, algo leve y rápido sin verle. Como sea, seguía durmiendo.
Las clases comenzaron a pasar, Bol se giraba a comentar estupideces de las que reíamos en silencio y Manjiro alzaba la mano mínimo 5 veces en clase para contar anécdotas de su vida que tuvieran que ver con el tema, ¿por qué dice eso? ¿Qué tiene que ver que su tío tenga un gato? ¿huh, se enfermó de temperatura el año pasado, que tiene que ver con las organizaciones? me hartaba, tener que parar temas de clases para escuchar sobre la vida personal de alguien que sinceramente no me importaba mientras todos actuaban falsamente con "oh eso es muy interesante" y no es que hicieran caras raras, pero el positivismo falso que se vive en aulas de clase me enferma.
— Chicos, hay una conferencia ahorita mismo en el teatro ¿prefieren clase o conferencia? — como si la respuesta no fuera obvia, preguntaba una de mis profesoras.
— Conferencia...— susurre perdiendo la voz entre el conjunto de gritos de mis compañeros, como si con que uno contestara bajo no fuera suficiente tienen que gritar como animales.
— Bueno, vamos...— la profesora agarró su bolso y lentes acomodandolos en la parte de arriba de su cabeza. Esperaba que todos salieran del aula para salir con Bol, no tenía prisa ni interés si que bueno, vamos.
Llegamos al teatro donde se nos acomodaba, joder, pense, tendre que poner atencion si me ponen lejos de Bol.
— Chicos, vamos, acá. Como estamos en las filas de clases sientensen. — Me senté detrás de Bol, en una fila de atrás donde está más oscuro todo y los asientos de cuero viejo se encuentran más fríos. Vi como una melena rubia se sentaba a un lado mio y le mire con el ceño fruncido y voltee a ver a la profesora esperando una maldita explicación.
—Manjiro...ah sí, no veo a tus compañeros.— la mujer volteaba a ver a los lados buscando a los otros dos idiotas que se les ha ocurrido escaparse (envidiaba) para saltarse incluso la conferencia, haciendo así que Manjiro se sentara a mi lado ahora.— Entonces quédate ahí y ya si vienen se sientan en otro lado.— la profesora le restaba importancia moviendo su mano en el aire y sonriendo, ¿cuál es la felicidad, anciana?
¿Que tiene el destino contra mi? ¿Qué haré si en plena conferencia Manjiro se para a hablar en voz alta o preguntar algo y giran a verme a mí a su lado?
Me acomode lo más cómoda que pude en el asiento, con la espalda casi en el suelo y las piernas extendidas, manos en la sudadera que me había colocado solo para entrar en el teatro debido al aire acondicionado. Manjiro estaba cruzado de piernas en forma de pretzel en su lugar.
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