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Yoongi no regresó a la mina hasta el siguiente mes.

Su celo había terminado y en ese tiempo se preparó mentalmente para ver nuevamente a Hoseok y hacer como si nada pasó entre ellos. Era una situación complicada, pero no podía morirse por un rechazo.

Dolía, su corazón estaba lastimado, sangrando por las heridas, pero dispuesto a seguir latiendo y luchando por vivir.

No encontrar al omega lo puso nervioso, su olor ya no se percibía en el campamento, por lo que temió lo peor.

JiSung le confirmó que había renunciado.

Su cabeza hizo clic y su corazón crac.

Entendió todo.

Hoseok no lo veía como algo más.

Nunca lo vio como tal y por eso puso una distancia entre ellos, cosa que ya había hecho antes, pero que ahora sí era de manera definitiva.

Por eso le dejó bien claro cuando confesó sus sentimientos y no fueron tomados en serio, pero su lobo no quería entender y por más triste que estaba, albergaba una pequeña esperanza.

No eran más que una amistad.

Ni una amistad.

Ahora solo era un fracaso cuando él se volvió muy insistente y lo terminó cansando al confesarle que lo quería.

Decir que al alfa no le afectó aquello, sería mentir.

Pero tampoco era que se iba a morir.

Su último celo fue una experiencia terrible y desastrosa.

En pocas palabras, horrible.

Lastimosamente, se repetiría por varias ocasiones más o hasta que quisiera pasarla con un omega, cosa que lo veía muy difícil.

No quería acudir a otro cuerpo, otro olor, otro ser que no fuera Hoseok.

Yoongi se metió de lleno en su trabajo, más de lo que estaba, avanzando nuevos proyectos mineros, realizando capacitaciones para los trabajadores y buscando nuevos compradores de oro y demás piedras preciosas.

Se convirtió en un adicto al trabajo.

Los meses pasaron lentos, dolorosos y llenos de recuerdos.

Su vida se consumía cada día, su olor empezó a cambiar, sintiéndose agrio por el cítrico.

Cuando su hermano presentó a su pareja alfa, reconoció el aroma a tabaco que percibió meses atrás.

Entonces su hogar se llenó de emoción al sumar un nuevo integrante, pequeño, tierno y dulce.

Todos estaban felices, Jungkook y su omega, Namjoon y su alfa.

Excepto Yoongi.

Que no paraba de contar los días, las semanas y los meses desde que Hoseok se fue.

Abandonó, así lo sentía.

Su lobo no daba señales de querer despertar del aletargamiento en el que se encontraba y Yoongi tampoco trataba de animarlo, porque no hallaba una manera de hacerlo.

Una sonrisa forzada se reflejó en el espejo, una que había estado brindando a todos en su casa cuando le preguntaban si se encontraba bien. Pero esa semana se cumpliría un año desde que pasó el celo con Hoseok y ya nunca más lo había vuelto a ver.

Se esforzó el doble en mostrarse sonriente, participé en las actividades familiares, que, por la llegada de su sobrino, realizaban visitas a algún manantial o disfrutar las tardes de los domingos.

Yoongi suponía que engañaba a todos, pero a Namjoon no le pasaba desapercibido su estado de ánimo. Por eso le propuso una visita a la ciudad y poder distraerse, dejando atrás el trabajo y el recuerdo del omega.

Obviamente, el alfa se negó, excusándose por el cansancio del trabajo y que quería descansar en casa, sin embargo, Namjoon no se lo pondría tan fácil y prácticamente obligó a subir al auto y acompañarlos en su viaje.

No se negó, porque en el fondo reconocía que un cambio de aires le vendrían de maravilla.

Salieron temprano y esa noche dormirían en un hotel para al día siguiente regresar por la tarde a casa.

Un plan sencillo.


Las mesas eran armadas en la acera de la calle, las carpas cubrían los stands y a los jóvenes que presentarían sus proyectos o temas estudiados. Era un sábado por la mañana y ese día el instituto donde estudiaba Hoseok suspendió las clases debido a la expo feria impartida por sus estudiantes.

Llegar a la ciudad y encontrar trabajo no fue difícil, gracias a la recomendación de su amigo Jimin, pudo empezar lo más pronto y no pasar penurias. No era como si viviera en un departamento precioso en el centro de la ciudad, estudiara en la mejor universidad del país y ganara como un ejecutivo, pero tampoco se iba a quejar.

Su departamento estaba cerca de su trabajo, en la zona no céntrica de la ciudad, pero aún considerado casco comercial. Trabajaba de lunes a viernes en doble jornada laboral, en una cafetería por la mañana hasta las dos de la tarde y de ahí, en una librería hasta las ocho de la noche.

La ventaja de vivir cerca, es que llegaba a tiempo para su clase online de inglés, que tenía todos los días. Los fines de semana asistía de manera presencial en un horario extenuante de casi diez horas de estudio.

Pasaba la mayor parte de tiempo ocupado, entre trabajo y estudio, no tenía casi tiempo para pensar en Yoongi, casi, porque antes de acostarse el recuerdo del aroma del alfa lo hacía ponerse melancólico y ni que hablar de su lobo, ese no mostraba señales y parecía como si ya ni existiera.

Se mentalizó que hizo lo correcto con Yoongi y que jamás sería suficiente para el alfa.

Repitiéndose cada día lo mismo.

Y pasó todo ese tiempo así, encapsulado a una rutina. No tenía tiempo para salir a fiestas, divertirse o conocer a personas en citas.

Solo tuvo tiempo permitido en su trabajo durante el celo, donde batalló con la furia terrible de su lobo y los reclamos por parte de este y sus absurdas decisiones que los estaban consumiendo en vida.

Todo iba, Hoseok sabía fingir bien.


El alfa de su hermano era caballeroso, educado y muy protector, justo lo que siempre quiso para Namjoon, aunque nunca se inmiscuyó en las parejas del omega.

Mantenía su aroma a niveles normales, porque ya no podía envolver a su hermano y sobrino como suyos, no cuando el alfa protector con aroma a tabaco iba con ellos.

Llegaron a un restaurante donde desayunaron y luego hicieron un poco de visita por las calles de la ciudad, dejando el auto en un estacionamiento y salir caminando.

Yoongi por un momento había olvidado el ajetreo, el ruido y el bullicio de la ciudad, rememorando los momentos que vivió allí mientras estudiaba. En una calle observaron varias carpas armadas y un joven llamando la atención de los transeúntes para que visiten los stands.

La curiosidad pudo con ellos y avanzaron.

Pasaron por cada uno escuchando las exposiciones de los jóvenes y unos pequeños detalles como agradecimiento por prestarles atención y asistir. En un momento, Namjoon tuvo urgencia de ir al baño y su alfa lo acompañó a buscar uno, dejando al pequeño cachorro en brazos de su tío alfa.

Yoongi sostuvo a su sobrino y continuó avanzando en los stands, faltaban un par, así que fue hacia ellos.

Antes de verlo lo percibió, cerrando los ojos para embriagarse con el delicioso aroma del jazmín. Avanzó un paso más y se detuvo al observar unos rizos rubios, unos que siempre recordaba y ahora los tenía de frente.

Salir corriendo no era la mejor opción para un alfa con un bebé en brazos, no cuando sus miradas chocaron agradeciendo por verse nuevamente.

Por eso se plantó a escuchar todo lo que el otro joven —que no era Hoseok— le explicó.

Era claro que el Omega quiso esconderse, en su cabeza resultaba un plan magistral, lastimosamente no podía porque tenía que decir su parte del tema.

Por lo que habló en automático y evitó mirar al bulto que llevaba en brazos.

No resultaba difícil distinguir que era un bebé, pero acaso ¿era de Yoongi?

Terminó su parte y dio paso al siguiente compañero para que finalice la exposición.

Y Hoseok tuvo muchas dudas.

¿Se había enlazado?

¿Era su hijo?

¿Lo había olvidado?

Esta última duda era muy egoísta de su parte, teniendo en cuenta que el mismo Hoseok fue quien lo abandonó y dejó de hablar huyendo de sus sentimientos.

Y como si un ser divino le respondía a sus dudas, Namjoon llegó junto a un alfa, agradeciéndole por tener a su cachorro.

El pequeño era de Namjoon.

Y el alfa a su lado era su pareja.

Yoongi era el tío y no tenía hijos.

Sintió un alivio bajo sus hombros.

Perdido en sus pensamientos, no escuchó el saludo de Namjoon y tampoco notó como este se acercaba para hablarle.

Le resultó bastante incómodo verse emboscado, aunque en realidad el único que se había acercado era el Omega, ya que los alfas estaban alejados.

—Tanto tiempo, Hoseok —saludó sin tocarlo, solo le mostró una sonrisa preciosa digna de un omega, calificada por el rubio.

—Sí, mucho tiempo —respondió amable.

Una charla sobre la visita a la ciudad y que Hoseok estaba estudiando, fluyó despacio, sin mucha profundidad. En un punto, Namjoon le comentó que irían a cenar y lo invitó para poder conversar mejor.

Quería saber qué hacía en la ciudad, como le iba y muchas cosas más.

Cosas que Hoseok no quería contar.

Se negó excusándose de tareas pendientes y trabajos acumulados por el trabajo.

Aunque Yoongi estaba más lejos, podía sentir su aroma cargado e intenso, con sus ojos puestos en él. No se imaginaba en una cena junto a él, con poca distancia entre ellos, donde tenía que charlar y verlo sin ponerse nervioso.

Se despidió del grupo y de manera poco desinteresada miró a Yoongi.

El alfa no mostraba ningún tipo emoción en su rostro, solo le respondió serio, como se mostraba con todos quienes no eran cercanos a él.

No estaba molesto, ni enojado, ni tampoco lo miraba como si lo hubiera extrañado tanto.

 
 

Cuando se retiraron al siguiente stand, Hoseok pudo respirar bien y calmarse.

Su lobo había percibido al alfa, sin embargo, no se inmutó en reaccionar y continuó callado y adormitado como llevaba haciendo todo ese tiempo. Estaba agradecido porque su lado animal se mantuviera así, no se imaginaba si este se alteraba y no pudiera controlarlo.

Sus compañeros le preguntaron si se encontraba bien, pero este solo asintió.

No tenía esa confianza para comentarles que vio al alfa que le gusta y del cual huyó por miedo a no ser suficiente.


De los capítulos más difíciles para mí, porque siento que pasa muy rápido desde que Yoongi se dió cuenta de la partida de Hoseok, entonces pam, se encuentran y no sucede nada.

He releído muchas veces, cambié palabras en cada edición y aún siento que falta algo. Soy exigente conmigo 🙂

Es la primera historia que actualizo este año 😉

Falta un capítulo o dos, si la cabeza 🤯 me da jajajajaja. Confíen en mí.

Gracias por leer 🩵

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