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Advertencias: Escenas sexuales explícitas
Para Yoongi nunca sería suficiente sexo con Hoseok, no importaba si este le gruñía mientras le cabalgaba o jadeaba elevando su culo cuando estaba en cuatro.
No importaba.
Nunca tendría suficiente de él.
Las primeras horas de la mañana resultaron agotadoras y con varios nudos en su interior.
Hoseok le pedía más.
Siempre más.
Y Yoongi lo complació.
También le pidió que lo muerda y reclame como suyo.
No con palabras.
Mostraba su cuello perlado, níveo y apetecible, gruñendo cuando el alfa no se aproximaba lo suficiente.
Cosa que hizo más difícil contener la calma del alfa, porque ahí estaba concentrado su olor, pero algo le impedía acercarse y provocó que su lobo se enojara, llegando a mostrar los dientes, todo esto sin dejar de arremeter en el ano del rubio.
Hoseok no paraba de gemir entre lágrimas, con su rostro enrojecido, la boca abierta y la baba cayendo.
Necesitaba sentir el nudo en su interior, ser llenado con la corrida caliente y espesa del alfa.
El hambre lo sobresaltó al mediodía, cuando se adormitó con el cuerpo de Hoseok encima suyo y su pene flácido dentro. Respiró despacio para no despertarlo luego de seis horas sin descanso de sexo duro y delicioso.
Al siguiente rugido de su estómago, Hoseok se despertó y lo miró fijamente para empezar a moverse.
Hoseok era espectacular a la hora empalarse con su miembro, su rostro demostraba lujuria y placer, con su cabello rubio y despeinado pegado a su frente, sus ojos fuertemente cerrados y su boca abierta para jadear y poder respirar.
Lo giró para cubrirlo con su cuerpo y taladró su agujero sin compasión.
La escena se repitió un par de horas más, cuando la tarde cayó y por las ventanas se notaba el anaranjado rojizo del cielo que daba paso al anochecer.
Esta vez Hoseok se adormitó de lado y Yoongi con mucho cuidado fue sacando su pene.
Inhaló una bocanada del aire denso de la habitación, ronroneando de placer al percibir que olía mucho a ellos.
Sus aromas mezclados con sus fluidos por el sexo.
Delicioso.
El lobo del omega dominaba la situación, haciendo a un lado la parte humana y solo permitiendo decir ciertas balbuceos durante el sexo.
Se acomodó en la cama, sin poner un pie fuera, bebió un poco del agua embotellada y no se apartó del rubio, luego le daría un poco a este para que se hidrate.
Yoongi le concedió todo, lo hizo de todas las formas posibles y al anochecer ya sus energías estaban bajando.
Lo dejó descansando en la cama y buscó una de esas barras energéticas para comer.
Un lamento escuchó y con la boca media llena fue a consolar al rubio que lloraba con sentimiento.
Le abrazó y liberó feromonas de protección para poder tranquilizarlo.
Al final lo logró, pero cuando pensó que Hoseok se movió para relajarse a su lado, lo que sucedió fue que puso el culo en punta y lo meneó para invitar a ser llenado.
Lo hizo, Yoongi lo hizo.
Duro y fuerte.
Bebiéndose todos los balbuceos y espasmos que salieron de esa boca de rosa que supieron a gloria y éxtasis.
Las sábanas estaban sucias y empapadas de muchas cosas que no solo eran sudor, pero no les importaba.
El alba los acogió con un nudo nuevo en el culo de Hoseok.
No entendía de donde sacaba tanta energía para seguir follando —corrección, hacer el amor— y que su miembro no estuviera lastimado o irritado de tanta fricción.
El alfa no solo metió su pene el ano del omega, también su lengua tuvo la suerte de probar dicho manjar, que su lobo gruñó enloquecido y no paró de lamer el agujero fruncido hasta conseguir que Hoseok tuviera un orgasmo arrollador.
Por la mañana pudo escapar al baño a echar una meada y enjuagar su rostro sudado.
En el espejo vio el reflejo de alguien adicto a las drogas luego de pegarse una buena dosis.
De la cocina tomó una bandeja con frutas, con paciencia y aspirando el olor limpio del lugar comparado con la habitación. Su único objetivo y en lo que debía pensar era en el ano del omega y su pene metido en él.
Comió en un sillón de la habitación sin dejar de observar dormir al rubio.
Su lobo meneaba la cola y aullaba de la emoción por conseguir pasar el celo con el omega.
Yoongi también lo estaba, emocionado y feliz.
Nada podía arruinar su momento.
Solo él mismo.
Pensar en que quizás no fue buena idea ayudarlo, que luego se fuera a arrepentir por hacerlo porque después no podrían regresar a lo que eran antes del sexo —corrección, hacer el amor.
Los gemidos de Hoseok aumentaron cuando se removió en la cama y no encontró al alfa a su lado. Inclinó su cuerpo y estiró sus brazos cuando lo vio en una esquina de la habitación.
Yoongi caminó despacio y fue al llamado del omega, que lo besó con desesperación cuando se juntaron y sin paciencia, se empaló. Le cabalgó como un experto en rodeo y trataba de meter más del miembro en su agujero.
—Cuidado —gimió. —Puedo vomitar.
Hoseok le gruñó enojado por no permitirle seguir con su penetración profunda.
—Alfa —advirtió mostrando sus dientes.
No le mordería, pero le indicaba que se iba a enojar si no le dejaba hacer lo que viniera en gana.
El animal seguía dominando la situación y en pequeñas ocasiones el humano ya decía más palabras, aquel era el indicativo de que el celo estaba menguando.
Entonces Yoongi tomó el miembro más pequeño que el suyo y lo masturbó con fuerza y con su mano libre, atrajo del cuello a Hoseok para besarlo. Embebió con gusto el orgasmo y suspiró aliviado de que ya no se moviera.
Juraba que se iba a vomitar si continuaba cabalgándolo.
—Nudo.
Hoseok le reclamaba que no sentía la inflamación en su culo.
—Ya va, déjame reposar y de ahí te anudo —le besó la nariz con cariño.
Para el medio día, Hoseok fue menos exigente por tener el pene del alfa en su culo. Descansaba más tiempo luego de cada orgasmo y de su culo taponado, mientras Yoongi se dedicaba a mirarlo.
Sabía que en pocas horas el encantamiento del celo se acabaría.
Y no quería que eso sucediera.
Por eso cuando tuvo las piernas de Hoseok encima de sus hombros, olió como las feromonas bajaban y así mismo el delicioso aroma a jazmín. Quizás faltaba una última ronda más antes de que el omega recuperara la conciencia y su lado humano tomara el control.
Su instinto le decía que lo muerda y poder lamer la sangre de la herida.
Y lo hizo.
No exactamente en donde debía ir la marca, sino, en el hombro.
No fue algo fuerte, una pequeña herida que sanaría en un par de días.
Y el lobo del alfa gruñó de excitación y embistió con fuerza el ano del omega, dominándolo por completo bajo su cuerpo.
Esta vez Hoseok ya tenía más momentos de lucidez y abrió su boca sin emitir sonido por la tan abrumadora y fantástica experiencia. El nudo fue algo que lo supo llegar a la gloria y eyaculó en medio de los dos, con su cuerpo temblando de placer.
Unos minutos después y acostados uno a lado del otro, miraban fijamente al techo e intentaban calmarse.
La realidad le llegó de golpe cuando el alfa le mordió —pequeñísima— y arremetió contra él, como un loco.
Sería mentir si dijera que no disfrutó.
¡Oh Dios!
Fue el mejor momento que sus recuerdos podían guardar.
Le dolía el cuerpo, en específico su cintura y trasero. Podía sentir los dedos del alfa agarrando parte de su piel y apretándolo para poder follarlo a gusto. Su ano palpitaba un poquito resentido por la fricción, pero que gracias a su lubricación natural, no le generó muchas molestias durante la penetración.
Su garganta estaba seca, su cuerpo empapado y su cabello muy enredado.
Alargó su mano en busca de una botella con agua, pero Yoongi se le adelantó y le tendió una ya abierta.
—Gracias —dijo enderezando su espalda para poder hidratarse.
Bebió la botella como un sediento salido de un desierto y eructó bajo al cubrirse con su brazo.
Frotando su rostro arrimó su espalda en el respaldar de la cama y observó la habitación.
Un caos total.
El desorden y aroma fuerte de sexo acumulado no le sorprendió.
Por el rabillo del ojo notó como Yoongi hizo el ademán de levantarse cuando él también lo hacía y lo detuvo.
—Solo iré al baño —contestó poniéndose de pie.
Caminó tambaleante y con un avance lento, como un bebé cuando empezaba a dar sus primeros pasos.
Al cerrar la puerta, pudo escuchar el aullido de su lobo por alejarse del alfa, más no hizo caso y se dispuso a asearse.
Tardó más de lo previsto, porque lo necesitaba. Refregó su cabello con abundante shampoo y de este no salió espuma, por lo que le tocó agarrar más en su mano y seguir untando en su cuero cabelludo.
Descubrió moretones en sus caderas, no eran enormes para su alivio, pero si los miraba a detalle, podía recordar los dedos de Yoongi ejerciendo fuerza y dejando huella en su piel.
Del otro lado de la puerta, estaba Yoongi muy nervioso.
Exactamente ansioso por sus sentimientos y lo que pasaría luego de ese fascinante encuentro. Con su lengua doblándose del dolor, no pudo callarse cuando vio salir a Hoseok del baño y decirle desesperado.
—Me gustas mucho.
¿Qué pasó aquí?
Lo siento, sé que me van a matar con la continuación de la historia, peroooo ya la tengo desarrollada, aunque sea en mi mente y ahora solo debo escribirla.
Un drama y una cabeza insegura.
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