08
Advertencias: Escenas sexuales explícitas
Los dedos curiosos de Hoseok subieron por el pecho del alfa y se avergonzaron al rozar uno de los pezones, pero no se detuvieron y continuaron su recorrido, tratando de evitar esas protuberancias duras y deseables.
La boca de Yoongi iba desde la mandíbula hasta la piel perlada que cubría la clavícula, acompañado de caricias en su rostro que llegaban a su cabello y enredaba sus dedos en las finas hebras rizadas.
La mano desocupada no perdió tiempo y llegó a la pierna desnuda del Omega, tocando la piel caliente y dura debido al trabajo que realizaba diario. El contacto exaltó al cuerpo perteneciente y vibró por entero, demostrando que le agradaba el toque.
Por otro lado, Hoseok no sabía dónde más podría llevar su mano libre, porque la otra estaba en el hombro del alfa, siendo apretada cuando se perdía en los momentos intensos, siendo esta su única ancla.
Y eso que recién empezamos
Pensó Yoongi con una sonrisa. Le gustaba lo receptivo que se encontraba Hoseok y lo bien que su cuerpo lo aceptaba. Aun sin haber penetración, sintió la tensión que envolvía sus cuerpos.
—Ahora voy a quitarme la bata. Puedes acomodarte mejor en la cama —habló en susurro.
Con la garganta seca, el cabello revuelto y los ojos brillosos, asintió. Se movió mirando embelesado cada movimiento del alfa y recayendo en el miembro ajeno.
Madre mía.
Relamió sus labios y abrió las piernas en un reflejo de emoción.
No era nada mentira el tamaño de la virilidad de los alfas.
Por eso había trabajado en su cuerpo con anticipación. Una dieta establecida para limpiarse bien, aparte de unos purgantes. Una última lavadita a conciencia y que el resultado fuera más cristalino que su pureza intacta.
Había oído ciertas anécdotas nada buenas de varios conocidos al momento del coito, que obviamente no quería que le sucediera.
Yoongi reptó hasta el cuerpo de Hoseok, sin apartar su mirada oscura de las pupilas dilatadas del Omega.
—Ahora voy a soltar feromonas de excitación, mientras empezaré a tocar tu ano —explicó.
Con toda la atención puesta en el cuerpo de Yoongi, no se percató del momento en que este había colocado ciertos envases y envolturas en un lado de la cama.
Con las piernas más abiertas, Hoseok le dio paso y elevó parte de sus caderas para facilitar el trabajo al alfa. Y eso que aún no desprendía ni una pizca de feromonas. Entonces sintió ese picor en su nariz, un aroma que lo hizo calentar y endurecer su miembro desnudo.
Observó como Yoongi se mostraba relajado untando una cantidad de lubricante en su mano. Como su mirada se oscureció más al mirar su ano, contemplándolo fascinado.
No pudo continuar observando, porque tuvo que cerrar los ojos al sentir la humedad fría en su entrada.
—Respira, tranquilo —pidió al tantear terreno virgen.
Se concentró en acariciar la zona sensible, sin permitirse aún en ingresar un dedo.
La habitación se encontraba inundada del fuerte aroma a madera con toques cítricos de la lima y ciertas notas dulces del jazmín.
—Si te llega a doler me avisas —habló, esperando respuesta por Hoseok que continuaba con los ojos cerrados como dos lápidas de concreto.
—¿Hoseok? —preguntó embriagado del aroma dulce.
El Omega pensó que Yoongi mucho hablaba y para hacerlo callar, tiró de su cuello y lo atrajo para besarlo.
Yoongi no demostró sorpresa, aceptando gustoso lo que Hoseok le daba. En ese instante aprovechó para insertar su dedo hasta al fondo. Eso no era lo que el alfa quería, aunque siendo honestos, lo deseaba desde hace mucho; sin embargo, no de esa manera siendo su primera vez.
La succión de su dedo fue violenta, que no hizo ningún ademán de oponerse a tal placer. Las paredes internas lo recibieron animadas, vibrando por el nuevo visitante de carne, aunque era pequeño, estaban muy complacidas.
Hoseok mordió el labio inferior de Yoongi al sentir el dedo dentro suyo y lo fue soltando lentamente en un jadeo al intentar tomar aire. Podría sentir palpitar dentro suyo y para poder continuar, colocó su mano en el hombro de Yoongi, apretándolo con fuerza.
Dejó que los segundos pasaran para que este pudiera adaptarse con su dedo dentro del culo y descendió besando su cuello y parte de su pecho.
Necesitaba que Hoseok empezara a lubricar y así todo sería más fácil, pero aún no activaba los puntos adecuados. Por eso y no porque haya perdido un momento el control, aumentó un segundo dedo.
A Hoseok no le dolía. Estaba muy estirado, dilatado y limpio, pero la intromisión de los dedos le causaba una sensación diferente.
Por unos segundos Hoseok pensó que había caído en un adormecimiento, porque dejó de sentir movimiento o besos, pero no. Yoongi estaba quieto mirándolo.
—Quiero probarte —jadeó muy cerca de sus labios.
No entendió lo que dijo y Yoongi tuvo que volver a hablar.
—Quiero probarte, lamerte y besarte… abajo —explicó sonriendo de manera atrevida.
¿Cómo se puede procesar aquellas palabras con dos dedos metidos por el culo?
Porque Hoseok no pudo.
—Si no te gusta me dices —se apresuró a decir por qué ya no soportaba más.
Hoseok dispuesto a responder que no sabía lo que supuestamente no le iba a gustar, no pudo hacerlo cuando sintió como todo su miembro fue absorbido por una húmeda y caliente boca.
Por la puta que te parió.
No le digo al Señor SeokJin, pero… aaah
Su cabeza se nubló, más de lo que ya estaba.
Yoongi continuó lamiendo cada parte de la piel delicada y bajó hasta donde sus dedos se hallaban alojados.
Con la cabeza muy estirada para atrás, hasta casi salir de su cuerpo, Hoseok no podía comparar ese placer con ningún otro.
Ni comer la comida más deliciosa.
Un momento de lucidez llegó a su cabeza, en todo ese mar de locura, jadeos y revoltijos en su estómago.
Habló, o bueno, murmuró entre gemidos y balbuceos.
—Quiero hacértelo —murmuró llevando sus manos a los hombros del alfa e intentar alejarlo.
No fue muy claro, pero Yoongi lo entendió a la primera.
Lo que Hoseok quería hacer.
Y Yoongi también lo quería.
Quería atragantar a Hoseok con su pene y eyacular abundante y espeso, para que luego este tragara todo y no quede ni una sola gota en su boca.
—Luego —respondió subiendo y tomando una almohada para acomodarla por debajo de las caderas de Hoseok.
Con agilidad rompió la envoltura del preservativo, rasgando con sus dientes y sin llevar a dañarlo y luego cubrió su miembro con el fino plástico flexible.
—Ahora vas a respirar profundamente —dijo abarcando el rostro de Hoseok con sus manos grandes.
El lobo de Yoongi arañaba por querer formar parte de la diversión y follar bien al Omega. Y aunque dominaba a la perfección a su animal, no sería nada bueno que la parte racional desapareciera y quedara solo el lobo.
Por eso se permitió en bajar la mirada y avanzó despacio, devorando esos ojos con una simple mirada, transmitiendo todo lo que sentía.
Lujuria, gozo, satisfacción y alegría. Todo en uno.
El ingreso fue despacio, que Hoseok jadeó perdiendo el aire en su boca y arqueando su cuerpo. No demoró mucho, porque el conducto se detectaba húmedo y viscoso, gracias al lubricante.
Y en ese momento, que sus bolas tocaron las nalgas delicadas de Hoseok, Yoongi expulsó feromonas mucho más intensas para provocar un revoltijo en el vientre del Omega.
El tiempo se detuvo y como por arte de magia, Hoseok lubricó.
Lo que sucedió en realidad es que las feromonas de excitación del alfa golpearon su sensible olfato y ayudaron a desestabilizarlo, ocasionando que su interior explotara no logrando aguantar más.
Fluidos empezaron a salir de su entrada, goteando y humedeciendo sus nalgas y parte de sus piernas.
Esto arrebató los sentidos del alfa, que se cernió sobre el cuerpo más grande que el suyo y empezó a penetrar.
La situación no se salía de control, aún no.
Ahora si la cabeza de Hoseok explotaría.
Justo eso era lo que quería.
Que explotara y le saliera otra para seguir perdiéndola en cada embestida intensa que se encargaba de dar Yoongi.
Como si se tratara de un sueño, Hoseok solo se veía capaz de gemir y respirar al mismo tiempo.
Fue intenso, en una posición donde sus piernas reposaron en los hombros del alfa, y este continuó sin parar.
La sabana estaba húmeda, el ambiente caliente y cargada de olores fuertes, picantes y salados. Sus aromas se hallaban en el punto más ardiente del encuentro y sus cuerpos sudados sensibles ante cualquier contacto.
Todo iba genial.
No se podía definir solo como sexo.
Tampoco follar
Estaban haciendo el amor con pasión.
Y eso le gustó a Yoongi.
Tanto, que su lobo gruñó mostrando sus dientes y no cedió en sus movimientos de cadera.
También a Hoseok, que jamás pensó que todo eso se podía llegar a sentir en un encuentro sexual.
Pero había un pero.
Uno muy importante.
No hablaron sobre el nudo.
Y que dolería si continuaba con el preservativo puesto.
Por eso agarró de uno de los costados y lo fue jalando cuando la embestida iba a empezar, con el miembro fuera del agujero de Hoseok, el alfa pudo deshacerse por completo del plástico y seguir con sus penetraciones.
Y Yoongi sentía subir su semen por el fino conducto y querer salir, sabiendo que luego de eso llegaría el nudo. Entonces, le preguntó, en toda esa locura de sus cuerpos.
—¿Quieres el nu-nudo? —con la voz entrecortada y grave a causa de los gruñidos y gemidos —. Hoseok, responde —insistió un poco desesperado.
El aludido abrió los ojos, aturdido por los movimientos del alfa.
¿Qué demonios le estaba preguntando en un momento tan importante como ese?
—Cállate y sigue —bramó.
Ese no era Hoseok. Era su lobo.
Que había salido a flote por toda la excitación y placer que sentía.
Y de tal manera, quien respondió fue el lobo de Yoongi rugiendo y mostrando sus dientes para no parar de empotrarlo, llenándolo con su semen caliente. En una completa locura y con sus ojos en blanco, sintieron como el nudo se formaba en el interior de Hoseok y este ni se inmutó debido a la carga de feromonas que lo elevaban cuál narcótico.
Por instinto, Yoongi buscó el cuello del Omega y lo olisqueó.
No hizo más, porque no tuvo la intención de marcarlo. Su lobo estaba sumido en una calma con el nudo a flote, que lo dejó pasar.
No movió ni un musculo de su cuerpo, únicamente se dedicó a respirar y mirar a Hoseok.
La imagen era difícil de olvidar.
Cabello revuelto, mirada desenfocada y observando a la nada, piel perlada de sudor, respiración agitada y unos cuantos besos intensos por el cuello.
Quería dedicarle palabras bonitas, que fue el mejor encuentro que jamás había tenido, que nunca se sintió así. Su corazón le gritaba que fuera honesto y lo dijera, pero en el momento que se hallaban, sería tomado de una manera inadecuada.
—¿Te gustó? —murmuró, olfateando y haciendo cosquillas en su cuello y oreja, que Hoseok salió del trance donde se hallaba.
Acaso se había convertido en una especie que no captaba lo que le preguntaban, porque otra vez tuvo que procesar lo dicho por Yoongi.
—Encantó… maravilloso —tomó aire y continuó —. Fascinante —dijo con esfuerzo, pero con honestidad.
—Me alegro, también quedé encantado —confesó.
Solo diré que el drama viene cerca.
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