02

La mezcla de distintos aromas lo empezaron a marear y eso lo mantuvo un poco aturdido; por eso el beta conversaba con él.

Los conocidos en su área de trabajo charlaban con otras personas que Hoseok no conocía muy bien o simplemente no había tratado.

La sonrisa que le brindó Yoongi lo hizo poner más nervioso. No es que el alfa fuera desagradable, todo lo contrario, muchos omegas —hombres o mujeres— suspiraban por el alfa y otros por su dinero.

—Encantado de conocerte —comentó Yoongi.

Si hubieran estado en otra época, el alfa hubiera besado el dorso de la mano de Hoseok mientras le decía con vocabulario rimbombante lo espectacular de su presencia y belleza.

Pero en la actualidad, eso ya no pasaba. Algunas veces los saludos eran con un ligero apretón de mano, solo que en este caso, Hoseok no quería saludar de esa manera, ya que se podrían dar cuenta de las asperezas de su piel.

Una de sus tantas inseguridades de omega.

Un poco incómodo por no tener conocimiento de la conversación, Hoseok escuchó al alfa y beta sin interrumpir mientras admiraba los detalles en la decoración.

No era alguien que se dejaba impresionar con facilidad, pero debía aceptar que la persona encargada de la organización y decoración, hizo un excelente trabajo.

Sumido en sus pensamientos o simplemente jugando con sus dedos, se entretuvo unos segundos más, porque el anfitrión apareció junto con su esposo.

Los aplausos no faltaron y ellos bajaron las escaleras saludando a los invitados.

Una pareja espectacular, que exudaba amor.

Entonces Jimin se retiró para saludar a unos colegas, dejando a su amigo con el alfa. Y como Yoongi era un hombre directo, no perdió el tiempo en pedir el número del omega.

Este no le respondió rápido porque seguía procesando la pregunta.

¿Usted está coqueteando conmigo?

Fue la pregunta que se le vino a la cabeza cuando el alfa insistió en obtener su número.

Un tanto indeciso, le preguntó cómo para qué quería su número.

—Para conocernos, por el momento —le respondió. —No voy a negar que me interesas, eres muy hermoso y por eso quiero poder saber más de ti.

Hoseok se lo pensó, el hijo de sus jefes interesado en él.

No se escuchaba nada bien.

Y cuando su respuesta iba a ser un no rotundo, Yoongi le brindó una mirada suplicante.

Reconoció que el alfa tenía recursos y los utilizaba a su favor, por eso aceptó.

Tecleó el número dictado y le enseñó como lo guardaba.

Había varios invitados que los miraban y otros que intentaban escuchar la conversación. Luego Hoseok dictó el suyo y una llamada entrante del contacto recién guardado apareció en su pantalla.

—Ya tengo número —sonrió satisfecho. —¿No hay problema si te escribo algún día?

Para Hoseok no existía un problema como tal, no era como si el alfa le desagradara. Todo lo contrario, y por eso no quería una relación de amistad entre ellos.

Se notaba el interés en el alfa por él, que su cortejo era simple, pero directo.

Y luego que pasaría, de la amistad seguirían las citas, luego la declaración, los besos, formalizar y llegarían a un punto donde sería formar una familia.

Hoseok no podía darle eso.

Aunque era muy exagerado imaginar todo eso a los pocos minutos de conocerse, pero en la mente del omega, nada bueno pintaba si le daba alas a Yoongi.

Se dijo a sí mismo que sí recibía algún mensaje o llamada por parte del alfa, la ignoraría. Él no estaba en el molde de omegas que solían gustarle a Yoongi, porque ya era muy conocido los gustos del alfa y su manera de pensar.

Negó como respuesta e hizo como si no importara que estuvieran en contacto.

Y para dar finalizada la conversación, la pareja de esposos, Jeon, se acercaba saludando a sus invitados.

Yoongi tuvo que disculparse y acompañar a sus progenitores, despidiéndose del omega y aspirando su aroma antes de alejarse.

Hoseok solo esperaba que Jimin no emborrachara demasiado y no llegar como muerto en vida a casa.

 

Un mensaje llegó cuando soñaba que ganaba un carro precioso y enojado por romper su emocionante sueño, buscó el dichoso aparato para ver de quién se trataba.

El remitente era Yoongi.

Buenos días, Hoseok

Un simple mensaje de saludo casi le había provocado un infarto por la impresión.

Yoongi iba con todo.

Recordó que se prometió ignorarlo y así fue.

Yoongi comprendió que no sería tan fácil conquistar al Omega y eso lo hizo interesarse más en él. No desistió y su entereza continuaba intacta y atenta a la espera de una pronta respuesta.

Cada día llegó un mensaje saludando a Hoseok, deseándole un buen día y cosas así. Lo leyó, por ser el primero, los siguientes ya no tuvieron la misma suerte.

El omega ni los leía, solo archivó el chat y cada día notaba como aumentaban los mensajes.

Y un día, un poco antes de levantarse para su jornada, su celular sonó.

Era una llamada.

Tanteó con la mano buscando el celular y poder contestar la llamada.

No lo juzguen, estaba aún dormido y sus neuronas no conectaban.

—Hola, Hoseok.

La voz gruesa y rasposa de Yoongi le erizó la piel, ocasionado que su lobo despertara emocionado y moviendo la cola.

Qué terrible problema.

El animal no había reaccionado antes de esa manera, pero cuando llegaron a casa y tenían un ligero aroma al alfa, su lobo se emocionó.

—Estaba viendo tu foto y te marqué sin darme cuenta.

Eso era verdad, se había levantado mucho antes de que su alarma sonara y lo primero que hizo fue mirar la foto de Hoseok que tenía en la aplicación que le escribía.

—Si te incomoda que te mande mensajes, yo dejaré de hacerlo, mi intención no era incomodar.

El estómago de Hoseok se removió, porque los mensajes del alfa lograban animarlo durante el día, aunque no los abriera.

—No… hay problema —murmuró —. He estado un poco ocupado —mintió.

El suspiro de alivio que soltó el alfa hizo darse cuenta de la tensión que se había quitado de los hombros. Yoongi en serio pensaba que incomodaba y hasta se prometió —que si no contestaba un nuevo mensaje más—, dejar de escribirle.

Él detestaba a los alfas intensos y hostigadores, aunque en realidad ese lado salió a flote cuando conoció a Hoseok.

—Ten un día, porque bueno estás tú.

Se mordió la lengua luego de decir ese piropo que lo había visto en Internet.

Moría por ver la reacción del omega. Hasta se imaginaba que el rostro de Hoseok se cubría de rojo, con sus mejillas coloradas y perladas.

Solo escuchó como el Omega tosía por la impresión o eso se imaginaba.

—Cuídate.

Y colgó.

Dejando a Hoseok ahogándose con su saliva, por lo que le dijo tan temprano.

 


Desde que había llamado por equivocación al omega, Yoongi estaba eufórico. Esa tarde quería invitar a Hoseok a salir y poder darse la oportunidad de conocerse un poco.

Le llamaba la atención, le atraía físicamente porque era como los omegas que le gustaban y su lobo estaba contento, quizás un poco desesperado por poder tener contacto con el omega.

Su tiempo libre estaría ausente la semana siguiente y por eso quiso apresurarse a invitarlo, sin embargo, lo pensó mejor y prefirió hacerlo para después y no verse tan intenso.

Cuando llegó la semana llena de trabajo, le tocó supervisar una nueva zona de excavación, ya que había estado ocupado en reuniones con inversionistas y contratando personal de seguridad capacitado los días anteriores.

Asistió con los ingenieros y con papeles en mano de los estudios en la roca, verificaban por donde sería la entrada a la mina. Le tomó todo el día desocuparse y cuando creyó que estaba agotado, todo cambió cuando pensó en Hoseok.

Sus pensamientos anteriores de eliminar esa intensidad en su personalidad se esfumaron cuando llegó a su casa.

Buscar a Park no era señal de bajarle a su arrebato.

La información que le brindó fue escuchada con mucha atención por el alfa y menos mal Jimin era beta y no podía oler el fuerte aroma de Yoongi soltaba.

El beta le comentó que vivían juntos, pero que llegaba ya entrada la noche a casa.

Entonces Yoongi se dispuso a esperarlo cerca.

Menos mal había aclarado que veía mal a los alfas intensos.

Cuando Hoseok llegó agotado y con la misma ropa que había salido en la mañana, no visualizó encontrarse al alfa cerca de la casa, esperándolo. Sus pies quisieron dar vuelta, pero fue muy tarde cuando Yoongi alzó el rostro y lo vio.

—Hola Hoseok —caminó acercándose al omega —. Yo estaba esperándote para poder invitarte a salir un momento.

Y así de directo era Yoongi.

—Al lugar que tú quieras —dijo rápidamente —. Podemos ir a comer.

—Estoy muy cansado para salir —comentó masajeando su cuello.

Evitaba la mirada de Yoongi, porque como buen conquistador que era, le lanzaría una mirada que de seguro le iba a hacer flaquear.

Y lo fue.

Hoseok suspiró cansado.

—Podemos hacer algo en casa o pedir comida —propuso Hoseok.

Una hora después, Hoseok servía un poco de espagueti, con salsa de queso y albóndigas. Además de arroz y una ensalada que hizo a último minuto.

Yoongi se sorprendió por toda la comida que tenían para ellos, teniendo en cuenta que la porción del beta estaba guardada en el horno.

Comieron conversando de sus gustos en la comida, manías y costumbres, donde Hoseok daba respuestas vagas, pero tampoco demostraba desinterés.

Hasta que llegó el tema del trabajo.

—¿En qué trabajas Hoseok?

Hoseok revolvió los últimos fideos en su plato y alargó el tiempo de respuesta.

En algún momento se enteraría, porque prácticamente e indirectamente Yoongi también era su jefe.

—Yo… lamento por ser tan entrometido —se disculpó Yoongi cuando no obtuvo respuesta.

Aunque si lo intentaba, podía saber el lugar de trabajo del omega en un simple chasquido de dedos, por las influencias de sus padres.

Hoseok sonrió con una mueca y no volvieron a retomar el tema.

Le comentó como llegó a esa ciudad cuando antes vivió en un pueblo lejano, también sobre su amistad con Jimin y la estrecha relación de sus progenitores.

Gracias por leer ♡

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