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— ¿Crees que estos le gusten?

  Tus orbes se apartaron de la sección de películas para observar como es que la persona frente a ti mantenía un bolso de mano en color vino, con una enorme sonrisa. Una hermosa sonrisa que considerabas una de las más relucientes y brillantes.

— Quizás.

  Apártaste la mirada de tu compañero, debido a que si tus orbes volvían a ver en su rostro no controlarias más tus impulsos de querer probar sus tentadores labios rosados, de tomarlo entre tus brazos para que él nunca se apartará de tu lado.

— ¿En serio?— agregó el de cabellos verdes con más confianza.

— Claro, si el regalo fuera para Mina.

  Una pequeña sonrisa sobresalió de tus labios cuando terminaste aquellas palabras, lo que provocó el disgusto del joven, quien bajo la mirada hacia aquel bolso de mano que mantenía en sus manos. Una vez hecho eso relamió sus labios con descontento, tratando de pensar con claridad que otra cosa les agradaba a las mujeres, claro que no lo logró por lo que nuevamente subió la mirada hacia ti con esperanza.

— No es gracioso (T/N)— declaró—. No sé que puedo regalarle a Uraraka.

  Una pequeña punzada atacó tu pecho casi sin avisar por lo que bajaste tu mirada con una sonrisa convincente, sus palabras eran demasiado tiernas y sus acciones también, pero no podías evitar sentirte abrumada con sus palabras pero, él es tu mejor amigo y necesitaba ayuda.

— Midoriya ¿Por qué simplemente la invitas a salir?

  La pregunta tomó por sorpresa al de cabellos verdes, donde en su rostro comenzaba a dar indicios de un leve rubor en sus mejillas, por lo que terminó por bajar su mirada con vergüenza. Sin embargo no había encontrado una respuesta coherente ante tu cuestionamiento, él quería acercarse a Uraraka y tratar de ensamblar una conversación sin nadie a sus alrededores, pero nunca pensó en algo así.

  Ante el silencio de tu compañero presionaste tus labios, lo que significaba que posiblemente estuviera reconsiderando, aunque causará un gran malestar en ti no podías hacer nada al respecto.

— ¡Es una excelente idea!— el mencionado se acercó a ti de un movimiento, colocando sus brazos a tu alrededor con cariño—. Muchas gracias (T/N).

  Cuando sus cuerpos estaban a escasos metros tus mejillas estaban a punto de calentarse pero tuviste que evitarlo, no querías quedar expuesta ante él por un pequeño gesto improvisado, no te gustaba tener que evitarlo.

— No te preocupes, que para eso están los amigos— una carismática sonrisa apareció por tu rostro, tratando de retirar todos los pensamientos negativos.

  No podías hacer nada contra Uraraka, ella era una amiga cercana de igual forma y el corazón de Midoriya la había elegido a ella, por lo que aún sin dar pelea ella ya había ganado.

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— Sabes muy bien que esto no te ayudará mucho.

  Una joven de cabellos azabaches cortos se mantenía junto a ti con un semblante decaído, el tener que estar dándole consejos de amor a alguien al que amabas demasiado no era una muy buena idea, en especial si esos consejos eran para una fémina que también era tu amiga. Jirou tenía un pequeño presentimiento de que algo malo sucedería contigo, debido a que desde que se enteró que estaba buscándote para consejos de amor se temía lo peor.

  Algunos jóvenes de la preparatoria UA, sabían que a Midoriya le atraía una fémina de cabellos castaños y cortos, con un ligero rubor en sus mejillas. Tu fuiste la primera en saberlo, debido a que Midoriya tenía una gran confianza sobre ti todo gracias a que ambos estaban en la escuela primaria.

  Cuando escuchaste aquellas palabras amargas saliendo de sus labios, sentiste como fue que un balde de agua fría te devolvió a la realidad en un instante, pero sobre todo lograste sonreír, tratando de transmitirle con aquel gesto que estabas apoyándolo plenamente.

— Lo sé— suspiraste resignación—. Es mi mejor amigo, que tenga interés en él, no significa que dejaré de apoyarlo en sus decisiones.

— Eres muy valiente (T/N)— admitió Jirou—. Porque yo nunca podría hacer lo que tu hacer.

— Solamente trato de vivir la realidad Jirou— murmuraste para después morder tu labio y desviar la mirada hacia otra dirección—. Yo jamás podré ser nada más que su amiga, solo eso y esta bien.

  Lo mismo querías preguntarte a ti misma, podías dejar de hablar con Midoriya y quizás solo así tu herida en el corazón podría sanar sin problema, pero no. Estabas allí lo que hacía cada vez más difícil el hecho de que logres tener una recuperación rápida y menos dolorosa.

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— ¡Hola (T/N)!

  Tiraste la mirada una vez que lograste reconocer su voz, por lo que una pequeña sonrisa se asomó por tu rostro, Midoriya quizás no se percataba de tus sentimientos pero, cualquiera se daría cuenta de que una vez que observas su rostro y cada parte de él, al instante un brillo característico se hacia presente en tus orbes.

— Hola— apártaste la mirada del joven de cabellos verdes, quien se percató de tu acción.

— Quiero agradecerte por el consejo de la otra vez, Uraraka y yo nos tomamos de la mano— los orbes de Midoriya irradiaba un sentimiento cálido y lleno de amor, cosa que representaba lo que sentía en ese momento—. Me dijo que aceptaría tener otra cita conmigo.

— Eso es genial.

  No querías sentirte de esa manera cuando aquellas palabras sin querer,  habían atravesado tu corazón como si se tratara de un cuchillo filoso entrando y saliendo en cada palabra, lamentablemente el sonido de tu voz se había escuchado desanimado y un poco triste, cosa que llamó aun más la atención de Midoriya.

— ¿Estás bien?— el tono de voz del joven había cambiado drásticamente—. Sabes que puedes confiar en mí.

  Presionaste tus labios, como si de esa manera esperaras que tus palabras no salieran de tus labios. Midoriya era una persona digna de admirar y te gustaba el hecho de que podías confiar en él a ciegas, no obstante aquella confianza podría delatarte en cualquier momento.

— Estoy bien, gracias— le diste una pequeña sonrisa—. Solo que estoy un poco resfriada, eso es todo.

  Los orbes del joven recorrieron tu cuerpo con una notoria preocupación, cosa que conmovió tu ser pero no tanto como para seguir estando allí. Tu nariz comenzaba a darte comezón, no querías derramar lágrimas frente a la persona que siempre te apoyó en cada momento, alguien que siempre te brindo una enorme sonrisa cuando más lo necesitabas.

— ¿En serio?— él de cabellos verdes se acercó a ti rápidamente—. ¿Quieres que vayamos a la enfermería?

— No te preocupes— le restaste importancia—. Voy a ir a buscar un cuaderno.

— Pero (T/N)...

  Tus pies se movían tan rápido como tus palabras por lo que Midoriya no logró editar detenerte a tiempo, sino que ahora sólo estaba observándo tu silueta alejarse rápidamente y sin ninguna explicación más. Al instante te habías dado cuenta de que aquella había sido la excusa más falsa que nunca hayas hecho, fue lo único que podías hacer al respecto, así que presionaste tus nudillos con fuerza tomando el candado de tu casillero.

— ¿Por qué no es tan sencillo?— murmuraste en un tono audible.

  Un joven de cabellos rubia había presenciado aquella escena en completo silencio, manteniéndose frente a su casillero él cual estaba a lado del tuyo. Aquella persona sabía con exactitud por lo que estabas pasando solo que no entendia porque solo hablabas con el de cabellos verdes. Para él, tu eras como libro abierto, cualquiera podría darse cuenta de la forma en la que observaba a Midoriya.

— Eres una completa idiota por no decir lo que sientes— escupió Bakugou sin más, provocando que un escalofrío atacara tu cuello.

  Estabas al borde de las lágrimas y aquellas palabras lograron afectarte aún más de lo que estabas, era más fácil decirlo que hacerlo y ahora no podías hacer mucho ya que estarías propensa a un rechazo.

— ¿Y a ti que te importa?— formulaste con gran cólera, mientras que tus ojos estaban al borde de las lágrimas por la frustración.

  Al instante un estruendo sonido se generó después que tu mano se impactara contra la puerta de tu casillero, golpeándolo con enorme molestia, sus palabras tuvieron un gran efecto en ti porque sabía que era cierto, no podías hacerlo porque eras una cobarde. Pero ¿que más podrías hacer? No simplemente todo sería como uno querías y por lo tanto había que afrontar la realidad, cosa que tú estabas haciendo.

  Midoriya y tú se conocieron desde que eran pequeños junto a Bakugou, pero a diferencia de la relación que ambos tuvieron, tú siempre estuviste junto al de cabellos verdes apoyándolo a ser un héroe y viceversa, ambos siempre se mantenían juntos pensando en los buenos héroes que podrían ser en el futuro.

  La realidad con frecuencia suele ser demasiado dolorosa.

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(T/N) no puedes seguir haciendo esto. No importa cuantos años llevan teniendo una amistad pero, la que va a salir herida vas a ser tu y solo te vas a hacer más daño teniendo que verlo todos los días. 》

  Bajaste la mirada una vez que la palabras de Jirou tenían efecto en ti, ella tenía la razón debias de comprender que así como un comienzo también existe un final y debías de terminar toda relación con Midoriya, no podías seguir aferrándose a algo que te hace demasiado daño mentalmente.

— ¡(T/N)!

  Subiste la mirada encontrando aquellos orbes que considerabas hermosos, un tono de color que se veía perfecto en él, aquellos ojos te buscaban con enorme preocupación y malestar. Por lo que tiraste la mirada, tratando de evadirlo como lo habías hecho durante esta semana y media.

  Comenzaste a evitar a Midoriya una vez que tus sentimientos comenzaban a hacerse más fuertes, era una completa pena que no lograras superarlo cuando era tu amigo y es que cada vez que tus orbes se juntaban con los suyos, sentías como es que el tiempo a su alrededor se alentaba y no querías eso.

— He estado muy preocupado por ti— admitió una vez que se detuvo frente a ti.

— Lo lamento— te disculpaste en un tono de voz frívolo, tanto que generó que Midoriya se estremeciera.

  Una vez que estabas dispuesta a seguir caminando en dirección hacia tu hogar pero, su mano en tu antebrazo lo había impedido.

— ¿Qué sucede?— preguntó con amargura—. No sé que tuvo que pasar para que no volvieras a hablar, yo extraño hablar contigo.

— Solo quiero estar sola...— le pediste entre dientes.

— No es una excusa— te interrumpió—. Nos conocemos desde hace años y se que me estas ocultando algo.

  Presionaste tus nudillos con fuerza, tanto así que estos se colocaron en un tono blanquecino.

— Si me conoces, deberías de saberlo.

— Es que no es así de sencillo.

— ¡Pues inténtalo! ¿¡No lo hiciste con Uraraka?!

— ¿Qué tiene que ver ella en esto— cuestionó sin comprender.

— Es por eso que estoy asi— diste una gran bocanada de aire, tendrías que decirlo algún día y ahora mismo estabas segura de hacerlo—. ¡Todo es por ella! ¿Cómo puedo pensar tranquila, si se que ella está con la persona de la que me enamore?

— ¿Qué?

  Pequeñas lágrimas caían por tus mejillas a grandes cantidades, de las cuales estaban coloreadas de un tono rojizo debido a la exaltación. Midoriya se mantenía en un estado sorprendido debido a lo que había escuchado, por lo que se acercó a ti a paso lento.

— Uraraka y yo, terminamos.

  Sus palabras lograron sorprenderte.

— Nos dimos cuenta de que lo que nos unió solo fue una pequeña chispa que tan rápido como se encendió, se terminó apagando.

— Y eso que tiene que...

  Midoriya alzó su mano tratando de pedir que guardaras silencio.

— Estaba sintiendo algo cálido en mi pecho y no sabía cómo expresarlo, pero había aclarado algo y es que no era con Uraraka.

  Tomó tu mano con suavidad.

— Me di cuenta de que en verdad estaba enamorado, pero la chica de la que me enamoré no estaba allí. Porque esa chica eres tú (T/N). Me costó aceptar que fuiste tú después de tanto tiempo y me di cuenta porque extrañaba todo de ti, tus consejos, tu apoyo, tu voz, tu cabello. Lamento no decírtelo.

— ¿Cómo esperas a que me tome esto?— te alejaste un poco—. Estuve sufriendo demasiado para aceptar esto así, como así.

— De verdad que no esperaba tu confesión— afirmó—. Pero si hace falta, trataré de conquistar tu corazón de nuevo, porque yo quiero hacerte feliz.

  Tu corazón comenzó a acelerarse después de sus emotivas palabras, por lo que tus manos se movieron hasta enredarlas en su cintura, en un cálido abrazo el cual fue correspondido.

  No haría falta que tratara de enamorsrte de nuevo, porque nunca dejarías de amarlo.

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