Final.
Siempre había soñado con este día desde que era un adolescente leyendo su primera novela de amor. Desde que descubrió lo lindo que el amor lograba ser, desde las primeras mariposas en su estómago e incluso después de su primer corazón roto. Ahora estaba a tan solo minutos de cumplir aquel anhelo desde que descubrió lo placentero que era el amor de verdad.
Se miraba al espejo con una sonrisa mientras aún terminaban con los retoques en su maquillaje y en las flores que iban alrededor de su velo. Cuando todo estuvo acabado se levantó del pequeño buro para mirarse con mejor claridad, viendo el encaje de su atuendo, viendo las suaves sombras sobre sus párpados. Sintiendo que la felicidad crecía dentro de él. Ya estaba listo para ir a cumplir uno de los grandes anhelos que había tenido desde que descubrió que estaba enamorado de Jungkook.
Recordando aquello, no pudo no sonrojarse al recordar aquel día caótico en el que estuvo paseando por todo el departamento de Yoongi mientras trataba de resolver los sentimientos que comenzaba a descubrir. Se sonrojaba de tan solo recordar el como le había confesado a Jungkook que estaba enamorado de él, incluso podría volver a saltar al recordar la respuesta de Jungkook, "también estoy enamorado de ti, Jimin", lo podía escuchar claramente cerca de su oído, como si una vez mas Jungkook le susurrara al oído.
—Pero mírate, estas precioso. —Escucho a sus espaldas, viendo a su madre entrar por la puerta junto a su padre. —Mi Minnie, te ves tan hermoso.
—Gracias mamá. —Sonrió tímido.
—Mi hijo. —Hablo su padre, yendo hacia él para sostenerlo de las mejillas, admirando de más cerca la felicidad de Jimin. —Te ves tan feliz y precioso.
—Gracias. —Volvió a sonreír, tomando las manos de su padre contra las suyas.
—Me pone tan sentimental verte de blanco, es como si ayer te estuviese cambiando los pañales. —Volvió a hablar su madre, acariciando la mejilla izquierda de su hijo. —Y ahora, te nos casas.
—El tiempo pasa volando. —Habló su padre, con una sonrisa sobre los labios y los ojos cristalinos. —Ayer jugabas en el patio con tus autitos que solía comprarte, ahora te tendré que llevar al altar para que unas tu vida con la persona que te mantiene así de feliz. Mi Minnie, la felicidad en tus ojos nos hace tan dichosos a tu madre y a mí.
Jimin no pudo evitar ponerse sentimental por las palabras dichas por su padre. La fragilidad del tiempo que un día lo mantenía solo y ahora con el compañero de su vida.
Su madre fue hacia la cama de Jimin para tomar el velo que cubriría a su hijo, llevándolo sobre la cabeza del omega y siendo acomodado por las flores de los costados de la tela, sonriendo al verlo con el atuendo completo.
Jimin giro en su lugar para mostrarles a sus padres todo el atuendo y como lo lucía. Se veía verdaderamente precioso, con aquella fina tela blanca cubriéndole el cuerpo, con el cuello de encaje que lograba mostrar la marca que Jungkook había dejado en la piel y las mangas voladas, la buena costura de los pantalones y el tan fino acabado. Aunque la mayor atracción de ver al omega; era sus ojos brillantes llenos de amor y felicidad, dejaban en segundo lugar su tan delicado atuendo.
—Wow. —Se escuchó venir desde la puerta, la familia volteo encontrándose con los amigos de Jimin. Taehyung quien había dicho la pequeña sorpresa mientras lo miraba con una sonrisa. —Te ves bellísimo.
—Ya me lo han dicho. —Sonrió.
—Pues te lo tienen que decir todo el tiempo, porque wow. —Hablo Soojin entrando a la habitación para colocarse frente a Jimin. —¿Ansioso?
—Un poco.
—Mamá y papá, díganle a Jimin que no esté ansioso que ya está a minutos de ver a su amado en el altar. —Dijo Soojin.
Con un par de risas y con más pares de halagos ya estaban listos para subir a la limusina que los llevaría al lugar donde las promesas se volverían un lazo fuerte.
Por otro lado, Jungkook se encontraba frente a su madre quien amarraba su corbata. Lo hacía de forma prolija como a él le gustaba, ella suspiro un momento y sonrió cuando lo finalizó. Con una sonrisa enorme vio a su hijo a los ojos y lo abrazó.
—Te ves muy guapo. —Susurro.
—Gracias, mamá. —Sonrió acariciando la espalda de su madre.
—Lamento ponerme antes de tiempo sentimental, pero me llena de mucha alegría que hayas encontrado a tu compañero de vida, que ames tanto a alguien que se refleje en tus ojos, hijo. —Dijo soltando unas cuantas lágrimas y limpiándolas rápidamente, sin arruinar su maquillaje. —Estoy tan feliz de que vayas a pasar el resto de tu vida con alguien que amas y te hace feliz. Es lo que te mereces, después de todo. Alguien te ama con todo su corazón, a pesar de todo lo que dijeron los demás, y eso me hace muy feliz. Mi Jungkook.
Jungkook tomó las manos de su madre y les dio un beso, sonriéndole, diciéndole gracias con su sonrisa y sus ojos, diciendo mucho en silencio; como siempre solía hacer.
Su madre limpio las escurridizas lágrimas de sus mejillas, se puso al lado de su hijo para mirarlo al espejo. El tiempo pasaba demasiado rápido. Le dio un beso en la mejilla y tomándolo de la mano ambos se dirigieron hacia la limusina que los llevaría a ellos. Ya todos estaban dentro esperándolos. Se les hacía tarde.
Jungkook soltó una bocanada de aire al cerrar la puerta, el jardín en donde llevarían a cabo su boda estaba más cerca que lejos, al recordar aquello escuchó cómo su corazón comenzó a palpitar como loco; curioso y ansioso por ver a Jimin.
A su precioso futuro esposo, pensaba en cómo se vería, como le quedaría el blanco y un velo en él; sonrió ante el pensamiento, Jimin seguro se vería demasiado bello, como siempre. Con aquellos cabellos rubios, con aquellos ojos risueños, con esas mejillas sonrosadas y aquella sonrisa de ensueño. El simple pensamiento de Jimin, lo calmó.
Siempre era así.
Y más temprano que tarde, la limusina se estaciono en la puerta del lujoso jardín. Pudo ver por la ventana que ya todos los invitados se encontraban dentro, ansioso por ver a los novios. Jungkook soltó una bocanada de aire antes de abrir la puerta de la limusina, saliendo de esta a toparse con el buen clima. Fue seguido por sus padres y amigos, su madre le tomó del brazo para que así entraran al pequeño altar que se había armado en el jardín.
El lugar era de ensueño, lleno de flores, lleno de adornos bellos y finas sedas que cubrían las sillas. Tal y como Jimin había deseado, con flores de todos los colores que acompañaban en el pasillo hasta llegar al altar.
—He aquí estamos. —Susurro su madre. —Iré a sentarme mientras tú esperas a Jimin.
Jungkook asintió, sonriéndole a su madre y está pellizcando una de las mejillas de su hijo.
—Creí que Jimin te estaría esperando a ti, nos tardamos mucho. —Susurro Seokjin a su lado.
—Nosotros estábamos en la ciudad y Jimin fuera de ella, es obvio que tardará un poco.
Seokjin asintió sonriendo, ya no diciendo nada por compasión a los claros nervios que se veían en Jungkook.
El alfa se mantuvo concentrado en la decoración, en las distintas coloridas flores que estaban por aquí y por allá, se concentró en los invitados que le miraban con una sonrisa, en sus padres que le habían tomado una foto en imprevisto, en el juez a su detrás que tomaba de su vaso de agua. Sin darse cuenta que los amigos de Jimin ya se habían puesto en sus lugares, distraído en las flores.
Hasta que vio una limusina llegar.
Hasta que lo vio a él bajar de esta.
Encontrándose con los ojos de su omega a través del velo, con la sonrisilla que podía notar en su rostro.
Escuchando el sonido de la orquesta sonar por la presencia de Jimin quien venía acompañado del brazo de su padre, con un ramo de flores en sus manos y viendo directamente hacia Jungkook. Al ver a su prometido caminar por el pasillo de flores, sintió como los ángeles cantaban a su alrededor, se sentía en el paraíso al verlo venir hacia él vestido de blanco.
Todos se habían parado ante la presencia de Jimin, todos comenzaron a sonreír al verlo tan feliz caminar del brazo de su padre, se sentía el amor en el aire, todos se sentían rodeados del amor que la joven pareja transmitía.
El camino de flores dio su fin cuando encararon a Jungkook.
—Sigue haciendo así de feliz a mi hijo, Jungkook. —Susurro el padre de Jimin al soltar el brazo de su hijo, dándole un beso en la frente y entregándole su mano al alfa frente a ellos.
—Téngalo por seguro, Senior. —Dijo, solo que sin quitar los ojos de encima de Jimin, sonriéndole cual el enamorado que era.
Cuando sostuvo la mano de Jimin, al sentir la suavidad de esta, una vez más se sintió en el cielo.
Aun mirándolo a través del velo, se lo quitó suavemente; lo primero que vio al hacerlo fueron los ojos brillosos de Jimin, acompañado de su sonrisita tan soñadora. Se sonrieron por segundos, tomados de la mano se voltearon para ver al juez y así comenzar la ceremonia.
—Te ves precioso. —Susurro Jungkook.
—Tu también. —Susurro de vuelta Jimin.
Escuchando las palabras del juez, apretando sus manos mientras se tenían lado a lado, sosteniéndose esperando a las palabras exactas que comenzarán todo.
Y no pudieron evitar pensar en la primera vez que se conocieron, en aquel pasillo entre el llanto de Jimin, pensaron en que en ese momento jamás se imaginaron estar sosteniendo sus manos frente a un juez esperando a que les de el pase para besarse. Pensaron en lo que alguna vez había dicho Jimin, en que tal vez hubiese sido más romántico conocerse en otras circunstancias, pensaron en la respuesta de Jungkook, que cualquier lugar era romántico. Pensaron en lo que los dos estaban de acuerdo; que sea como sea, ellos estaban destinados a conocerse. Estaban destinados a sostener sus manos frente a un juez.
—Los anillos, por favor. —Dijo el juez.
En aquel momento soltaron a Maya quien corría por el pasillo en dirección a Jimin y Jungkook. Como el omega lo había querido, Maya llevaba un vestido y dos moños en sus orejas, robando las risillas de los invitados mientras Jungkook tomaba los anillos de su espalda. El alfa acarició la cabeza de esta mientras le movía la cola ansiosa. Soojin se la llevó en sus brazos.
Ya con los anillos en la mano de cada uno, el juez volvió a hablar.
—Park Jimin, repite después de mí. —Dijo el juez.
—Yo, te recibo a ti Jeon Jungkook, como esposo y me entrego a ti. —Repitió las palabras del juez, con una sonrisa enorme mientras sostenía a Jungkook. —Y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe.
Finalizó colocando el anillo de oro en el dedo de Jungkook, delante del anillo de compromiso. Sonriéndole dichoso.
—Jeon Jungkook, repite después de mí. —Volvió a hablar el juez.
—Yo, te recibo a ti Park Jimin, como esposo y me entrego a ti. —Repitió las palabras del juez, mientras acariciaba la pequeña mano de Jimin contra la suya, todo mientras lo veía a los ojos. —Y prometo serte fiel en la prosperidad y en la adversidad, en la salud y en la enfermedad, y así amarte y respetarte todos los días de mi vida hasta que la muerte nos separe.
—Con esto, los declaro esposos. —Nuevamente habló el juez, con cierta ternura por ver a los dos tortolos frente a él. —Jungkook, puedes besar al novio.
El alfa miró con ternura a su esposo, llevando una de sus manos hacia la mejilla del omega, acariciando la suave piel con su dedo pulgar mientras mantenía la sonrisa dichosa sobre su rostro, acercándose al rostro de la persona con la que pasaría al lado por el resto de sus vidas y lo beso.
Escuchando los aplausos de sus invitados, escuchando los flashes para la fotografía del recuerdo, todo el ruido siendo lejano a ellos; porque estaban en su burbuja de amor en donde no había nadie más que ellos y solo ellos.
Solo eran los labios de Jimin contra los de Jungkook, solo era el pequeño abrazo en el que se encontraban mientras sonreían a través del beso.
Al separarse, ambos llevaron sus manos a las mejillas contrarias, sonriéndose juntaron sus frentes. Felices de la vida, felices de su amor y su unión.
,,
La fiesta estaba muy animada, con todos bailando y bebiendo champán, esperando el momento del vals de los novios.
Jimin yacía con su cabeza en el hombro de Jungkook mientras conversaban con sus padres y amigos, con la sonrisa sobre su rostro bastante fresca.
—Todos se divierten. —Susurro Jimin.
—Comparten nuestra felicidad. —Susurro de vuelta besando la frente de Jimin. —Vamos a bailar, Minnie. Es turno de nuestro vals.
Jimin asintió, tomando la mano de Jungkook y entrelazando sus manos al caminar. Llegando a la pista, logrando que todos les diesen su debido espacio para su vals, las luces bajando hasta el punto de solo iluminarlos a ellos, la balada sonando en cuanto se pusieron en medio. Tomados de las manos y con sonrisas en los rostros.
Jungkook posó su manos en la cintura de Jimin, mientras que Jimin la posó en el hombro de Jungkook, aun tomados de las manos, comenzaron a bailar a ritmo del piano y del violín.
Habían ensayado una de las noches antes de la boda, en su cocina mientras esperaban a que el pastel de carne esté listo, fue caótico; pero fue su vals. Así mismo como aquel momento, volvieron a hacer del baile su vals. Entre risillas soltadas y algunos pasos no sincronizados, Jimin girando en su lugar y encontrando su sitio en el pecho de Jungkook, abrazándolo por el cuello.
—Me siento tan feliz. —Susurro Jimin.
—Yo también, amor, yo también. —Susurro besando la frente de Jimin.
Lo que quedó del vals se la pasaron en aquella posición mientras se balanceaban sincronizados y suavemente al ritmo de la tonada. Viéndose a los ojos antes de volver a besarse, robando el suspiro de sus invitados por presenciar un amor tan puro como el de ellos. Por presenciar por primera vez la marca en ambos, en un alfa y un omega.
—Te amo mucho, Jungkookie. —Dijo Jimin cuando la tonada dejó de sonar.
—Yo también te amo mucho, Minnie. —Dijo de vuelta, una vez más besando los labios de la persona que tenía entre sus manos su corazón y alma.
Se escucharon aplausos tras su beso, aplausos al amor tan grande y puro que tenían. Al separarse solamente les sonrieron a sus invitados mientras mantenían sus mejillas rojas, yéndose de la pista con las manos entrelazadas.
Yendo por los pasillos del salón para una vez más besarse a escondidas de todos, como en los tiempos en los que ellos eran un secreto para todos. Tras besos y risas se quedaron en el estrecho pasillo mirándose en silencio.
—Deberíamos fugarnos. —Sugirió Jimin.
—¿Fugarnos? —Rio Jungkook.
—Nuestro avión espera, nadie se dará cuenta.
—¿Ya estás listo para ir a Venecia?
—Listo para pasar más tiempo a solas contigo. —Sonrió con las mejillas sonrojadas.
—Entonces vámonos. —Dijo acercándose hacia Jimin para levantarlo en sus brazos de forma nupcial.
—Huiré en tus brazos. —Rio Jimin mientras se escondía en el cuello de Jungkook.
Soltaban risitas mientras pasaban por los demás pasillos hasta llegar a la puerta de salida, ahí les esperaba su limusina. Aun en los brazos de Jungkook, Jimin lo tomó de las mejillas para una vez más besarlo y soltar una risita tímida volviendo a esconder su rostro en el cuello del alfa, dándole un suave beso a la marca que había dejado ahí.
—Me siento muy ofendida de que ni siquiera te vayas a despedir de nosotros, Jimin. —Escucharon cerca, viendo a su izquierda se encontraron con los amigos del omega que habían salido de la fiesta para fumar un poco.
Jimin se bajó de los brazos de Jungkook soltando risitas mientras sus mejillas se mantenían sonrojadas, yendo hacia ellos para abrazarlos antes de irse. Jungkook miro aquello con una sonrisa, feliz por todas las personas tan buenas que rodeaban a Jimin, personas que lo querían como él.
Yo lo quiero más. Se dijo.
El omega volvió al lado de su alfa para tomarlo de la mano, ondeando su mano en dirección a sus amigos mientras se adentraba en la limusina con Jungkook.
El grupo de amigos se quedó en su lugar mientras contemplaban cómo la limusina se iba alejando, teniendo mucha alegría por su amado amigo y su matrimonio. Deseando a la luna todo lo mejor para la pareja de enamorados.
—Yo me canse de fumar, quiero ir a bailar un poco, los dejo. —Dijo Soojin con una sonrisa en el rostro mientras dejaba a solas a Taehyung y Yoongi.
Ambos sin decir nada vieron a su amiga yéndose hacia el salón, sus miradas se encontraron cuando desviaron la atención de Soojin, al encontrarse; una pequeña sonrisa se dibujó en sus rostros.
—Hoy hace mucho frío ¿eh? —Empezó Taehyung.
—No me quejo, hay días más fríos. —Dijo Yoongi, aun manteniendo su pequeña sonrisa.
—Por suerte podemos combatirla fumando un poco ¿no?
—Podemos.
Ambos se siguieron mirando por un par de segundos, hasta que desviaron la mirada para ver la misma luna que estaba encima de ellos.
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La misma luna y estrellas que Jungkook y Jimin podían apreciar desde su suite en Venecia. El omega y el alfa se encontraban admirando las estrellas mientras compartían una copa de champán, dando el respectivo brindis antes de terminar con el líquido, dándose un nuevo beso debajo de la luna y las estrellas.
Sosteniendo las mejillas contrarias mientras unían sus frentes tras sonrisas.
—Ponte un abrigo. —Susurro Jungkook.
—¿Saldremos?
—Te tengo una sorpresa.
—¿Más sorpresas? —Sonrió.
—Más. —Le sonrió de vuelta. —Me pondré algo más cómodo, tu también póntelo.
—Claro, cariño.
Ambos caminaron hacia sus maletas con las manos juntas, abriendo estas y buscando algo que sea sensato para el frío que se sentía en Venecia. Cuando estuvieron con sus debidos abrigos salieron de su suite para ir al ascensor, en el camino Jimin le insistía a Jungkook con que le revelara antes de tiempo cuál era la otra sorpresa, por mas pucheros que hizo el omega; el alfa jamás declinó. Al salir del hotel fueron guiados por Jungkook.
Jimin admiraba todo el lugar, como si nunca hubiese estado en Venecia; pero lo hacía porque ahora era diferente, estaba en Venecia y caminaba de la mano con su esposo, muy diferente a la primera vez que estuvo en la ciudad donde era un soltero haciendo una de sus primeras giras.
Su corazón latió rápido en cuanto se dio cuenta que se dirigían a los canales, apretando la mano de Jungkook fuertemente al recordar aquella cita en la que le platico a Jungkook que su deseo al haber estado en Venecia fue pasear en una góndola en los canales, pero que no se había podido cumplir por el corto tiempo; ahora, Jungkook hacia aquel deseo antiguo, del que le platico las primeras veces que salieron, realidad.
—Un paseo en góndola, solo para nosotros dos. —Dijo Jungkook.
Jimin saltó en su lugar hasta abrazar a Jungkook, colgándose de su cuello por la felicidad, susurrándole "eres el mejor".
—Buona sera, signore. —Saludo Jungkook al gondolero que los esperaba dentro de la góndola.
El gondolero respondió con una sonrisa mientras les daba espacio a los recién casados para que entrasen a la góndola. Jimin fue quien primero entró, con ayuda de los dos hombres, casi tropezando con sus pies, riendo en el acto. El omega ayudó a Jungkook a que entrara a su lado, él fue más ágil y no tropezó con sus pies.
Jungkook habló con el gondolero en italiano y fue cuando avanzaron.
La noche se veía mágica, Jimin podía ver en el agua como las estrellas iluminaban el cielo nocturno, podía ver la luna que los seguía y mantenía. Recostado en el hombro de Jungkook y sosteniendo su mano. Soltó una risilla sorprendido cuando escuchó al gondolero empezar a cantar; no sabía lo que decía, pero en su tono dulce, sabía que era una canción de amor. Haciendo el momento aún más mágico, más romántico.
Eran los únicos que navegaban en los canales, parecía reservado solo para los dos, que las estrellas que iluminaban encima de ellos solo eran por la pareja.
Así lo sentían.
El canto se detuvo, al igual que el remar. Una vez más Jungkook y el gondolero hablaron en italiano, Jungkook asintiendo con una sonrisa. Volteándose en su lugar para tomar un globo de papel.
—Jungkook...—Susurro Jimin, la voz temblándole por otro gesto sorpresa por parte de su esposo.
—Por nosotros. —Sonrió, mostrándole sus iniciales en el globo. —Para que, de alguna forma, estemos cerca de las estrellas.
Jimin sonrió, tirándose a los brazos de Jungkook, no conteniendo las lágrimas que empezaron a resbalar por sus mejillas, lágrimas de pura felicidad.
Amaba tanto a Jungkook.
Amaba tanto a su amor.
—Te amo. —Susurro en el cuello del alfa.
—Yo también te amo, amor. —Sonrió posando su mano en la cintura de Jimin.
Jimin se separó de Jungkook, limpiando sus lágrimas con su manga y sonriendo; logrando que unas cuantas lágrimas se escurran.
—Hagamos volar nuestro globo. —Dijo.
—Hagámoslo.
El alfa sacó de su abrigo un encendedor, prendiéndolo mientras Jimin sostenía el globo con ambas manos, cuando lo lograron encender; lo dejaron volar en el cielo. Se abrazaron mientras veían como el globo que tenía sus iniciales se dirigía a las estrellas que habían sido las testigos de su gran amor.
Tomándose de las manos y recostándose en el otro vieron como el globo desaparecía en el ancho cielo. Continuando con su paseo por los canales de Venecia mientras aún se sostenían de las manos.
En silencio con las cabezas juntas, admirando la bella vista, disfrutando la compañía y la cercanía de su compañero.
Siendo plenamente felices, como siempre lo habían sido desde que se enamoraron. La felicidad era una constante desde que las mariposas se habían instalado en sus estómagos.
Y la felicidad sería eterna porque estarían para siempre juntos, en esta vida y en las siguientes. Porque sus almas estaban hechas para amarse.
Como lo hacían ahora, tomados de las manos mientras veían a la luna.
Juntos.
fin.
primero que nadaaaa muchas gracias por haberme leído y por haber apoyado esta historia, no sería nada sin su dolor <3
nada, eso fue todo para gold rush, un au que nació inspirada en taylor <3
le hice un meme con el tiempo libre jojo
ya bueno, por último me promociono, :3
dicho esto, una vez más muchas gracias por su apoyo <3
nos vemos en nuevas historias :3
les tqm <3!!!
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