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Jungkook ponía en su lugar los libros que Jimin le había regalado, mientras escuchaba la voz del omega, escuchaba sus risillas y sonreía, mirando sobre su hombro vio a su prometido tirado en el colchón mientras sostenía su celular; estaba en una llamada con sus amigos. Les hablaba sobre las compras que habían hecho para su fiesta de compromiso, comentaba muy animado que sus padres vendrían a Busan para la fiesta de compromiso y se quedarían hasta la boda. Podía escuchar en el tono de su voz lo feliz que se encontraba, y eso, lograba que su corazón se llenará de calor.
—Ya te dije, Tae, que tú serás mi padrino. —Dijo, rodando sus ojos y sonriendo, todo con el tono amigable que siempre tenía consigo. No pudo escuchar la respuesta dada por su amigo, pero si lo que Jimin dijo después. —Jungkookie aun no me dijo quienes serán sus padrinos, supongo que Jinnie y Hobi.
—Serán ellos. —Dijo Jungkook, moviendo algunos libros para que el librero tenga la misma tonalidad de colores.
—Los puestos de padrinos por parte de Jungkook ya están ocupados, ahora tendrán que competir a muerte entre ustedes para quedarse con el otro puesto. —Soltó una risita, rodando hasta quedar de costado, logrando que su mejilla izquierda de abulte.
Jungkook siguió escuchando las pequeñas risas que Jimin soltaba con sus amigos mientras él trataba de llegar al tono perfecto. Ambos siguieron con lo suyo, existiendo cerca del otro, en su pequeña burbuja.
Cuando el alfa pudo encontrar el perfecto balance de colores soltó una bocanada de aire, mientras miraba muy orgulloso lo armonioso que se veían sus libros, subiendo la mirada; viendo a la repisa de arriba, notando los colores vivos de todos los libros que Jimin se había comprado en alguna venta de segunda mano, nada tenía orden o siquiera seguía un patrón, pero era bello, extrañamente armonioso.
Al darse la vuelta se encontró con la misma posición de Jimin, dándole la espalda mientras aún sostenía su celular, su llamada había terminado hace un par de minutos atrás. Camino hacia su cama y se acurruco al lado del omega, pasando sus manos por la cintura de Jimin, reposando su mentón en el hombro de su prometido.
—Mira estos pequeños vestidos. —Dijo acercando el celular a Jungkook. —Podemos vestir a Margarita y Maya con esto, así nos entregan los anillos en la boda.
—Les quedaría muy lindo. —Susurro, hipnotizado por el aroma de Jimin.
—Muy muy lindo. —Sonrió. Tratando de darle un beso en la mejilla a Jungkook, fallando por la posición en la que se encontraban. —No pude besarte, ahora me debes un beso.
El alfa sonrió, sin pedírselo dos veces besó la mejilla de Jimin.
—Mhm, siempre consigo los besos que pido. —Susurro junto con una risilla.
—No tienes porque pedirme ni un beso, puedo estar besándote todo el tiempo.
—¿A si? —Volvió a soltar una risilla, dándose la vuelta en su lugar, estando nariz con nariz frente a Jungkook. —Entonces comienza.
Jungkook paso su mano por la mejilla izquierda de Jimin, acariciando la piel debajo de sus dedos, peinando los cabellos que se colaban a la piel suave; comenzando con los besos repartidos por cada porción de la blanquecina piel. Robando risitas y suspiros, besando cada lunar y cada peca, repartiendo beso tras beso hasta llegar a los pomposos labios del omega.
Primero comenzando por un casto beso, siendo testigo del sonrojo de Jimin quien le pedía más besos con sus ojos de cachorro, ¿cómo podría decirle que no?, por eso profundizó el siguiente beso, abriendo sus labios para unirlos con los de Jimin, sosteniéndolo de la cintura mientras profundizaban aún más aquel beso.
Tras suspiros y mejillas rojas se separaron, solamente para mirarse a los ojos y recostarse a su lado, abrazados al mismo corazón.
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