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Después de haber empezado con un buen desayuno preparado por Taehyung ahora se preparaba para empezar con el trabajo de su nuevo mini álbum, sería un día largo. Se iba a poner algo cómodo como un suéter grande y unos pantalones cómodos, fue hacia sus maletas para buscar lo que había pensado, manejando estas encontró el suéter que le había estado acompañando durante su periodo de celo; miro la prenda con cierta nostalgia, recordando perfectamente a quien le pertenecía, al igual que su corazón. Fue inevitable que oliese la prenda de algodón, aun en ella se podía sentir el aroma de Jungkook, oh, cuanto lo extrañaba, lo extrañaría toda una vida e incluso más allá de ella.
Pero sus caminos habían visto nuevos horizontes y se habían separado.
Le dolería por mucho tiempo, pero trataría de recordar todo lo vivido con su gran amor con una sonrisa nostálgica en el rostro.
Era lo único que quedaba.
Fue inconsciente el que haya abrazado la prenda de algodón y se dio cuenta de ello cuando Taehyung abrió la puerta de su habitación, encontrándose con Jimin arrodillado en el piso mientras abrazaba la prenda contra su pecho, como algo inconsciente.
-Oh, Tae.-Dijo, despertando de su pequeña fantasía en donde aún era sostenido por los brazos de Jungkook.
-Ya vinieron por ti, Minnie.-Dijo ignorando el claro crujido de su corazón.
-Gracias por avisarme.-Sonrió levantándose del piso, dejando la prenda dentro de su maleta.-Cuida a Margarita.-Dijo entrecerrando sus ojos, como si estuviese amenazando a Taehyung.
-Ella está segura conmigo y Yeontan.-Soltó una suave risilla mientras dirigía su mano hacia la suave mejilla de Jimin y la apretaba.-No te preocupes.
-Mhm, lo se.-La sonrisa que Jimin le dio y el cómo se recostó en su toque hizo que su corazón dejara de rasgarse por la escena anteriormente vista.-Bueno. Nos vemos en la noche, traeré pastelillos para tomar el té.
-Está bien, Minnie.-Estaba tan embelesado por Jimin que ni siquiera pudo despedirse, cuando se dio cuenta la puerta de salida había sonado.
Soltó un suspiro completamente enamorado, diciéndose a sí mismo, que podría acostumbrarse a la constante compañía de Jimin, es que veía una vida larga a su lado, ahora que podía hacer algo por sus sentimientos que habían nacido años atrás, incluso antes que conociese a Jungkook.
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El viaje hacia su empresa fue bastante corto, fue acogedor y se sintió bien porque fue recibido por Sora; quien le dio un fuerte abrazo y una malteada de chocolate, ella sabía por todo el dolor que había estado pasando desde su separación con Jungkook, apreciaba mucho los abrazos que calmaban a su corazón.
Entro junto a Sora al edificio, saludando a quien se le topase en el camino, robándose miradas de las demás personas, muchas personas se quedaban absortos por su muy bello rostro; tanto que tenían que respirar dos veces para comprobar que fuese real. Todos anhelando tener un poco de la mirada y atención de Jimin.
-Como te decía, hoy solo trabajaran en una canción, debes de estar muy cansado como para estar todo el día en el estudio.-Hablo Sora dándole un sorbo a su café helado.
-Yo estaba pensando...en hacer más de una, he estado tan inactivo que necesito mantenerme distraído y haciendo música lo lograre.
-Lo que tu gustes, Minnie.-Sonrió.-¿Ya conoces al productor?
-Personalmente no, solo he oído hablar de él en muchos lugares, nada más.
-Bueno, hoy conocerás a RM.
-¿Es mi mayor? Para así decirle hyung.
-Es tu mayor.
-Está bien.-Asintió sonriendo.
Ambos entraron al estudio de Jimin, el omega corrió dentro y se tiro a su muy cómoda silla, había extrañado estar en su estudio; aun olía bastante bien, justo como el incienso que puso el ultimo día dentro, en el que escribía una canción que no sería acabada. Sora y Jimin conversaron un par de minutos hasta que la puerta fue tocada suavemente, el omega se sentó en su silla con la espalda recta esperando a quien suponía estaba detrás de la puerta.
Sora abrió la puerta saludando con un estrechón de manos, Jimin se levantó de su silla y fue hacia los dos hombres que habían entrado, les saludo con una reverencia y después un estrechón de manos.
-Jimin, él es RM, el productor con quien trabajaras.-Hablo Sora.
-Buenas tardes, RM hyung.-Sonrió.
-Oh, no uses mi nombre artístico, se siente raro, dime Namjoon.-Sonrió de vuelta.
-Está bien, Namjoon hyung.-Soltó una suave risilla mientras sentía sus mejillas sonrojarse, le era muy fácil ponerse vergonzoso o tímido.
Sobre todo, cuando aquel alfa le sonreía tan bonito, mostrando dos bonitos hoyuelos.
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El día de trabajo había terminado cuando el reloj marco las seis en punto, Jimin se despidió de su nuevo compañero de trabajo con una sonrisita y un nuevo apretón de manos. Y una vez más alguien comprobó por qué todo el mundo amaba a Jimin, era un rayo de sol, un ángel que podría robarse el corazón de cualquiera. Como lo había hecho en toda la tarde.
Jimin salió del edificio en la camioneta de Sora, recordando a medio camino que le había prometido a Taehyung el comprar pastelillos para tomar un te juntos, le pidió cordialmente a su manager que se detuviese en una pastelería cercana, no importaba cual sea. Ella conocía una cerca por lo que se desviaron en diferentes calles entrando a un barrio bastante diferente; muy elegante, lleno de edificios.
Se bajo del auto sin importarle que las demás personas le viesen, el solo quería los pastelillos para él y su mejor amigo. Ser una de las más importantes celebridades en la actualidad captan tantas miradas que lo único que pudo hacer Jimin fue sonreírles a todos, en la fila firmaba algunos autógrafos mientras esperaba su turno pacientemente, preguntando qué es lo que le recomendaban para probar. Una pequeña torta de chocolate y fresas le llamo la atención, firmando unos cuantos autógrafos más se la compro, dándose cuenta que había una multitud esperando por el fuera de la tienda. Se tomo algunas fotos con sus fans y se disculpó con los que no pudo tener ni un autógrafo, estaba fuera de hora.
Aquella multitud frente a la pastelería se podía ver desde los muy altos edificios, sobre todo de aquel que estaba enfrente. Jungkook yacía recostado contra las barandas de su balcón mientras veía aquella multitud, diferenciando entre ella; a la luz que se había escurrido lejos de su vida.
Calando de su cigarro le siguió observando, desde su lugar podía ver su sonrisa e incluso escuchar su risilla, hasta que todo acabo, Jimin despidiéndose de sus fans y entrando a su auto, luego yéndose lejos del lugar.
-Aun en la lejanía se te distingue, Jimin.-Dijo expulsando el humo de sus pulmones.
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