26
El olor de panqueques entro por sus fosas nasales, también el aroma de chocolate y leche, pero no tenía ganas de asomarse por las sábanas a ver si eran reales o producto de su cabeza que ahora podría estar haciéndole alucinar por la falta de comida en su estómago.
La cama a su lado se hundió, reconoció la colonia de su mejor amigo, fue la única razón por la que asomó sus ojos fuera de las cómodas sabanas.
Sonrió ligeramente al ver a Taehyung, su amigo le sonrió de vuelta revolviendo sus cabellos.
—Buen día.—Dijo Jimin.
—Buen día, Minnie.—Respondió con una sonrisa.—¿Cómo estas?
—Bien.—Fingió sonreír.
La verdad era que la pasaba demasiado mal todos los días. Siempre. Parecía que los días iban empeorando con el pasar del tiempo.
—¿Seguro, Minnie?
—Seguro.—Volvió a sonreír.
Nunca creyó que las sonrisas le llegaran a costar, pero parecía que aquello era su pan de cada día. Le dolía sonreír. Solo quería hacer pucheros todo el día mientras lloraba abrazado a su almohada, pero debía ser fuerte. Conseguir fuerzas que no tenía.
—Entonces...cómo estás bien ¿Podrías comer un poco de los panqueques que hice?
—Aún no tengo hambre.—Dijo hundiéndose en sus sabanas, apretando la almohada contra su pecho.
—Minnie no haz comido nada en dos semanas. Ya casi serán tres semanas.
—¡Si he comido!—Se defendió.
—Le diste una mordida a una manzana, todos los días, solo una.
—Las manzanas son comida y son muy saludables.
—Pero no haz comido una entera durante el transcurso de un día, solo le das una mordida.
—Eso me llena.
—Minnie, te vas a enfermar.
—No tengo hambre.—Susurro, posando su naricilla contra la almohada que abrazaba contra su pecho.
Era bastante preocupante el estado en el que se encontraba Jimin, apenas salía de la cama, solo lo hacía para tomar un baño y jugar con Yeontan, luego parecía estar pegado a las sabanas. Incluso había retrasado el lanzamiento de su disco, ni hablaba de aquel disco pues le dolía todas las historias escritas, historias que habían llegado a su fin.
Taehyung se quedó mirando a Jimin, el omega aún abrazaba la almohada mientras que tenía la vista perdida. Se veía tan triste que le pareció sorprendente como es que aún sus pupilas no se hayan pintado de azul marino. Le preocupaba el estado en el que se encontraba, tan vulnerable y perdido, lo oía llorar a media noche; escuchaba cómo llamaba a Jungkook entre sollozos, rompiéndole el corazón al escuchar esos quebrados sollozos. Cada lagrima soltada por el omega lograba que su odio por Jeon aumentase. Él le había hecho eso.
—Habla conmigo, Jimin, ¿qué es lo que te duele?
—No me duele nada.
—Sabes a lo que me refiero.
Jimin se quedó en silencio, hundiéndose más en la colcha, queriendo ser parte del algodón y el resorte. Soltó un suspiro.—Ella es muy bonita. Es alta como Jungkook, tiene las manos delgadas y los dedos largos, los pómulos le resaltan. No es como yo, yo...tengo las manos pequeñas y gorditas, tengo las mejillas gorditas, no soy alto como ella, soy una nada a su lado. Ella es una modelo, ha participado con muchas marcas e incluso en algunos videos musicales. Yo...
—Ella no es ni la mitad de lo que tú eres, Jimin.—Lo interrumpió, no permitiría que Jimin siguiera repitiéndose aquello, comparándose con alguien.—Tú eres una de las personas más hermosas que alguien podría conocer, tu rostro es bello como el de un muñeco de porcelana, tienes la estatura adecuada, piernas largas y dedos finos. No te vuelvas a comparar.
Jimin hizo un pequeño puchero antes de volver a desarmarse en piezas pequeñas, las lágrimas cayeron mientras abrazaba su almohada.
—Llora todo lo que quieras, Jimin, llora hasta que el dolor se vaya, pero no te rompas para siempre.—Susurro Taehyung acariciando la cabeza de Jimin.
Jimin siguió llorando, tratando de soltar todo el dolor en su pecho. Después de casi tres semanas de su rompimiento, aún esperaba la llamada de Jungkook, aún esperaba que todo fuese un mal sueño y que pronto despertaría de él, pero no fue así, no sería así.
Tenía que continuar, aunque parecía que no podría. Lloraría hasta que el dolor deje de golpear contra su pecho, luego seguiría por su camino.
Cuando logró calmar las lágrimas las limpio con su la manga de su suéter. Tenía los ojos hinchados y la nariz roja, se veía adorablemente roto.
—¿Puedo hacerte una pregunta?
—Claro, Tae.
—¿Por qué abrazas tanto esa almohada?—Señaló.
Jimin se sorprendió, alejó la almohada y la vio con ojos sorprendidos, no se había dado cuenta de aquel hábito que tenía.
—N-no me había dado cuenta.—Dijo aún mirando sorprendido a la almohada.
—¿...Huele a Jeon?—Preguntó en un susurro.
El hábito que había adquirido fue por eso...el aroma que desprendía de aquella tela, pues claro, se había llevado la almohada de Jungkook "por equivocación". La mantenía cerca de él porque le daba paz, tenerla abrazada a su pecho le daba aquel "todo estará bien" que tanto necesitaba, porque el aroma de Jungkook siempre lograba darle aquella esperanza.
Pero Jimin no podría continuar si seguía abrazando aquella almohada.
Así que la tiro debajo de su cama.
Extrañaría el aroma reconfortante, pero tenía que aprender a vivir sin él.
Taehyung le sonrió, tomándolo de las manos y acariciandolas, limpiando una de las lágrimas que caía por sus mejillas. Ambos se sonrieron.
—¿Quieres un poco de panqueques?—Pregunto Taehyung.
—Solo un poquito, no tengo mucha hambre.—Sonrió.
Pasó a pasó.
Podría respirar lejos del dolor.
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