V.- Yoko
~ Templo Patriarcal ~
Empujando aquellas puertas de madera para ingresar. Sus pasos resonaron anunciando su llegada, su brillante armadura dorada fue vislumbrada por su ilustrisima.
La imponente figura del santo de tauro se postro apoyando una pierna en el piso, su brazo derecho se recargaba en esta y su rostro estaba agachado en señal de respeto a su superior.
— Aldebarán de tauro, presentándose ante usted patriarca — su voz grave pero tranquila se dejo escuchar
El pontífice se levanto de su asiento. Bajando con elegancia las escaleras hasta estar enfrente del taurino.
— Aldebarán. . . — comenzo shion, quien había vuelto al mandó por petición de la joven deidad
— ¿Para que ha requerido mi presencia? — con la cabeza aun gacha
— Te enviare a una misión a México — explico — Para encontrar al dios Quetzalcóatl y ver si podemos entablar alianza con él y sus guerreros.
— ¿México? — iría a un país latino que no era el suyo y le causaba curiosidad conocerlo
— Mas bien a Yucatán — llevo una mano al mentón — Al menos eso nos ha informado Ichi. No se de que trata; pero el dios azteca fue allí y además tendrás que buscarlo por este nombre — saco un papel de un bolsillo de su túnica.
El segundo guardían lo tomo con cuidado y lo desdobló.
— ¿Kukulkán? — miro confundido a shion, este solo asintió «Y crei que Quetzalcóatl ya era un nombre raro» hizo una mueca
— Partirás hoy mismo. Mū será el encargado de tele transportar te para comenzar
— Como ordene patriarca
«Que bueno que se hablar español, por que sino. . .» solto un risilla
— Una cosa más — llamo la atención del castaño — Él y su gente normalmente están en las pirámides, pero al parecer se tiene prohibido siquiera subir a estas desde hace unos años. Tendrás que ingeniartelas para entrar — sentenció
— Ahora ya puedes retirarte a aries — empezo a caminar para ir a la sala de pergaminos — Ya le he avisado a Mū de tu misión
— Con permiso — haciendo una reverencia se retiro. Shion solo sonrió de lado.
•☯️•
~ Templo De Aries ~
— Hola Aldebarán — el custodio de Aries le saludo cordialmente
— Hola Mū — dijo un poco nervioso.
— ¿Estas listo? — ofreció su mano para que este la tomara
— S. .Si — no se había acostumbrado a pesar de tanto años ha viajar a través de la tele transportación de mu. Solo esperaba no vomitar al llegar y con eso en mente agarro la mano de su compañero; él solo encendió su cosmos y en un parpadeo ya no estaban en el santuario.
♉♈♉
~ México, Yucatán ~
Para no llamar la atención, mu los transportó a una especie de monte.
Aldebarán se soltó rápidamente y dejo salir lo del desayuno ahí mismo. En esos momentos agradecía que afrodita le cortará el cabello.
— Ya, ya — el de cabellos lilas le daba leves palmadas — Es todo, ya salio — repetía incómodo
Pasados unos minutos aldebarán ya estaba mejor.
— No importa cuánto pase
— comento — No logró acostumbrarme a esto
Mu solo se rió leve. — Será mejor que andes por aqui sin la armadura y que escondas tambien la caja de esta
— Esta bien — la armadura se desprendió tomando su forma de caja. Alde llevaba una chaqueta de cuero café, debajo una camisa de color amarillo pálido, unos pantalones de mezclilla y unos zapatos negros.
— Vaya, siento un poco más de calor que en Grecia — se quito un poco del sudor de su frente
— Toma esto — saco una bolsita y se la entrego — Con eso podrás pagar para transportar te; se llaman pesos y billetes — Aldebarán saco una moneda y la empezo a ver. Le pareció muy lindo el detalle del aguila con la serpiente.
— Lo mejor será que preguntes sobre el dios de forma discreta, no sé, puedes decir que es para una revista
— ¿Será que me crean? — saco una manta que siempre llevaban y cubrió la caja, la amarro para que no pudieran verla y la cargo como si fuese una mochila
— Tal vez. Después de todo pareces un turista — eso no lo tranquilizo
— Bueno, debo irme. Suerte con la misión Alde — agito su mano y desapareció. Alde salio del monte; estaba en una especie de carretera, pues no dejaban de pasar los autos. Comenzó a caminar.
A lo lejos observo a personas esperando en una especie de casita. Solo tenia un techo y unas sillas de metal, decidió preguntar para comenzar la búsqueda. Muchas de las personas que se encontraban ahí no dejaban de mirarlo, más él solo les devolvía una sonrisa.
— Disculpe — toco el hombro de un muchacho quien jugaba hace unos momentos su celular. Este volteo a ver y los colores de su rostro se fueron un momento al ver a un hombre de dos metros — ¿Usted sabe sobre el dios Kukulkán?
El muchacho respiro para tranquilizarse. No todos los días veias a extranjeros de semejante tamaño.
— Kukulcán. . .¡Ah!, ¿Vino a ver como baja de la pirámide por el equinoccio de primavera? — hablo más calmado
— Eh, si — mostró una sonrisa nerviosa
— Si es asi, solo debe. . . — le dijo que debía tomar un camión para que lo llevará a un lugar llamado Chichén Itza.
Ahí se supone se presentaría ese fenómeno unico de la bajada de Kukulcán a la tierra a través de la pirámide. Tambien cuanto debía de dar para el “pasaje”.
Amable, agradeció al muchacho dandole unas dos monedas doradas y se despidió al ver su transporte.
— ¡Órale! ¡Dos de veinte!, ¡Muchas gracias! — fue lo último que escucho por parte del joven que admiraba las monedas.
Subió con cuidado y pago; muchos de los pequeños que iban con sus padres lo observaban con asombro y esos pequeños no fueron los únicos, casi todos los pasajeros, incluído el conductor se sorprendieron al verlo subir.
Continuo su camino hasta llegar a una de las sillas de atrás, se puso del lado de la ventana y el camión avanzo. Solo se dispuso a disfrutar el paisaje; aunque parecía difícil, más con ese bebé de cabellos azabache, piel canela, de ojos grisáceos que estaba en el asiento de adelante y que no dejaba de observarlo con su tierna mirada. Soltó un suspiro, tratando de ignorar al infante quien solo reía cuando lo veía de reojo.
~✴️~
Una vez llegaron, él fue de los últimos en bajarse. El bebé pareció despedirse con su manita y levemente movió la suya correspondiendo, solo vio al pequeño reír y perderse junto a su madre entre la multitud de gente que iba a pagar para ingresar a las ruinas.
Una vez había pagado la entrada, ingreso. Habían pequeños puestos donde vendían artesanías; como tazas, muñecos entre otras cosas. Se quedo parado unos momentos para observar a una viejecilla, esta juntaba y unía finamente los hilos y cuencas para crear una linda pulsera, entre esas cuencas había una con la forma de un toro. Ya puestas todas, cerro la unión y la coloca junto a otras más para vender, una sonrisa de satisfacción apareció en su arrugado rostro.
▪️◻️▪️
Shion lo regañaria definitivamente. Llevaba en una bolsita unas cuantas pulseras con animales que representaban a sus compañeros, a seiya y sus amigos y tambien para el pequeño Kiki.
No se resistió al ver que aquella dulce anciana no había vendido siquiera algo, asi que compro eso y le dio un poco de dinero de más. Ella le agradeció bastante, con su dulce sonrisa.
Bajo un momento la caja; la entre abrió y de un movimiento rápido tiro la bolsita dentro de ella. Luego volvio a ponerla a manera de mochila y continuo su trayecto.
★🔥★
Vio la gran pirámide y a muchas personas tomándose fotos, pero lejos de ella. Al parecer tenían razón, estaba prohibido acercarse a más de 3 metros de ella y unos guardias se ubicaban en cada punta de ella para que nadie se atreviera a intentar subir.
— Tendre que esperar hasta que oscurezca — soltó un suspiro — Aunque no logro sentir cosmos en ella.
Un grupo de muchachos estaban en traje de baño corriendo a un lugar. Curioso los siguió; la gente iba y venia de ahí, se acerco a un letrero que indicaba que siguiera.
— ¿Cenote? — leyó entrecerrando los ojos — ¿Qué es un cenote? — arqueo una de sus cejas.
Siguió esa dirección y vio un intento de barandal donde la mayoria de los turistas se asomaban o tomaban fotos. Vio a los jovenes alejarse e ir bajando escaleras de madera; fua ahi y se asombro al ver el agua tan cristalina como profunda. Una belleza inigualable, a su parecer.
— Vaya. . . Es muy hermoso — sonrio viendo las bellas aguas
Pero algo lo sacó de su pequeño trance; una cosmo-energía pequeña, no muy lejos de donde estaba.
Su mirada fue hacia su izquierda donde una pequeña estaba a punto de caer debajo de uno de los espacios del barandal. Corrio lo más que pudo y logro tomarla del cuello de su camisa rosada, la alejo y dejo en el suelo, a salvo.
La miro. Ese cosmos provenia de ella.
— ¡Ay dios mio! — los dos voltearon para ver a una mujer un poco gordita, de cabellos azabache, piel morena y sus bellos ojos cafes de tonalidad oscura.
En ellos se reflejo su preocupación; cuando estuvo donde ellos, abrazó fuertemente a la niña, llenandola de besos. Pasados unos segundos se separo para darle un golpe en la cabeza a la pequeña.
— ¡¿Pero que fue lo que te dije?! — grito muy furiosa — ¡Solo me voy unos segundos y ya quieres andar tirandote donde quieras! — la pequeña solo cerraba los ojos al recibir el regaño
— Em, disculpe — Alde hablo con cierto temor
— ¡¿QUÉ?! — después de gritarle reacciono y comenzo a disculparse y agradecer desesperada. Al parecer se asustó por el tamaño de Aldebarán.
— P. . .pero mami, solo estaba viendo el cenote — la niña se quitaba unas cuantas lagrimas — No sabia que podia caerme si estaba en el barandal — gimoteo.
La mujer solo suspiro. — Esta bien, en parte fue mi culpa por dejarte sola — revolvio sus cabellos.
— Muchas gracias señor. . .
— Aldebarán
— Gracias señor Aldebarán — la señora le sonrio al castaño — Mija, agradece — miro de reojo a la pequeña quien ya estaba más calmada
— ¡Muchas gracias! — grito con brillitos en los ojos.
Su cosmos crecio un poco; tenia una tonalidad celeste, con unos destellos dorados.
«¿Podría ser. . .?»
Reacciono al ver a ambas retirandose.
— ¡E. . .esperen!
— ¿Sucede algo? — pregunto tomando la mano de la pequeña, quien no dejaba de ver a Aldebarán con su sonrisa
— Bueno, sonará extraño pero. . . creo que. . . — llevo una mano a su nuca, incomodo
La mujer arqueo una ceja. Él solo suspiro — ¿Podrían acompañarme? — dijo sorprendiendo a la madre de la pequeña — Lo sé, que un extraño le diga esto es desconcertante, pero creo que hay algo especial en su hija — la niña alternaba su mirada a ambos adultos
— Y creo que esto es más importante que mi actual misión — aclaró
—:¿Como se que no miente? — puso a la pequeña tras de si.
— Le doy mi palabra. No le quitare mucho de su tiempo, pero de verdad deseo confirmar si es lo que creo que es.
— ¡Vamos mami! — la pequeña empezo a jalar del brazo a su madre
— Espera un momento — firme, se acerco a él. Empezo a observarlo, cosa que le incomodo — ¿Esta seguro de lo que dice? ¿Su misión no es tan importante?
Ella tenia un punto. Él ni siquiera estaba seguro de eso pero — No puedo responder a esas preguntas, porque tampoco se la respuesta — su mirada se dirigió a la pequeña que no dejaba de sonreirle — Pero algo me dice que es lo correcto — le sonrio de igual forma
La femina se cruzo de brazos, simplemente asintiendo. — Pues entonces vamos
— ¿Qué? — articulo confundido. Pero si hace unos momentos dudaba rotundamente de él ¿Entonces?
— Yo puedo ver el aura de las personas — explico. Sacando de su bolsa una peluche de oso, se lo entrego a la niña y luego tomo su mano — Y la tuya no se opaco en ningún momento. Gracias a eso, supe que no me mentias, ni tampoco a ti, es asi como se que puedo confiar firvientemente en alguien — comenzo a reir
El castaño reacciono. Rapidamente elevo su cosmos para comunicarse con Mū; quien no tardo en responder
‘¿Ya has terminado tu misión alde?’
‘No. Pero tengo que volver al santuario pronto’ Ambas miraban curiosas al hombre que de un momento a otro dejo de hablar cerrando sus ojos mientras seguia de pie. La pequeña de cabellos azabache se acercó y comenzó a tirar un poco de su pantalón.
‘¿Qué puede ser más. . .?’ dejo de hablar abruptamente
‘Creo que te diste cuenta’ comenzo a reir, lo que siguio extrañando a las feminas y ha otros que pasaban por ahí.
‘Iré enseguida’ Alde abrió los ojos para notar a la pequeña a su lado.
— Señoritas, acompañenme — empezo su trayecto aun con la niña aferrada a su pantalón. La madre solo nego con la cabeza por la acción de su pequeña.
— Hija, ven aqui — trato de tomar su mano. La pequeña entorpecia un poco el caminar del taurino y por eso queria separarla de él.
— ¡Ño! — si antes daba trabajo, ahora lo daria más. Ahora la pequeña literalmente se colgo de la pierna de Aldebarán
Intentaron entre los dos adultos quitarla, pero sus intentos fallaron, cada vez que intentaban separarla apretaba más su agarre y lastimaba al segundo guardían con sus uñas, digo, estamos hablando de que las enterraba en su pantorrilla y eso esta feo.
— Mejor solo continuemos — le dio trabajo moverse con la chiquilla, de quien no lograba entender el porque de sus acciones. Entraron entre algunos arbustos para que nadie los viera y cuando menos se lo espero la mujer, Mū hizo su aparición.
Alde tomo la mano izquierda y la femina la derecha. — Sujetate bien pequeña — a lo que obedicio con lo dicho por el castaño.
En menos de un instante ya no se encontraban ahi.
♈♉♈
Todos ellos aparecieron cerca de la entrada al templo de aries. La niña seguia aferrada a la pierna del taurino con los ojos cerrados fuertemente.
— Hija, mira — su madre le toco el hombro.
La niña abrio sus ojos y se asombro al ver el templo. Tambien alcanzo a ver a algunos guerreros de plata, bronce y uno que otro dorado pasando. Algunos iban platicando y otros se dirigian al coliseo a entrenar.
— ¡Wow! — aun seguia aferrada Alde
— Lo mejor es que esperemos — Mū los guio al interior del templo. — El patriarca no tardará en llegar
— De hecho ya estoy aqui — Shion se encontraba en uno de los sillones de la sala. Se levanto y fue hacia ellos.
— Mucho gusto señorita — beso el dorso de la mano de la azabache
Dirigio su vista a Aldebarán. — Sabia que lo encontrarías
— ¿No era mi misión encontrar al dios?
El mayor solo nego. — Ayer en Star Hill, una pequeña estrella tintineaba y la constelación de Aries le imitaba con más intensidad, supe que un proximo guardián ya habia nacido, y me marcaron su ubicación en ese lugar.
— Entonces — la niña ya no estaba colgada en su pierna, pero solo tenia agarrado un poco de su pantalón. — ¿Por que no envio a Mū a buscarla?
— Porque ese estrella era cercana a Tauro. No dejaba de tintinear cuando tú constelación lo hacia, asi que crei que seria más conveniente mandarté a ti — Shion se agacho y observo a la pequeña, quien se habia puesto detrás del castaño y asomandose con timidez. — Y veo que tome la decisión correcta — Shion le sonrio dulcemente a la niña, quien, ahora con un poco más de confianza avanzo unos pasos y lo saludo sonriendo.
— ¿Señorita? — llamo a la mujer. — Necesito hablar con usted a solas, acompañeme por favor — ofrecio su mano que ella acepto. — Ellos la cuidarán por un rato, asi que no debe preocuparse
— No lo estoy. Confio plenamente en el señor Aldebarán.
— Me alegra escuchar eso — continuaron hablando hasta que su imagen fue perdiendose de la sala.
La niña observaba con mucha curiosidad el lugar. Mū se arrodillo para quedar a su altura
— Mucho gusto pequeña — la niña vio al joven de cabellos lila. — Mi nombre es Mū. Soy el guardián de este templo y ya conoces a mi amigo — apunto a Aldebarán, quien estaba cruzado de brazos, sin prestarles mucha atención. Su mirada aun seguia fija en donde se habian ido. — Él es el guardián del siguiente, ¿Y cual es tu nombre? — soltó de manera amable
La de ojos cafes fruncio el ceño. — No me gusta mi nombre
Eso llamo la atención de tanto de Aldebarán como de Mū.
— Entonces, ¿Cómo deberiamos llamarte? — la pequeña llevo su mano a su barbilla mientras cerraba sus ojos; claramente se entendia el porque. Pasados algunos minutos — ¡Ya se! — grito de repente. Mū dio un pequeño brinco del susto, lo que provoco que el taurino soltara un risilla.
— ¡Yoko! — exclamo con mucha alegria en su voz. — ¡Llámenme Yoko!
— Bien Yoko — le revolvio un poco sus cabellos. — ¿Te gustaría ver nuestros templos?
— ¡Si! — empezo a dar brinquitos de la emoción
— Pues vamos — se levantó. Yoko miró a alde extendiendo su mano hacia él — ¿Qué pasa? — artículo confundido
— Creo que quiere que le tomes la mano — Alde sabia por el poco tiempo que la conoce que era muy terca con respecto a algo que quiera, asi que simplemente lo hizo.
A Mū le parecio muy tierno verlos; comenzo a caminar para mostrarle el templo. Yoko se veia muy feliz y trato de que Alde avanzara, pues Mū se estaba adelantando.
Ambos avanzaron, una muy entusiasmada y el otro extrañado por su comportamiento.
▫️◼️▫️
— Entonces, ¿Debo dejar a mi hija aqui? — después de un rato de hablar con Shion, este explico los motivos por los que habian venido
— Como le he dicho anteriormente — sabe que esta mal hacerle este tipo de petición a una madre y al le toco vivirlo también. — Es mejor entrenarla ahora que aun es joven. Usted ya tiene conocimientos sobre los caballeros y sabe que su hija debe estar aqui
— Lo se — suspiró — Pero. . . es mi hija, ella esta muy apegada a la familia y más desde lo de su padre. . .
— No la alejaremos de usted ni de los demás — la mujer lo vio sorprendida — Tal vez no pueda quedarse en el santuario, pero cuando lo necesite enviaremos a alguien para que la traiga y pueda estar con la pequeña — la mujer sonrio. No tendria que dejar de ver lo único que le recordaba a su esposo, su más grande regalo.
— Y por la educación tampoco deberia preocuparse, señorita Sonia — leyo la mente de la azabache. — Solo imaginelo como una escuela particular — rio por el peculiar nombre que le dio.
Sonia analizaba todo. No tendria que preocuparse por la educación y el estado de su hija y esta segura de que a la niña tambien le gustaria estar aqui, asi que ha tomado su decisión.
— Acepto — estrecho su mano con la de Shion
— No se arrepentira señorita Sonia, su hija cambiara muchas cosas
El destino de Yoko comenzo a hilarse desde ese instante y nadie más que el mismo sabra las travesias que tendra que pasar.
▪️☄️▪️
Y hablando de esa pequeña, se encontraba admirando la casa de Tauro.
Ambos guardias le veían ir y venir de la sala, a la cocina, al baño, y a los cuartos, con excepción al del castaño. Era muy curioso, pues hizo lo mismo en Aries.
— Es una niña adorable
— Y también muy terca — suspiro el tauriano
La azabache se detuvo de repente para ir corriendo a la salida, en dirección a Géminis.
— ¡Yoko! — el ariano fue corriendo tras ella, seguido de Aldebarán
Llegaron al tercer templo, notando la puerta de este abierta. Escucharon unas risas en el interior de este, provenientes de ¿Dohko?. . . ¿Que rayos hacia en Géminis?
Sin más demora ingresaron para encontrar a Yoko sentada en los hombros de Libra y oliendo su cabello. Pero este trataba de ignorarla para seguir jugando a las cartas con Kanon.
— Chocolate ~ — susurró la pequeña, restregando se contra el cabello del chino.
Provocando ahora las risas de Kanon.
— ¡Que atrevida es esta niña! — el de hebras azules siguió riendo, acompañando las risas de Dohko.
El de cabellos lilas sonrió nervioso y el castaño solo cubrió su rostro con su mano. Esa niña en verdad era muy extraña.
Si su progenitora aceptaba que la niña se quedará. . . entonces sería toda una odisea tratar con ella, en especial al verla acercarse como si nada a un superior como lo era Dohko y causar risas en el gemelo menor.
— ¡Oh! Aldebarán, Mū, que alegría verles — comento el chino con una radiante sonrisa. La niña, levanto su cabeza para verles apenada.
— ¿Está mocosa es de ustedes? — Kanon estaba viendo su baraja. — Creí que la pareja era Death y Aphro, no pensé que ust. . .
— ¡No! — gritaron al unisono. Mū estaba muy rojo, mientras Alde poseía un pequeño sonrojo.
— Ella es Yoko, y no Kanon, no la adoptamos
— Yo solo decía
Mū lo miro molesto, su sonrojó ya no era tan notorio, entonces se comunicaron con el vía cosmos. No hizo más que suspirar después de lo que le comunicaron.
— Lo siento Alde, pero tengo que ir por mi alumno
— ¿Que hizo ahora ese enano? — el gemelo se intereso otra vez en la conversación
— Puso pegamento en las protecciones de los guardias. . .
El de cabellos azules soltó una tremenda carcajada, provocando que alguien despertara.
— ¡Por Athena! ¡Es un genio ese niño! — se sujeto la panza de tanta risa
— Creo que ya no lo dejaré con ninguno de ustedes — claramente refiriéndose a ese gemelo, al león y al escorpión dorado.
— Nos vemos, con su permiso — Yoko se despidió también de el, sacándole una sonrisa.
— Así que te llamas Yoko. . . Que curioso nombre para una Yucateca — el castaño se levanto, aún con la azabache en sus hombros, dejando las cartas de lado
— ¡¿Cómo?! — el tauriano de sorprendió por aquello
— Shion me comentó de tu misión, bueno, la de verd. . . — un ruido lo interrumpió, el cual provino del estómago de la niña.
— Kanon, Alde — les llamo — ¿Por qué no preparan algo para Yoko?, Lo haría con gusto. . . Pero no tengo ese don con la comida como ustedes — se excuso, para después bajar a la niña.
— Está bien maestro Dohko
— Venga, sin formalidades Alde — artículo restándole importancia. El segundo guardián se retiró a la cocina
— Tch — el geminiano chasqueo la lengua y siguió al castaño.
— Y bien pequeña — la de ojos cafés lo miro. — ¿A qué quieres jugar? — Yoko lo miro con brillitos en los ojos.
...
El chino tomo prestado el peluche favorito de Kanon, que era un dragón para jugar, para así con la azabache. Aunque no sé espero que el tuviera que hacer ese papel. . .
— ¡Ayúdeme! ¡Oh noble caballero! — hizo sonar su voz más aguda, agitando un pequeño pañuelo. Llevaba sujeta una sábana para simular el vestido.
Así es, uno de los más antiguos y respetados caballeros le tocó ser la princesa, por insistencia de esa niña, quién puso una adorable cara para convencerlo y si que lo logro. Eso le recordó mucho a cuando jugaba con su hija Shunrei, y como tenia más experiencia con los niños, decidió entretenerla en lo que los otros dos terminaban la comida.
Al revisar el cuarto de Saga, por mera curiosidad, Yoko encontró una diadema, y con los papeles de colores que le había proporcionado de mala gana el geminiano, mucho antes de que tomaran su sagrado muñeco, dibujo, corto y pego su “corona” en esta misma, para dársela después a Dohko.
Los dos se encontraban jugando en la sala.
— ¡No sé preocupe! ¡Bella dama, yo la salvaré! — se subió al sofá y salto sobre el muñeco, rodando y pegándole. Cómo no sabía dibujar espadas y tampoco quizo pedirle ayuda a Dohko, optó por hacer lo mismo que esos hombres que vio en la tele con su padre hace un tiempo. Era un programa de lucha libre.
Después de tantas vueltas, tomo al dragón del cuello, en una pose heroica, con su brazo derecho en su cadera y con el otro sujetando a su enemigo, elevándolo y viendo a la nada.
— ¡Vengan a comer! — como toda una madre, el de ojos esmeralda les grito, en tanto el tauriano ponía los platos en la mesa, eso significaba fin al juego.
Dohko se quitó la diadema y la sábana, llamando a Yoko en el proceso.
Ella iba a ir, cuando sintió que la observaban y no era su querido compañero de juegos. Dirigiendo su vista a la puerta de uno de los cuartos que no llego a ver, una pequeña castaña, de ojos verdes salia de este, ella tenía el ceño fruncido, sin apartar la vista de Yoko.
.
.
.
---26 abril 2019---
4074 palabras
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top