Capítulo 3 "Novato"


SWORD ART ONLINE

GOLD BUTTERFLY

                                                                              Capítulo 3 "Novato"

A pesar que la corriente fría que azotaba contra su ropa al pedalear, se sentía intensa sobre su piel expuesta, la sonrisa que le provocaba el salir de su entorno lúgubre para ir a la casa de su prima, algunas cuadras arriba de la suya, era suficiente para sentir que valía la pena.

El abrigo llegaba hasta un poco debajo de sus rodillas, por lo que se movía en cada subir y bajar de las mismas y dentro de él, el hermético de almuerzo.

Estaba por pasar la segunda calle, cuando del otro lado, vio a la chica que le había llamado por teléfono hace apenas unos minutos. Cubierta de tela de pies a cabeza, llevaba un gorrito bastante ridículo a su parecer, por lo que soltó una pequeña carcajada que silenció al instante. En cuando el semáforo marcó el cruce peatonal, se bajó de la bicicleta y la rodó a su lado, hasta llegar con ella a la otra acera.

—¡Te encontré! —festejó, juntando ambas manos enguantadas, en esos también ridículos guantes a su parecer, no veía para nada práctico que no tuviera divisiones para cada uno de los dedos, más parecían pequeños guantes de cocina, de esos que se usan para sacar cosas del horno. En un tonito rosa bastante chillante, pero como siempre se reservó sus propios deseos de molestarla y se limitó a sonreír. Le encantaban esos pequeños detalles que siempre mostraba de manera tan espontánea frente a él.

—¿Pero qué haces aquí? Con el frío que hace... —la miró sorprendido y sopló en sus propias palmas, situación que la chica, no dudó en solucionar, tomando sus manos entre las suyas.

—Porque sabía que no vendrías abrigado como debe ser —le sonrió. Siempre pasaba lo mismo cuando se trataba de ella, lo dejaba sin palabras, cuando estaba seguro de ser uno de los alumnos más sobresalientes de todo Japón, sus notas lo decían... su beca próxima al extranjero también. Pero la peliroja lo desarmaba de tal forma, que no podía hacer nada más que sonreírle de manera boba y agradecida, por ser ella la única que conseguía ese efecto en él.

Su prima Reika, bueno más bien su amiga de la infancia, porque vínculos sanguíneos no habían. Eso lo sabía, pero no podía evitar verla de ese modo, ya que sus padres siempre fueron tan cercanos desde jóvenes que prácticamente crecieron de ese modo. O al menos así fue durante los primeros seis años de su vida. Mientras Kazuto, su padre, aún seguía con vida.

Luego de eso la distancia entre las familias creció tanto que apenas y se veían, aún y cuando vivían a sólo unas calles de distancia. No fue hasta hace un par de meses, cuando por sorpresa en la escuela, a mitad de semestre entró una nueva alumna. Aquella extraña chica peliroja de largas coletas, que reconoció con el primer vistazo, aun con aquellos anteojos astillados del lente derecho.

—¿Y esas gafas? —lo sacó de sus pensamientos, al notarse observadora en él, como siempre.

—¡Ah! —se llevó ambas manos a los lados de las mencionadas. —Son las que pertenecían a mi papá... las mías se me cayeron hoy... y terminaron de estropearse. —Explicó, mientras comenzaban a caminar en dirección de la casa que buscaba.

—¿Las de tu papá? ¿Y te sirven?

—Pues...Parece que tenía el mismo problema de visión que yo, porque sí... sirven —le sonrió.

—Eso es bueno. —no supo más que decir, sabía que el tema de su familia era delicado.

—¿Sabes? Sólo unos minutos antes de que me invitaras a venir... mi madre me había dado una caja con cosas importantes de papá... bueno, me la había dado hace tiempo, pero hoy... finalmente la bajé del estante donde la tenía ella.

—¡Oh! ¿De ahí sacaste las gafas?

—Sí, entre otras cosas...

—¿Qué había?... —su semblante cambió a una sonrisa gatuna, que lo sonrojó, al pensar que alguna idea extraña se formulara en su mente, o más aún que pensara ideas raras sobre él.

—No es nada importante... él no tenía nada interesante, más que un puñado de juegos y su consola.

—¡¿Qué?! —Lo paró en seco y se estampó delante suyo, lo que casi los hizo chocar pecho contra frente, al quedar tan cercanos.

—¡Qué haces! —la alejó con una mano.

—¡¿Qué haces tú?! ¡Acaso no te das cuenta! ¡Si tienes sus juegos, tienes sus cuentas! —apretó las manos en puños, o por lo menos eso parecía por sus singulares guantes.

—¿Cuentas?... ah... sí pero no es algo que me interese... —trató de seguir caminando, pero ella no lo siguió, por lo que cerró los ojos y suspiró. —Ya lo hemos hablado antes... yo... no soy él... aunque todo el mundo lo recuerde en mí... aunque me llame igual a él... ¡Aunque mi cara se parezca tanto a la suya! —dejó salir su dolor por unos segundos, al sentir que perdió el control de sus emociones, se dio la vuelta, dispuesto a regresar por donde vino, retrocedió unas vueltas de ruega la bicicleta y estaba por subirse, cuando la peliroja puso su mano, sobre la de él y apretó el freno, deteniendo la inminente marcha del vehículo.

—Kazu-chi... no fue mi intención...

—Nunca es intención de nadie Reika... —cerró los ojos, molesto consigo mismo, pero no podría verla la cara a nadie más, al sentirse así de revuelto por dentro, por lo que retrocedió un poco más, lo suficiente para virar y salir de ahí, en rumbo contrario, dejándola parada, sintiéndose torpe.

—...Kazu-chi... ¡Kazu-chi! —gritó, pero no logró que se detuviera.

Mientras pedaleaba, sintió como la caja de almuerzo se movía nuevamente sobre su rodilla, por lo que molesto cerró con fuerza los párpados. No se supone que las cosas fueran así... ¿Pero que más podía esperar? Se trataba de él... todo iba mal cuando era cosa suya.

Aparcó en el jardín de su casa y tras sacar llave a la puerta, cerró sin querer con un fuerte portazo, el viento la haló hacia atrás, sin que pudiera pararla.

Se sacó los tenis y me metió los pies en las pantuflas de casa, sin mucha parsimonia.

Subió las escaleras y al pasar por la puerta de la habitación de su madre, se detuvo. —Volví...

—¿Habías salido?... ¿A dónde fuiste? —escuchó apenas, por lo que cerró los ojos furioso de informarle y se dirigió a su habitación.

Cerró la puerta con cuidado para no dañar su cerrojo, que lo mantenía encerrado dentro de su propio fuerte y se sacó el abrigo, para luego acercarse a la caja, con intenciones de bajarla y empaquetar todo, fue entonces cuando vio sus manos, enrojecidas por la frialdad del ambiente y recordó el momento que Reika las cubrió con las suyas.

Suspiró. Lo último que quería era estar en malas condiciones con ella. Entonces sus ojos se abrieron sorprendido por la vibración del móvil dentro de su pantalón por segunda vez en el día.

Re—I—K

Ella misma había grabado el nombre en su teléfono, por lo que no dudó en contestarle.

—¿Kazu-chi?

—¿Quién habla?... —hizo la pregunta de siempre, pero sin la alegría común.

—Tonto... ¿Ya llegaste a tu casa?

—Sí...

—¿Entonces qué haré con tu cena? Y no me digas que no tienes hambre porque cuando nos vimos podía escuchar el rugido de tu estómago. —El comentario le hizo llevar una mano a su abdomen, apenado.

—Perdón...

—Perdóname tú a mí... en serio... no quería hacerte sentir mal... —su voz se fue agudizando, lo que lo asustó.

—¡No llores!

—¡No estoy llorando!

—¡Hasta acá oigo como lloras! —le contestó de la misma manera que ella en un principio. Lamentablemente... conocía muy bien como se escuchaba su voz llorosa al teléfono y ella lo sabía, por lo que no dijo más.

—¿Hay algo que pueda hacer para que me perdones?...

—No me debes nada... —sonrió, al sentirse más tranquilo, tras conversar un poco. Escuchar su voz al teléfono se había vuelto una de sus actividades más frecuentes y aliviantes. Aunque siempre fuera sólo llamada, nunca una video llamada. —Bueno... tal vez... una cosa... —mencionó al ver la caja, tomó entre sus manos una de las cajas de juegos online.

—¡Dime!

—¿Jugarías conmigo?... a... Arf...heim... —levantó las cejas sin comprender el significado de aquellas palabras recién leídas de la tapa.

—¡Jugar! ¡Dijiste jugar!

—Jaja sí... ¿Tan increíble te parece?

—Pues el señor "Yo sólo tengo tiempo para estudiar" nunca me hubiera dicho eso... ¡Estoy orgullosa!

—Bueno... supongo que te lo debo... y ya que estas cosas están aquí... podría hacerlo, aunque sea sólo una vez para intentarlo. —Miraba la caja de portada y contraportada, para comprender a que entraría.

—¡Hagámoslo ahora! ¡En este momento!

—¡¿Ahora?! —casi se le cae el teléfono de la impresión.

—No voy a arriesgarme a que luego te arrepientas.

—Entiendo... y... ¿Qué tengo que hacer?...

—Bueno... ese juego es viejo, pero todo lo retro es genial, las grandes historias están basadas en él y hay muchos mundos de The Seed conectados a él, también se dice que hay varias rutas que lo involucran en misiones.

—Sabes mucho de esto...

—No por nada me llaman "La princesa de fuego" Fire Princess

—Jaja... vaya apodo... ¿Entonces eres alguien conocida y de renombre?

—Algo... así...

—Cuando crees tu personaje caerás directamente en el primer pueblo de Alfheim, te buscaré allá... ¿Qué nombre te pondrás?

—¿Nombre?... pues Kazuto ¿no?

—oh, por favor... tendría que ser algo así... importante, que te guste o que tenga que ver contigo.

—Mm... está bien, Fire princess... déjame pensarlo. Te veré allá. Yo te buscaré. —cortó la llamada. Asustado. ¿Qué estaba haciendo?... ¿En verdad iba a entrar a esos juegos?... Había escapado de involucrarse muchas veces.

En unos minutos, aunque todas esas dudas seguían dando vueltas en su cabeza, no se había detenido en los preparativos y había terminado todo. Se tumbo sobre la cama y cubrió sus ojos de perla con el Amusphere.

Tragó saliva, asustado.

—¡Link!... ¿Start? —pronunció no muy seguro, cuando el aparato reaccionó a las órdenes de su voz y las miles de luces de colores se dispersaron. Al abrir los ojos, se encontraba, frente al muro de inicio de sesión.

INGRESE NOMBRE DE USUARIO

—Mm... —se cruzó de brazos y bajó la mirada. —Me dijo Reika que debía ser algo que me representara... algo importante... tal vez... Kirigaya... —rodó los ojos sin saber qué decisión tomar. —Kiri... mm... KiriKazuto... Kirizuto... mm... Kirito... Kirito... —el nombre le sonaba de algo, pero se encogió de hombros y los tecleó.

Inmediatamente la cuenta a nombre de KIRITO se activó, al tener la contraseña anclada, lo que lo asustó, al de inmediato, iniciar sesión en una luz brillante que terminó por transportarlo.

Apareció en un espacio aislado, cubierto de hielo y nieve por todas partes, la ventisca era terrible.

—Genial... ¡Genial! —se dijo a sí mismo y se cubrió el rostro, si bien no contaba con sus lentes, por instinto trató de protegerse. Llevaba guantes negros que mostraban los dedos, lo que lo calentaba, al igual que la gabardina negra brillante, que llevaba sobre la vestimenta de botas, pantalón y camiseta negra. Algunas estrellas desfilaban sobre su mejilla izquierda, dándole la apariencia del Starlight.

—¡¿Dónde estoy?! ¡¿Qué hago aquí?! —gritó con toda su garganta, sintiéndose tonto, de hacer su primera inmersión de la vida y acabar en una situación así. —¡Yo no quería venir! ¡No quería estar en esto! —seguía en su negación. Cuando un mensaje de alerta, se desplegó frente a él.

ASISTENTE PROGRAMADO

¿DESEA ACTIVARLO?

—Claro... —presionó la afirmativa, fue entonces cuando frente a él, un capullo de flor rosa, se desplegó y tras emitir brillo, la figura de Yui-chan en forma pixie apareció.

Parpadeó un par de veces, cual hubiera permanecido dormida por mucho tiempo. Enfocó su mirada que poco a poco aclaró, para abrir enormes los ojos, ante lo que tenía en frente.

—¡¿Papá?! —voló rápido hacia él, pero Kazuto metió ambas manos asustado.

—¡No te me acerques! ¿Qué eres? ¿Eres una de esas cosas que llaman NPC? ¿Por qué me dices papá?...

—No... —detuvo el vuelo y analizó los datos al permanecer flotando frente a él. —No eres él... ¿Kazu-chan?... —parpadeó tres veces con grandes ojos abiertos sorprendida.

Al escuchar aquel llamado, bajó una de las manos que protegían su rostro de la recién aparecida y la vio curioso por cómo le había llamado.

.

.

.

Al mismo tiempo que la Princesa de fuego, caminaba con las manos en los bolsillos y el ceño fruncido por la ciudad del inicio. Su larga trenza roja, parecía flotar tras ella.

—¿No entraste?... Si parecías tan convencido... rayos... —activó la terminal de llamada al exterior y marcó el número del celular del hijo de Asuna, pero timbró y timbró, en la mesita de al lado de su cama, donde permanecía recostado, con el Amusphere en su cabeza.

Al no recibir respuesta, la salamander desistió y se sentó en una banca a esperar, veía a la gente pasar, entre esas a un par de chicas que llamaron su atención por sus bonitas apariencias, una de largos cabellos rosas, vestía ropa que la acreditaban como Spriggan, mientras la otra de cabellos cerezas hasta los hombros, era sin duda una salamander, se detuvo en medio de la plaza, mirando en todas direcciones, pero al parecer no encontró lo que buscaba, por lo que siguió corriendo.

—Yo debería conseguir una armadura como esa... —apoyó la mejilla en su palma derecha. —Le diré a mamá... —sonrió con picardía. Para entonces acordarse de lo que estaba haciendo ahí. —¡Rayoos! ¡Kazu-chi! ¡¿Dónde estás?!

ACTUALIDAD

—Pero si acabamos de pasar por la plaza... —se detuvo cansada Hime, su larga cabellera rosa, se corrió sobre su hombro, cuando dobló su cuerpo hacia adelante.

—¿Entonces a dónde nos dirigimos ahora? ¿Por qué yo misma me detuve a observar y no vi nada?... —habló por el comunicador también Yuuki.

Continuará...

SWORD ART ONLINE, Gold Butterfly, Capítulo 4 "El peso de una espada"

¡Hola! Aquí vengo a sembrar más intriga, me encanta cosechar todas sus especulaciones, tenía tiempos de no sentir esta emoción y adrenalina jajajaja.

¡Gracias por leer!


Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top