Capítulo 58 - Felicidad.
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gokú y el mundo ninja - capítulo 58.
la sombra se presentó ante la mizukage, cuando menos se lo esperaba, Ao y el joven espadachín de la niebla se encontraban en el lugar, atendiendo problemas que por circunstancias involucraban a kirigakure, no obstante la presencia del akatsuki arrebató bastante atención.
-mizukage-sama!.- Ao habló ante la presencia del niño y la acompañante de cabellera rojiza, y aunque por palabras de la mujer castaña se llegó a enterar que solo era un aliado valioso de kirigakure, no pareció aceptar del todo aquella presencia que les pondría en una grave situación con el resto de naciones.
-qué haces aquí, creo que nuestro trato ha quedado en buenos términos.- Mei fue la primera en entablar conversación, el chico solo ofreció una risita.
-parece que no confías en mi, verdad?, aún después de que aceptamos toda la mierda que nos encargaste.- exclamó, un seño de enojo obtuvo por respuesta, pero no trataba de arruinar las cosas, venía para algo más que solo causar problemas a esa kage.
con un leve empujón puso a karin al frente, la chica solo miraba a los que en esa habitación permanecía, siendo detallada fijamente.
-recuerdas que compré un complejo en este lugar?, bueno, quiero que alojes a ella en tu aldea y le ofrezcas protección.- con tranquilidad absoluta explicó, el asombro de la mizukage se hizo presente ante esa declaración.
-piensas que esto hará que confiemos en un criminal?.- Ao interrogó molesto y aunque fuese inútil activó su byakugan.
-por supuesto.- respondió tranquilo. -después de todo estoy dejando a mi esposa al cuidado de kirigakure.- confesó, ante aquella declaración todos no evitaron asombrarse, todos incluida karin.
-so-so-son kun!.- con tal sorpresa balbuceó sin control, puso sus manos sobre sus rojas mejillas abandonando su cordura.
-tengo asuntos que arreglar, digamos que Madara trata de acabar con nosotros, así que debemos tomar ciertas precauciones...- añadió a sus explicaciones, ya se había mencionado que Madara y gokú no eran aliados, pero si que estaba claro que le perjudicaría tener a ese niño como un posible enemigo, incluso para la alianza shinobi.
-Co-cómo puede decir eso!?.- pensaba Chojuro sin poder separar la vista de la pareja. -incluso parece que es menor que yo...- trataba de buscar una explicación, detallando a la supuesta mujer de ese niño, él no podría imaginarse en esa situación, pero la diferencia entre él y aquel que trajo tantas desgracias debía ser bastante.
ante lo poco que pudo pensar, no evitó mirar detenidamente al chico, gokú, son gokú la habría mencionado como su esposa. un anhelo, un sueño que parecía estar alejado ahora era suyo, sin querer frotó su vientre, trayendo sus otros pensamientos dónde querría tener aquello que podría acercarles mucho más... una familia posiblemente, la mizukage debió haberlo visto de otra forma, tal vez creyó que ya eran una familia, aquella esposa que le mencionó una vez, de ahí que comprase un complejo en su aldea.
-si hace eso deberá registrarse como habitante de esta aldea.- explicó ante las peticiones del Son, quien solo asintió, si bien todo esto no salió como planeó, sabría cómo llevar la situación, no permitiría que nada ni nadie interfiera en sus planes.
-son-kun...- cuando caminaban por las calles de la aldea, ella mencionó su nombre, avergonzada, apenas si comprendía lo que había pasado allá atrás porque todo había sido tan repentino.
-no nos casaremos.- aclaró inmediatamente a las posibles conjeturas de la uzumaki, no quería hacerla sufrir, por ello mismo bajo la capucha que cubría su rostro su mirada descendía al suelo.
-pe-pero!.- trató de decir, pero los pasos del son se detuvieron a la vez que le interrumpió.
-si no lo habría dicho, la mizukage no lo habría permitido, Madara tratará de buscarte y matarte, este es el lugar más seguro en el que puedes estar.- habló y levantó la vista a la chica que le miraba tristemente, sin comprender por qué actuaba de esa forma. -de ahora en adelante mi destino y el del otro se decidirá, no puedes ser parte de él, porque a nuestro lado solo tendrás desgracias.- fríamente explicó, karin le miraba sin poder decir algo, escuchando al que parecía hacerle a un lado.
-estás fingiendo!.- bastante inconforme exclamó, apretó sus puños al confrontarle de esa manera. -finges que te preocupas por mi, finges que te importo, pero al final me abandonas!.- totalmente inconforme le dijo, el enojo era evidente ante esa fría retina que le mira pestañeando escasamente.
-puede que sea así.- totalmente despreocupado habló. - pero simplemente no puedo dejarte y esperar a que alguien te mate, porque créeme que lo haría sin preocuparme.- aclaró las cosas, siendo totalmente distinta a como ella recuerda, los ojos de la mujer se llenaron en lágrimas ante tan hirientes palabras.
-pero lastimosamente eres importante para el otro, si algo te llegase a pasar el otro arruinará las cosas, así que este es el único camino que me queda.- el rostro de la pelirroja se frunció al tratar de retener el llanto.
-de qué hablas... por qué desde ese día eres diferente?!.- sus ojos se cubrieron por las palmas de sus manos, intentando detener el río de lágrimas que sin control se desbordaba, con esa pregunta desvió la mirada, no evitó sentirse extraño por como la chica actuaba.
-porque es obvio que no soy ese gokú, yo no soy al que besaste.- en voz baja confesó, esa declaración causó confusión que detuvo sus sollozos, queriendo una explicación concreta. -ese día él no se despidió de ti porque volvería a akatsuki.- siguió explicando, ya parecía sabría lo que se avecinaba, por ello mismo la impresión le sacó todo su aliento. -lo hizo porque yo tomé su lugar.- palabras tan bajas que aclararon todas sus dudas, una fantasía y una tontería debían ser, no obstante algo le decía que así eran las cosas en realidad.
-al final... esto es lo que el otro habría querido para ti, así que por favor...- esta vez fue una súplica la que sus labios soltaron. -ayúdame karin... confía en mí.- le pidió, desde que esas palabras se dieron, las lágrimas de la uzumaki se apartaron, porque aunque dijese que él no era su gokú, no podía evitar verle de igual forma, casi como aquel día en que la desesperación le consumió ante la muerte de Orochimaru, ese fue el gokú que conoció entonces.
al menos podría decirse que uno de los problemas llegó a su fin, no obstante sus asuntos en kirigakure no terminaban del todo, aún tenía que poner parte de su plan ahí, por ello se dirigió a uno de los siete que aún vivía en esa aldea, el demonio de la niebla era su objetivo.
-hola Zabuza.- saludó sorprendiendo al hombre y al chico que caminaban con dirección de la torre de la mizukage, notó que no tenía su tan conocida espada, después de todo se le había sido robada en sus días de vacaciones.
-miren quien es, el pequeño criminal...- saludó a la repentina llegada del akatsuki, pero tal reencuentro no era nada de lo que esperaba, porque cuando se giró pudo ver el brillo rojizo de un ojo uchiha señalándole fijamente. -te necesito Zabuza.- fue lo único que escuchó.
sus castaños ojos tuvieron. dificultad al abrirse, no tenía movimiento en su cuerpo, pues era aprisionada de cada lugar, no supo dónde estaba ni que era lo que había pasado y aunque creyó que lo sabría cuando abriese los ojos, no estuvo más equivocada... porque su confusión fue mayor.
la fría brisa que se escabulle de entre las tinieblas del bosque trajo frescura al calor del verano, no había lluvia, pues estaba claro que no se encontraba en amegakure, no obstante su asombro no se dio por eso ya que había salido de su hogar incontables veces, se asombraba por el extraño y llamativo lugar en el que se encontraba.
-dónde estoy?.- se preguntó así misma, siguiendo con sus ojos cada rincón del lugar, imaginando la suavidad de la hierba a sus alrededores y la luz del sol que se derramaba más allá, parecía ser algo sacado de un libro y le emocionó unos momentos al levantar la vista y ver el color de las hojas que le ofrecían sombra, pronto descubrió que el lugar dónde reposaba era un árbol, un extraño y bello árbol, tan rojo como aquel cabello puntiagudo.
si, podría ser lindo de muchas maneras incluso para ella, pero tan bello escenario no podría existir en realidad y eso le trajo algo de tristeza... porque solo significaba una sola cosa.
-he muerto...- musitó agachando la cabeza, si llegó a esa conclusión fue porque precisamente acababa de ver sus últimos momentos de vida en la batalla contra aquel uchiha, fracasando en proteger el camino que había tomado, aunque sería raro, pues estaba aprisionada por aquellas raíces tan conocidas que solo pertenecían a una sola persona, entonces recordó a aquel niño y su extraña mirada bicolor. -idiota...- pensó, pero en ese instante una brisa un tanto más fuerte que las demás golpeó su cara, cómo su huyese de alguien, seguido de eso puso escuchar el ondear de cierta ropa, sus pensamientos y la presencia de ese chico se habrían sincronizado perfectamente.
-vaya, ya has despertado...- observó fijamente a la chica antes de que ella dijese algo, le miró, extrañada porque sus conjeturas parecían ser erradas, no era el limbo entre la vida y la muerte, seguía viva y él era la causa de eso.
-parece que ya te has recuperado.- comentó sonriente, su poder le liberó de las raíces que le habían sanado, dejando ese cuerpo libre nuevamente. -me alegra que estés bien... Konan.- sus palabras se fueron, se debilitaron hasta que desaparecieron de sus labios, el lucero gris se ocultó y como si hubiese perdido todas sus fuerzas terminó por desplomarse en el lugar, a unos pocos metros de la chica que anonadada no hizo nada, solo le miró asombrada, sin comprender nada aún.
si, se había desmayado por alguna extraña causa, el viento hizo mecer esos negros mechones, dando la poca vida que en ese joven parecía albergar y de repente, el lugar se tornó frio y más solitario de lo común, era como si todo el entorno se hubiese congelado y silenciado en cierta manera, tal vez porque era una representación de los sentimientos que ahora le consumen.
esta vez fue él quien se despertó, sobre él una capa negra le cubría, la noche había caído ya y el frío nocturno refrescaba sus mejillas. -así que te has quedado...- inmediatamente comentó al detallar la figura de la mujer que metros más adelante se encontraba, llenándose de calidez con ayuda de una pequeña fogata, un fuego que iluminaba de un tono naranja parpadeante el pequeño lugar.
-cómo si pudiera irme y dejarte solo aquí.- respondió sin ofrecerle alguna mirada, manteniendo su atención en las brasas que se consumían poco a poco. -siempre tengo que estar viendo por ti. Bueno, al otro tú...- corrigiendo su forma de pensar explicó, el orbe plata parpadeó con lentitud ante ello y aunque quiso, no pudo sonreír.
-qué ha pasado con Madara.- ella siguió preguntando, la respuesta tardó un poco en llegar pero los labios del chico pronto hablaron.
-quién sabe...- respondió, se mantuvo silencioso unos cuantos segundos más hasta que decidió seguir. -el rinnegan ya debió ser robado, de seguro ahora va por las bestias.- comentó, un seño fruncido apareció en la mujer que no dijo más por unos momentos.
parecían estar incómodos, después de todo ambos estaban conscientes de que no conocían nada del otro, porque aunque hubiese visto a la mujer a través de ojos ajenos, en realidad podría decirse que este era la primera vez que estaba completamente solo con ella.
-y tú qué es lo que harás?.- arrojó esa pregunta después, fue cuando giró a verle y observó la mirada miel desviarse de la suya.
-quién sabe...- contestó secamente, bajo y rasgado que fastidió completamente a la kunoichi.
-de qué demonios hablas?.- interrogó y lentamente se puso en pie. -no trabajas ahora para Madara, no vas en contra de Madara, ¿Qué es lo que quieres al final?, ¡¿qué es lo que pretendes al seguir vistiendo como akatsuki?!.- inconforme con sus vagas respuestas interrogó.
-lo que haga o deje de hacer no debe importarte...- contestó fríamente, contrarrestando a las declaraciones de la peli azul.
-esa es tu respuesta?, o simplemente no tienes idea de lo que quieres.- disgustada por la respuesta siguió alegando, de repente todo el tranquilo escenario se vio envuelto en tal discusión que abarcaba un tema delicado para ambos.
-y qué me dices de ti.- murmuró con su ojo intimidante que cambiaba el tamaño de su pupila. -¿planeabas morir por ti misma?, o acaso ese era el destino que alcanzarías al seguir a alguien más, no haces más que dejar tu camino a un lado.- exclamó y arrojó la capa de akatsuki a la kunoichi quien solo apretaba sus dientes.
-todo lo que hice es el camino que elegí, mi camino es compartir la voluntad de Nagato y Yahiko, cumplir el sueño que ellos querían porque también es el mío!.- contestó, pero si bien antes no pudo sonreír por los sentimientos que le agobiaban, ahora si que lo logró cuando escuchó tales palabras.
-es fácil no?.- comentó burlón y mirando fijamente a la kunoichi de amegakure. -mi camino es similar, solo soy alguien que sigue una voluntad ajena.- explicó levantando sus hombros, ella no dijo nada, pareció comprender. -que importa si al final mato a mucha gente, que importa si destruyo el mundo que tanto odio trae, que importa lo que pueda pasar, al final tendré lo que más anhelo en esta vida, cumpliré mi sueño.- con el gesto ofreció las respuestas que Konan parecía solicitar, el enojo e inconformidad se fueron, y un rostro serio fue lo que permaneció en ella.
-supongo que la voluntad que sigues es la del otro idiota.- dedujo y supo que acertó cuando la sonrisa se mostró aún más grande y maniática. -si es así... cual es tu sueño?.- preguntó, quien sabe lo que tan retorcida mente podría albergar, tal ves en su interior mucha muerte y sangre, destrucción y sufrimiento, pero la respuesta era tan sencilla que en el fondo cualquiera también tiene ese anhelo, nadie está libre de él.
-quiero descansar...-
-no puedes decirme el objetivo del otro tonto?.- interrogó, ambos permanecían sentados frente a las llamas, trayendo calidez a la fría noche. -no.- fue su corta y directa respuesta. -pero en pocas palabras... lo que busca es ser feliz.- contestó, abrazó sus piernas mientras se perdía en las rojas llamas de ese fuego.
-no creo que eso sea cierto.- ella alegó a las explicaciones.
-si vas a decir que puede ser feliz sin la necesidad de traer el mundo a la ruina... pues estás equivocada.- interrumpió inmediatamente, y comenzó a sonreír, trayendo intriga a Konan.
-al final... aunque este mundo esté en paz, aunque miremos a todos ser felices, nosotros no podremos serlo, lo que hemos hecho y lo que hemos vivido nos matará lentamente y desapareceremos al final.- explicó, la mujer apretó sus labios cuando no supo qué decir, observando al niño recostarse en el pasto dándole la espalda, decaído y cero animado.
-no hay felicidad para nosotros en este mundo, así que solo buscaré uno en el que pueda serlo.- comentó después, en voz baja pero que no evitó ser escuchada por Konan.
-si que eres un tonto, cómo piensas que creando un nuevo mundo cambiarás eso?.- reclamó, bastante enojada.
-seré feliz al final y eso es lo que importa, ese es el camino que el otro a elegido y si quieres saber por qué perdió la esperanza en este mundo pues es muy sencillo.- inmediatamente se giró molesto por las palabras de la peli azul que no hacían más que cuestionarle su actuar, sin saber cómo se sentía. -fue por ti Konan, ¡tú eres la causa de esto!.- confesó, no dejándose intimidar por los reclamos de la mujer, en el fondo no le importa aunque le aprecie.
-de-de qué hablas?!.- alterada interrogó, el cuello del son se torció al recibir esa pregunta.
-no lo recuerdas?, debiste saber que era él quien te hizo esa pregunta, e incluso cuando te viste incapaz de contestar ofreció tu aprecio hacia ti, porque hasta ese instante, tú eras la única persona que él quería, pero le defraudaste, nos defraudaste!.- en ese momento las raíces emergieron abruptamente del suelo, recorriendo la hierba y rodeando el lugar, buscando a quien debería ser su anfitrión ahora y Konan comprendió aquello cuando la sangre salió disparada de la boca del niño y ese ojo gris opacó su color.
-gokú!.- preocupada le logró tomar en brazos, escuchando como el niño tosía y tosía sin parar, botando de él ese líquido rojizo.
-mi-mi tiempo se acaba.- al estar sobre los brazos de la chica murmuró, tan devastado y débil como nunca alguien podría esperar a ver a son gokú. -debo abandonar este cuerpo.- explicó a la peli azul, quien logró recostarle en el pasto, boca arriba y ahí el silencio les invadió quién sabe cuánto tiempo más.
-este es nuestro hogar...- comentó. Su respiración pareció calmarse momentos después, un hilo de sangre parecía mantenerse aún escurriendo de su boca y sus dientes se tiñeron de un rojo intenso que brillaba por la luz de la luna, misma que se libró de las nubes que opacaba su débil luz.
-no crees que es hermoso Konan?.- sosteniendo su mano no separó la vista del satélite.
En los adentros de su memoria aún persiste la descripción que su maestro le dio, aquel paisaje que sus ojos contemplaban, la prisión del niño que sonaba como una simple fantasía ahora era tan real que era suficiente para hacerle dudar de lo que en realidad creía.
-no contesté en ese entonces... porque pensé que me odiaría.- repentinamente dijo, apretó las manos de ese joven. -siempre mirándome de esa forma, siempre persiguiéndome, siempre molestandome. me fastidiaba, pero al final no evitaba preocuparme por él, era un tonto!.- las voz apagada de Konan nacía con la poca fuerza que tenía, cerrando sus cuencas al aceptar su error, pero no quería que el destino del Son se viese afectado por su culpa, no quería creer que ella era parte de su sufrimiento.
-no debes preocuparte, ya todo eso ha quedado en el pasado, al final olvidará todo ese dolor como siempre, y yo descansaré de este cuerpo.- estiró sus labios, pero no forzosamente ni contra de su voluntad, parecía sonreír cuando el tacto de esa piel se posaba sobre él, se preguntó por qué se calmó de repente.
-no puedo dejar de preocuparme idiota, no mientras no sepa lo que pasará de ahora en adelante!.- inconforme habló, frustrada sin poder despegar la mirada del pequeño akatsuki.
-no puedo evitarlo, ese es el camino que se me ha sido entregado, ¿tú no renunciarías al tuyo solo por nosotros verdad?.- burlonamente preguntó, pero esa sonrisa se borró de inmediato cuando sintió como los dedos de la chica se aferraron aún más a los suyos, entonces separó su mirada de la prisión de kaguya y se centró enteramente en Konan.
-qué pasará con él?.- interrogó, la vista del son cada vez se apagó más y más.
-¿acaso no quieres que él te olvide?, acaso te debería importar más que Nagato y Yahiko?.- fríamente evadió la pregunta cuando comprendió que era innecesario responder, ella desvió la mirada. -creí que siempre tratabas de matarnos, por qué debería importarte si desde ahora te vemos como una desconocida.- como su bipolaridad demanda, se tornó aún más frío, incluso inconforme por el actuar de Konan, después de todo no comprende bien a la chica, pero al final se disgustaba porque ella era la única que le miraba como alguien distinto.
-dime... acaso soy importante para alguien?.- lo dijo tan bajo que la más mínima brisa podría haberlo cubierto, pero para su mala suerte incluso las llamas se apagaron permitiendo escucharle con claridad.
-yo...- ella dijo ante ese comentario y no evitó desviar la mirada. -yo soy alguien mayor...- le costó dificultad decir eso. -no me puedo imaginar que un niño me mire de esa forma, soy una adulta, no puedo pensar en mi felicidad, para mi ya es tarde!.- aclaraba las cosas, no se vio capaz de ver al joven una segunda vez, porque a pesar de que admitió que él era importante para ella, simplemente las cosas no podrían darse, entonces en el fondo recordó ese temor que a Tsunade le invadió al momento de casi juntar sus labios, por tanto no reprochó nada.
pero al final ese temor aunque similar, era distinto, en especial porque en el fondo aceptaba que él no era un niño, no un infante como cualquiera se portaría a su edad, ella misma se lo mencionó en el pasado, dónde su manera de actuar era superior a la de cualquier hombre, solo se cuestionaba si él en realidad le daba tanta importancia como para admitir lo que ella indirectamente dejó claro.
-así que eso es...- murmuró, una leve tos se hizo presente antes de poder seguir. -este es el fin, he podido ver el mundo a través de estos ojos, sentir a través de esta piel, pero al final lo que pase no es decisión mía, yo no soy el verdadero gokú.- cuando dijo eso... pudo sentir la humedad recorrer sus mejillas, un riachuelo de líquido salado que mostraba la primera vez que parecía sentirse triste, el primer sentimiento que se alejaba de las confusiones que trae consigo siempre.
-ya no habrá más oportunidades, pero si estás dispuesta a abandonar tu sueño por él, tal vez pueda hacer algo al respecto.- cortas palabras que aunque extrañas, tal vez podrían significar más de lo que podían imaginar, tal vez... Konan podría ofrecer la felicidad que tanto han buscado.
-o tal vez no...-
fin del capítulo 58.
bien aquí el nuevo capítulo, espero que les haya gustado y no olviden comentar o votar si es así.
curiosidades:
karin en realidad parece estar con ese gokú a tal punto de fantasear con llevar a su hijo en su vientre.
gokú comentó a la mizukage sobre su esposa en algún punto, también se menciona que compró un complejo en su aldea.
Mei confunde las fantasías de karin, creyendo que en realidad está embarazada del kokun UwU.
Zabuza parece formar parte de algún tipo de plan del Kokun, de ahí que utilizara el ojo uchiha.
se revela que el tiempo del ese gokú se acaba debido a que faltó a la voluntad del otro más de una vez y eso le trajo muchas cosas con lo que le costó lidiar.
se revela que cuando gokú preguntó a konan sobre jiraiya y no recibió respuesta terminó por rendirse de alguna forma ya que hasta ese punto ella era la única persona por quien sentía algo, curiosamente esa fue la última vez que se le escuchó hablar o tomar control del cuerpo, aunque la idea de hacerla feliz no se borró, cosa que el otro desobedeció al ayudar a konoha.
-el kokun menciona que después de morir su contraparte olvidará todo incluyendo a konan porque eso es lo mejor, así ambos descansaran y evitarán estar atados a algo o alguien, por tanto la kunoichi deberá alejarse de él para siempre, o por contrario puede darle una segunda oportunidad a cambio de que ella renuncie a todo también.
-gokú aclara que solo ayuda a karin porque el otro le tomó cariño, aunque esta le reprocha que sólo está fingiendo.
bueno, esto es poco de lo que puedo ofrecer por ahora, ya vendrán más aclaraciones más adelante y todo eso.
hasta la próximaaaaaaaaa
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