Capítulo 4: El Amanecer de una Nueva Era
Mientras la alianza de Goku se establecía y los dioses de la destrucción se unían bajo la misma bandera, una sombra se cernía sobre todos. Erythos, observando desde las profundidades de su dominio, fruncía el ceño, su sonrisa maliciosa transformándose en una expresión de furia contenida.
- ¡No permitiré que se interpongan en mis planes!- rugió, con su voz resonando en el vasto vacío que lo rodeaba. Sus incondicionales, Zog, Malicia y Destructor, lo escuchaban con atención, ansiosos por recibir sus nuevas órdenes.
- ¿Qué haremos ahora, señor- preguntó Zog, su mirada cubierta de ansiedad mientras acariciaba sus escamas.
- No podemos permitir que Goku y su grupo de dioses se unan. Su fuerza es demasiado, sería un desastre para mis planes. Así que crearé una distracción… una que asegure que no llegue a la confrontación final.
Con un plan en mente, Erythos comenzó a conjurar una poderosa ilusión, una distorsión de la realidad que podría sumergir a Goku y su equipo en un caos que dejaría de lado las negociaciones y la unión.
Por otro lado, en la nave de Bills, el ambiente era de celebración. Goku y los dioses de la destrucción compartían historias sobre sus poderes, sus universos y sus batallas. A medida que se fortalecían los lazos, el respeto mutuo crecía, y la esperanza de que juntos podrían enfrentar cualquier adversidad se hacía palpable.
- Estoy impresionado, Goku- dijo Jiren, cruzando los brazos mientras observaba al Saiyajín- Tienes una forma especial de unir a los demás. Nunca imaginé que pudiera haber tanto potencial en trabajar en conjunto.
- Gracias, Jiren. La verdad es que todos tenemos un propósito que cumplir, y lo que realmente importa son nuestras acciones- respondió Goku, con su característica sonrisa.
De repente, un temblor recorrió la nave, y un oscuro vórtice apareció en el panel de control. Wiss, con su proverbial calma, examinó el fenómeno.
- Esto no es bueno. Existe una perturbación en el espacio-temporal. ¡Debemos estar alerta!- advirtió.
Justo entonces, una oscura figura emergió del vórtice. Era Erythos, rodeado de un aura de destrucción pura. Sus ojos centelleaban con un brillo malicioso.
- ¡Es hora de que termine tu gran ilusión, Goku!- exclamó mientras lanzaba una poderosa ráfaga de energía hacia la nave. La explosión fue brutal.
Goku, reaccionando instintivamente, se lanzó hacia la pared lateral justo a tiempo para evitar la explosión que desintegró parte del panel de control. Los dioses de la destrucción se agruparon, preparando sus ataques, pero Erythos sonrió con desdén.
- Tranquilos, todavía no estoy aquí para pelear directamente. Vengo a ofrecerles una oportunidad… ¡el poder de la destrucción total!
Su voz resonaba en la inmensidad, y con cada palabra, la presión aumentaba en la sala. Malicia, haciendo uso de su astucia, se acercó a Goku como una serpiente, aparentando ser parte de la alianza.
- Oh, Goku, ¿es este el tipo de poder que deseas para proteger tus universos?- dijo con dulzura, intentando atraerlo hacia Erythos.
Goku, desconfiado, observó a Malicia y a Erythos, sopesando sus palabras- No necesito el poder de la destrucción para proteger a quienes me importan.
Erythos, tomando la palabra nuevamente, intensificó su energía, mostrando una visión distorsionada de lo que podría ser la unión de los dioses de la destrucción; un camino oscuro y sombrío que conduciría a su ruina.
- ¿Verán? Si continúan por este camino, solo habrá caos. Únanse a mí y experimentarían un verdadero poder sin ataduras.
Los dioses de la destrucción intercambiaron miradas, y Goku comprendió que era el momento de actuar.
- ¡No podemos dejarnos llevar por sus mentiras!- proclamó, dirigiéndose a todos- Erythos quiere dividirnos, quiere que nos enfrentemos. ¡No caigamos en su trampa!
Mientras Erythos se reía con desprecio, Wiss se acercó a él con un aviso.
- Reconocemos tus trucos, Erythos. No eres más que una sombra que intenta manipular a los dioses para sembrar el caos. Esto no funcionará.
Erythos, sintiendo el desafío en las palabras de Wiss, dejó escapar una risa oscura y resonante. Su aura se intensificó, y la nave tembló una vez más bajo la presión de su energía acumulada.
- ¡¿Sombra?!- gritó Erythos, su ira está a punto de estallar- No soy solo una sombra; ¡soy la encarnación de la destrucción misma! ¡Puedo llevar el caos a cada rincón de este universo si así lo deseo!
Con un gesto de su mano, el espacio a su alrededor comenzó a distorsionarse, creando un corredor de oscuridad hacia el que la luz parecía retirarse. De repente, el ambiente se volvió opresivo, y los dioses de la destrucción sintieron cómo su poder comenzaba a tambalearse frente a la aura de Erythos.
- ¡No se dejen llevar por su poder- gritó Goku, tensando sus músculos y preparándose para la batalla- ¡Debemos unir nuestras fuerzas y enfrentarlo como uno solo!
De un salto, Goku se lanzó hacia Erythos, lanzando un potente Kamehameha con todas sus fuerzas. La energía azul del ataque iluminó la sala, pero Erythos simplemente alzó su mano, creando un campo de energía oscura que absorbió el ataque.
- Patético, Saiyajín- dijo Erythos, con un tono burlón- ¿Es este el poder que quieren usar para proteger sus universos?
Los dioses de la destrucción comenzaron a prepararse para el combate. Jiren, con su mirada fría y decidida, se unió a Goku, lanzando un poderoso asalto de energía a Erythos.
- ¡No caeremos en tus juegos, Erythos- gritó Jiren, con su puño lleno de luz. Un torrente de energía iluminó la habitación, sumándose a los ataques de Goku, combinando su fuerza en un único y devastador ataque.
Sin embargo, Erythos no se amedrentó. Alzó su mano derecha hacia el cielo y convoco una tormenta oscura. Con un grito de guerra, desató un torrente de energía destructiva en respuesta, creando una explosión que hizo temblar toda la nave. Las paredes crujían, y la nave se sacudía violentamente como si estuviera a punto de desintegrarse.
- ¡No!- gritó Wiss, intentando estabilizar la nave mientras luchaba contra la oleada de energía- ¡Debemos unir fuerzas inmediatamente!
Malicia, sabiendo que el tiempo se estaba acabando, comenzó a murmurar un hechizo oscuro, intentando manipular la energía de Erythos en su propio beneficio. Mientras tanto, Zog y Destructor se unieron a la lucha, creando una danza de ataques y defensas.
- ¡Vamos, todos juntos!- exclamó Goku, su energía brillando intensamente al convertirse en Super Saiyajin- ¡Juntos somos más fuertes!
Los dioses de la destrucción, inspirados por la determinación de Goku, comenzaron a concentrarse. Jiran, Wiss, e incluso los guerreros más temibles se alinearon detrás de Goku, formando una línea de poder imparable.
- ¡Ataquemos a todos en sincronía!- ordenó Wiss, levantando su bastón hacia el cielo.
Una brillante ola de energía comenzó a acumularse entre ellos, formando una esfera luminosa que giraba con una mezcla de colores. Con un grito de unidad, lanzaron el ataque combinado hacia Erythos.
- ¡Destrucción de Dioses!- gritaron al unísono, lanzando la esfera de energía pura hacia la figura oscura frente a ellos.
Erythos, al darse cuenta de la magnitud de su ataque, frunció el ceño y comenzó a concentrar toda su energía oscura, formando un inmenso campo de fuerza a su alrededor.
- ¡No podrán derrotarme tan fácilmente!- rugió, mientras la esfera de luz chocaba contra su escudo oscuro. La explosión resultante iluminó el espacio, creando una onda de choque que sacudió tanto la nave como los propios universos.
El resultado de la batalla era incierto, pero los dioses demostraban que la unión puede desatar fuerzas insospechadas. La luz y la oscuridad chocaban en una danza frenética, con Goku y sus amigos luchando con todo su ser para no dejarse vencer por la sombra de Erythos.
En el clímax de la batalla, cuando parecía que todo estaba perdido, Goku sintió una chispa de determinación dentro de él. Tomando una respiración profunda, se recordó a sí mismo que nunca había estado solo. Alzó su voz hacia sus compañeros.
- ¡No somos solo guerreros! ¡Somos amigos, y juntos podemos superar cualquier cosa!
Con esas palabras resonando, Goku infundió su energía en el ataque, permitiendo que todos se unieran en un grito de lucha que rompería las cadenas del miedo y la desconfianza. Con un último esfuerzo, intensificaron el poder de la Destrucción de Dioses, haciendo que la esfera brillara más intensamente que nunca.
La sala del palacio de Zeno Sama vibraba con una energía palpable mientras los dioses de la destrucción operaban bajo una tensión palpable. Cada rincón estaba repleto de un silencio inquietante, manchas de luz que parpadeaban en la inmensidad del espacio. Zeno Sama, con su típica sonrisa infantil, observaba la escena, sus ojos resplandeciendo con curiosidad. A su lado, Daishinkan mantenía una expresión seria, sus brazos cruzados, tomado en consideración la magnitud del conflicto que se avecinaba en el cosmos.
- ¿Pueden sentirlo, Daishinkan- preguntó Zeno dando un pequeño salto, la emoción burbujeando en su voz- Siento que algo importante está pasando.
- Sí, Zeno-sama. Es un enfrentamiento que podría alterar el equilibrio del universo- respondió Daishinkan, su voz grave resonando en la sala- Erythos es un ser de poder extraordinario, y su confrontación con los dioses de la destrucción no es una simple tarea.
La sala se fue llenando de energía cuando de repente apareció una esfera de luz en la distancia, revelando el espectáculo de la lucha entre Erythos y los dioses. La energía de la explosión resplandecía como un faro oscuro, haciendo eco de la intensidad de la batalla que estaba desarrollándose.
- ¡Mira!- exclamó Zeno, apuntando hacia la esfera- ¿Qué están haciendo?
Daishinkan observó con detenimiento, viendo cómo los ataques se intensificaban, y cómo la unión de los dioses de la destrucción era verdaderamente notable. El aura de energía pura que habían creado resonaba a niveles nunca antes vistos.
- Están uniendo sus fuerzas- comentó Daishinkan con un destello de admiración- La determinación de Goku es admirable. Aún así, Erythos no se rendirá fácilmente. Es un ser que se alimenta del caos y la desesperación.
En el espacio, el ataque Destrucción de Dioses se intensificaba, iluminando el entorno como si fuera una segunda estrella. La esfera de luz estaba a punto de colisionar con el manto oscuro de Erythos, quien se negaba a ceder ante la presión.
Con un grito de rabia, Erythos canalizó aún más su energía, haciendo que el aire a su alrededor chisporroteara. La colisión entre la luz y la oscuridad estaba en su punto culminante, y ambos bandos podían sentir la fuerza descomunal que se avecinaba.
- ¡No puedo dejar que esto suceda- gritó mientras su voz retumbaba en la realidad- Este universo me pertenece, y todos ustedes son meras sombras en mi camino.
La explosión fue impresionante. La energía pura y la oscuridad se estrellaron en un espectáculo de luz y sombras, creando un cráter de energía que se expandía hacia el infinito. La onda de choque impactó en la nave donde se libraba la batalla, desestabilizando hasta el más firme de los guerreros.
La luz que emanaba de la esfera comenzó a hacerse más brillante, llenando el entorno de una calidez que contrastaba con el frigidismo del campo de Erythos.
- ¡Ahora!- gritó Goku, sintiendo el poder de sus amigos y la intensidad de su propia energía- ¡Con toda nuestra fuerza!
Los dioses de la destrucción gritaron en unísono, el eco de su poder resonando a través de la vasta oscuridad del cosmos. Como un solo cuerpo, canalizaron su energía, cada uno de ellos transmitiendo su voluntad al ataque.
A medida que la esfera se acercaba a Erythos, el tiempo pareció detenerse. Todos en el palacio observaron la colisión con una expectación contenida, sabiendo que en ese momento se decidía el destino de muchos universos.
- ¡Ganen o pierdan!- se dijo Zeno, sus ojos brillantes reflejando la luz del combate.
El choque final resonó a lo largo y ancho del espacio, y en un instante, la realidad tembló como si estuviera a punto de sucumbir. La luz y la oscuridad chocaban, creando un vórtice que retenía todos los efectos de la batalla. La balanza del destino se equilibraba, la fuerza unida de los dioses creando un resplandor que comenzaba a consumir la sombra.
- Esto no acabará aquí, diosillos. ¡El caos siempre regresa!- rugió Erythos, su voz resonando mientras el colapso se acercaba.
Sin embargo, la determinación de Goku y sus amigos se intensificó, y en el clímax de la tensión, los vientos de la victoria comenzaron a soplar a su favor. Con la luz brillando y el oscuro desafío de Erythos haciéndose eco, los caminos de la luz atravesaron la sombra, dirigiéndose hacia un destino incierto y lleno de posibilidad. Sin lugar a dudas, el impacto resonaría en todos los rincones del multiverso, marcando un nuevo capítulo en la lucha entre luz y oscuridad.
Mientras la batalla continuaba, todos en el palacio miraban, conscientes de que la unión en la adversidad es lo que verdaderamente define a los guerreros. Así, aunque el resultado era incierto, la esperanza nunca había brillado con más fuerza en cada uno de sus corazones.
La tensión en la sala del palacio de Zeno Sama seguía palpable, pero, a medida que el resplandor de la explosión comenzaba a disiparse, los ojos del Rey de Todo se iluminaban con asombro y orgullo. A su lado, Daishinkan también mostró una leve sonrisa, eligiendo sus palabras con cuidado para transmitir la magnitud del logro que acababan de presenciar.
- Goku, has logrado lo que muchos consideraban imposible- dijo Daishinkan, inclinándose ligeramente en un gesto de respeto hacia el guerrero- Reunir a los 12 dioses de la destrucción y llevarlos a colaborar con un propósito común es un hito sin precedentes en la historia del multiverso.
Goku, aún respirando pesadamente por el esfuerzo realizado, sonrió mientras dejaba escapar un leve suspiro de alivio. Sus amigos, aunque cansados, compartían la misma felicidad y orgullo por su logro.
- ¡Lo hicimos juntos!- exclamó Goku, extendiendo los brazos en un gesto que reconocía la contribución de todos los presentes- Sin cada uno de ustedes, no habría sido posible.
Zeno Sama, con su característica energía infantil y su voz llena de entusiasmo, se acercó a Goku y sus compañeros.
- ¡Qué gran espectáculo!- gritó Zeno, saltando de alegría- ¡Me encantó! Ustedes son verdaderos héroes. ¡Trabajaron como un solo equipo! Esto hace que mi corazón brinque de felicidad.
Goku, siempre modesto, rascándose la nuca mientras una sonrisa tonta se apoderaba de su rostro, miró a sus amigos.
- Sí, pero fue la determinación de todos y cada uno de ustedes. Cada ataque, cada grito, cada gota de sudor... Todo fue clave para que pudiéramos hacerle frente a Erythos. ¡No lo podría haber hecho sin ustedes!
Los demás dioses de la destrucción asintieron, recordando la sinergia que habían experimentado en combate. Un fuerte sentido de camaradería los unía, y sabían que jamás habrían alcanzado tal nivel de fuerza sin la voluntad de trabajar juntos.
Daishinkan, siguiendo el hilo de la conversación, se dirigió a Zeno.
- Deberíamos considerar este enfrentamiento como un modelo para el futuro. La unión y la cooperación son esenciales en tiempos de crisis, y este triunfo podría marcar un nuevo comienzo para todos los universos.
Zeno asintió, su rostro iluminado por la emoción.
- ¡Sí! Desde ahora, deben siempre trabajar así. No solo en batallas, sino también para mantener la paz en el multiverso.
En ese momento, Goku se dio cuenta de que la batalla había sido solo el comienzo. Miró a los dioses de la destrucción, cada uno de ellos con una chispa en los ojos que hablaba de comprensión renovada y propósito compartido.
- Tal vez deberíamos entrenar juntos más a menudo- sugirió, con su endiablada energía positiva- Si todos fortalecemos nuestras habilidades juntos, podríamos estar aún más listos para enfrentar cualquier peligro que venga.
Los dioses de la destrucción intercambiaron miradas de aprobación.
- Esa es una propuesta interesante, Goku -respondió uno de ellos, un tono de respeto resonando en su voz- Debemos prepararnos para cualquier desafío que se nos presente.
Zeno aplaudió de emoción, disfrutando de la idea de que sus guerreros favoritos pudieran formar una alianza permanente entre ellos.
- ¡Estoy tan emocionado! ¡No puedo esperar para ver qué más podrán hacer juntos!
Mientras los ecos de la batalla aún resonaban y la energía del caos comenzaba a calmarse, todos los presentes sintieron que se había forjado algo extraordinario. No solo se trataba de la victoria sobre Erythos, sino de la creación de un vínculo que podría resonar a través de los mundos, uniendo fuerzas en un espíritu de colaboración.
- Recuerden, mis amigos -dijo Daishinkan, su voz seria pero apoyando la alegría del momento- que la luz siempre brillará más intensamente en la unión y la amistad. Este día será recordado como el inicio de una nueva era para el multiverso.
Y así, mientras el palacio vibraba con ecos de camaradería y esperanza, Zeno Sama y Daishinkan celebraron el florecer de una nueva alianza en el cosmos, un episodio que resonaría a lo largo de las crónicas de los dioses y los guerreros del universo.
Continuará
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