Capítulo 5

Capítulo: Un día en la ciudad con Gwen

El sol brillaba en lo alto, iluminando las calles de la ciudad con una luz dorada que hacía que todo pareciera más vivo. Goku se encontraba frente al edificio donde vivía, esperando a Gwen con una sonrisa amplia y relajada. Aunque no sabía mucho sobre citas o paseos por la ciudad, estaba emocionado por la idea de explorar un lugar nuevo y, sobre todo, por comer algo delicioso.

—¡Hola, Goku! —escuchó una voz familiar que lo sacó de sus pensamientos.

Gwen se acercaba con una sonrisa radiante, vistiendo un atuendo casual pero elegante: unos jeans ajustados, una blusa blanca y una chaqueta ligera. Llevaba una pequeña mochila al hombro, lista para un día de exploración.

—¡Hola, Gwen! —respondió Goku, saludándola con entusiasmo—. ¿Lista para enseñarme la ciudad?

—Más que lista —dijo ella, ajustándose la mochila—. Pero primero, necesitamos arreglar ese pequeño detalle de tu falta de celular. Vamos a la tienda más cercana.

Goku asintió y juntos comenzaron a caminar por las calles de la ciudad. Gwen le iba señalando los lugares más importantes: el parque central, el museo de arte, el teatro y varios restaurantes famosos. Goku escuchaba con atención, aunque su mente ya empezaba a divagar pensando en la comida.

—¿Y qué tal te ha parecido la ciudad hasta ahora? —preguntó Gwen mientras cruzaban una plaza llena de fuentes y esculturas.

—¡Está genial! —respondió Goku, mirando a su alrededor con curiosidad—. Aunque no sé cómo la gente puede caminar tanto sin parar a comer algo. ¿No hay algún lugar donde vendan comida por aquí?

Gwen rió, sorprendida por su sinceridad.

—Tienes hambre, ¿verdad? Bueno, no te preocupes. Después de comprar tu celular, te llevaré a un lugar donde venden las mejores hamburguesas de la ciudad.

—¡Eso suena increíble! —exclamó Goku, frotándose las manos—. ¡No veo la hora!

Llegaron a una tienda de electrónicos, donde Gwen ayudó a Goku a elegir un teléfono móvil. Aunque Goku no entendía muy bien cómo funcionaba el dispositivo, confiaba en las recomendaciones de Gwen.

—¿Y esto hace llamadas y mensajes, verdad? —preguntó Goku, sosteniendo el celular como si fuera un objeto extraño.

—Sí, y mucho más —respondió Gwen, riendo—. Te enseñaré a usarlo más tarde. Por ahora, vamos a comer.

Gwen lo llevó a un pequeño restaurante de comida rápida, famoso por sus hamburguesas gigantes y batidos cremosos. Goku no tardó en pedir una hamburguesa doble con extra de todo, papas fritas y un batido de chocolate. Gwen lo observó con asombro mientras devoraba su comida en cuestión de segundos.

—¡Esto está delicioso! —dijo Goku, con la boca llena—. ¿Puedo pedir otra?

Gwen rió, divertida por su apetito insaciable.

—Claro, pide lo que quieras. Aunque no sé cómo puedes comer tanto y mantenerte en forma.

—¡El entrenamiento es la clave! —respondió Goku, sonriendo—. Aunque la verdad, no entreno tanto como antes. Esto de ser estudiante me tiene un poco ocupado.

Gwen lo miró con curiosidad, pero decidió no presionarlo con preguntas. Aunque notaba que Goku era diferente a los demás, algo en su actitud despreocupada y alegre la hacía sentirse cómoda.

Después de comer, Gwen lo llevó a un parque de diversiones cercano. Goku quedó fascinado con las atracciones, especialmente con las montañas rusas. Aunque estaba acostumbrado a volar a velocidades increíbles, la emoción de subirse a una atracción mecánica era algo completamente nuevo para él.

—¡Esto es genial! —gritó Goku mientras la montaña rusa descendía a toda velocidad—. ¡Nunca había sentido algo así!

Gwen reía a su lado, disfrutando de su entusiasmo. Después de varias atracciones, decidieron tomar un descanso y sentarse en un banco cerca de un lago artificial.

—¿Qué te ha parecido el día hasta ahora? —preguntó Gwen, mirándolo con curiosidad.

—¡Ha sido increíble! —respondió Goku, sinceramente—. La comida, las atracciones, todo. Gracias por enseñarme todo esto, Gwen.

—De nada —dijo Gwen, sonrojándose ligeramente—. La verdad, me alegra que hayas venido. No todos los días conozco a alguien como tú.

Goku la miró, notando la sinceridad en sus palabras. Aunque no estaba seguro de cómo expresarlo, sentía que había encontrado a alguien especial en Gwen.

—Oye, Gwen —dijo después de un momento—. ¿Crees que podríamos hacer esto de nuevo algún día?

Gwen sonrió, sintiendo que el día había sido perfecto.

—Claro que sí, Goku. Será un placer.

El sol comenzaba a ocultarse en el horizonte, pintando el cielo de tonos anaranjados y rosados. Goku y Gwen caminaban por las calles de la ciudad, disfrutando de la brisa fresca de la tarde. Aunque el día había estado lleno de emociones, ambos sentían que aún quedaba energía para divertirse un poco más.

—Oye, Gwen —dijo Goku, mirando a su alrededor con curiosidad—. ¿Crees que podríamos encontrar un lugar para comer algo antes de regresar? Tengo un poco de hambre otra vez.

Gwen se rió, sorprendida por su apetito insaciable.

—¿En serio? Acabamos de comer hace unas horas. ¿Cómo puedes tener hambre tan rápido?

Goku se rascó la cabeza, sonriendo con timidez.

—Bueno, siempre he tenido un estómago grande. Además, caminar tanto me da más hambre.

Gwen lo miró con una mezcla de incredulidad y diversión.

—Está bien, hay un puesto de helados cerca de aquí. Podemos parar antes de llegar al edificio.

—¡Helado! —exclamó Goku, entusiasmado—. Eso suena genial. Nunca he probado el helado de esta ciudad.

Gwen sonrió, disfrutando de su entusiasmo infantil.

—Bueno, hoy será tu día de suerte. Vamos, está por aquí.

Caminaron un par de cuadras más hasta llegar a un pequeño puesto de helados con una variedad de sabores y toppings. Goku observó con asombro las opciones, como si nunca hubiera visto tantos sabores juntos.

—¿Qué me recomiendas? —preguntó Goku, mirando a Gwen con curiosidad.

—Hmm, si te gusta lo dulce, prueba el de chocolate con trozos de brownie —sugirió Gwen—. Es mi favorito.

—¡Perfecto! —dijo Goku, decidido—. Uno de esos, por favor.

Mientras esperaban su helado, Gwen notó que Goku seguía mirando a su alrededor, como si todo le resultara nuevo y fascinante.

—¿Es la primera vez que comes helado en la ciudad? —preguntó Gwen, intrigada.

—Bueno, en realidad, no he tenido muchas oportunidades de salir a explorar —respondió Goku, con sinceridad—. Así que todo esto es nuevo para mí.

Gwen asintió, comprendiendo su situación.

—Bueno, entonces hoy es tu día de suerte. Te aseguraré de que conozcas los mejores lugares.

Cuando recibieron sus helados, Goku tomó un bocado grande y sus ojos se iluminaron.

—¡Esto es increíble! —exclamó, con la boca llena—. ¡Nunca había probado algo tan delicioso!

Gwen rió, disfrutando de su reacción.

—Me alegra que te guste. Aunque no comas tan rápido, te va a doler la cabeza.

Goku asintió, tratando de comer más despacio, pero su entusiasmo era evidente. Mientras caminaban de regreso al edificio, comenzaron a jugar un poco, compitiendo para ver quién podía encontrar más perros paseando con sus dueños o quién adivinaba el color del siguiente semáforo.

—¡Rojo! —gritó Goku, señalando el semáforo que acababa de cambiar.

—¡Correcto! —dijo Gwen, riendo—. Parece que tienes suerte.

—¡Siempre tengo suerte cuando se trata de divertirme! —respondió Goku, con una sonrisa amplia.

Finalmente, llegaron al edificio donde vivían. Gwen se detuvo frente a la entrada, mirando a Goku con una sonrisa.

—Bueno, esto fue divertido —dijo—. Aunque creo que necesito un descanso después de tanto caminar.

—¡Siempre es bueno divertirse un poco! —respondió Goku, con esa actitud alegre que lo caracterizaba—. Oye, ¿qué te parece si mañana hacemos algo más? Tal vez podamos ir a ese lugar con comida que mencionaste.

Gwen sonrió, notando que Goku nunca perdía la oportunidad de hablar de comida.

—Claro, Goku. Será un placer. Pero por ahora, creo que es hora de descansar.

—¡Entendido! —dijo Goku, saludándola con la mano—. Nos vemos mañana, Gwen. ¡Gracias por el día increíble!

—Gracias a ti, Goku —respondió Gwen, mirándolo mientras se dirigía a su departamento.

El día siguiente, Goku y Gwen se encontraron en la entrada de la Universidad Midtown. Gwen llevaba una mochila llena de libros, mientras que Goku solo llevaba un pequeño bolso con su nuevo celular y un par de bocadillos (por si acaso). Aunque Goku todavía no estaba acostumbrado a la vida universitaria, estaba emocionado por aprender cosas nuevas y, sobre todo, por pasar más tiempo con Gwen.

—Buenos días, Goku —dijo Gwen, sonriendo—. ¿Listo para tu segundo día?

—¡Claro! —respondió Goku, con entusiasmo—. Aunque todavía no entiendo muy bien cómo funcionan las clases. ¿Qué vamos a hacer hoy?

—Hoy tenemos una clase de ciencias naturales —explicó Gwen—. Es bastante interesante, aunque puede ser un poco complicada si no estás acostumbrado.

—¡No hay problema! —dijo Goku, confiado—. Siempre estoy listo para aprender algo nuevo.

Mientras caminaban por el campus, Goku no podía evitar mirar a su alrededor, impresionado por el tamaño y la actividad del lugar. Estudiantes pasaban corriendo para llegar a sus clases, grupos discutían en los pasillos y algunos incluso practicaban deportes en los jardines.

—Este lugar es enorme —comentó Goku, mirando hacia todos lados—. Nunca había visto algo así.

—Sí, la Universidad Midtown es una de las más grandes de la ciudad —dijo Gwen, orgullosa—. Pero no te preocupes, te acostumbrarás pronto.

Justo cuando se acercaban al edificio de ciencias, un grupo de estudiantes los interceptó. Entre ellos estaba el bravucón del día anterior, quien lucía una expresión de fastidio al ver a Goku.

—Buenos días, Gwen —dijo el bravucón, ignorando por completo a Goku—. ¿Qué haces acompañada de este tipo?

Gwen frunció el ceño, claramente molesta por su actitud.

—Hola, Brad. Goku es mi amigo, y estamos yendo a clase. ¿Necesitas algo?

Brad cruzó los brazos, mirando a Goku con desdén.

—Solo quería recordarle a tu "amigo" que este no es su lugar. La universidad no es para cualquiera.

Goku, que hasta ahora había permanecido callado, decidió intervenir con una sonrisa burlona.

—Oye, Brad, ¿verdad? —dijo Goku, con tono relajado—. ¿Siempre eres tan amable con los nuevos, o es solo conmigo?

Brad arrugó el ceño, claramente irritado por la actitud de Goku.

—No te creas gracioso. Aquí no eres bienvenido.

Goku se encogió de hombros, como si no le importara.

—Bueno, parece que alguien se levantó con el pie izquierdo. ¿Necesitas un abrazo o algo?

Los estudiantes que acompañaban a Brad soltaron unas risas, lo que solo aumentó su enojo.

—¡Cállate! —gritó Brad, apuntando a Goku—. No sabes con quién te estás metiendo.

Goku mantuvo la sonrisa, pero esta vez había un brillo de desafío en sus ojos.

—Mira, Brad —dijo Goku, con calma—. Si tienes tanto problema conmigo, podemos arreglarlo después de clases. En el estacionamiento, sin testigos. ¿Qué dices?

Brad pareció sorprendido por la propuesta, pero rápidamente recuperó su actitud arrogante.

—Está bien, tipo. Después de clases, en el estacionamiento. No te arrepientas.

—No lo haré —respondió Goku, con una sonrisa confiada—. Aunque te advierto, no será tan fácil como crees.

Brad se alejó, seguido por sus amigos, mientras Gwen miraba a Goku con preocupación.

—Goku, ¿estás seguro de que esto es una buena idea? —preguntó Gwen, frunciendo el ceño.

—No te preocupes, Gwen —dijo Goku, con tranquilidad—. Solo será un pequeño... desahogo. Además, no quiero que Brad siga molestándote.

Gwen suspiró, sabiendo que no podía disuadirlo.

—Está bien, pero ten cuidado. Brad no es alguien con quien se deba jugar.

—¡No hay problema! —dijo Goku, con entusiasmo—. Ahora, vamos a clase antes de que lleguemos tarde.

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Al final de las clases

El día transcurrió sin mayores incidentes, aunque Goku no pudo evitar notar las miradas de Brad durante las clases. Cuando terminó la última clase, Goku y Gwen se dirigieron al estacionamiento, donde Brad y sus amigos ya los esperaban.

—Pensé que te habías escapado —dijo Brad, con una sonrisa burlona.

—No soy de los que huyen —respondió Goku, con calma—. ¿Listo para esto?

Brad se acercó, con los puños apretados.

—Esto será rápido.

Goku se colocó en una posición relajada, sin levantar los puños, pero listo para moverse si era necesario.

—Cuando quieras, Brad.

Brad lanzó un puñetazo directo hacia Goku, pero este lo esquivó con facilidad, moviéndose como si fuera un juego.

—¡Vamos, Brad! —dijo Goku, riendo—. ¿Eso es todo lo que tienes?

Brad, cada vez más frustrado, lanzó varios golpes más, pero Goku los esquivó todos sin esfuerzo. Finalmente, Goku decidió terminar el asunto con un solo movimiento, agarrando a Brad por la camisa y levantándolo del suelo con una mano.

—Mira, Brad —dijo Goku, con seriedad—. No quiero problemas contigo. Pero si sigues molestando a Gwen o a mí, esto no terminará bien para ti. ¿Entendido?

Brad, asustado y sin aliento, asintió rápidamente.

—S-sí, entendido.

Goku lo soltó suavemente, y Brad cayó al suelo, tambaleándose.

—Bueno, eso fue divertido —dijo Goku, volviendo a sonreír—. Ahora, vámonos, Gwen. Tengo hambre otra vez.

Gwen, que había estado observando todo con una mezcla de preocupación y asombro, asintió.

—Está bien, Goku. Pero prométeme que no buscarás más problemas.

—¡No te preocupes! —dijo Goku, con una sonrisa amplia—. Solo quería dejar las cosas claras.

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Fin del capítulo.

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