CAPITULO 1: LA MEJOR ESTUDIANTE
Viajemos a otro lugar mágico, uno donde la magia no es un mito, sino la esencia de la vida misma. Todo comenzó en Las Islas Hirvientes, formadas por los restos de un titan fallecido hace millones de años.
Gracias a la magia que recorría en su cuerpo, la vida en las islas se adapto para ejercerla también. De ella, surgieron tanto demonios (seres monstruosos que una naturaleza salvaje) y los brujos, (nacidos con la capacidad de hacer magia) En estas islas se fundaron muchas escuelas, todas para aprender a usar esta magia. Se aprendían todas las clases de magia, vitales para toda bruja, desde el Cuidado de bestias, Música, Pociones, Plantas, Ilusiones, Curación, Oráculo, y Abominaciones. entre ellas, estaba la mejor que escuela de magia y hechicera, La Escuela de Magia y Demonios Hexside
En esta escuela, cada uno portaba uniformes con colores relacionados con la magia que estudiaban. Toda criatura asistía para graduarse y convertirse en los mas grandes hechiceros que haya habido en estas islas. Dentro de las aulas, los alumnos practicaban conjuros y pociones bajo la mirada estricta de los profesores. En ese tiempo estaban divididos y agrupados por Aquelarres, guiados por quien era nuestro gran líder.
Pero no nos desviemos de esta historia. Dentro de la escuela, había una joven que destacaba de entre todos los estudiantes, su nombre: Amity Blight.
Era la mejor en todo: la mejor estudiante, la más brillante, la más disciplinada, sacando las mejores calificaciones. Todos la admiraban, la respetaban, sintiéndose muy orgullosa dado a su estatus, ella caminaba por los pasillos de la escuela con una postura erguida, al frente, con un sentido de orgullo.
Amity caminaba por el corredor principal con una expresión firme y decidida, llevando sus libros de abominaciones apilados perfectamente en sus brazos. Llegando a un salón, marcado con un letrero que decía Abomination 101. Entraba a su clase encontrando el lugar completamente solo, procediendo a sentarse en su mesa en la que siempre trabajaba esperando a que los demás alumnos llegaran
—Agh, siempre llegan tarde —dijo.
—Son unos holgazanes —dijo una voz adulta. Entra el maestro que daba la clase siendo un pequeño hombre quien era cargado por una criatura viscosa—. Siempre llegando temprano y puntual.
—Buenos días profesor Homunculus —saludo Amity parándose de su asiento
—Buenos días señorita Blight, toma asiento —dijo a su alumna, dejando algunos libros en su escritorio—. Espero ver grandes progresos el día de hoy de nuestra mejor estudiante estrella.
—Sera un placer señor, he estudiado día y noche sin descanso, de hecho, me adelante en como concentrar mi magia y crear objetos mas avanzados con baba de abominable, lo leí de su libro, desde la pagina 12 a la pagina 35
—Excelente, siempre atenta y astuta, preparándose para todo.
—Gracias señor
Sonó la campana. Después de unos minutos, todos los alumnos finalmente entraron a clase. Cada uno tenia en sus mesas una jarra con baba purpura, todos prestaban completa y absoluta atención a su profesor, tomando apuntes a todo lo que enseñaba. Todos, menos Amity.
—Concentren su magia, piensen lo que quieren generar, pongan atención —Enseñaba el profesor. Tomo de su escritorio una de esas jarras y con su mano estirada movía la gelatinosa baba generando en sus manos una pequeña cuchara—. Y así es como se hace
Sus habilidades impresionaron a sus alumnos perplejos por esta demostración. Siendo un gran experto cambio a un cuchillo, una cuchara para sopa, después una sierra normal, luego a un martillo
>>Esa es solo una pequeña parte de esta clase, ahora ustedes practiquen, tienen que generar todos y cada uno de los que indica la pagina 14, pueden iniciar
Para algunos estudiantes esta practica era algo difícil. La pagina requería de cubiertos como una cuchara , un tenedor y un cuchillo, después herramientas de construcción como una sierra, un martillo y unas tijeras. Algunos lo habían logrado, otros no. Pero Amity con sus propias manos genero todos y cada uno de ellos tan rápidamente igual que su profesor, no solo eso, si no también generando otros objetos mas complejos del libro, tales como cuchillas mas largas, un escudo con picos, y por ultimo, con un gesto fluido, invocó una pequeña abominación de forma casi perfecta. La criatura viscosa se alzó de la mesa, inofensivo. Sus compañeros a su lado quedaron asombrados por el grande talento de Amity, especialmente por ese ultimo logro
—Vaya vaya, un pequeño e indefenso abominable, una mejora impresionante —comento su maestro viendo los resultados de la chica
Amity no dijo nada, pero por dentro sintió una chispa de satisfacción y orgullo. Luego miró hacia el resto de sus compañeros, algunos los cuales luchaban por siquiera hacer que sus abominaciones tomaran forma.
Mientras todos admiraban a la mejor estudiante, detrás de ella estaba otra chica con gafas aun tenia problemas para generar las cosas que pedía el libro.
—¡Vamos, tu puedes hacerlo, tu puedes! —dijo esforzándose. Tomo la baba con su mano derecha, concentrando su magia busco generar uno de esos cubiertos. La pequeña bola pegajosa comenzaba a flotar y a tomar forma de una cuchara, unos segundos pasaron, hasta que su bola se derritió en su mano, cayendo y salpicando su mesa y el piso del salón
—¡Señorita Park! —llamo el profesor—, siga practicando, una cuchara es lo mas sencillo que alguien pueden hacer!
A pesar de las dificultades, la mayoría pudo completar esta tarea, excepto aquella alumna que solo podía mirar hacia abajo avergonzada por su fracaso, observando después como Amity era mas alagada que todos.
—Muy bien estudiantes, hicieron un buen trabajo, bueno, no todos —elogio el profesor mirando fijamente a aquella niña que no pudo completar su trabajo.
De nuevo la campana sonó siendo la hora del almuerzo. En el salón del comedor formaban filas para obtener los alimentos que servían los chefs.
En sus tiempos libres Amity solía comer con sus mejores amigas de la escuela. Al igual que ella, las mejores de clase alta, las mejores en la escuela, siempre andando en grupo. Era tanto su popularidad y estatus que todos se quitaban de su camino, algunos hasta se arrodillaban como súbditos ante sus reinas.
Entre ellas estaban Boscha
Y Skara
—Que inútiles son los de mi clase —dijo Boscha—, nadie supo como hacer una simple poción de visión nocturna, uno de ellos hizo crecer sus ojos volviéndose azules ¿Pueden creerlo? Yo fui la única que pudo hacerlo bien.
—Yo aprendí una nueva melodía con el arpa, maneja el estrés —dijo Skara tocando el arpa y la melodía que aprendió—. ¿Tú que dices Amity? ¿Alguna novedad emocionante?
—Por favor Skara, Amity de seguro hizo algo genial
—Así es, cree mi primer pequeño abominable —contesto Amity impresionando a sus amigas recibiendo aplausos de ellas—. ¿A ustedes como les fue?
—Bueno, ¡Es otra victoria en Grudgby! Ni siquiera tuve que esforzarme tanto esta vez. —comento Boscha
—Diez puntos esta semana, Boscha. Si sigues así, Hexside tendrá una nueva campeona —dijo Skara
—¡Ya lo soy! Aunque, claro, tener que repetirlo todo el tiempo se vuelve aburrido. A menos, que haya oponentes dignos que nos reten, lavaremos el piso con ellos
Mientras las chicas presumían de sus hazañas, la estudiante con gafas, compañera de Amity, se sentaba en una de las mesas colocando una maseta con una planta, y junto a ella la acompañaba un chico de baja estatura.
—Mira a esos, ni siquiera saben lanzar un simple conjuro de abominación —se burló Boscha—. Es triste, de verdad. No sé por qué Hexside permite que cualquiera entre aquí.
Mientras tanto en la otra mesa...
En el vibrante corazón del la escuela, dos jóvenes destacaban por su inquebrantable amistad.
Willow Park,
A su lado, Augustus Porter, conocido por todos como Gus,
Gus poseía una mente tan aguda como su magia de ilusiones. Con un solo movimiento de sus manos, podía crear mundos de luz y sombra, imágenes tan reales que parecían tener alma propia.
Juntos, eran un equipo inseparable. Se entendían sin necesidad de palabras, sus gestos y miradas tejiendo una amistad profunda y sincera.
—¡Mira esto, Willow! —exclamó Gus, haciendo aparecer una bandada de aves ilusorias que llenaron el aire con un sinfín de colores para desaparecer.
Gus poseía una mente tan aguda como su magia de ilusiones. Con un solo movimiento de sus manos, podía crear mundos de luz y sombra, imágenes tan reales que parecían tener alma propia.
—Es hermoso, Gus —respondió ella, sonriendo aplaudiendo el talento de su amigo. Pero su alegría se convirtió en tristeza y agotamiento—. Oh vaya, no me gusta la magia de abominables. Es difícil hacer magia que no te gusta hacer y en la que no te especializas.
—No te preocupes Willow, lo lograras, yo creo en ti —le dijo su amigo tocando su hombro. Cuando ella casi soltaba una lagrimas giro su dedo índice lanzando un hechizo a su pequeña planta, haciendo que aparentemente cobrara vida
—Tu puedes Willow, eres la mejor amiga que una planta puede tener —dijo la planta
Willow tenía un gusto por la magia vegetal que la conectaba con la misma esencia de la tierra. Bajo sus cuidados, ramas marchitas recuperaban vida y flores nacían donde antes sólo había ceniza. Su habilidad no era sólo un reflejo de su poder, sino de su empatía y perseverancia. Pero algo se lo impedía, algo que le impedía ser ella misma
—Aww, gracias Gus, es bueno tener una buena compañía —dijo Willow dandole un pequeño abrazo a su amigo
—Si, algún día lo lograras, con estudio, esfuerzo, dedicación y trabajo, La disciplina es lo mas importante para alcanzar nuestro máximo nivel —dijo Amity llegando detrás de ellos interrumpiendo a los jóvenes.
—Exacto, en la clase de abominables nadie es tan increíble como Amity. Solo los mejores están en esta escuela. —siguió Boscha
—Todos hemos mejorado —comento Skara.
Después vieron a la planta que Gus hechizo, sonriente y tierna, pequeña e inofensiva, lo que les causo risa comenzando todas a reírse, excepto Amity
—¿Magia con Plantas? ¿Magia de Ilusiones? eso déjenselo a magos de alto nivel, viniendo de ustedes es ridículo. Miren esto, ¿Plantas amigables? —comento Boscha burlándose de la planta de Willow.
—¡Oigan, déjenla en paz! —Grito Gus—. El que ustedes sean mejores que nosotros en clase no significa que tengan derecho a molestar a mi amiga
—El tiene razón Boscha —dijo Amity
—¿La tengo? —Pregunto el chico
—Si, es una perdida de tiempo, mejor vayamos a clase. Suerte Willow, créeme, la necesitaras —dijo Amity con tono burlón, retirándose sin decir absolutamente nada acompañada por sus amigas mas cercanas.
Willow la miró, pero no respondió. Parecía acostumbrada a los comentarios de Amity, pero en el fondo, eso no hacía que dolieran menos.
Mientras caminaban hacia la clase de abominaciones, algunos de los estudiantes se apartaban de su camino. Se habían acostumbrado a verla como una figura distante, casi inalcanzable. Amity no mostraba interés en cambiar esa percepción; después de todo, la distancia aseguraba que nadie intentara desafiarla.
El día en Hexside llegaba a su fin. El sol comenzaba a descender en el horizonte, bañando la escuela con una luz dorada mientras los estudiantes guardaban sus libros. Amity miraba al frente, atenta, mientras el profesor de abominaciones daba las últimas instrucciones del día.
—Bien, clase —dijo el profesor, con las manos cruzadas—. Para la próxima lección, quiero que todos ustedes practiquen la creación de un hombre abominable, construyéndola, formando sus partes pieza por pieza. Asegúrense de que la estructura sea la correcta y que obedezca correctamente los comandos. Será parte de su evaluación final de este mes.
Amity asintió, tomando nota mental de la tarea. Sabía que, como siempre, su abominación sería impecable. Ya tenía planes de hacer algo mucho más impresionante de lo que el profesor esperaba. Pero para ella, eso ya era lo normal. Algunos estudiantes intercambiaron miradas nerviosas, pero ella simplemente recogió sus cosas, lista para terminar el día.
Las horas de clases terminaron con el elogio habitual para Amity por parte de los profesores, mientras que muchos de los otros estudiantes se marcharon frustrados con sus propios resultados.
Mientras salía del aula, se encontró de nuevo con sus amigas, Boscha y Skara, que la estaban esperando. Una vez fuera del aula, ella y sus amigas se disponían a salir de la escuela, cada una a sus hogares.
El grupo salió de Hexside, caminando por los jardines, mientras el sol seguía su lento descenso. Era un raro momento de tranquilidad después de un día lleno de clases. Las flores mágicas brillaban suavemente a su alrededor, moviéndose al ritmo del viento. Amity caminaba al frente, como siempre, con Boscha y Skara a su lado.
—¿Quieren ir al la cabaña del tesoro? Lanzaremos globos mágicos a la gente y molestaremos a algunas criaturas insignificantes —pregunto Boscha
—No gracias Boscha, tengo que ir a casa a continuar con mis estudios —dijo Amity
—Deberías relajarte más, Amity —dijo Skara—. Estás tan concentrada en ser la mejor que apenas tienes tiempo para divertirte.
Amity la miró, con un brillo calculador en los ojos.
—Ser la mejor no se trata de diversión, Skara. Se trata de Mantener el prestigio de la familia, preservar la reputación y poder de los Blight en la sociedad de las Islas Hirvientes, de tener un lugar en este mundo. ¿Entiendes? —respondió con frialdad.
—Lo sé, lo sé... pero a veces pienso que podrías relajarte un poco más. Mira a Boscha, siempre está dispuesta a hacer algo divertido después de clase. Tal vez deberíamos unirnos a ella esta tarde —propuso Skara.
—Lo pensare —dijo Amity—. Primero necesito revisar algunos apuntes. La próxima semana tenemos el examen de invocaciones.
Skara acepto, no insistiendo. Sabía que cuando Amity tenía algo en mente, era casi imposible hacerla cambiar de opinión.
—He oído de ese examen, será todo un desafío. Me pregunto quién conseguirá la mejor nota... aunque todos sabemos la respuesta —dijo Boscha mirando fijamente a su amiga.
—Así es. Bueno, me tengo que ir, nos vemos después —dijo Amity dirigiéndose por otro camino.
—Adiós Amity
La chica camina tranquilamente por las calles de Huesosburgo, una ciudad bulliciosa y llena de vida, aunque algo peculiar. El aire fresco del atardecer soplaba, moviendo los colores vibrantes de las banderas que colgaban entre los edificios de piedra y madera, con el sol aun ocultándose brillando sobre los edificios y criaturas que forman el bullicioso corazón de las Islas Hirvientes así como los muchos negocios y puestos que habían. A su alrededor, los habitantes seguían con sus rutinas diarias, cada uno sumido en sus propios asuntos
Lleva algunos libros bajo el brazo, como siempre, absorta en sus pensamientos mientras observa el caos cotidiano que caracteriza a este lugar.
—Vaya, al menos hoy parece ser un día relativamente tranquilo...
Sin embargo, la paz dura poco...
—¡EDAAA, VAN A ATRAPARNOS! —grito una voz
Amity se detiene de golpe, frunciendo el ceño, al ver una escena que ya le resulta demasiado familiar. Eda la Dama Búho, la bruja más buscada de las Islas Hirvientes, y King, el pequeño y alborotador "Rey de los Demonios," están corriendo a toda velocidad por la calle, seguidos de varios guardias del Emperador, que parecen estar desesperados por atraparlos.
—¡Ja! ¡Nunca podrán atraparme! ¡Soy demasiado veloz y demasiado fabulosa para ustedes! —dijo Eda
Uno de los guardias, claramente frustrado, tropieza con un barril mientras otro intenta saltar por encima de una mesa y choca de frente con un vendedor de pociones diciendo enojado:
—¡Deténganse en nombre del Emperador Belos!
—¡Si crees que voy a detenerme, necesitas revisar ese cerebro mágico tuyo!
Amity observa la escena, y aunque no quiere admitirlo, una pequeña sonrisa aparece en su rostro. Es difícil no encontrar la situación entretenida. Mientras tanto, King corre a toda velocidad detrás de Eda, con sus patas diminutas moviéndose tan rápido como puede.
—¡EDAAAA! ¡No puedo correr tan rápido como tú, tengo piernas pequeñitas!
—¡Vamos, King! Piensa en ello como tu entrenamiento diario. ¡No querrás perder tu título de "Rey de los Demonios" por falta de ejercicio, ¿verdad?!
King, a pesar de su cansancio, infla el pecho con orgullo.
—¡Nunca! ¡Soy un rey poderoso! ¡Voy a...!
Justo en ese momento, King tropieza con una piedra y cae de cara al suelo, pataleando dramáticamente.
Eda, sin dejar de correr, se gira brevemente y levanta a King de la cola del suelo con una sola mano antes de que una lanza caiga a donde el estaba, cargándolo bajo el brazo como si fuera un bolso mientras sigue corriendo. La persecución sigue en su apogeo mientras Eda y King corren por las calles de Huesosburgo, con los guardias del Emperador pisándoles los talones. El sonido de las armaduras chocando y los gritos de frustración llenan el aire. Eda corre de espaldas y ve que los guardias están demasiado cerca para su gusto.
—Hmm, hora de poner un poco de magia en el asunto. ¡Sujétate, King!
—¿Sujetar qué?
Eda ignora la queja y rápidamente forma un circulo con su mano, conjurando un hechizo que aparece frente a ella. Una nube de polvo mágico dorado brillante sale volando hacia los guardias. Mientras la nube los envuelve, los guardias comienzan a estornudar descontroladamente.
—¡Achú! ¡Achú! ¡Aaaaaaaachú!
—¡Salud, chicos! ¡Eso es lo que pasa cuando no usas una poción para las alergias! dijo la Dama Buho después de seguir corriendo.
Los guardias finalmente se levantan, con sus lanzas levantadas, avanzan hacia ella, furiosos y cubiertos de polvo. La persiguen hasta llegar a aun callejón sin salida.
>>¿Cuántas veces tienen que hacer esto para darse cuenta de que nunca me atrapan? —dijo la mujer generando su bastón en su mano derecha
—No esta vez. Estamos preparados —dijeron los guardias apuntando sus lanzas contra ella
Los guardias la rodean rápidamente, cerrando las salidas. Sin embargo, Eda, con su astucia habitual, se prepara, alzando su bastón y lanzando un hechizo rápido. Con un movimiento de la mano, hace que los ladrillos del suelo debajo de los guardias se levanten y los hagan tropezar.
—La calle está un poco... irregular hoy, ¿no creen?
Uno de los guardias se recupera y ataca con su lanza, pero Eda lo esquiva con agilidad, girando sobre sí misma y golpeando su lanza con su bastón. La lanza sale volando y cae en una mesa donde comían una pareja de enamorados
Antes de que pueda lanzar otro hechizo, dos guardias se abalanzan sobre ella desde ambos lados. Eda, sin perder el ritmo, usa su bastón para bloquear las lanzas, haciendo una pirueta entre ellos. Con movimientos rápidos, lanza un hechizo que envuelve a dos de los guardias en una nube de humo y viento enviándolos volando contra una tienda de cachivaches.
—¡Mis costillas! —se quejo uno de los guardias
Eda, aprovechando la confusión, salta sobre un gran barril haciendo que ruede, lanzándose hacia muchos guardias aplastándolos tras su paso dejando siluetas marcadas en el suelo.
—¡Vamos, chicos! ¿Esto es lo mejor que tienen? He visto soldados más fuertes que ustedes. —dijo bajando del barril
Un guardia más corpulento se lanza hacia ella, pero Eda, con una sonrisa traviesa, lo espera hasta el último segundo. Justo antes de que lo alcance, da un paso al costado y le coloca el bastón entre las piernas. El guardia tropieza, gira en el aire y cae al suelo, justo frente a un charco.
—¡Ups! Resbalón. ¡Cuidado, es un poco mojado ahí abajo!
Otro de ellos trata de sorprenderla, pero Eda le lanza un hechizo, haciendo que su armadura se convierta en un imán gigante que atrae todos los objetos metálicos cercanos. Los guardias, atónitos, ven cómo su compañero es aplastado bajo una montaña de espadas, lanzas y objetos metálicos.
—¡Ayuda! ¡Esto pesa más de lo que parece!
—¡Vaya, nunca pensé que ibas a tener tanta 'atracción' por las armas!
Un grupo de guardias intenta atacarla, pero Eda, con reflejos rápidos, gira su bastón y lo usa para bloquear los ataques. Da una voltereta hacia atrás, aterrizando elegantemente sobre una fuente. Desde ahí, lanza un hechizo de energía que convierte el suelo en un campo de cáscaras de plátano. Los guardias, al correr hacia ella, se resbalan uno por uno.
—¡Esto es ridículo!
—¡Y así es como se hace una comedia física. Bueno muchachos, fue divertido, ha sido un placer, pero tengo cosas más importantes que hacer... como evadir la ley. ¡Hasta la próxima! —dijo Eda
Amity, cruzada de brazos, observa cómo la escena se desarrolla frente a ella. Los guardias, que ahora parecen más torpes que amenazantes, continúan persiguiendo a Eda y King, pero la diferencia de habilidades es evidente. Uno de los guardias incluso tropieza con una carreta de frutas y termina cubierto de manzanas púrpuras.
—¡¿Cómo siempre nos supera esta bruja?! ¡Esto es ridículo!
—Es un poco ridículo. —comento Amity
Eda y King desaparecen por una esquina, con los guardias aún detrás de ellos, gritando y jadeando. Amity los observa alejarse y suspira.
<<Esta ciudad nunca tiene un día aburrido... ¿Cómo es que siempre terminan metidos en este tipo de situaciones?>> penso Amity
Mientras Amity retoma su camino, puede escuchar a la distancia el eco de las carcajadas de Eda y los gritos frustrados de los guardias, que sin duda terminarán la persecución como siempre: derrotados, mientras Eda y King se escapan una vez más.
Al llegar a su hogar, Amity suspiró ligeramente, mirando la imponente mansión Blight que se alzaba ante ella. Las paredes eran altas y frías, construidas con magia y poder. Al entrar en la mansión, sintió de inmediato la familiar mezcla de grandeza y frialdad que caracterizaba su hogar. El lugar estaba tan perfectamente ordenada. Paso por la sala dirigiéndose por las escaleras principales, con la mente ya puesta en la tarea del hombre abominable.
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que una sombra se moviera a su derecha. Amity apenas tuvo tiempo de reaccionar cuando abrió la puerta y un cubo de agua cayó desde arriba. Con un rápido movimiento, Amity se movió y esquivo la trampa, evitando ser mojada.
—¡Oh, vamos! —se quejó una voz desde el segundo piso.
Amity miró hacia las escaleras principales para ver a dos chicos altos de cabello verde, sus hermanos mayores, Edric y Emira con sonrisas pícaras. Ambos estaban claramente decepcionados de que su pequeña broma no hubiera tenido el efecto deseado.
—¿En serio, chicos? —dijo Amity, cruzándose de brazos—. ¿No tienen algo mejor que hacer?
—Era solo una broma, Amity —dijo Emira, bajando las escaleras junto a Edric—. Relájate un poco.
—Sí, hermanita, deberías reírte más —añadió Edric con una sonrisa traviesa—. Además, estás siempre tan ocupada con tus estudios...
—¿Y por qué creen que soy la mejor de la familia? —respondió Amity, alzando una ceja—. No es por perder el tiempo con bromas como ustedes. Lo entiendo, pero algunas de nosotras tenemos cosas importantes que hacer. No todo es juegos y bromas, ¿saben?
Edric y Emira intercambiaron miradas divertidas, pero no insistieron. Sabían que Amity era diferente, y aunque a veces intentaban que se relajara, también entendían que su hermana tenía ambiciones mucho más serias que ellos.
—¿Cosas importantes? ¿Más importantes que ser mojada por nuestra cubeta de agua de primera clase? Eso es una prioridad en mi libro —bromeo Eric.
Emira dejó escapar una risa ligera, y luego agregó:
—Vamos, Manoplas, sabemos que eres la mejor en todo lo que haces. Pero tal vez, solo tal vez, deberías relajarte. Aunque sea solo por hoy.
—Mmm, lo pensaré —respondió Amity, aunque su tono dejaba claro que no lo haría.
Edric puso una mano en el hombro de su hermana menor, su expresión finalmente suavizándose.
—Solo queremos asegurarnos de que estés bien. Eres nuestra pequeña hermana y sabemos que todo ese estrés por ser la mejor puede ser duro.
Amity suavizó su expresión por un momento, aunque rápidamente volvió a su postura de siempre. Sabía que sus hermanos estaban preocupados por ella, pero lo que ellos no entendían era que para ella, ser la mejor no era opcional.
—Agradezco que se preocupen por mí —dijo finalmente, su tono más suave.
Edric y Emira intercambiaron una mirada, pero no discutieron. Sabían que, por mucho que intentaran ayudar, Amity era decidida.
Amity subió las escaleras, dejando atrás a sus hermanos, y se dirigió a su habitación para comenzar a estudiar. Después de su encuentro con Edric y Emira, Amity, apenas llegó a la mitad del pasillo, escuchó la profunda y familiar voz de su padre, Alador Blight, resonando desde su oficina.
—Amity, ¿Estas en casa?.
Suspirando para sus adentros, dejando sus libros en el escritorio, se dirigió hacia el despacho de su padre. Al entrar, lo encontró sobre la mesa, rodeado de planos y bocetos de nuevos inventos mágicos. Siempre estaba trabajando en sus propios proyectos de ingeniería mágica, pero cuando se trataba de Amity, siempre encontraba tiempo para asegurarse de que estuviera cumpliendo con sus tareas.
—¿Cómo te fue en la escuela hoy? —preguntó, sin apartar la vista de los papeles.
—Me fue bien, como siempre. Hemos estado practicando hechizos avanzados de abominación, y para la próxima clase debemos crear un hombre abominable como tarea.
Su padre asintió lentamente, satisfecho, sus ojos aún enfocados en los papeles frente a él.
—Eso no debería ser un problema para ti, manoplas.
—Lo sé, padre —respondió Amity, manteniendo su tono sereno.
Finalmente, Alador levantó la mirada, fijando sus ojos en su hija. Aunque sus palabras no siempre lo mostraban, Amity sabía que su padre tenía una alta estima por sus logros y el talento que tenia.
—Estoy seguro de que lo harás bien.
—Entendido, padre.
—Amity, necesito hablar contigo —llamo la voz de una mujer.
—Oh, la jefa de la familia te espera
Amity entró en la sala, encontrando a su madre sentada elegantemente en el comedor, con una taza de té entre las manos. Odalia, siempre impecable, vestía su usual conjunto sofisticado, elegante, apariencia autoritaria que refleja su estatus y personalidad como una mujer ambiciosa, irradiando una frialdad calculada. A diferencia de su padre, las conversaciones con su madre siempre venían con un subtexto que Amity conocía bien.
—¿Qué tal van tus calificaciones, querida? —preguntó Odalia, con una sonrisa medida, sin perder un solo detalle del tono de su hija—. ¿Sigues siendo la mejor?
—Por supuesto —respondió Amity—. Sigo siendo la mejor estudiante en Hexside.
Odalia tomó un sorbo de té, y luego dejó la taza sobre la mesa con un suave golpe, satisfecha, pero su mirada aún evaluaba a su hija.
—Nunca lo he dudado. No podemos permitirnos que bajes la guardia. No mientras otros están esperando una oportunidad para superarte.
—Lo sé, madre. No hay nada que temer.
—Eso espero, Amity. La familia Blight tiene una reputación que mantener. No podemos permitirnos debilidades ni errores. No olvides que todo el esfuerzo que haces es por nuestro futuro, por tu futuro. Sigue así, y pronto tendrás un puesto muy importante, en el Aquelarre del Emperador
Amity asintió de nuevo, en su mente, ella misma se imaginaba a si mismo como una gran bruja sirviendo al Emperador de Las Islas Hirvientes. Pero detrás de sus ojos se escondía un peso que no expresaba en voz alta. Sabía que tenía que ser perfecta. Cualquier error sería imperdonable, y las expectativas de su familia siempre estaban presentes, como una sombra constante.
Finalmente, se retiró a su habitación, cerrando la puerta detrás de ella. Se sentó frente a su escritorio, rodeada de libros y notas. Estaba cansada, pero sabía que no podía descansar aún. La tarea de crear un hombre abominable para la clase de abominaciones ocupaba su mente. Acomodó sus libros en el escritorio. Las sombras de la noche ya caían sobre el Reino de los Demonios, pero en su habitación, la luz de su lampara iluminaba su intenso estudio.
Después de horas de trabajo, sus ojos comenzaron a arder, pero la satisfacción de ver el diseño casi completo la mantenía despierta. Amity dio un paso atrás para examinar su creación. El hombre de abominable era imponente, con un cuerpo robusto que emanaba poder, pero tenía la flexibilidad suficiente para maniobras rápidas.
Con un suspiro de alivio, dejó la pluma a un lado y observó su trabajo por última vez. Su corazón latía con orgullo. La abominable perfecta no era solo una idea; ahora, los planos para darle vida estaban terminados. Ella dobló cuidadosamente el pergamino y lo guardó en un tubo de cartón sellado, pero antes de que pudiera relajarse por completo, escuchó pasos familiares acercándose a su habitación, de repente sus hermanos entraron haciendo el mayor alboroto posible.
—¡Ahhh, otra semana sobrevivida en la escuela! El hecho de que me hayan dejado salir es un milagro. —dijo Edric, riéndose mientras se sienta
—Tú sobreviviste porque no descubrieron quien hizo la broma que le jugaste a la profesora. —comento Emira riéndose mientras se sienta
—¿Qué hiciste ahora, Edric? —pregunto Amity mirando curiosa
—¿Yo? Solo puse baba de abominable pegajosa de quince años en su asiento. Además, nunca me vieron venir. Literalmente. —confeso su hermano poniendo cara de inocente
—Se camuflo con las paredes de la escuela con una ilusión, caminaba y solo se oían pequeños pies. —contaba Emira
Amity suspiró, sabiendo que con sus hermanos todo era caos y risas.
—Edric, un día te van a castigar de verdad. Ya me imagino al director poniendo carteles por toda Hexside con tu cara diciendo "Vetado" —comento.
—¡Noooo! Sería una tragedia para mi reputación. ¿Cómo voy a seguir siendo el 'chico cool' si todos saben que me atraparon? Tendré que exiliarme... —bromeo Edric.
—¡Oh no! Edric, el exiliado. Mejor ve planeando tu nueva vida en la dimensión de los perdedores. —bromeo Emira
—No sé si sobrevivirías una semana ahí. —siguió Amity
—Oye, oye, puedo hacer bromas en cualquier dimensión. No importa a quien sea, sea grande o pequeño. Soy un maestro en eso —dijo Edric con firmeza, alzando el pecho.
—Sí, claro. Como cuando intentaste hacer una broma con una bomba explosiva con polvo picante y casi destruyes tu propio cuarto.
—Eso fue un error de cálculo. Solo un pequeño, insignificante... desastre.
Emira se echó a reír, Amity por otro lado, solo se mantenía en silencio con su sonrisa dibujada en su rostro. Las travesuras de sus hermanos podían ser agotadoras, pero no podía negar que siempre le arrancaban una sonrisa.
—Y hablando de travesuras, ¿Cómo les fue en las clases de hoy? —pregunto Amity
—Lo de siempre. Hice que Alstersid se viera como el director Bump por cinco minutos hasta que el verdadero llegó. Estuvo impresionado con mi hechizo, todo un éxito, he mejorado con mi magia —comento Emira
—Eso fue brillante. Yo, en cambio, intenté mejorar... —dijo Edric
—¿Mejorar? Tú solo te metes en problemas.
—¡Exacto! Esta vez conseguí que Sildrid se viera como una mujer de 300 años. El resto fue... bueno, algo estable. Hasta que empezó a cambiar de piel a una cara... bueno... cometí un pequeño error, pero ya sabes, nada fuera de lo normal para el talentoso Edric.
—¿Oh, solo uno ? Que talentoso —comento Amity con sarcasmo
—Ed quería impresionar a todos. Hoy intentó hacer una ilusión que transformara los libros de texto en ranas saltarinas...
—¡Y logre! ¡Eh... más o menos! Solo que... en lugar de ranas... terminé convirtiendo los libros en... calabazas gigantes
—¿Calabazas? ¿Cómo te confundiste con eso? —Pregunto Amity
—¡Fue un accidente! Iba a hacer las ranas, pero pensé, ¿Qué tal si en lugar de saltar, aplastaran? Y luego, bueno, pensé en las calabazas, ya sabes... por el tamaño y... ya estaba hecho —explico su hermano
—Lo mejor fue cuando una le cayo encima a la profesora. ¡Nadie podía levantarla y ayudarla! —Emira se hecho a reír a carcajadas.
—De hecho, creo que el profesor está considerando ponerte como la próxima lección de 'qué no hacer en ilusiones'.
Los gemelos se rieron juntos, disfrutando del caos que los rodeaba.
—Podrían dejarme trabajar, tengo que asegurarme de que lo que hago sea impecable —respondió Amity, enderezándose y cruzando los brazos.
—¡Oh no! ¡La seria Amity está de nuevo en modo perfección! —bromeo Edric
—Vamos, Amity. Sabemos que eres increíble en todo, pero... ¿no te cansas de ser tan... perfecta todo el tiempo? —dijo Emira con una sonrisa más suave
Amity se quedó en silencio por un momento, dejando escapar otro suspiro mientras se sentaba en su escritorio, sintiendo el peso de la conversación.
—No es que quiera ser perfecta... Es solo que mamá y papá esperan mucho de mí. No puedo fallar. Si no, o tendré el futuro que anhelo— contesto mirándolos con cierta tristeza en los ojos
—Tienes razón en querer hacer bien las cosas, pero... no puedes olvidarte de ti misma. No eres un abominable, Amity.
Amity bajó la mirada, pensando en lo que habían dicho. Sabía que tenían razón, pero la presión siempre estaba allí, empujándola a seguir, a hacer más. Levantó la vista y sonrió débilmente. Agradecía el apoyo de sus hermanos, aunque sabía que ellos no entendían del todo lo que ella sentía.
Se levantó de la silla y caminó hacia la ventana, observando el cielo nocturno, y a lo lejos muchas nubes oscuras.
Justo en ese momento, una brillante estrella fugaz cruzó el cielo. Amity y sus hermanos gemelos la vieron con asombro.
—¡Miren! ¡Una estrella fugaz! Rápido, pidan un deseo. —dijo Edric emocionado—. Yo desearía... que no tuviera que hacer más tareas. Imagínate, ¡una vida sin tareas! Solo diversión y sin preocupaciones. Sería increíble.
—Yo desearía... ser libre de todo esto. Poder hacer lo que quiera sin que mamá nos controle o nos ponga reglas. Quizás incluso viajar por el mundo, ser alguien más allá de las sombras de la familia. —dijo Emira riéndose suavemente, pero mirando la estrella fugaz con un brillo en sus ojos
Amity, en silencio, cerró los ojos por un momento. Mientras lo hacía, su mente se llenó de un único deseo, algo que había mantenido dentro de sí durante mucho tiempo:
—Yo... yo quisiera que mi vida cambie para mejor... Que pueda cumplir con lo que se espera de mí, pero también encontrar algo más... algo que me dé un propósito verdadero.
Cuando volvió a abrir los ojos, la luz en el cielo se había intensificado. El objeto brillante, que ya no parecía una simple estrella fugaz, se precipitaba hacia el horizonte, cayendo mucho más allá de las Islas Hirvientes. El cielo se iluminó brevemente, y el destello dorado se fundió en la distancia, dirigiéndose hacia el océano profundo, en el mar en la lejanía y el estruendo sordo del impacto resonó como un trueno apagado, aunque demasiado distante para ser visto desde su posición.
Amity frunció el ceño, perpleja.
—¡Miren eso! —Murmuró Edric, asombrado, mientras Emira lo observaba con los ojos llenos de curiosidad.
—¿Qué fue eso? —preguntó, rompiendo el silencio.
—No lo se, pero sea lo que sea... cayó muy lejos, algo me dice que esa no era una estrella cualquiera... —respondió Amity, todavía mirando el horizonte.
Pero lo que ninguno de ellos sabía en ese momento, era que aquella luz, esa "estrella", no era algo inofensivo. No era una simple roca cósmica cayendo al planeta. Era algo mucho más grande, mucho más antiguo y poderoso. Algo que pronto cambiaría el destino de todos en las Islas Hirvientes.
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