i. desconocidos
LOS RAYOS DE SOL ILUMINABAN EL ROSTRO DE EVIE, provocandole el fin de su sueño, se sentía incómoda, no estaba acostada, si no sentada.
Cuando al fin pudo despertarse del todo se dio cuenta que estaba en una especie de ¿Jaula?, cuando se asomo vio que estaba a un par de metros del suelo, lo más loco es que ya recordaba todo lo que le había pasado antes de despertar en la playa.
—¡Maldito Rumpelstiltskin! —exclamó lo suficiente para ser escuchada.
Intento abrirla, o bajar de allí con sus poderes, pero no había modo que funcionarán, ¿Qué pasaba?, sacudía la jaula lo más que podía, casi al borde de las lágrimas. Para decir verdad no tenía buenos recuerdos en las jaulas.
Después de minutos de desesperación y el caer de sus lágrimas sus párpados le pesaban y se durmió nuevamente.
—¡Niña!, ¿Estás ahí? —preguntaba Pan sacudiendo la jaula desde el suelo.
Evie apenas despertaba nuevamente, se acercó hacia los barrotes de la jaula, los cuales solo eran ramas de árboles.
—¿Te importaría sacarme de aquí?, este espacio es muy reducido para mi gusto —susurró ella bastante molesta.
—Claro princesa, solo dime —dijo haciendo una pequeña pausa relamiendose los labios —¿Quién eres y qué haces en mi isla?.
—Me llamo Evie... y... lo único que puedo decir es que... —respondió haciendo varias pausas para pensar si mentirle o no al chico, quizás podría ser una loba disfrazada de oveja para intentar salir de allí.
—Vengo del bosque encantado... Una bruja invadió mi aldea... y nos castigo a todos, llevándonos a tierras distintas —dijo ella mientras sollozaba —¿Crees que puedas ayudarme a salir de aquí?
Pan la miro serio, preguntándose si ella decía la verdad o le estaba viendo la cara de tonto.
—Esta bien —dudo —¿Cómo dijiste que te llamabas?.
—Evie, Evie Lee.
—Entonces, dijiste que vives en una aldea —Evie asintió —De igual manera podria decirse que con esa ropa pareces de la realeza —insinuó Pan.
La verdad es que la tela del vestido era muy costosa, Evie amaba lucir las mejores vestimentas.
—Mi madre es muy buena cosiendo —mintió para después agachar la cabeza.
Primer mentira de Evie.
—Bueno... dejaré de interrogarte para ofrecerte un trato que sin dudas tendrás que aceptar —dijo Pan para dar una pausa —Tu formarás parte de mi campamento, mientras que yo averiguare como llevarte de vuelta con tu familia, pero debes portarte bien, si no... no la pasaras bien.
—Si, de acuerdo, lo que sea para volver a mi hogar —asentía desesperada la pelinegra.
—Bien, mañana comenzaremos con unas cosas que debes saber —informó el chico —Ahora, Félix sacala de la jaula y llévala a comer algo —ordenó.
En ese momento Peter Pan desapareció durante todo el día, quería estar solo y tranquilo para poder intentar saber si podría abrir un portal hasta el bosque encantado.
—¿Estás segura que no comerás más nada que eso? —preguntó Félix a Evie, siendo su primera palabra dirigida a ella.
—Estoy bien con las manzanas —respondió.
A la chica no le parecía buena la idea de comer animales muertos.
Aparte de eso, todos comían en silencio, y se sentía cierta incomodidad, los chicos del campamento, llamados "niños perdidos" no estaban acostumbrados a las presencias femeninas.
—Entonces, ¿tu serás como nuestra mamá? —rompió el silencio un pequeño.
Evie se quedó bastante desconcertada, no sabiendo que responder, así que automáticamente miró a Felix.
—Sólo come, ¿Quieres Matthew? —respondió el.
. . .
La noche había llegado, Evie no había hecho otra cosa que dibujar formas en la tierra.
—Así que, Evie es tu nombre, ¿Cierto? —habló de repente Félix.
La chica asintió.
—Soy Felix —se presento y estrecho la mano hacia Evie.
Esta se sorprendió ante el gesto, dudo unos segundos pero terminó por dar un apretón.
—Así que... ¿Podrías contarme algo sobre aquí? —sugirió.
—Mmm... no hay mucho que digamos, Peter pan es el dueño de la isla y nosotros somos sus niños perdidos —dijo.
—¿Y que hay de ese monstruo sangriento? —rió.
Félix miró confundida a la chica.
—Es que en el bosque encantado se habla de que aquí vive una criatura peligrosa —mintió.
Félix paso de estar confundido a entender lo que quería decir la chica.
—Bueno... —dudo si decirle o no a Evie —Ese "monstruo sangriento" podría decirse que es Pan, la gente que viene aquí no es muy bien recibida por el —explicó él.
A estas alturas no se sabía quién era el más confundido.
Evelyn fingió entender, ¿Como un pirata podría tenerle tanto miedo a un niño con poderes?.
Era de no creer.
. . .
La verdad es que Pan no se fiaba ni un poco en lo que decía Evie, pero quería ver hasta que tan lejos podría llegar, después de todo la podría usar a su favor, pero también estaba consiente que al primer intento de escapar de la chica la mataría.
Peter no estaba intentando descubrir cómo hacer volver a la chica, estaba esperando a la sombra para poder hablar con ella.
—Hasta que te apareces, ¿Cuántas veces te he dicho que cuando yo te llame tienes que venir enseguida?, tengo cosas que hacer, ahora me has hecho perder el dia —regaño a la sombra.
—Yo también tengo que hacer mis cosas —informó esta.
—Como sea... ¿Por qué no me notificaste de la visita de ayer?, ¿Y por qué yo no la he sentido? —preguntó.
—¿La chica que trajo tu hijo?, pensé que no era la gran cosa —explicó.
Pan se rascó la cabeza frustrado.
—¿La chica que mi hijo trajo? —dijo confundido.
—Rumpelstiltskin, ¿Acaso lo olvidaste? —dijo la sombra.
—No, no, no, para nada, pero, ¿El la dejo aquí?, ¿Y no pensabas en decirme? —preguntó enojado.
La sombra simplemente se encogió de hombros.
—¿Te das cuenta de la gravedad de esto? —dijo frustrado, ya no sabía ni cómo estar, su paciencia se había acabado —Quiero que averigües sobre esta chica —ordenó.
La sombra bufó.
—¡Ahora! —gritó.
Automáticamente la sombra se fue volando dispuesta a hacer lo que Pan le pidió.
A estas alturas a el no le salía nada bien, y no tenía ni idea de lo que iba a hacer con la chica.
Existían dos opciones por ahora, si era verdad lo que Evie decía, "cumpliría" su trato, solamente le cambiaría un par de cosas sin decirle a la chica, pero el dudaba mucho que eso pasara, ya que le había mentido sobre el hecho de decir que una bruja la había traído aquí, cuando fue su hijo, Rumpelstiltskin.
Pero si era mentira, como el sospechaba, y la chica resultaba ser una farsante, la mataría.
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