tócame.

Bang Chan es un detective de la policía, frio, totalmente independiente y de un carácter serio. Felix era ciego pero con un cariño acogedor que logro ablandar su frio corazón.

Bang Chan lanzó una maldición mientras se sacaba el casco y lo tiraba fuertemente al suelo.

Comenzó a golpear el manubrio de su vehículo de nieve, como si eso logrará repararlo.

── ¡Mierda! ──Miró a su alrededor y divisó una cabaña no muy lejos de él.

Se veía acogedora y calida, tal vez lo mejor sería ir allí y pedir un poco de ayuda.

Impulsado por el viento helado que rozaba sis oídos, se vio obligado a levantarse de su vehículo y caminar hacia la cabaña.

Sus pies se hundieron en la blanca nieve hasta la altura de sus pantorrillas, haciendo que se cansará con cada paso que daba.

Una vez frente a la puerta, tocó un par de veces y esperó.

Unos ladridos se escucharon al interior de la cabaña.

── ¡Kim-Chan! No ladres. ──la voz suave de un chico lo puedo inmediatamente nervioso.

El perro lloriqueo.

── Oh, lo lamento. No quise herir tus sentimientos. ¿lo hice?

Bang Chan tocó un par de veces más.

Los pasos se hacían eco en el suelo de la madera.

Casi enseguida la puerta se abrió, encontrándose con un atractivo chico de cabello oscuro. Las facciones de su rostro eran delicadas, suaves. Su nariz respingada, con unos labios rosa levemente entre abiertos y unos ojos de color marrón profundo que lo hipnotizaban. Pero vió en ellos algo que no le gustó... algo extrañó. Parecía perdido.

── ¿Hay alguien ahí? ──preguntó el extendiendo las manos, buscando algo con qué apoyarse.

Bang Chan supo al instante de que el era completamente ciego.

La mano de Felix se apoyó en su hombro.

Bang Chan se encogió al sentir la caliente mano encima de él. Ardiente.

Y antes de que pudiera pensar con claridad, su pene reaccionó ante su tacto, latiendo por el deseo.

Jamás había sentido esto antes. Y el, apenas lo había tocado.

Dejando sus pensamientos lujuriosos a un lado, Bang Chan se aclaró la garganta antes de comenzar a hablar.

── Buenas tardes, Joven. Bang Chan, detective de la policía. He venido a pedir de su ayuda; verá, mi vehiculo de nieve se averió y necesito realizar una llamada telefónica hacia la policía para informarles de mi situación.

El sonrió, haciendo que un extraño estremecimiento le corriera a Bang Chan por la espalda.

── Por supuesto, entre, detective. Hace mucho frío, quítese el abrigo y quédese todo el tiempo que deseé. Es libre de utilizar mi teléfono. ──dijo haciéndose a un lado para dejarlo entrar.

Bang Chan sintió algo extraño en su interior.

A pesar de ser un desconocido, el le hablaba de una manera tierna, amable y cariñosa.

Algo que ninguna otra persona se había tomado el tiempo de hacer.

── Gracias, Joven. Prometo que será rápido.

Al entrar a la cabaña, Bang Chan fue recibido por unos fuertes ladridos de un pastor alemán.

El perro le mostró los dientes, gruñendo.

Bang Chan le gruñó en forma de respuesta.

── ¡Kim-Chan! ──le reprochó su dueño──. Lo lamento, no tenemos muchas visitas y Kim-Chan suele ser un poco antisocial con las personas. ──le dijo a Bang Chan.

── No pasa nada. ──dijo mirando a su alrededor, se quitó el abrigo y lo colgó en el perchero──. ¿Dónde puedo ocupar el teléfono?

── Está en la cocina, al lado de la heladera. ──dijo dirigiéndose a la dirección en que oía su voz.

── Vale.

Bang Chan caminó hacia la cocina y cogió el teléfono.

Marcó el número de Changbin, casi enseguida él le contestó.

── Changbin, soy Bang Chan.

── Joder, Bang Chan. ¿Dónde estás? ──dijo enfadado.

── Por eso mismo te estoy llamando. ──gruñó──. Mi vehiculo de nieve se averió. Necesito que vengan a recogerme.

Changbin soltó una maldición.

── Lamento decirte que, no podremos recogerte. Se acerca una fuerte ventisca, y es muy peligroso salir. Continuaremos la búsqueda sin ti, ¿Dónde estas?

Bang Chan apretó los puños.

Se paso una mano por el pelo, despeinándolo, tratando de controlarse.

── Estoy en una cabaña.

── Bueno, será mejor que te quedes ahí hasta que el tiempo vuelva a mejorar. No se te ocurra-

Bang Chan colgó antes de que pudiera terminar de hablar.

Miró a la chico desconocido, quien se encontraba en la sala principal echando un tronco al fuego.

Le sorprendió al ver la facilidad con que lo hacia, se le veía seguro, totalmente independiente, y aunque tuviera la discapacidad de no ver, parecía saber lo que hacia.

Bang Chan sintió un gran respeto hacia el.

Era listo y rápido. Eso le gustaba.

Antes de que pudiera pensar en que era lo que hacia, se encontró a si mismo caminando hacia la sala principal.

Él levantó la cabeza.

── ¿Bang Chan?

Bang Chan cerró y abrió los ojos lentamente saboreando la sensual melodía de su voz al pronunciar su nombre.

Nunca antes se había puesto a pensar en lo hermoso que su nombre podía sonar mediante los labios de un chico.

── Aquí estoy.

── ¿Pudiste comunicarte?

── Si, pero dijeron que no iban a recogerme. Lamento si la molesto, joven, pero creo que estoy atrapado aquí.

Él retrocedió unos cuantos pasos hacia atrás. Fue entonces cuando Bang Chan se dio cuenta que se había expresado con un gruñido.

── No tienes por qué lamentarlo. Me agrada tener a alguien con quien charlar. La mayoría del tiempo estoy aquí solo, aunque de vez en cuando me visitan mis hermanos, que de echo son muy sobre protectores conmigo. Los amo, pero no me dejan hacer nada, desde pequeño siempre me han tratado así. ──frunciendo el labio, él se retractó──. Ahora que lo pienso mejor, amo la soledad. Si, cualquier cosa seria mejor que soportarlos a ellos.

Bang Chan frunció el ceño al escucharlo hablar.

Sintió una pequeña punzada de diversión, y contra su voluntad, se encontraba sonriéndole.

── ¿Cómo te llamas? ──las palabras salieron de él antes de que pudiera evitarlo.

── Lee Felix. ──Él caminó hacia el.

Aléjate.

No lo hizo.

Felix tanteó su brazo hasta encontrar su mano y tomarla.

Bang Chan cerró su mano con la de él.

La sintió pequeña, frágil y delicada debajo de su mano.

Un movimiento y fácilmente podría quebrársela. Pero extrañamente, tuvo la sensación de querer protegerlo, cuidarlo.

Maldijo ante ese pensamiento.

Bajó la mirada hasta la altura de su trasero, tenían el tamaño perfecto para llenar sus manos. Redondos.

¿Qué tenía el que la hacia desear de una manera inhumana?

Sintió una punzada de excitación en su pene, haciéndole doler de la cruel necesidad.

Felix le regaló una sonrisa amistosa que sacudió su erección.

── Puedes quedarte todo el tiempo que quieras. Eres bienvenido aquí.

De repente, el viento sonó con fuerza al chocar con el techo de la cabaña.

Bang Chan caminó hacia la ventana y corrió las cortinas a un lado encontrándose con una fuerte ventisca que azotaba con fuerza la cabaña.

La nieve caía rápida y gruesa hacia el suelo. Bang Chan maldijo por lo bajo, dándose cuenta de que iba a estar encerrado allí por un largo tiempo.

Con el.

── ¿Puedo tocarte?

La pregunta lo congeló.

Bang Chan se giró, y para cuando le respondió, se escuchó a si mismo tartamudeando.

── ¿Q-que dijiste?

── Me preguntaba si es que podía tocarte.

A Bang Chan le martilló el corazón.

── ¿Por qué quieres hacerlo?

El se encogió de hombros, indiferente.

── No lo sé, solo curiosidad. Cómo no puedo ver, utilizo mi sentido del tacto y así puedo imaginar una imagen tuya en mi mente. ──le dijo──. ¿Puedo tocarte? ──repitió.

Bang Chan permaneció en silencio por un tiempo, debatiéndose a si mismo en qué debía decirle.

Luego lo miró, y supo entonces la respuesta.

── Si. ──dijo antes de poderse detener.

El sonrió, y extendiendo los brazos para poder localizarlo, caminó hacia él.

Felix posó sus manos en su torso, justo debajo de su ombligo y empezó a tantear con la yema de sus dedos a su alrededor.

Los latidos del corazón de Bang Chan aumentaron a medida que las manos de Felix iban subiendo.

Sus ojos jamás se separaron de el, mientras que lo miraba con detenimiento, como si quisiera guardar cada fracción de su rostro en su memoria.

Felix se acerco más a él. Su cercanía lo ponía nervioso, y sintió un extraño impulso por tocarlo.

Poder sentir la suavidad de su piel al tocarlo.

E hizo que una parte ajena a él le doliese, cuando las pequeñas manos de Felix ciñeron sus bíceps, apretándolos.

── Mmh... eres muy fuerte. ──dijo mientras seguía tanteando con los dedos alrededor de sus bíceps.

Escalofríos le recorrieron mientras se sentía endurecerse aun más por la necesidad y el deseo.

Necesidad de querer probarlo.

De poder enterrarse en lo más profundo de sus entrañas y oírlo gemir y jadear al mismo tiempo que su húmeda y estrecha entrada lo encerraba hasta no poder más...

El perro gruñó.

Bang Chan lo ignoró mientras continuaba mirándolo. Lo deseaba. De eso no había duda.

Si hubiese sido en otra ocasión, Bang Chan pensaría que lo había estado provocando.

Pero había un toque inocente en el que le decía que sólo quería sentirle. Verle.

Bang Chan no hablo mientras sentía las manos de Felix subir hasta su cara.

Acunó sus manos sobre sus mejillas y lo acarició.

── Eres mas alto de lo que creí. ──dijo el y le sonrío.

La mano de Felix se desvió a sus labios y los delineó con la yema de los dedos.

Inconcientemente, Bang Chan se relamió los labios.

Felix pudo sentir la calidez de su lengua rozar contra sus dedos, y deseó poder ver para localizarlo y besarlo.

De repente, Bang Chan se alejó y el dejó caer su mano. Felix se quedó quieto, esperando que lo tocara.

Al pasar los segundos se dio cuenta de que no lo haría, y cuando iba moverse, las manos de él acunaron sus mejillas y la atrajo a sus labios.

Bang Chan lo besó con una desesperación que ni el mismo se lo podía creer.

Un beso exigente.

Hambriento.

Salvaje.

Felix no reaccionó hasta cuando se encontraba a sí mismo enrollando sus brazos alrededor de su cuello para profundizar el beso.

Bang Chan gruñó al sentir la suavidad de su piel aplastarse contra su torso.

En contra de su voluntad, se frotó contra el y Felix gimió al sentir su erección presionar contra su entrepierna.

Lo podía sentir tan duro que juraría que en cualquier momento la cremallera de su pantalón se rompería.

── Mhh, sí. ──jadeó Felix cuando Bang Chan bajó sus labios hasta su cuello y capturó su piel con sus dientes.

Escalofríos le recorrieron a Felix cuando sintió la caliente boca de Bang Chan succionar su piel.

Ya imaginaba a esa lengua pasar por otras partes.

── Sabes condenadamente delicioso. ──murmuro Bang Chan sobre su cuello, para luego ahuecar su cara entre sus manos y aplastar sus labios con los suyos.

Diablos, el sabia tan bien. Aun Bang Chan se preguntaba por qué no lo alejaba de un empujón, pero había algo en el que simplemente lo enloquecía. Algo en el que lo hacía débil ante su tacto.

── Fóllame, Bang Chan, fóllame... ──pidió el, su voz entremedio de un jadeo.

Felix no lo podía ver, pero juraría que en ese momento Bang Chan estaba sonriendo.

Pequeño y frágil.

Felix mostraba la apariencia de un ángel pero una vez que la conoces, podía ser el mismísimo diablo en persona.

Bang Chan deslizó sus manos en su espalda hasta bajar y acunar su trasero para levantarlo hasta que enrollara sus piernas en su cintura.

── Dime dónde esta tu habitación, gatito. ──dijo él, su voz ronca y áspera, llena de deseo.

── Es la que está a mano izquierda después del baño.

Bang Chan caminó mientras que Kim-Chan lo seguía por detrás, ladrándole.

Una vez que llegó a la habitación, dejó delicadamente a Felix encima de la cama y se volvió a la puerta para cerrarla.

── Quítate de mi camino, perro, antes de que te dé una patada en el hocico. ──le gruñó Bang Chan, antes de cerrar la puerta y dejar al perro ladrando afuera.

── ¿Bang Chan ? ──lo llamó Felix.

── Aquí estoy. ──dijo Bang Chan, dirigiéndose hacia el──. Odio a tu perro.

── ¿Por qué?

── Porque me quiere alejar de ti.

Y las palabras sobraron, cuando él comenzó a comerle la boca con desesperación.

Bang Chan le desabotonó la camisa para acariciar su torso y después besarlo, succionó sus botones de una manera que a Felix le enloqueció.

El gimió cuando Bang Chan deslizó su lengua alrededor de su pezón derecho, trazando excitantes círculos.

── Más... ──jadeó Felix, enterrando sus dedos en su cabello para acercarlo más a el.

Luego de un delicioso festín con sus botones y dejar a Felix totalmente saciado, el bajó sus manos hasta su cintura y trató de encontrar la hebilla de su pantalón mediante el tacto para desabrocharlo.

── Felix, amor, déjame que yo lo hago. ──dijo Bang Chan, en un intento por ayudarlo al ver que tenia problemas con desabrocharle el pantalón.

── No, yo lo hago. ──gruñó, con firmeza en su voz.

Bang Chan sintió cierta ternura al ver que Felix quería desvestirlo, aunque su pene sufría por ser liberado ya.

Luchó por bajarle los pantalones, pero una vez que lo consiguió los retiró junto con los boxers a un lado de la habitación.

El le ayudó a quitarse sus jeans junto con sus boxer y Felix a él a quitarle la camisa.

Bang Chan se posicionó al medio de el, presionó la cabeza de su pene en su entrada y empujó de una sola vez.

Felix se arqueó y chilló. Dios, sensaciones nuevas.

Entre el dolor y el placer, Felix se aferró a Bang Chan y su espalda fue victima de sus uñas.

Bang Chan entonces entendió, y lo miró, conmocionado.

── ¿Eres.... ──tragó saliva──. virgen?

── Solo cállate y no dejes de moverte.

Bang Chan pudo sentir el quiebre en su voz.

Aléjate. La voz volvió a sonar en su mente. Y nuevamente, no lo hizo. Algo en su interior quería quedarse junto a el, quizás... ¿Su corazón?

Bang Chan gimió cuando empezó a entrar en el, cada vez más rápido, y su espalda fue nuevamente victima de los arañazos de Felix.

La velocidad aumentó, y endureció los dientes cuando Felix lo apretó, encerrando todo su pene alrededor de su entrada.

El grito de Felix al llegar al orgasmo invadió sus oídos, para luego seguirle él y desparramar toda su semilla dentro de el.

Bang Chan colapsó encima de el.

A Felix le encantó la idea de poder sentir todo el peso de su cuerpo encima suyo.

Lo hacia sentir poderoso, protegido, pero sobre todo... amado.

Felix se despertó.

Estirando el brazo, tanteó con la palma de su mano el colchón esperándose, encontrar con el cuerpo de Bang Chan.

Al intentar hacerlo, sintió que una mano grande y fuerte capturó la suya.

La mano de el, diminuta.

La de él, poderosa.

Felix jadeó cuando Bang Chan llevó su mano directo a sus labios, besando cada una de las puntas de sus dedos.

── Mmh... sabes tan bien. ──ronroneó él.

Felix sonrió, y fue bajando sus manos lentamente por su cuerpo.

Retiró las sabanas que lo cubrían a un lado y tanteó con sus dedos su torso desnudo, enviando escalofríos a Bang Chan por toda su espalda, al sentir las pequeñas pero calientes manos de Felix recorrerle todo el cuerpo.

Y el mismo se sintió empalmarse. Joder, Felix era caliente...

Incapaz de poder soportarlo más, agarró a Felix por la muñeca y lo detuvo. Si seguía así, perdería el control y no sabía hasta que punto extremo podía llegar.

── No vuelvas a hacer eso.

── ¿Hacer qué?

── Tocarme.

── Me gusta tocarte.

Bang Chan se quedó helado. Podía sentir la respiración de Felix mezclándose con la suya, y sus corazones, latiendo al unísono.

── ¿Por qué te gusta tocarme?

── No lo sé, me gusta sentirte bajo mis manos. Poder verte mediante el tacto...

Sus palabras lo asustaron.

Su corazón martillo.

Debía irse, la ventisca ya había pasado, el cielo estaba despejado y tenía que continuar con su trabajo.

Pero por otro lado, podía quedarse con ese chico que apenas conocía y hacerle el amor hasta el cansancio.

Y nuevamente, se encontraba débil ante su encanto.

── Quiero que me toques, Felix, hasta que tus calientes manos quemen mi piel.

Y se envolvieron otra vez entre las sabanas.

Uniéndose en uno solo, compartiendo sentimientos, esperanzas, corazones.

Hicieron el amor por segunda vez.

Y cuando Bang Chan pensaba que ya todo había acabado, comprendió que eso... todo lo que ha vivido junto a el en tan solo un día, era apenas el comienzo.

── Ahora, pequeño diablillo, tú y yo tenemos que hablar.

── ¿Sobre qué? ──preguntó el, con un aire inocente, mientras se acurrucaba más hacia él.

── Sobre por qué no me dijiste antes de que eras virgen.

Bang Chan sintió a Felix tensarse bajo sus brazos. La aferró mas a él, asegurándose de que no se escapara, por si acaso.

── Yo... eh... creí habértelo mencionado antes.

── No lo hiciste. ──su voz era suave, pacifica, y por alguna razón, no estaba enfadado con el, si no mas bien, estaba alegre al saber que había sido el primero en poseer su hermoso cuerpo, y si es posible también, su corazón.

── dime, Felix, ¿Por qué yo?

── Porque.... ──se mordió el labio, nervioso──. siempre me he sentido rechazado por los demás, ya sabes, por mi discapacidad de ver. ──levantó la cabeza, dirigiéndose a la dirección en que oía su voz──. Y luego llegaste tú.

Bang Chan se sorprendió.

── ¿Y-yo? ──tartamudeó, con los ojos fijos en el.

── Si, tú fuiste quien hizo que confiara en mí otra vez. ──suspiró──. Se me hace difícil explicar, pero cuando llegaste me hiciste sentir de una manera diferente, me hiciste sentir.... ──cortó la frase, inseguro de que si debía continuar.

── ¿Cómo te sentiste? ──dijo con interés, incitándola a seguir hablar.

── Me hiciste sentir amado. ──Felix esperó a que Bang Chan se riera de sus absurdas palabras.

En vez de eso, sintió como Bang Chan lo tomo de la barbilla y la beso intensamente.

Entreabrió los labios, dándole un mejor acceso a su lengua para recorrer su boca.

Cómo amaba la manera en que lo besaba, le hacia sentir una paz interior que hacia mucho que no sentía.

Él lo hacia sentir deseado, amado.

Ningún hombre había querido acercarse a el por ser ciego, su primer beso fue a los dieciocho años y siempre había sentido una inseguridad enorme consigo mismo.

Pero con él era diferente.

Bang Chan se separó a escasos centímetros de el.

── Gracias por compartir tu cuerpo conmigo, cariño, conservaré el regalo de tu virginidad por siempre. ──dijo, acariciando su labio inferior con el pulgar.

── Desearía poder verte para saber que es lo que piensas en este momento.

── No puedes leer mis pensamientos. ──Dicen que los ojos son las ventanas del alma.

Bang Chan cogió su mano y la apretó contra su corazón.

── No hace falta verme para saber lo que siento por ti. Tócame, Felix, tócame y siente mi corazón latiendo por ti.

¡gracias por leer!

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top