pruébalo.

Se sentía confundido, frustrado y extrañamente desesperado. Nunca pensó lo que pasaría. Nunca pensó lo que sentiría.

Sentimientos encontrados, miradas entrelazadas y respiraciones agitadas.

No sabían por qué. Lo único que sabían, es que ya no había vuelta atrás.

Historia original: jungkookie_9200. Todos los créditos respectivo a la autora.

Toma el vaso que había frente a él. Lo lleva a sus labios, dejando caer su cabeza hacia atrás, y permitiendo que aquel líquido ámbar queme su garganta sin piedad. Frunce el ceño, recordándole una vez más.

Hace unas cuántas horas atrás, había tenido una salida entre amigos, lo normal, nada fuera de lo común, nada diferente. Estaban sus amigos, algunos conocidos, y desde luego, él.

Agacha la cabeza y cierra los ojos, frustrado tras recordar a Lee Felix, su amigo de toda la vida. La persona que siempre ha estado con él desde que tenía memoria. La persona en quién podía confiar ciegamente sin problema alguno.

La persona que tanto lo hacía confundir.

Recuerda sus ojos, sus labios sobre los suyos, y aquella voz profunda que utilizó cuando le había lo mucho que lo amaba.

Lleva aquel caso a sus labios una vez más, tras recordar lo sucedido.

No tenía idea de por qué aquello lo tenía de esa manera. En su momento había pensado que aquello no era más que una broma. Una de esas que son de mal gusto, pero que al final del día, terminan con una risa o un golpe de por medio. Pero por la forma en que Felix lo había mirado, la forma en la que le había sonreído, la forma en que lo había besado...

Muerde sus labios, inconscientemente. Recordando la forma de sus labios, lo húmedo, lento, y suave que había sido aquel beso para él.

Se sentía un idiota por la forma en que había escapado de allí, por la forma en la que, sin poder decir nada, se había ido sin explicación alguna.

Pero no había podido evitarlo. No entendía por qué se sentía así. No entendía por qué sentía aquel dolor punzante cada vez que recordaba lo sucedido. No entendía por qué se sentía con ganas de más.

Frunce el ceño una vez más. No, aquello estaba mal. Jodidamente mal.

── ¿Bang Chan?

Pregunta una voz que conocía a la perfección, y que desde luego, odiaba.

── Vete a la mierda, Changbin ──dijo Bang Chan, quien lo miró ferozmente. Lo odiaba, y no estaba dispuesto a ocultar ese hecho.

Changbin sonrió de medio lado, aparentemente satisfecho por su reacción. Y a pesar de las palabras del pelinegro, se sentó a su lado, pidiendo lo mismo que él y mirándolo sin dejar de sonreír.

Bang Chan por su parte, tan sólo decidió ignorarlo. Sabía bien que tendría algo que decirle. Pero para seguramente, joder su existencia. Siempre era así.

── Supe lo de Felix ──comentó, provocando que Bang Chan lo mirara por el rabillo del ojo. Con la mandíbula tensa y el ceño fruncido. Estaba claro que lo tenía donde lo quería──. Fue inevitable no ver aquella escena que protagonizaron juntos.

Bang Chan no dijo nada. Tan sólo dio un último sorbo a su vaso, sacó unos cuántos billetes, dejándolos en la barra y apresurándose a irse para no tener que escuchar la chillona e irritante voz del imbécil de Changbin más de lo necesario.

Pasó a un lado de él, pero camino a la puerta, una simple pregunta lo hizo detener.

── Hey, ¿puedo tenerlo yo?

No fue necesario más para darse media vuelta y balancearse hacia él, tomándolo del cuello de su camisa, dispuesto a quién sabe qué.

Lo miró molesto, estaba acostumbrado a que él siempre le hiciera comentarios idiotas y fuera de lugar, pero esta ocasión, de alguna manera, el hecho de que mencionara a Felix, le hizo enfadar de una forma en que la no sabía que podía. Aquel simple gesto fue suficiente para darse cuenta de lo consciente que era de aquel idiota con cabello castaño y voz profunda.

Mierda, cada vez lo entendía menos.

── Wow, tranquilo, era una simple broma ──aclaró con las manos enfrente, fingiendo miedo ante él──. No estoy realmente interesado.

Bang Chan lo miró por unos instantes. No cambió su semblante molesto, pero aún así decidió soltarlo y alejarlo de él. Ya tenía suficiente con toda la mierda que pasaba por su cabeza como para tener que soportar ese tipo de bromas.

── Pero... ──prosiguió Changbin, llamando la atención del pelinegro──. Si no haces ningún movimiento, ten por seguro que alguien más lo hará por ti.

Bang Chan apretó los puños ante aquella idea. Sabía que Changbin tenía razón, y ese simple hecho lo hacía irritar. Sí, eso era un hecho, pero seguía sin saber por qué.

Chasqueó la lengua, tenía suficiente de todo ese lío mental que no había dejado de tener desde que Felix le confesó todo lo que sentía por él.

Necesitaba verlo, hablarlo, y sobretodo, entenderlo.

Con eso en mente, salió del lugar, pero no sin antes tomar otras cuántas copas.

Necesitaba el valor suficiente para algo que aún no tenía muy claro por qué.

Se sentía un idiota. No había mejor palabra para describir ese mar de sensaciones en las que se encontraba sometido desde que había cometido la estupidez de dejarse llevar por el alcohol y aquella sonrisa de Bang Chan que tanto lo hacía sufrir.

Se encontraba en su cama, con los brazos debajo de su cabeza, mirando fijamente el techo de su habitación. Recordando aquel momento. Aquel momento que tanto anhelaba, pero que había arruinado por completo debido al calor del momento.

Sabía que había sido culpa suya, pero aún así, a pesar de saberlo, muy en el fondo sabía que no era de esa manera.

Sí, definitivamente había sido su culpa balancearse sobre él, tomarlo por sorpresa, confesarle todo lo que había ocultado, y besarlo de esa manera. Pero aún así, creía que también había sido culpa de Bang Chan. Por la forma en que lo miró. Por no haberlo detenido.

Por haberse dejado llevar.

Lleva una mano hacia su rostro, tocando levemente sus labios mientras que recuerda la forma de sus labios. La suavidad y ternura con que lo tocó. La manera en que lo miró sin remordimiento alguno. Tan sólo, lo recuerda a él.

Se abofetea mentalmente. Cerrando los ojos, frunciendo el ceño y apretando la mandíbula. Sabiendo que aquello no había sido más que un error.

Un estúpido error.

Lo sabía, lo sabía bien. Y aún así, el pensamiento de volver a repetirlo, no dejaba de cruzar por su mente.

Sonrió irónicamente. Definitivamente era un idiota.

En ese momento, el timbre sonó. No se alarmó, por lo menos no hasta que pudo escuchar como la persona que estuviera del otro lado, comenzaba a golpear la puerta violentamente.

Se levantó, y aunque algo inseguro, abrió la puerta. Nada preparado para lo que vería.

Sus ojos se abrieron como platos. Allí estaba. Frente a él se encontraba la persona que había ocupado sus pensamientos desde lo conoció. La persona que tanto amaba, y a la que tanto había lastimado.

Lo miró, y no fue hasta que se acercó a él, que pudo notar como se encontraba con la mirada agachada, la respiración agitada y algo de sangre cayendo de su boca. Se acercó a él sin pensarlo, y claramente preocupado.

── Chan...

No tuvo tiempo de hablar, en su lugar, Bang Chan lo tomó del cuello de su camisa, estrellándolo contra la pared, sosteniéndolo firmemente, y con un claro enojo recorriendo sus venas. Felix tragó saliva, estaba asustado. Sabía lo violento que podía llegar a ser, pero nunca lo había experimentado en carne propia.

Entonces Bang Chan lo miró. Sin expresión alguna, con la respiración acelerada y la mandíbula apretada. Así fue durante unos segundos, hasta que decidió por fin hablar.

── ¿Qué rayos hiciste conmigo? ──dijo acercándose a centímetros de Lix, quién, por aquella cercanía, no pudo evitar ponerse nervioso. Varios recuerdos azotaron su mente, haciéndolo sentir más culpable de lo que debería.

A pesar de ello, sin importar lo que sintiera por él, no podía evitar sentir miedo en aquel momento. Nunca había visto a Bang Chan así, por lo que en este momento, era impredecible para él.

── ¿Me amas? ──preguntó Bang Chan, con un tono bajo, recordando lo que Felix le había dicho hace tan sólo unas horas atrás. En aquel mismo lugar, pero con ambientes diferentes.

Se le escuchaba malhumorado, y al mismo tiempo, extrañamente triste. Cosa que desde luego, Felix no pudo percibir. Estaba demasiado ocupado procesando aquella pregunta, que apenas tenía mente para respirar──. No me vengas con esa mierda, somos amigos. O al parecer, yo era el único que pensaba de esa manera.

Lo soltó de su agarre, dándole la espalda y sentándose en el suelo. Estaba mareado. Había tomado más de la cuenta, y aunque sabía lo estúpido que era aquello, de alguna manera, no se arrepentía. Ya tendría tiempo de eso cuando recobrara sus sentidos y recuerde que estuvo allí. Pero ahora no. Por el momento, sobrio o no, aún había cosas que debía resolver.

Felix tragó saliva. Comenzaba a molestarse, y con justa razón. Le decepcionaba el hecho de que Bang Chan tomara sus sentimientos de esa manera. Como si todos aquellos años enamorado de él no habrían sido más que un juego de niños. Un muy estúpido y masoquista juego de niños.

── ¿Crees que eres el único que sufre con todo esto? ──preguntó con un tono de voz alto. Bang Chan lo miró. Ligeramente sorprendido por aquella actitud. Él no solía ser así──. No es como si decidiera enamorarme de quien quisiera. Si fuera así, no estaríamos teniendo esta conversación ahora.

Se formó un silencio incómodo de unos cuántos minutos. Al parecer Bang Chan no nada tenía que agregar, y Felix aún tenía mucho que procesar.

── Sabes qué, sólo olvídalo ──habló Lix, al mismo tiempo que se daba la vuelta, dispuesto a dejarlo allí. Ya no tenía ánimos de hablar. No tenía ánimos de nada. Aún así, la voz de Bang Chan lo detuvo.

── ¿Desde cuándo? ──preguntó, con mirada expectante. Por su expresión supo que debía explicarse mejor, así que prosiguió──. ¿Desde cuando te sientes así respecto a mí?

Felix evadió la mirada. Metió las manos en los bolsillos de su pantalón, se encogió de hombros, y finalmente suspiró.

── Me gusta imaginar que desde el momento en que nos conocimos en la escuela media ──confesó con una sonrisa nostálgica──. Es mejor que decir que cuando golpeaste salvajemente a aquellos idiotas por molestarme sin razón alguna.

Bang Chan miró a un punto fijo. Sin expresión alguna, hasta que finalmente dejó salir una leve risa burlona.

── ¿Eso fue suficiente?

Felix rio por su pregunta. Pero segundos después, lo miró. Con toda la seriedad del mundo.

── No fue en ese momento ──aclaró mientras que se acercaba a él──. Fue en el momento en que me dijiste que todo estaba bien. Y no fue por lo que dijiste. Sino por la sonrisa que me diste cuando lo dijiste.

Bang Chan pudo sentirlo. Pudo sentir claramente cómo cierta sensación, hasta el momento desconocida para él, comenzaba a aparecer en su pecho. Aquellas palabras le habían llegado más de lo que hubiera querido. Aquellas palabras fueron suficientes para hacerlo confundir una vez más. Fueron suficientes para cambiarlo todo.

Felix, al no obtener respuesta alguna, tan sólo sonrió débilmente. Se esperaba una reacción así, pero no sabía lo mucho que iba a doler. Aún así, el riesgo ya había sido tomado.

── No lo pienses demasiado ──dijo tras ver su expresión──. Como dije, sólo olvídalo. Olvídate de todo.

Con esas palabras dichas, se dispuso a irse una vez más, pero como la última vez, fue detenido. Pero no con palabras. Bang Chan lo detuvo tomándolo de la muñeca, sosteniéndolo firmemente y obligándolo a mirarlo.

── Hazlo ──pidió Bang Chan. Lo miró determinado, confiado de que él lo fuera a entender al instante. Pero al ver su expresión, supo que debía aclararlo de alguna otra manera.

Felix frunció el ceño. Notando como Bang Chan comenzaba a evadir la mirada, para luego suspirar pesadamente.

── ¿A qué te refie...?

── He tenido un día de mierda ──interrumpió Bang Chan──. Y todo comenzó desde que hiciste eso. Aún hay cosas que debo entender, y no podré aclarar mi cabeza si no lo vuelves a hacer. Sólo entonces sabré qué es lo que siento. Sólo entonces tendrás tu respuesta.

Felix tragó saliva. Ahora sabía a lo que a refería, por lo que fue inevitable no sentir su corazón latir como la primera vez que lo hizo.

Era la misma cercanía, la misma persona y el mismo ritmo cardíaco de hace tan sólo unas horas.

Sin embargo, esta vez era diferente. El ambiente era diferente, las miradas eran diferentes.

Todo lo era, menos sus sentimientos por él.

Se fue acercando lentamente, tenía la intención de iniciar con aquello, pero al parecer, había sido demasiado lento, por lo que Bang Chan lo había tomado una vez más del cuello de su camisa.

Felix cerró los ojos, inconscientemente. Quizá, esperando algún golpe que, en el fondo, sabía que se merecería.

Sin embargo, en su lugar, pudo sentir la misma suavidad y calidez de los labios de Bang Chan. Los labios que tanto anhelaba, y que, en cuestión de sólo unas horas, había extrañado de sobremanera.

Aún así, fue imposible no impresionarse por la manera algo ruda de Bang Chan. Lo besaba intensamente, como si lo necesitara, como si su vida dependiera de ello. Y aunque a él le gustaba, no podía evitar pensar que todo aquello no era más que un experimento para el pelinegro. Un peligroso y cruel experimento.

Bang Chan lo tomó de la nuca, atrayéndolo y pegándolo a él. Miles de preguntas pasaron por su mente en ese momento.

¿Por qué estaba allí?

¿Por qué sentía aquella necesidad?

¿Por qué no podía parar?

Por mucho que quisieran seguir, la falta de aire los obligó a separarse. Ambos se miraron, jadeantes. Bang Chan frunció el ceño. De alguna manera, la forma en la que Felix lo miraba, le hacía perder el control. Le hacía irritar. Le hacía querer más.

Sin poder más, y ante la confundida mirada del castaño, Bang Chan lo levantó sobre sus hombros. Y aunque se tambaleaba ligeramente por el alcohol, pudo llegar a la habitación de Felix. Abriendo la puerta a tientas, entrando al lugar, arrojando a Felix a la cama, y posicionándose sobre él.

Sin pensarlo demasiado, comenzó a quitarse su chaqueta de cuero, su sudadera, y todo lo que le estorbara hasta quedar medio desnudo.

Todo esto ante la atenta y muy avergonzada mirada de Felix. Quien agradecía que fuera de noche y las luces estuvieran apagadas. Así no tendría que exponer su vergüenza y su cara roja como tomate.

Entonces Bang Chan se acercó a su rostro. No lo suficiente como para tocar sus labios, pero si como para sentir su respiración sobre la suya.

── Chan... ──intentó hablar, pero una vez más, fue interrumpido por aquella voz profunda que tanto lo hacía enloquecer.

── Pruébalo.

Felix frunció el ceño, una vez más, confundido por sus palabras. Bang Chan lo entendió, así que continuó.

── Si es verdad que me amas... Pruébalo.

Ya no hacía falta decir más. Aquello fue suficiente para que Felix tomara la iniciativa y perdiera el poco control que le quedaba.

Lo tomó del cuello, atrayéndolo hacia él, y terminando con la poca distancia que los separaba.

Ambos cerraron los ojos, dejándose llevar e intentando no arruinar el momento.

Entonces, sin poder más, y con algo de desesperación, Bang Chan comenzó a quitarle todo lo que podía a Lix. Sin dejar de besarlo en el proceso, por supuesto. Fue quitando una a una, las prendas que podía, hasta dejarlo únicamente en ropa interior.

Dejó de besarlo por un instante, confundiendo a Felix y dejándolo con ganas de más. Aún así, de inmediato supo el por qué de su acción.

Un gran y sonoro gemido de Felix inundó la habitación. El hecho de que Bang Chan bajara la mano hasta su entrepierna, era algo que aunque sabía que sucedería, no pudo evitar tomarlo por sorpresa.

Cerró los ojos fuertemente, sintiendo como Bang Chan comenzaba a acariciar aquella zona que tanto reclamaba atención.

Bang Chan no dejaba de mirarlo. Quería ver todas y cada una de sus expresiones. Lo veía jadear, gritar y gemir de una forma que, sin que él lo supiera, lo hacía excitar de sobremanera.

Tanto así que, sin darse cuenta, metió la mano en su ropa interior, sintiéndolo directamente y aumentando la velocidad de sus movimientos.

Felix no podía más. Apretar las sábanas y morder su labio inferior, ya no le era suficiente. El hecho de que Bang Chan lo tocara directamente de la nada, casi lo hacía venir.

Y así hubiera sido, de no ser porque aquel agonizante y placentero movimiento, había sido detenido.

Entonces lo miró. Confundido e irritado de que parara siempre que quisiera. De que lo torturara de esa manera.

Estaba a punto de reclamarle, de no ser porque pudo ver como Bang Chan comenzaba a bajarse los pantalones, la ropa interior, y todo lo que le impidiese tener aquel contacto directo que tanto anhelaba.

Felix lo miró hipnotizado. Ya varias veces se había imaginado el cuerpo desnudo del chico que lo hacía perder el sueño. Pero verlo allí, de esa forma, con el cuerpo bien formado, con esa ligera capa de sudor que lo cubría, y aquella mirada de deseo; sobrepasaba cualquiera de sus más retorcidas fantasías.

Bang Chan lo tomó de la muñeca llevándolo hasta él, llevándolo lentamente hacia abajo, indicándole lo que quería que hiciese. Desde luego, sin dejar de mirarlo.

Felix lo entendió. Por lo que bajó lentamente desde su abdomen hasta llegar a su miembro, el cual, era más grande y duro de lo que esperaba.

Lo tocó con su mano, ligeramente inseguro. Nunca había hecho eso con nadie, y no quería decepcionarlo por su poca experiencia. Aún así, puso en práctica lo que Bang Chan había hecho sobre él momentos antes.

Comenzó a mover la mano de arriba a abajo. Lenta, y torturosamente. Haciendo que Bang Chan no pudiera evitar gruñir de placer por aquel suave tacto. Felix comenzó a acelerar poco a poco el ritmo de su movimiento hasta que; sin poder evitarlo, y con un poco de curiosidad, lo metió en su boca, haciendo que Bang Chan dejara caer su cabeza hacia atrás y cerrando los ojos de placer. Inconscientemente, tomó firmemente a Felix de su cabeza. Profundizando el acto y dejándose llevar aún más. No quería que él se atragantara, pero tampoco iba a dejar que se alejase. Por lo menos no hasta que acabara.

Felix siguió chupando, cada vez más confiado de sus movimientos. De vez en cuando levantaba la mirada para ver a Bang Chan teniendo pequeños colapsos de placer. Aquella imagen lo excitaba demasiado. A tal punto que, sin siquiera darse cuenta, llevó una mano hasta su miembro, comenzando a masturbarse conforme aumentaba el ritmo de su felación.

Bang Chan no podía más. Tomó la cabeza de Felix con fuerza, acelerando el ritmo y embistiendo su garganta con más potencia. Estaba por llegar. Quería llegar.

Así que, en un rápido y acelerado movimiento, ambos lo hicieron. Felix había llegado, eyaculando en la cama, y manchando ligeramente los muslos de Bang Chan. Quien por su parte, también lo hizo, derramándose en la garganta de Felix. Y aunque no le había pedido hacerlo, le excitó la forma en la que Felix lo había tragado. Aquella imagen nubló su mente.

Lo empujó sobre la cama, mirándolo fijamente, con la respiración entrecortada, una ligera capa de sudor cubriéndolos, y una tensión sexual latente en el lugar.

En ese momento mandó todo al diablo. Ya no quería confirmar nada, lo único que quería era estar en él, sentirlo a él.

Volvieron a besarse, pero no como las demás veces, lo hicieron con mayor intensidad. Haciéndose saber que lo deseaban.

Haciéndose saber que se necesitaban.

Bang Chan tomó una vez más el miembro de Felix, pero esta vez, frotándolo con el suyo. Masturbándolo mientras que disfrutaba de su aún tibia eyaculación sobre él. Felix no pudo evitar jadear. Cosa que Bang Chan aprovechó, metiendo la lengua en su boca, y explorando cada parte de él.

El movimiento de su mano se fue intensificando. Ambos gemían sin parar. Unos gemidos eran más fuertes que otros, pero al final, ambos llenos de placer.

Faltaba poco. Faltaba poco para volver a experimentar aquella placentera experiencia.

A pesar de ello, Bang Chan se detuvo. Felix lo volvió a mirar, totalmente desesperado. Quizá tanto como Bang Chan. Quien por su parte, sonrió de medio lado, totalmente satisfecho por su reacción. Él también lo quería. Joder, realmente lo quería.

Pero así no. No de esa manera tan simple. No en esa posición que no demostraba nada.

Necesitaba algo más. Algo mucho mejor que eso.

Es así como, sin previo aviso, y para sorpresa del castaño, Bang Chan lo abrió de piernas, exponiéndolo y posicionándose en medio de él. No podía esperar más.

Felix cubrió su rostro con ambas manos. Sentía su rostro arder por aquella posición, y las obvias intenciones del pelinegro. Las sabía perfectamente, pero eso no evitaba lo vergonzoso que era mostrar todo de esa manera. Sobre todo a él.

Bang Chan lo notó, por lo que, antes de hacer cualquier movimiento, quitó sus manos de por medio, obligándole a mirarlo e intentando calmarlo con su mirada.

Entonces, llevó su rostro al cuello de Felix, dando suaves y cortos besos por su piel. Bajando desde su cuello hasta su pecho, donde no lo pensó dos veces para dejar ciertas marcas que le recordarían que aquello no había sido un sueño. Que aquello había pasado en realidad. Y que aquello sería algo de lo que no se arrepentiría después.

Al mismo tiempo, Felix cerró los ojos, preguntándose si aquello era real. Si lo que tanto había soñado con tanto deseo, estaba sucediendo en ese momento.

Todas aquellas dudas fueron borradas en cuanto sintió como Bang Chan comenzaba a introducir lentamente uno de sus dedos en su ano, provocándole unas cuántas contracciones. Las cuales, no sabía si eran por sorpresa o placer. Quizá ambos. No quiso pensar demasiado en ello. No podía pensar demasiado en ello. Incluso aunque quisiera.

En su mente no había nada que no fuera Bang Chan y la idea de tenerlo en él tan pronto como fuera posible. Aún así, debía esperar. Aquella era su primera vez, por lo que no debía apresurarse.

Bang Chan lo sabía bien, es por eso que prefirió prepararlo para evitar cualquier daño. Eso sería lo último que quisiera hacer. Ya lo había lastimado de otras formas durante varios años, por lo que no pensaba volver a hacerlo.

Un dedo. Dos. Tres. Hasta que Feliz no pudo más.

── Bang... Chan... ──gimió con los ojos cerrados y unas cuántas gotas de sudor cayendo sobre su frente.

Bang Chan levantó una de sus piernas hasta llevarla su hombro.

Entonces lo miró. De una forma en la que le hacía saber lo que haría. Y advirtiéndole que sin importar lo que hiciese, no se detendría.

Bang Chan no recibió ninguna respuesta por parte de Felix. Por lo menos, no con palabras. En cambio, tan sólo pudo ver como él dirigió su mano hasta su entrada. Cerró los ojos, apretándolos fuertemente, y sintiendo que podría morir de vergüenza en ese momento. Aún así, lo hizo. Lentamente, y con sus dedos, comenzó a abrir y mostrar más claramente su entrada. Incitándolo y haciéndole perder el control.

Bang Chan lo entendió. Por lo que, sin perder tiempo, y con una última mirada de por medio. Lo hizo.

Fue introduciéndose lentamente. No quería hacerle daño. Sabía que era su primera vez, por lo que, por muy excitado que estuviera, no debía apresurarse.

Aún así, tras estar completamente dentro, tuvo que usar todo el autocontrol que le quedaba para no dejarse llevar y arruinarlo todo.

Felix apretó los ojos. Gimiendo roncamente y excitando aún más a Bang Chan. La profundidad de su voz siempre le había parecido genial. Y hasta cierto punto, sexy.

Pero en ese momento, en ese lugar, en esa posición y de esa manera, le resultaba realmente estimulante escuchar aquella profundidad en forma de gemidos de placer.

Aquello fue suficiente para hacer que aumentara la intensidad de sus embestidas.

Tomó a Felix de la nuca, y con los ojos cerrados, le dió un muy intenso y húmedo beso. Dejándose llevar aún más por lo húmedo de sus labios. Bajando lentamente por su barbilla y cuello, dejando un camino de saliva que era imposible no excitarlo aún más de lo que estaba.

Sus respiraciones comenzaban a acelerarse cada vez más. Sus embestidas aumentaban de velocidad. Y sus corazones comenzaban a latir con más rapidez.

Ya no había vuelta atrás.

No querían vuelta atrás.

─Ahh... C-Chan...

Felix intentó hablar. Decirle que lo hiciera más lento, pero por su mirada y respiración, supo que Bang Chan no escucharía. Estaba demasiado ocupado con sus movimientos como para obedecer.

Es por eso que, en un ágil y rápido movimiento, colocó a Felix sobre él. Sin dejar de penetrarlo, sin darle tiempo de reaccionar.

Felix se aferró a su cuello, clavando sus uñas en su espalda. Aquello había sido bastante repentino. De un momento a otro, pudo sentir como Bang Chan llegaba aún más profundo en él. Y al mismo tiempo, como él lo tomaba de la cintura mientras que, para su sorpresa, tomaba su miembro. Comenzando a masturbarlo con casi la misma rapidez de sus embestidas.

Su mente comenzaba a ponerse en blanco. Aquello era demasiado.

Estaba por llegar a su límite. Y por lo duro y desesperado que estaba, pudo suponer que Bang Chan también. Y no se equivocaba.

No tardó mucho tiempo hasta que con una última y fuerte embestida, por fin llegaron. Juntos, jadeantes y extasiados por la sensación.

Bang Chan se dejó vaciar en el trasero de Felix. Dejando tras de sí, una línea blanca, tibia y espesa de su semen. Cosa que por supuesto, Felix pudo sentir.

Con eso hecho, Bang Chan se dejó caer sobre la cama, con Felix encima de él. Respiraba pesadamente. Totalmente cansado, e inexplicablemente satisfecho.

Ya lo había hecho con muchas chicas, desde luego. Pero ninguna de esas ocasiones se comparaba. Ninguna se acercaba al placer que sintió al vaciarse y entregarse en ésta ocasión. Y honestamente, no creía que ninguna otra la superaría.

Felix se tumbó a su lado. Y a pesar de lo cansado que se sentía, eso no impidió que volteara a verlo. Se sorprendió ligeramente cuando notó que él ya lo había hecho minutos antes. Y aunque se sentía nervioso, no quitó la mirada. No podía. Aquellos ojos oscuros lo hipnotizaban tanto como la primera vez.

Ya tendrían tiempo de pensar en lo que vendría después, en ese momento sólo estaban ellos.

Ese momento era sólo de ellos.

Bang Chan lo miró, y en ese instante, con aquel ambiente de por medio, lo supo.

Ya no tenía dudas. Ya no se sentía confundido. Ya no tenía que pensar en nada más.

Estaba más que claro. También lo amaba. Quizá no con la misma intensidad que él, pero sí con la misma sinceridad.

Quizá lo sabía desde el principio. Quizá todo eso no era una confirmación. Quizá todo eso no era más que una fachada para poder cumplir aquella fantasía. Quizá luego tendría que agradecerle al imbécil de Changbin. No lo sabía.

Lo único que sabía es que no quería que aquello terminara.

Lo único que sabía, es que lo amaba de verdad.

Lo único que sabía, es que ya no había vuelta atrás.

¡espero que les guste! <3

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