fuck me in the church.
❝Ven y bendíceme con tu polla.❞
Historia original: acetgu. Bú, muchas gracias por dejar que la adapte. <3
Lee Felix, uno de los raperos más famosos del barrio de la ciudad de Daegu, un chico de tez blanca, ojos finos muy llamativos y labios un poco gruesos, con una estatura normal. Pero sobre todo, abiertamente homosexual. Y él no tenía ningún problema con respecto a su orientación sexual, porque, vamos, ¿Quién se atrevería a meterse con Lee Felix? Sólo un pobre demente lo haría.
¿Qué si tenía enemigos? Como todo ser humano, pero, como había dicho anteriormente, nadie se atrevía a encarar al chico. Sin embargo, había un enemigo muy en particular en la larga lista de este.
Christopher Bang, un cristiano, padre de iglesia. Y cabe recalcar, homofóbico.
Christopher odiaba a Felix. El hecho de que esté con su pandilla justo al frente de su sagrada iglesia le enfadaba en demasía, ya que "estaba maldiciendo su iglesia con sus palabras del diablo" y demás cosas incoherentes. Y también que, a pesar de que siempre los echaba al día siguiente se encontraban en el mismo lugar haciendo las mismas "cosas degeneradas".
Pero, Felix no odiaba a Bang Chan, para nada. De hecho, a Felix le parecía excitante el sólo hecho de pensar en aquel chico como un reto, alguien a quien seducir y hacerlo caer en sus redes, y todo aquello siendo un "homofóbico". Porque a Felix le encantaban aquellos juegos.
Y algún día lo haría caer a sus pies de una manera tan bonita.
Felix y su pandilla se encontraban nuevamente frente a la conocida iglesia de su barrio, esperando la simple presencia de Bang Chan. Ya se habían acostumbrado a que cada día él saliera agitado y con su ceño fruncido directo hacia el grupillo que atormentaba su existencia para empezar a lanzar gritos que iban dirigidos especialmente al líder en un intento de sacarlos de ese lugar.
Pero aquel día era diferente.
Nadie había salido por aquella puerta soltando gritos a todo pulmón de insultos que más bien parecían chistes sacados de un libro de humor para niños. Y eso estaba empezando a preocupar al rubio. ¿Por qué no salía? ¿Acaso no estaba? ¿Se había mudado? ¿Se había muerto? Felix sacudió su cabeza tratando de sacar aquellos pensamientos de su cabeza. Y ya cansado de esperar, decidió entrar a la iglesia.
Espero y no se queme, pensó irónicamente.
Le hizo una seña a su pandilla para que esperaran allí mientras él iba a ver qué pasaba que aquel chico no salía. Pasó con lentitud por las rejas y subió las escaleras paso a paso para por fin llegar a las grandes puertas que daban la entrada a aquel edificio llamado iglesia. Felix hizo una mueca antes de dirigir su mano a la manilla de la puerta y se asombró al ver que estaba abierta. Sigilosamente se adentró sin abrir mucho la puerta para no hacer mucho ruido, y la cerró con la mejor delicadeza que podía.
Cuando se volteó, miró todo hacia su alrededor, y no se sorprendió para nada, lo típico de una iglesia antigua. Sin embargo, al observar los largos asientos que formaban una fila delante de él, sonrió al ver una figura de rodillas al parecer rezando, y la sonrisa de Felix se amplió, ya que aquella persona no se había dado cuenta de que alguien había entrado.
Caminó sin hacer ruido pasando por el estrecho pasillo que había entre los asientos, hasta que se detuvo un asiento antes al que estaba aquel chico ya conocido como Bang Chan. Se mordió el labio mientras miraba la ancha espalda del contrario, pensado que bajo esa tela de la ropa se verían bien unos cuantos rasguños.
Sin esperar más, se acercó hasta el otro y acercó su mano hasta tocar su cabeza acariciando el suave pelo que aquel poseía, pero no pudo evitar sobresaltarse cuando el otro saltó de su lugar poniéndose en pie al instante con una mano en su pecho y una expresión de total terror y asombro.
─ ¡Por Jesucristo y el Señor! ─su respiración se encontraba acelerada y su rostro se había puesto pálido. Se quedó sin palabras tan simplemente observando de pies a cabeza el cuerpo pálido que tenía en frente. Y cuando estuvo a punto de hablar, Felix se acercó hacia él poniendo una de sus manos en su pecho juguetonamente, y en un segundo ya había estampado sus labios con los contrarios.
Y ni siquiera hay que decirlo, el rubio fue apartado inmediatamente.
─ ¡Agh! ¿¡Qué has hecho!? ¡Qué el Señor te perdone lo que acabas de hacer! ¡Eres un degenerado, pervertido! ─Felix, que no estaba prestando en su total atención lo que decía, se acercó nuevamente haciendo que se callara, y susurró en su oído.
─ Yo sé que quieres esto... ¿Por qué te contienes?
Su mano derecha se dirigió directamente al miembro contrario para darle un apretón, logrando sacarle un fuerte jadeo, y Felix rió.
─ No tienes idea que lo que estás haciendo. Ni idea... ─ni siquiera se molestó en volverlo a apartar, ya le diría todo lo que era en su cara.
─ Oh, claro que lo sé, querido. ¿Por qué te molestas en ocultar lo que en realidad eres, eh? ─dio un nuevo apretón, volviendo a sonreír al notar como su miembro comenzaba a crecer en su mano─ Dime, Bang Chan, habla conmigo.
El pelinegro no podía hablar, se sentía exasperado. Hacía tan solo unos segundos estaba rezándole al Señor y ahora se encontraba con una erección creciente en sus pantalones provocada por un chico. Un CHICO.
Por favor, que alguien le ayude.
Bang Chan apretó sus labios mientras cerraba los ojos en un intento de calmarse. No volvería a caer, no volvería a caer... pero es que se le volvía tan difícil cuando tenía en sus narices al chico que lo conocía como la palma de su mano, con el que había disfrutado toda su niñez, con el que creció, con el que hizo de sus pensamientos un total desastre...
Bang Chan tenía un pasado oscuro. Uno que sólo conocía Lee Felix.
─ ¿Por qué no me tocas cómo aquella vez? ─su tono de voz se había vuelto sensual, casi sonando como un gemido, sin soltar el semi-erecto miembro del contrario iniciando un lento y tortuoso masajeo─ Sé que extrañas mi cuerpo, extrañas enterrarte en mí, duro, profundo... ¿crees que no lo noto? Sé que me deseas, ¿por qué no me tomas? Vamos...
─ Cállate... ─gruñó─ Por favor, cállate...
Felix sonrió satisfecho al ver el placer que su rostro demostraba, y volvió a unir sus labios en un beso húmedo, siendo correspondido casi al instante. Se separó apenas unos centímetros y susurró:
─ Ven y bendíceme con tu polla.
Y aquella frase fue suficiente para que Bang Chan explotara.
Estampó sus labios con los contrarios poniendo sus manos en la estrecha cintura del otro para atraerlo hacia él, llegando a rozar sus miembros provocando un gemido en ambos. Tan pronto como sus lenguas chocaron iniciaron una guerra en la cual ambos llevaban ventaja. Pero Felix esta vez tendría el control, y no se rendiría tan fácil. Empujó a Bang Chan sin romper el beso hacia uno de los largos asientos que los rodeaban haciendo que este cayera sentado, para luego el rubio sentarse en su regazo, cerca de su polla.
Cuando el aire se hizo necesario, ambos se separaron. Bang Chan siguió un camino de besos húmedos por toda su mandíbula hasta llegar a su cuello, donde Felix no pudo evitar temblar, ya que era su punto débil. Pasó su lengua por toda la extensión para luego empezar a dejar chupetones. Se separó un instante para hacerle una seña al rubio para que alzara los brazos, lo cual este no dudó en hacer, y procedió a quitarle la camisa. Se detuvo unos segundos para apreciar la piel lechosa que poseía Felix, imaginando el tipo de cosas que podría hacer en ella.
─ ¿Te gusta lo que ves? ─la voz de Felix lo sacó de su imaginación, y luego se acercó a su oreja para morder con suavidad el lóbulo y susurrar con sensualidad:─ ¿No quieres marcarme como la última vez?
Bang Chan apretó el trasero contrario mientras soltaba un gruñido. Y es que Felix cuando se lo proponía era un jodido caliente, y eso no ayudaba para nada al bulto ya formado en sus pantalones. Volvieron a unir sus labios en un húmedo y apasionado beso, y Felix no tardó en atrapar entre sus dientes el labio inferior del mayor, sintiendo al rato el sabor metálico de la sangre, y los jadeos de Felix no se hicieron esperar. El mayor seguía masajeando el jugoso trasero de Felix, contentándose con los gemidos que salían de la boca contraria, hasta que una de sus manos se adentró en su ropa interior, para luego empezar a tantear su apretada entrada.
─ Mhg~ Bang Chan~ ─gimió el menor en sus labios. El ambiente ya estaba demasiado caluroso y ambos sentían sus cuerpos demasiado sensibles. Felix había empezado a mover sus caderas sobre la erección del mayor, quien mordía sus labios tratando de contener sus gemidos.
El mayor logró levantar a su menor para poder bajarle los pantalones junto con su ropa interior, ya estaba empezando a desesperarse. Una vez dejó completamente al descubierto el cuerpo de Felix, empezó a dejar besos por todo su abdomen y pecho, hasta detenerse en sus pezones, rosados y completamente erectos. Acercó su boca a uno de ellos para dejar un húmedo beso en este, y luego empezar a succionarlo y morderlo, mientras Felix echaba su cabeza hacia atrás sintiendo todas las descargas de placer en su cuerpo.
Y, con esa distracción, adentró por completo uno de sus dedos en la entrada del rubio, sacándole un chillido agudo.
─ ¡Joder, Bang Chan~! ─este había empezado a mover el dedo en su interior, haciendo que el rubio se retorciera, ya que sentía arder todo su ano─ Maldición... h-hace tiempo que no tengo algo dentro, ten más cuidado...
─ Relájate, Felix ─se dedicó a dejar pequeños besos en el pecho del rubio tratando de calmarlo pero sin dejar de mover su dedo, hasta que susurró:─. Te lo recomiendo, porque desde la última vez mi amigo ha crecido bastante~.
─ Eres un maldito... ¡A-ah~! ─Bang Chan metió de golpe otro dedo y se apresuró a hacer tijeras en su interior, mordiéndose el labio al escuchar los sonidos tan morbosos pero excitante que soltaba su menor.
Cuando ya tuvo tres dedos en su interior, el rubio empezó a moverse en busca de más; necesitaba más, mucho más. Lo necesitaba a él.
Felix se detuvo y sacó los dedos de su interior, para luego bajarse de las piernas del pelinegro y arrodillarse frente a estas, dirigiendo una de sus manos al miembro ya bastante erecto siendo apretado por sus pantalones. Sin mucho prisa, bajó el cierre y desabotonó el pantalón, para luego bajarlo con ayuda del menor, hasta que quedaron en sus tobillos. Felix podía observar perfectamente como el miembro contrario se alzaba entre el bóxer que todavía ocupaba. Empezó a masajear por sobre la tela su polla, mirando fijamente los ojos del pelinegro, quien apretaba sus labios reteniendo los gemidos. Luego acercó su boca y sacó su lengua para pasarla por el glande aún sobre la tela, y Bang Chan no pudo contener el gemido que salió de sus labios.
─ Lixie~ d-deja de jugar, por favor~ házlo~ ─gimió Bang Chan luego de un largo rato en donde el pálido se la había pasado simplemente masajeando por sobre la tela, y lo estaba desesperando aún más.
Felix, sin esperar más, bajó el bóxer y dejó que su polla se alzara orgullosa.
Jo-der.
¿Eso entraría en él?
No pudo evitar sentir miedo.
Realmente lo iba a partir ese día.
Bang Chan, al darse cuenta de la cara que había puesto su menor, posó su mano en su mejilla para acariciarla con el pulgar, diciéndole que no se preocupara.
Felix tragó saliva, pero trató de calmarse.
Nuevamente se acercó y pasó su lengua por todo el falo, y un grave gemido salió de los labios del mayor, repitió eso una veces más antes de plantar un beso en la punta para empezar a succionarla mientras hacia círculos en ella. Bang Chan no hacía más que soltar gemidos graves, y estos empeoraron cuando la boca de Felix se metió la mitad de su polla, sintiendo la punta tocar su garganta. Felix sentía arcadas, sí, pero no le desagradaba para nada la sensación de tener una polla en su boca. Metía y sacaba el pene de su boca y Bang Chan sentía que no aguantaría por mucho más tiempo, así que puso una de sus manos en la cabeza de Felix para apartarla, y este lo miró confundido.
─ Ni creas que me correré en tu linda boquita, Lixie.
Bang Chan levantó a Felix del piso para volver a sentarlo a horcajadas en sus piernas, y volvieron a juntar sus labios en un beso más feroz que los anteriores, y Bang Chan aprovechó para meter de una sola estocada su miembro en la entrada de su menor, tocando inmediatamente aquel punto dentro de este que lo volvía loco.
─ ¡Oh, joder, joder~~! ─Bang Chan trató de no moverse para esperar a que su rubio se acostumbrara, y es que era difícil porque la estrechez del menor lo asfixiaba y si no se movía pronto se volvería loco.
Luego de unos minutos que parecieron eternidades para Bang Chan, el rubio empezó a mover sus caderas en señal de que ya estaba listo para que se moviera, y Bang Chan no esperó más para hacerlo.
Bang Chan empezó dando estocadas lentas, disfrutando de lo delicioso que su rubio le apretaba, pero, pronto toda esa calma se fue a la mierda.
─ ¡Ah! ¡Sí, ahí, ahí! ¡Más, Chan~~! ─chilló de placer el pálido cuando el pelinegro volvió a tocar su próstata, y este empezó a darle más rapidez a sus movimientos─. ¡Oh, mierda, Bang Chan!
─ S-sí, ah~, Felix, e-estás tan apretado ─Bang Chan sostenía la cadera del rubio aumentando aún más sus movimientos mientras observaba con sus ojos oscuros el cuerpo encima de él. Felix se encontraba vuelto un desastre; algunos mechones caían en su rostro ya bastante sonrojado y se pegaban a este gracias al sudor, y sufría constantes espasmos debido al placer que lo llenaba en ese momento.
Cuando los gemidos y jadeos de Felix fueron en aumento y su cuerpo se volvía tenso, Bang Chan notó que ya le faltaba poco para que llegara al clímax, y a este tampoco le faltaba mucho, así que dirigió una de sus manos al miembro del rubio para masturbarlo a la rapidez de sus embestidas.
─ C-Chan~~ no creo q-que aguante mucho, mgh~ ¡O-oh, m-maldición! ─chilló cuando Bang Chan tocó tres veces seguidas su punto, haciendo que encorvara su espalda, y puso ambas manos en los hombros del pelinegro para mantenerse─ ¡M-me vengo~! ¡Ah, mhg~!
Felix se corrió fuertemente manchando la mano de Bang Chan y parte de ambos pechos, hasta un poco de su rostro, pero Bang Chan aún no se corría así que no paró sus movimientos y siguió penetrando la sensible entrada del menor.
─ ¡Bang Chan~, n-no, ah~!
─ ¡F-Felix~~! ─gimió el pelinegro para después correrse dentro de Felix, llenándolo. Felix apoyó su cabeza en el hombro de Bang Chan cuando por fin este se detuvo, escuchándose ahora nada más que sus agitadas respiraciones.
Bang Chan alzó con delicadeza la cabeza del rubio para plantar un dulce beso en sus labios, y así siguieron por un buen rato, compartiendo perezosos besos.
─ Te extrañé, Channie hyung~ ─murmuró Felix con los ojos cerrados mientras dejaba caricias en el cabello del mayor.
─ Yo también, bebé ─también murmuró plantando un suave beso en la nariz contraria─. Pero ahora tenemos que salir de aquí antes de que alguien llegue.
Ambos soltaron una risita para compartir un beso antes de empezar a arreglarse.
─ Channie~, ¿me cargas? ─habló con un puchero el menor, alzando sus brazos en dirección al otro, quien soltó una risa antes de acercarse a este y rodearlo con sus brazos para cargarlo como a una princesa.
─ Te amo, Felix.
Felix sintió su cara arder levemente ante las palabras.
─ Yo también, Hyung.
¡gracias por leer!
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