Final: God, the way you cry in your sleep is Art.

Final: God, the way you cry in your sleep is Art.

Los Girasoles son tan hermosos,

poseen color, forma, y fuerza.

Pero yo solo puedo conciliar el sueño llorando,

porque yo nunca aprendí a ser feliz.

Y, aun me asombra como mi mayor obra de arte

terminó amándome con su color

y matándome con sus besos.

Jimin iba a ser Dios ese día,

se sentía tan cerca de ser arte.

Las lágrimas sobre su lienzo se habían secado lo suficiente para que el color no perdiese su forma. Hoy podía ser hermoso. Todos los libros relatando la técnica de artistas nacidos en la academia hoy serían parte del pasado. Antes de Jimin no existía el arte como lo conocemos, solo existían artistas.

Por eso, el corazón del castaño bombeaba de color y amarillo. Hoy nacería el arte. Su obra seria contemplada y juzgada por los mayores críticos y exponentes. Había sido invitado a una de las academias más importantes de Paris, gracias a las influencias de su Doctor, pudo conseguir un llamado para exponer su obra junto a los artistas más relevantes desde la autonomía.

Jimin había creado,

La realidad parecía un sueño, y su sueño la realidad. A veces, todo pasaba demasiado rápido, y su respiración se tornaba pesada, como si algo dentro de él no iba al mismo ritmo que el resto del universo. Pero debía estar feliz ¿cierto? Jimin debía olvidar. Esto sería una oportunidad para hacer un funeral a aquella existencia miserable, donde se encontraba perdido entre su técnica y los besos imaginarios de Yoongi.

Jimin extrañaba a Yoongi.

Su hermano era su único apoyo, era una promesa que lo acercaba a una realidad que no podía poseer. Sin embargo, nunca estaba seguro si las marcas en su piel eran producto de sus pesadillas, o las manos de Yoongi había trazado caminos de cicatrices en medio de la guerra que ocurrió cierta madrugada en su cama. Aun las cosas parecían carecer de sentido, pero el miedo lo invitaba a avanzar, Jimin no quería ser un transeúnte más.

El azul es belleza.

¿Sabes? anoche encontré un lugar donde podemos escondernos

espero que nadie nos encuentre allí.

¿Por qué no me permites ser feliz?

Mi sanidad es una guerra

Que no me permite oler las flores en tu cabello

La academia era un poema.

El fuerte olor a óleo y Paris invadían las fosas de Jimin al momento que entró en aquel lugar. ¿Ese hombre bajo era Manet? Se preguntaba el castaño inspeccionando la gente que se encontraba allí. Eran los impresionistas, eran puntos de color jugando, esperando a ese momento indicado para unirse en tus pupilas. Jimin podía llamar a esto hogar ¿No? ¿Y, que era graciosa sensación en su estómago?

El joven pintor estaba mareado ante las emociones que lo pincelaban, debía controlar lo que estaba pasando dentro de su mente, no podía tener un episodio esta noche. Pero era demasiado difícil, sobre todo cuando ha pasado demasiado tiempo aislado del resto de la humanidad, y más aún cuando juró ver el rostro de Yoongi en aquella habitación. ¿Yoongi está aquí? ¿Su mano se encuentra acariciando cada peca en mi espalda?¿Está presionando mi muñeca sobre la cama? Nuestros labios se unen y para mí eso es realidad ¿Acaso eso está pasando o ya pasó?

La divagación de Jimin es interrumpida por un señor de rostro amable que toma su equipaje para llevarlo a su habitación. Cuando el castaño llega allí se encuentra con un folleto que explicaba la organización de la exposición que tendría lugar en la noche. A pesar, de poseer una ubicación terrible para sus pinturas, se sentía sumamente satisfecho de encontrarse allí respirando el mismo aire que recorría los pulmones de aquellos ingeniosos artistas.

Jimin probaría que él merecía tener su nombre junto al de Velázquez.

Jimin debe olvidar el pasado.

¿Pero cómo olvidar una realidad que nunca vivió?

Pintar es sanar.

Pero su ensordecedor llanto golpeaba mi imaginación,

Cuando me tocabas y decías que no era real.

Me siento tan enfermo

¿Puedes ver el sueño en mi pintura?

Solo allí puedo permitirme sonreír.

Sus cuadros se encontraban en el lugar donde siempre han estado destinados a ocupar. Todo era felicidad, (y, tal vez, arte). Sin embargo, Jimin se sentía demasiado nervioso, pocas personas en su vida han contemplado su obra, y las críticas no han sido del todo favorable. A excepción, de la opinión de su hermano, quien siempre parecía perder el aire cuando observaba sus pinturas. Yoongi creyó en él. Jimin debía creer en sí. Este era el momento indicado para formar parte de un lugar privilegiado en la inmensidad del universo.

Jimin no se atrevió a presentarse a las personas que se encontraban allí, prefirió pasar de incognito para escuchar las opiniones honestas de los artistas y espectadores que observaban las obras. Tal vez, era una misión suicida hacer esto, le aterraba la idea de que aquellas críticas destruyeran una parte de él. Jimin solo sabía hacer esto. Jimin sabia pintar, y amar.

En general, los artistas parecían ser algo bastante severos con los juicios que emitían sobre cada pintura, pasaban largos minutos debatiendo entre pesados argumentos y risas. A pesar de ello, terminaban complacidos sobre lo que sus ojos presenciaban esa noche. Esto podría salir bien. Jimin estaba a salvo con unas mentes tan brillantes y objetivas evaluando su obra y su técnica.

Sin embargo, las esperanzas del castaño serian desplazadas por lo que pasaría a continuación.

Los artistas se situaron frente a una de sus obras, y todos los hombres de aquel lugar permanecieron en silencio, lo cual desconcertó a Jimin totalmente. No dijeron absolutamente nada, ni mostraron expresión facial alguna sobre lo que sus ojos se encontraban viendo, no había nada. Solo un grotesco vacío.

Jimin no comprendía por qué no decían nada.

Los artistas caminaron hacia otro cuadro realizado por el castaño, pero sus actitudes continuaban siendo las mismas.

-¿Deberíamos decirlo?- Finalmente hablo uno de los hombres mientras restregaba su rostro con sus manos como si se encontrara exhausto.

-No creo que merezca la pena honestamente. Es decir...- Dijo otro hombre siendo cortado por su propia voluntad. –La técnica es ¿eso se puede considerar una técnica? Los colores me están ocasionando un terrible dolor de cabeza

-Obras como estas nunca ocuparan un lugar en la historia del arte- Pronuncio uno de los artistas de aspecto mayor. Todos asintieron mientras se alejaban de las pinturas del castaño que tenía los ojos cristalizados y un pesado nudo en su garganta.

Jimin no era un artista, Jimin no hacia arte, Jimin no quería vivir.

Jimin abandonó el edificio, dejando sus obras, dejando su sueño, todo.

Desde esa noche a Jimin le costaba respirar.

Dios me prometió que la tristeza era temporal.

La naturaleza es lo único que me acerca a la humanidad.

Mis pinceles se encuentran secos,

pero puedo sentir tus golpes tornándose caricias.

Jimin regresó a su hogar.

Pero ahora era tan difícil.

Se sentía demasiado miserable, sus alucinaciones parecían empeorar, y la tristeza se había convertido en su eterna compañía. Jimin se sentía demasiado triste, y se resistía rotundamente a la idea de asistir a aquel lugar que había acabado con la poca sanidad que tenía. Jimin no estaba enfermo, solo estaba triste ¿Cierto? Siempre ha sido así, y no estaba mal.

Jimin accidentalmente asfixió al bebé de Yoongi en uno de sus episodios. Jimin no quería. No era su intención. Se sentía tan mal por eso.

Por ello, la esposa de Yoongi le exigió al peligrisaseo que se mudasen a otra casa, por lo que terminaron dejando solo a Jimin. Estaba solo. Demasiado solo, como siempre lo había estado, y sin embargo no lo hacía menos doloroso.

¿Por qué me dejaste solo Yoongi?

Jimin no podía dormir, solo conciliaba algo de sueño cuando se desmayaba en medio de un ataque de pánico. Incluso pintar se había vuelto una tarea imposible de realizar. Jimin tenía que secar sus lágrimas cada tres minutos para poder ver, y a veces la tentación era demasiado fuerte haciendo que sus pinceles presionaran demasiado fuerte sobre su piel hasta que la sangre teñía laberintos en él.

Una tarde Jimin despertó luego de un fuerte episodio y no parecía recordar nada. Pero las paredes de su habitación estaban pintadas, pero no con pintura, sino con sangre, y Jimin comenzaba a sentir demasiado miedo.

Jimin tenía miedo de él mismo.

Extrañaba tanto la compañía de Yoongi, extrañaba su voz ronca que resonaba en su cuerpo cuando hablaba, extrañaba la manera en la que sus manos se movían cuando explicaba algo, extrañaba sus torpes besos cuando eran niños y se escondían de sus padres. Y, sobre todo, extrañaba no dudar de su realidad. Yoongi era lo único real en su vida.

Pero ya no estaba, y eso lo enfermaba.

Una mañana recibió una carta de Yoongi, y su corazón se detuvo, era él. No podía creer que su hermano le había enviado una carta. Su letra seguía siendo curva y hermosa. Incluso el sobre olía a Yoongi. Todo era sobre Yoongi.

Desde entonces, Jimin le escribiría una serie de cartas, que con tiempo dejo de recibir respuesta. Pero escribirle lo mantenía vivo, al igual que su arte muerto. Le pedía que viniese a verlo, sin embargo no recibía respuesta, nunca había respuesta.

La muerte me invita a desayunar sus diamantes,

Y, el universo no tiene color.

Pero yo aún puedo amar,

Yo amo, y eso es arte.

Hoy era una mañana diferente a las anteriores.

Hoy el cielo poseía diferentes tonalidades de grises y blanco. El Doctor no iba a ir, y no recordaba cuando fue la última vez que se sintió descansado luego de dormir. Su obra parecía estar estancada, no había progreso, no había innovación, y a Jimin ya no parecía importarle porque todo dolía demasiado, y él no era un artista.

Ese objeto en su gaveta pedía salir. No era el momento. No hoy. No era demasiado fuerte hoy.

Jimin escucho un ruido en la puerta, lo cual lo extraño completamente, pero lo escucho nuevamente y decidió a ver quién tocaba la puerta.

Era Yoongi

Yoongi estaba allí, en el marco de su puerta, con sus caricias ausentes y una enorme sonrisa. Lucia algo más adulto, pero sin embargo sus pómulos y sus piernas se asemejaban a las pinceladas suaves de Rubens.

Yoongi había regresado.

Jimin no volvería a estar solo.

-Te amo, teamoteamoteamoteamo- Sollozó Jimin besando el rostro del peligrisaseo quien cargaba una sonrisa triste en su rostro. –Pensé que no volverías, no me dejes otra vez ¿Por favor? Yo- se esforzó en decir, pero fue interrumpido por los labios de Yoongi moviéndose sobre los suyos.

-¿Eres real? ¿Enserio estas aquí?- Preguntó Jimin mientras besaba la clavícula de Yoongi que gruñía al tiempo que sus manos se paseaban por el deteriorado cuerpo del castaño.

-Nosotros somos real. El resto del universo no lo es, Jimin- Dijo Yoongi deslizando su mano sobre el miembro que colgaba pesadamente entre las piernas de Jimin.

Yoongi se permitió tomar el pincel de Jimin para pintar poemas sobre el cuerpo del castaño que lloraba de placer y de miedo. Deseaba que Dios apartase la mirada, y se permitiera crear sobre su hermano. El sudor recorría su cuerpo dando forma y sueños. Todo era demasiado real.

Yoongi lo amaba, eso es real, es real.

Jimin alcanzó el orgasmo entre colores y lágrimas.

Pero pestañeó demasiado fuerte, y Yoongi ya no estaba allí. ¿Acaso Yoongi había estado allí? No puede ser verdad. ¿Jimin había alucinado todo esto? No, no, no. Jimin no estaba siendo consumido por la locura. ¿Dónde estaba Yoongi? ¿Por qué se fue? ¿Yoongi no lo amaba?

Yoongi, Yoongi, Yoongi.

Jimin gritaba, lloraba, y no era real.

Finalmente Yoongi había destruido a Jimin y a su realidad.

Nada lo era, solo la tristeza que lo acompañó durante toda su vida.

Arte es amar.

La muerte es libertad, y yo quiero ser libre.

Nunca podré sanar,

Pero te amo tanto y eso es mi realidad, mi paz.

Te amo, Yoongi.

Gracias por concederme un lugar en la historia del arte.

Jimin tomó el arma mientras caminaba sobre la grama, verde, verde.

El cielo era negro, y Jimin no podía dejar de llorar.

Guardó la carta para Yoongi en su bolsillo,

Tiró del gatillo

Y por primera vez Jimin fue arte.

FIN.

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