Capitulo 41 •Fuerza insignificante•

Lookman calló de rodillas en el piso, su pecho dolia y sus manos soltaron su arma dejándola descansar en sus muslos. El haori desgarrado y cubierto de sangre.

Se quedó intentando recuperar el aire en sus pulmones un buen tiempo, después de unos segundos abrió los ojos, vio el cuerpo de Room cortado verticalmente del cuello a su estómago, pero no divisó a su hermano. Con todo su esfuerzo se levantó, dio media vuelta con la intencion de ver a sus hermanos.

"Enviness, Halt.. Dios.."

Hablaba incoherencias, envaino su espada y con su cuerpo temblando caminó, a penas podia mantenerse en pie. Pero había acabado...oh

No..

Escucho alguien quejandose, una mujer. No, no podía ser.. Room se levantó, no solo regeneró su cuerpo sino que también su cabeza. Habia logrado volverse un demonio. Lookman miro atras, otra vez puso sus manos en el mango de su katana, pero estaba tan agotado que ni siquiera podia desenvainarla. Room miro al samurái con una expresión pálida, su mandíbula temblaba.

"Detestable..."

Dijo en voz baja, alzo la cabeza y estuvo a punto de correr, hasta que su brazo fue jalado. Molesta se detuvo, miro atrás esperando a otra patetico entidad pero..vio a un humano, un campesino. El mismo que vio hace un tiempo, pero esta vez si tenia rostro, el hombre hasta ahora desconocido alzo la cabeza para verla y con lágrimas en sus ojos habló.

"Daira querida, por favor detente ..."

¿Uh?..

Lo miro con confusión. Al parecer Lookman no lo veía como ella. Se quedó pensando, no lo atacó, ¿Por que? ¿Quien era el? ¿Quen er Daira?.. Por que...

¿Por que su agarre es tan calido, tan suave?..

"¿Quien eres tu? ¿Como has llegado aquí?"

Room pregunto, el hombre suspiro, tomo su brazo con mas fuerza y bajo la mirada con lágrimas en sus ojos

"¿Te has olvidado de mi?.. Querida..."

Room abrió los ojos de en par en par, la neblina se despejo y por fin, por fin lo recordó.

...

Año 1867, yo era una mujer mas entre todas, solo servia para engendrar hombres fuertes y mujeres debiles que serían esclavas a manos del señor de la casa. Yo vivía como esclava en la casa de la familia de los Alcott.

En aquellos tiempos estaba yo sola contra los abusos del señor Alcott, un hombre robusto y de aspecto que da mucho que desear. No tenia tiempo libre, solo pequeños respiros, por lo general me encontraba en los cultivos de algodón, recolectando a mano bajo el sol intoxicante y a pasos del desmayo por falta de agua.

Mi madre habia sido mandada a otra propiedad de los Alcott, y mi padre comprado en otra casa totalmente diferente. Yo tenia trece años cuando el señor de la casa me llamaba a media noche, oh... Odio esos recuerdos...

Pero así era mi vida. A los diecisiete recuerdo estar recolectando algodón en los grandes campos, llene la canasta de paja y me dispuse a llevarla a la casa, entre por el portón enorme, el salon limpio y olor a perfume de la señora Alcott, pero al voltear la cabeza vi a una familia diferente, también de la alta, pero desconocida para mi.

Ahí es cuando todos los sirvientes fueron llamados, al parecer la familia quería comprar uno de nosotros para servir en su casa, pronto me entere que era la familia de los Fowler, grandes amigos del señor.

La señora Fowler paseaba por los campos de algodón, levantando su vestido para no ensuciarse con la tierra. Para ser una mujer de raza blanca era generosa y poco orgullosa, incluso saludaba a algunos de los esclavos de manera casual, apenas llamando la atención. La mujer de rubia cabellera y ojos color miel paso delante de mi, frenando su pasó y viendome, mientras recojia el algodon suave.

Yo levante la cabeza, la señora Fowler se agachó un poco a mi niver, no le importo que el dobladillo de su elegante vestido se manchara de lodo por la llovizna de ayer.

Desde el primer momento, mando a llamar al señor Alcott junto a su esposa, la pareja me miraba de reojo, yo agache la cabeza apenada.

Paso al menos una media hora, yo estaba ahora en la cocina, rebanando pequeños pedazos de zanahoria para la cena del día de hoy, hasta que la señora Alcott entro a la cocina y se dirigió hacia mí.

"Ponte un buen vestido y baja a la sala. Te vendimos con la familia Fowler así que queremos que te veas presentable"

Yo solte el cuchillo, la señora salio de la cocina y yo me quede viendola, Margot; otra de las sirvientas y amiga mia solto las verduras sucias en la canasta y sonriente camino hacia mi

"Dicen que la familia Fowler es menor dura con sus esclavos"

Carisa, quien movia la mezcla de leche y huevo en el bowl, tambien lo solto y se dirigió hacia mi.

"¡Yo te ayudare a arreglarte, eh visto los vestidos de la señora Alcott son hermosos! Tenemos que ponerte mas bonita, asi los Fowler no dudaran en comprarte"

Y así fui adquirida por la familia. Extraño a Margot, era buena amiga.

Al llegar a la mansión de los Fowler, levante la cabeza, era blanca, con balcones y un enorme jardín. Me percaté que habia una granja a pocos metros de la barda de la mansión. No le tome la suficiente atención u solo entre por el portón, los barrotes de metal estaban polvosos, un poco.

La familia solo constaba del señor y la señora Fowler, y de sus dos hijos, la menor Merine y el hijo mayor; Fermín.

La granja a los pocos metros era parte de la familia, un día fui mandada a traer uno de los trabajadores, entre al lugar, una canasta colgando en mi antebrazo. Abrí la puerta, encontrandomelo.

Dacio era un campesino que se dedicaba al campo, no a los animales. Un hombre de tez blanca y cabello castaño. Solo fui a pedirle cosechas, nada más.

Yo fui la unica que iba hacia allá, así que rápidamente me apegue a el.

Paso un año, el señor Fowler me cito en el salon principal. Me sente en el sillon rojo, encaraba a Dacio, el señor tenia una sonrisa amable en su cara...

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