Me hallaba en mi consultorio... Y bueno, ¿De qué me podía quejar?... ¿De qué ya me he hartado de que los soldados solo digan que están cada día más paranoicos y deprimidos?... Pues no...

Ahora no tenía trabajo, lo cual me hacía sentir tranquilo, pues ya no quería oír nada... Pero eso no me duró nada porque alguien me tocó la puerta...

Cuando fui a abrirle sentí como si un F5 me pegara con toda su violencia, al reaccionar me hallé con la primera paciente que no era militar... Era una superviviente...

Pensé que vendría a decirme la misma y vieja cantaleta de que se sentía deprimida y sola... Pero me lleve tremenda sorpresa al darme cuenta de que esta mujer... Cargaba con demasiados traumas... Jamás habían probado de esa manera mis habilidades como psicólogo...

Y eso que es difícil puesto que me la paso 24/7 con hombres y mujeres que ni respirar pueden porque sienten pánico.

Muy confusa su historia, y había tanta información que simplemente tuve que notar las partes más relevantes para poder auxiliarla...

Se veía muy ansiosa, enojada y deprimida, todo mientras tenía una falsa y desesperanzada sonrisa y tenía un tono alegre y sarcástico.

Daba miedo saber que más le había ocurrido a esta mujer... ¿Lo peor?... Que ella fue el comienzo de una verdadera odisea qué me llevo a escribir mi nuevo libro...

La ruleta rusa psicológica: Supervivientes del Virus 128.