Se quita el vestido y los zapatos. Me desabrocho la camisa y quito los zapatos a la vez. Lentos, observando. Se acerca, desabrocha mi pantalón, lo dejamos caer. Se pone de rodillas, me quita el slip. Mi pene golpea su cara, sonríe y expresa:

-Parece que no le gusto, voy a conquistarla.

La traga, acaricia mis testículos. Nunca nadie me hizo esto. Nos tendemos. Quito su braga, lamo su clítoris mientras sujeto sus nalgas. Sus gemidos me animan.

Estamos listos. No hablamos. Su mirada me pide que lo haga. Entro suave y despacio, no hay resistencia, aquellos cabrones lo rompieron. Su gesto muestra gozo. Me muevo lento, ella sigue mi ritmo. Acelera, sigo su ritmo. Me agarra con brazos y piernas. El ritmo es frenético. Nos llega el orgasmo a la vez.

Sin soltarnos, doy la vuelta para que repose sobre mi. Seca mis lágrimas a besos.

-¿Cómo te sientes?

-Triunfadora. No lo habría conseguido sin ti.

-Para mí ha sido fácil.

-Para mí también. Esta vez el deseo ha sido altruista.

Una sombra nubla su mente. Las lágrimas que no tuvo por placer, salen ahora.

-Gloria. Trata de dormir. Mañana será otro día.

-Te amo. Voy a cerrar la peluquería.

-Una cosa no quita la otra.

-¿Cómo voy a quitarme ropa, sabiendo lo que siento por ti?

-Puedes seguir sin enseñar nada.

-Estaba obcecada. Tienes razón, Yiyi.

-¿Cómo lo sabes?

-Eras un bebé. Llorabas porque mi padre te cortaba el pelo. Tu madre te calmó con ese mote. Lo escuché varias veces.

-Tus padres te llamaban Glori. ¿Puedo llamarte así?

Ya estaba dormida.

Despierto antes, aunque no del todo, mi hombro y brazo derecho siguen dormidos por soportar su cabeza. Sus pechos sobre el mío. Su pierna izquierda junto a la mía derecha, su otra pierna sobre las mías. Su mano derecha sobre mis genitales, está erecta. No nos hemos movido en toda la noche. ¿Cómo he podido? Suelo dormir de lado.

-Buenos días. Llámame Flor, mis padres me llamaban así. Me gustaba hasta que empecé el colegio.

-Igual que yo.

Se levanta por mi lado, pasa sobre mí.

-¡Arriba, gandul! Tienes que ayudarme.

-No puedo mover el brazo.

-Lo siento, te lo he entumecido.

-Ya se está reanimando. ¿Vamos a la ducha?

-Vamos.

La ducha es rápida y placentera.

-Yiyi, no quisiera salir con el vestido, cantaría que he pasado la noche contigo. ¿Puedes prestarme algo de ropa?

-Hay otra solución. Toda la ropa de mi madre está en el armario, te regalo todo lo que quieras.

Salimos del servicio, ella envuelta en una toalla.

-Será un honor, era muy elegante. ¿Qué pensaría?

-Le gustaría. Te apreciaba y sabía que yo te amo.

-Recuerdo la ropa que llevaba puesta la primera y única vez que entró en la nueva. Me gustó. Aquí está, creo que tenemos la misma talla.

Deja caer la toalla, vuelvo a ver su maravilloso cuerpo. Se pone su braga, luego un sujetador de mi madre, le hace unos ajustes y le queda perfecto. La ropa le queda que ni pintada, se lo digo.

Preparo el desayuno.

-Flor. ¿Para qué quieres mi ayuda?

-Anoche tenías razón, tengo las ideas más claras. Hoy es viernes 1 de agosto. Mañana será el último día antes de cerrar la peluquería por vacaciones hasta fin de mes. Adiós a quitarnos la ropa. La separación no tendrá sentido, se derribarán los tabiques. ¿Qué te parece?

-Me complace. Cuenta con mi ayuda.

-No te he dicho como ayudarme. ¿Quieres ocuparte de las llamadas? Sólo hoy y mañana.

-Será un placer.

Llegamos cinco minutos antes de la apertura. Carlos ya ha llegado, nos presenta y le ordena:

-A partir de hoy, nada de quitarnos la ropa. Tendremos vacaciones desde el domingo hasta el 31. Jose contestará a las llamadas.

El recibidor tiene un mueble con la caja registradora y un teléfono. Gloria me explica todo lo necesario.

Llega el primer cliente.

-Buenos días, Raúl. Vamos adentro.

La mañana es intensa. A las 12 se llena el cupo para hoy. Gloria me ordenó que no diera citas para después de las 9.

Hay un contratiempo a la 1. Llama mi esposa, le doy cita para las 3 de hoy con Carlos, alguien la anuló.

Mi esposa llega antes de la hora.

-Hola, José.

-Hola, Dolores.

-Quería hablar contigo.

-¿De qué?

-Del divorcio y otra cosa. Te lo concedo.

-Gracias. ¿Qué es lo otro?

-¿Qué hay entre Gloria y tú?

Dolores está de espaldas a la puerta, no vio salir a Gloria.

-Algo muy grave me pasó en el instituto. Por aquello no quiero a ningún hombre. Pero si te apetece, como no tienes pareja, tal vez tú y yo...

-No te creo, hay algo entre vosotros.

-Pregunta a tu hermana lo que me pasó, dile que vas de mi parte. Adiós, debo seguir con mi trabajo.

Trata de sonsacarme:

-José. Me han contado que Gloria pasó la noche contigo.

-Es cierto. Fuimos a cenar y se olvidó la llave de su casa.

-¿Os acostasteis juntos?

-No debo darte explicaciones.

¿Vacaciones? ¿Qué vacaciones? No vamos a parar. Primero la obra, aunque la hacen profesionales. Pongo anuncios en Segundamano, con fotos de los muebles que Gloria se quiere deshacer. Nos visitan para verlos, vendemos todos a la primera.

Vivimos en mi casa hasta que acaban la obra. Ya es vox populi que somos pareja. Me gustaría ver la cara de Loli.

Adivina dónde celebramos su cumpleaños, también nos regalan la tarta y una botella. Esta vez lo compartimos con Raquel y Ramiro.

Hacemos mudanza de mi casa a la de ella. Vendo mi casa.

Voy al juzgado con Gloria. Efectuamos antes el divorcio y después la boda. Lo celebramos en el restaurante de Luis.

¡Por fin a descansar! Nuestra luna de miel es un crucero.

La primera noche en el barco es mágica. Disfrutamos más que ninguna antes. Coincidimos en el orgasmo.

Insiste hasta que vuelvo a estar listo.

-Yiyi. Me queda una prueba por superar.

-¿Cuál?

No habla. Se pone boca abajo.

-No quiero hacerlo, Flor. Temo hacerte daño.

-Te avisaría.

-Antes te debería untar algo, por ejemplo aceite.

-Tenemos aceite esencial de lavanda, es relajante.

-Puede valer.

Lo extiendo por fuera, incluso la vagina. Gira su cuello para que vea que disfruta. Luego por dentro. Ya vuelvo a estar puesto.

-Adelante, Yiyi.

Entro, su gesto no cambia. Me muevo despacio arriba y abajo, cada vez penetro más. No distingo si siente dolor o placer.

-Sigue, sigue. Más deprisa.

Obedezco. ¡¿Qué clase de bestia soy?! Disfruto.

Prueba superada.