Después de muchos días, e incluso semanas, me preguntaba qué era lo que había salido mal.

Como si fuese como en los dibujos animados, se encendió una lamparita sobre mi cabeza.

Estaba completamente enamorada de ti, mi mejor amigo.

Si cada vez que hacías un chiste, por más malo que sea, yo me reía escandalosamente. Si cada vez que me hacías un cumplido me sonrojaba. Si cada vez tu mirada me intimidaba más.