18
Al segundo de cruzar la puerta de entrada, corriste a mi encuentro.
¿Tan ansioso estabas por saber lo obvio? Como si ya no lo supieras.
Me dijiste "tú tienes algo que decirme".
"Sí, pero creo que vas a tener que esperar al recreo".
"No. Dímelo ahora. Bastante con que tuve que esperar toda la noche".
"¿Por qué tanta ansiedad si ya lo sabes? No creo que seas tan estúpido como para no saber de qué va todo esto".
"Lo sé, pero quiero escucharlo de tu boca".
Aquello me puso los pelos de punta.
Pero fui salvada por la campana.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top