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Otra de mis amigas -quien estaba al corriente de mi amor y sufrimiento- habló contigo.
Le dijiste que, aparte de ella, había otra chica que ocupaba parte de tus pensamientos.
Cuando esa información llegó hasta mis oídos, le di mil y una vueltas.
Dijiste que era un 60% y 40%.
¿Podría ser que esa chica sea, por casualidad, una que te ama en secreto desde hace ya unos cuantos meses? Es decir, ¿podría ser yo?
Levanté la vista al cielo para intentar aclararme un poco. Luego la bajé hasta que quedó suspendida en un árbol. Un gran árbol.
Ahí, atado en una de sus ramas, había un brillante globo rojo.
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