06.- Cumpleaños
Miraculous, les aventures de Ladybug et Chat Noir y sus personajes son propiedad de Thomas Astruc y Zag Entertainment.
Palabras: 2657.
06.- Cumpleaños
Jagged se levantó de buen humor, tras una semana con la agenda a rebosar y la gala de premios a la vuelta de la esquina todo parecía bonito y positivo. Además, era su cumpleaños.
Si existía una cosa en el mundo que a Jagged le fascinase especialmente esa era, sin duda, los cumpleaños. Daba igual de quién fuera. Un cumpleaños era un cumpleaños.
Le dio un beso en la frente a Penny, que seguía dormida a su lado, y saltó de la cama dispuesto a comerse el mundo.
Fang se acercó a él con pasos alegres y la lengua asomando por un lado de su boca, Jagged le palmeó la cabeza.
—Gracias, Fang, este año eres el primero en felicitarme.
Y eso era raro e inusual porque Penny siempre era la primera, además, habían pasado la noche juntos y se había dormido bien entrada la madrugada. ¿Se le habría olvidado? No, Penny, era como una agenda ambulante jamás se olvidaba de nada. Así que, si no le había felicitado... ¡Imposible! Penny no se olvidaría de algo tan importante, si no le había felicitado era porque prefería esperar a que amaneciera.
Con una sonrisa boba en los labios se dejó caer en el sofá, descolgó el teléfono y encargó un desayuno completo para dos, con gofres, chocolate y nata montada. Tarareó lo nuevo que sonaba en su cabeza mientras esperaba a que el botones llamase a la puerta de su suite.
En cuanto Penny se levantase, iba a abrazarla, besarla, decirle que la amaba, desayunar con ella acaramelados en el sofá y a celebrar su cumpleaños con ella por todo lo alto. Porque Penny era la persona con la que más le apetecía celebrarlo.
Se levantó de un salto en cuanto llamaron a su puerta y, con una sonrisa de oreja a oreja, empujó el carrito con el desayuno hasta el sofá. Sí, iba a ser un día perfecto con la mujer perfecta. El cumpleaños perfecto.
—Buenos días. ¿Qué es eso que huele tan bien?
—Ah, buenos días —canturreó el rockero—. He pedido gofres para el desayuno.
Penny caminó hasta a él, enredó los dedos entre su pelo y besó su mejilla, se sentó a su lado ataviada con una de sus camisetas de pasar desapercibido, Jagged adoraba verla con su ropa, el modo en que la cubría hasta el muslo y creaba arrugas incapaz de ceñirse a sus curvas.
La miró fijamente con una sonrisa ilusionada en los labios.
—¿Qué?
—¿No tienes nada qué decirme?
Penny frunció el ceño como si pensar le supusiera un terrible esfuerzo y disintió.
—Diría que no. —Se sirvió el café en una taza—. Hoy no hay nada en la agenda ni habíamos planeado nada. ¿Es que me he olvidado de algo?
La sonrisa de Jagged se esfumó, hizo una mueca infantil y vertió una cantidad importante de chocolate sobre un gofre.
—No, nada importante.
Penny le miró con ternura, debía de estar sufriendo de lo lindo porque no le había felicitado, creyendo que no se acordaba. Lo sentía mucho, pero si le felicitaba la sorpresa que le habían preparado para la hora de comer se iría al traste.
—Hacía mucho que no pedías gofres para desayunar.
—Ya. Me apetecían.
Los solía encargar para celebrar el día en que se conocieron, también como homenaje para el aniversario de la muerte de su abuelo y para su cumpleaños. A veces se le antojaban sin más, pero procuraba evitarlos.
—Pues me alegro, me encantan los gofres.
—Lo sé.
Contuvo las ganas de abrazarlo, comérselo a besos y felicitarle el cumpleaños. Odiaba verle tan triste y decepcionado, y más con ella.
Al acabar de desayunar se tiró al suelo apoyando la cabeza sobre el lomo de Fang, los ojos cerrados, el ceño fruncido y un mal humor casi palpable. Penny ocupó su lugar habitual fingiendo trabajar mientras se dedicaba a enviarse mensajes con Alec y el resto de los organizadores de aquella fiesta sorpresa, no quería alargar demasiado la tortura, porque podría acabar volviendo a la cama y sería imposible sacarle de allí. Algo impaciente envío un nuevo mensaje:
Alec, ¿cuánto tardaréis en acabar? Jagged empieza a estar de un humor de perros, creo que va a empezar a montar el drama en inglés y cuando eso pasa no hay nada ni nadie que pueda devolverle el buen humor.
Esperó mirándole de reojo, cambiando el suelo por el sofá, dejándose caer como un trapo sucio y olvidado, suspirando de manera exagerada. No. No iba a poder sacarlo de allí si pasaba mucho más tiempo.
El móvil le vibró en la mano, abrió el mensaje:
En una hora estará todo listo, ha empezado a llegar gente. Voy a hacer que nos ayuden.
Hazlo como sea, pero Jagged tiene que venir.
Una hora, podía entretenerle una hora, no sería demasiado complicado, pero tenía que empezar por cambiarle el humor. Envió un último mensaje:
Vale, me encargo de ello. Estaremos allí en una hora, no podré entretenerle más.
Alzó la cara de la pantalla sólo para ver como el mal humor de Jagged se extendía por toda la suite, Penny dibujó una sonrisa divertida y determinó que sí, que aquella tortura ya había durado lo suficiente. Además, si no lo remediaba no lograría llevarlo hasta el restaurante.
—Jagged, hay algo que quiero preguntarte.
—A lo mejor no quiero contestar.
—Entonces tendré que sacarte la respuesta a la fuerza —bromeó Penny—, pero seguro que no hará falta.
Le lanzó una mirada enfurruñada, aunque en sus ojos brillaba la curiosidad.
—¿Cuál de todas tus canciones es tu favorita?
—¿Eso es el que quieres saber?
Penny asintió.
—Fille de brise.
—¿Por qué no la tocas? Me gustaría mucho escucharla.
—No tengo ganas —farfulló, pero miró la guitarra de reojo—. Estoy de mal humor, ¿no lo ves?
—Venga, por favor —rogó con tono de voz meloso.
A regañadientes tomó el instrumento, lo acomodó en su regazo y colocó los dedos sobre las cuerdas entonando algunas notas sueltas. Volvió a mirar a Penny enfurruñado y suspiró.
Los dos primeros acordes erizaron la piel de Penny. "Fille de brise" era la primera canción amable que le había escrito Jagged, la primera del disco que le había dedicado íntegramente, también la única sin alusiones subidas de tono de "Tu, demoiselle Sensualité". La voz de Jagged sonó firme y segura como siempre, sin rastro de enfado, Penny se sentó a su lado, dejó una cajita sobre la mesita frente al sofá y aguardó hasta que llegó al estribillo para cantar con él con timidez.
Jagged le había pedido que cantase con él mientras se conocían, después lo había ido repitiendo de vez en cuando, pero a Penny le daba vergüenza. Incluso durante la noche de karaoke estuvo a punto de decirle a Vivicia que no iba a cantar con ella por el simple hecho de que Jagged estaba delante.
Los dedos de Jagged fallaron la nota cuando la voz de Penny entonó la primera palabra, guardó silencio y dejó de tocar para oírla cantar a capella hasta que le dio un codazo para que siguiera tocando. Era un dúo extraño, porque ella no era cantante, pero hacer las cosas con Jagged hacía que fuera más sencillo. Lo disfrutó, como si fuera una niña y una parte de ella se arrepintió de no haberlo hecho antes.
—Felicidades, cariño.
—¡Creía que te habías olvidado!
—¿Cómo iba a hacerlo? —inquirió riendo—. Casi lo llevas escrito en la frente. Y es importante para ti.
—Si llego a saber que ibas a cantar conmigo hubiese elegido Dans la lune.
—Adelante, tócala.
—¿Va a repetirse el milagro de que cantes conmigo?
—Es tu cumpleaños, puedes pedirme todo lo que quieras y yo lo haré.
Los dedos de Jagged resbalaron por las cuerdas, se acomodaron en ellas y arrancaron las notas dulces de aquella canción. Esta vez Penny no esperó al estribillo, cantó con él desde la primera palabra, con la cabeza apoyada en su hombro mucho más cómoda de lo que se esperaba.
—¿Podemos hacer esto cada día? —preguntó besando su mejilla—. Aunque no sea mi cumpleaños, ¿podemos?
—¿De verdad quieres hacerlo?
—Sí, es lo más fabuloso que hemos hecho jamás.
Penny rió dejando reposar la cabeza sobre su hombro. Se le ocurrían unas cuantas cosas fabulosas y memorables que habían hecho juntos. Sólo había cantado con él, ella no era cantante, no comprendía la música de la misma manera en que lo hacía él.
—De acuerdo, cantaré contigo cada día, pero aquí o en mi suite, no en público.
—¿Ni en un karaoke?
—No lo sé, puedo planteármelo.
—Eres maravillosa.
Le echó un vistazo furtivo a la hora en la pantalla de su móvil, aún quedaba demasiado tiempo para ir hacia el restaurante. Le besó con calma, le dejó tumbarla en el sofá y se enredó con él. Sólo besos y caricias. Su móvil vibró, Jaged soltó un bufido cuando ella se estiró para cogerlo y revisar la pantalla.
—Cariño, ¿en serio?
—Lo siento, creía a podía ser importante.
—Hoy tenemos la agenda vacía —susurró Jagged—. ¿Qué asunto importante podría ser?
—A veces me llama gente de mi vida de no trabajadora, ¿sabes?
Los labios de Jagged se posaron en su frente, le sonrió.
—Ah, sí, Cécile.
—Por ejemplo. Vamos a vestirnos —musitó Penny rompiendo el contacto con él.
—Preferiría que nos desvistiéramos, la verdad.
—¿No tienes hambre? —preguntó, aunque la idea de Jagged le parecía infinitamente mejor que la fiesta sorpresa que le habían montado. Tiró de él obligándole a levantarse del sofá—. Venga, comamos fuera y después podemos seguir dónde lo hemos dejado.
A regañadientes el músico se levantó del sofá y se metió con ella en el cuarto para vestirse, la derribó en la cama entre risas, pero finalmente ambos se vistieron para salir.
Jagged no se había maquillado, no tenía ningún motivo para hacerlo y, Penny, sabiendo que a aquella fiesta sorpresa no iba a asistir nadie en quien él no confiase no le pidió que lo hiciera. Habría sido extraño pedirle que se maquillase, pero le hacía sentir un poco insegura llevarlo hasta una fiesta sin su camuflaje de estrella.
Con maestría le dirigió hasta el restaurante que había reservado al completo Alec y se detuvo frente a la puerta.
—Pasa tú primero —musitó Penny hurgando en su bolso—. No encuentro el móvil.
—Cariño, te quiero con toda mi alma, pero odio ese teléfono tuyo.
—Lo odiarías más si sonase mientras comemos, ¿verdad?
Jagged puso los ojos en blanco, sin embargo, tenía razón, si el móvil se ponía a sonar mientras comían le volvería el mal humor y no lo quería. Junto a Penny sólo quería tiempo de calidad y más el día de su cumpleaños. Empujó la puerta con el ceño fruncido y entrecerró los ojos por el cambio súbito de iluminación.
—¡Sorpresa!
Dio un paso atrás como si alguien estuviera a punto de golpearle y se echó a reír. Sintió la mano de Penny apoyarse en sus riñones y empujarle con suavidad hacia adentro.
—Lo sabías, me has tendido una encerrona.
—Pobrecito —siseó Penny—, que mal rato vas a pasar.
Le dio un abrazo estrecho y un cuidadoso beso en la mejilla, consciente de que en aquel lugar había mucha gente que no conocía su relación, gente a la que Penny no consideraba familia ni de confianza.
—¡Qué cabrones! —exclamó abarcándolos a todos con los brazos—. Y yo que pensaba que os habíais olvidado de mi cumpleaños.
Jagged recibió felicitaciones, besos y abrazos, se mezcló con facilidad con la gente cómodo en su ambiente, siendo el centro absoluto de atención. Penny cazó al vuelo una copa de champán y un par de canapés y se movió hasta el fondo de la sala evitando el revuelo.
Penny le sonrió a la mujer que se le acercaba cargada con un par de platos llenos de comida.
—Hola Amanda.
—Cielo, siempre es una alegría el verte —declaró alegre tendiéndole uno de los platos—. ¿Tienes hambre?
—Estoy muerta de hambre —contestó.
—Debe de habértelo puesto bastante difícil, seguro que estaba enfadado porque nadie le había felicitado.
La mánager rió y probó, de manera despreocupada, uno de los tentempiés de su plato.
—He apelado a su infinito apetito, siempre funciona, aunque sí, estaba de bastante mal humor.
—No dejes que eso enturbie el resto —suplicó preocupada—. Es un buen hombre.
Su mal humor no era, ni de lejos, el lado más oscuro de los que tenía Jagged. Debería decirle que no se preocupara, que había visto cosas mucho peores y que aún y así le amaba, pero eso significaría confesarle que estaban juntos.
—¿Es Luka?
Penny siguió la dirección que apuntaba el dedo de Amanda y asintió al ver a Jagged y Luka compartir un abrazo algo tenso.
—Sí, es él.
—Qué guapo, se parecen, ¿no crees?
—Sí, mucho —susurró Penny—. ¿Quieres ir a hablar con él?
La mujer le acarició el pelo con cariño.
—No, prefiero esperar a que él quiera hablar conmigo —dijo, en su voz había un punto de tristeza que la sorprendió—. Aún se está adaptando a Jared, no necesita más presión. Cuando quiera conocerme estaré esperándole con los brazos abiertos.
»Y tú, cariño, ¿cómo lo llevas?
Jagged y ella habían acordado no decirle que estaban juntos, porque no querían que empezase a hacer planes de boda, pero era evidente que sospechaba. Sospechaba desde que se había presentado por sorpresa en casa de Jagged en Saint-Clément-des-Baleines y había visto la camiseta manchada de pintalabios, aunque no decía nada.
—Que tenga un hijo en su mayoría de edad tiene que resultarte un poco violento —añadió con preocupación.
—Está bien, Luka es una buena persona —contestó con sinceridad, sin tratar de disipar sus sospechas de que estaban juntos—. No supone ningún tipo de problema para mí, sólo espero que logren afianzar su relación antes de que acaben haciéndose daño.
—Tú también eres una buena persona —musitó la mujer con cariño—. No todo el mundo aceptaría la situación como si nada.
Suponía que no, pero a ella no le importaba, porque Jagged había aceptado a su hijo desde el primer momento. De no haberlo hecho todo sería diferente, no se habría visto capaz de seguir con él, le habría roto el corazón.
—Penny, ¿cuándo pensáis casaros?
Casi se atragantó con el champán. Tendría que haberse imaginado que tarde o temprano le soltaría aquella pregunta si no le desmentía la relación, pero no se esperaba que fuera en mitad de la fiesta de cumpleaños de su hijo mientras le veía relacionarse con torpeza con su nieto.
—No lo sé —musitó con franqueza—, estamos bien así.
—Gracias.
—¿Por qué?
—Por no mentirme a la cara, por no intentar hacerme creer que no hay nada entre vosotros.
—¿Para qué desmentir lo que es evidente?
—Os guardaré el secreto —susurró entrechocando su copa de champán con la de ella—. Y espero que os caséis muy pronto, sois perfectos el uno para la otra.
Jagged caminó hasta a ellas, las besó con afecto.
—Esto explica por qué no me has despertado al amanecer para decirme "Jared, me diste una noche horrible, las contracciones, los dolores y cuando pensaba que ibas a dejarme dormir un par de horas decidiste salir. A las cinco y media de la mañana. Buenos días, te quiero, felicidades" —soltó moviendo la mano—. Estabas compinchada con Penny.
—Ella es inocente —declaró la mujer—. La hemos obligado a participar.
—Inocente no —replicó dándole un toquecito en la punta de la nariz con suavidad—. No me ha felicitado hasta antes de venir, me ha hecho creer que se le había olvidado.
—Pobrecito mío, ha debido de ser terrible —se burló Amanda pellizcándole la mejilla—. Deberíamos ir ahora mismo a denunciarla por crímenes contra la humanidad por herir tu orgullo el día de tu cumpleaños.
Penny rió relajada. Se sentía muy afortunada de ser aceptada en aquella bonita y sana familia.
Continuará
Notas de la autora:
¡Hola! Como no creo que pueda actualizar durante el fin de semana os dejo el nuevo capítulo hoy, estoy acabando de mudarme, así que las actualizaciones serán un poco irregulares durante un par de meses.
En el fictober de 2020 escribí sobre el cumpleaños de Penny, así que tocaba escribir sobre el de Jagged, además, necesitaba poner en manifiesto la diferencia entre ambos en ese aspecto. También quería darle un poco de espacio a la madre de Jagged y, evidentemente, a su relación con Penny.
Nos leemos en unos días.
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