capitulo 17( la extraño de verdad)

Gabriel se encontraba sentado en el viejo sofá del salón, rodeado de luces parpadeantes y decoraciones navideñas que adornaban cada rincón de la casa. Sin embargo, la alegría típica de la temporada brillaba por su ausencia en su corazón. Este año, la Navidad era diferente. Su hermana mayor, Lizeth, había partido a estudiar al extranjero, y su ausencia se hacía sentir como un eco en su pecho.

Desde que Lizeth se fue, Gabriel había estado atrapado en una espiral de melancolía. Las risas y las historias que solían compartir en torno al árbol de Navidad se habían convertido en recuerdos lejanos. En lugar de alegría, sentía una profunda tristeza que se manifestaba en lágrimas silenciosas cada vez que veía las fotos de su hermana en el teléfono.

Su hermano mayor, Emiliano, había notado el cambio en Gabriel. Era evidente que la falta de Lizeth lo afectaba más de lo que quería admitir. Emiliano, siempre el optimista, decidió que era hora de sacudir a su hermano de esa tristeza. Así que, un día, reunió a sus amigos para intentar animar a Gabriel.

Los glamrocks, un grupo de animatrónicos de colores brillantes y personalidades vibrantes, llegaron a la casa con su energía contagiosa. Glamrock Freddy, el líder del grupo, era un oso de peluche gigante que siempre tenía una sonrisa en su rostro. Montgomery Gator, un caimán carismático y lleno de energía, llegó con un par de tambores, listo para hacer música. Glamrock Chica, una gallina con un amor por la comida, trajo galletas recién horneadas. Roxanne Wolf, la loba de pelaje plateado, se presentó con un brillo desafiante en sus ojos, seguida de su novio, Spring Bonnie, un animatrónico adorable que siempre encontraba la manera de hacer reír a todos.

“¡Vamos, Gabriel! ¡Hoy vamos a hacer que te diviertas!” exclamó Emiliano mientras los glamrocks comenzaban a tocar una melodía festiva.

Gabriel intentó sonreír, pero su corazón seguía apesadumbrado. Sin embargo, no podía ignorar la energía que emanaba de los animatrónicos. Se levantó del sofá, y poco a poco, la música lo fue envolviendo. La risa de sus amigos y el bullicio de las historias empezaron a crear un ambiente más cálido.

Carly, una amiga de Emiliano, llegó con su novio Newton. Carly era conocida por su creatividad y su talento para contar historias. “Gabriel, ¿quieres escuchar una historia sobre un amor imposible que terminó en travesuras?” preguntó, y su entusiasmo fue contagioso.

“Claro”, respondió Gabriel con un leve susurro, asintiendo.

Carly comenzó a relatar la historia de dos jóvenes que se enamoraron en un balneario. A pesar de las diferencias que los separaban, encontraron la manera de estar juntos. La narración estaba llena de giros inesperados, risas y momentos de ternura. Cada vez que la historia llegaba a un clímax, los animatrónicos se unían a la narración, actuando escenas y haciendo reír a Gabriel.

“Y así, entre travesuras y risas, lograron demostrar que el amor siempre encuentra un camino”, concluyó Carly, y todos estallaron en aplausos.

Gabriel se sintió un poco más ligero. La tristeza seguía ahí, pero la calidez de las historias y la compañía de sus amigos comenzaron a llenar los vacíos que sentía.

Luego, fue el turno de Cartoka, el hermano de Carly. Con su novia Bastet, comenzaron a contar una historia sobre una pareja que se aventuró a explorar un misterioso bosque encantado. La forma en que describían las travesuras y los momentos de pasión entre los personajes hizo que Gabriel olvidara, por un instante, el vacío que sentía por Lizeth.

Mientras todos reían, Gabriel se dio cuenta de que, aunque su hermana estaba lejos, su familia y amigos estaban ahí para apoyarlo. Emiliano, con su constante ánimo, estaba tratando de recordarle que no estaba solo. A medida que la noche avanzaba, Gabriel comenzó a sonreír más, incluso a reírse con sus amigos.

Sin embargo, en el fondo, siempre había un rincón oscuro que lo mantenía anclado a la tristeza. La falta de Lizeth seguía presente, y no podía evitar preguntarse si ella también lo extrañaba. La noche continuó con historias, risas y música, pero Gabriel sabía que en algún momento, tendría que enfrentar su tristeza.

Entonces, cuando la noche parecía estar en su apogeo, de repente, la puerta se abrió. Gabriel giró la cabeza y, para su sorpresa, vio a Lizeth de pie en el umbral, con una sonrisa radiante en su rostro.

“¡Sorpresa!” exclamó Emiliano, y todos los animatrónicos, Carly, Newton, Cartoka y Bastet, se unieron en un grito de alegría.

Gabriel sintió cómo su corazón se aceleraba. Corrió hacia Lizeth, y al abrazarla, las lágrimas comenzaron a brotar de sus ojos. “Te extrañé tanto”, murmuró, con la voz entrecortada.

“Yo también te extrañé, pequeño”, respondió Lizeth, acariciando su cabello. “Pero estoy aquí ahora, y no pienso irme otra vez”.

La alegría llenó el ambiente. Lizeth se unió a la celebración, y las historias continuaron, pero esta vez con una nueva chispa. Gabriel se dio cuenta de que, aunque las distancias podían ser difíciles, el amor entre hermanos siempre encontraría la forma de mantenerse presente.

Esa noche, rodeado de luces, risas y amor, Gabriel comprendió que su familia y amigos eran su refugio. Y aunque la tristeza a veces volvía, siempre habría un abrazo, una conversación o una historia que lo ayudaría a recordar que nunca estaba solo. Al final, la unión de la familia y la amistad demostraba que, sin importar la distancia, siempre importas a tus hermanos.

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