THREE

🥰💜¡HAPPY BIRTHDAY DIOSA ZENDAYA!💜🥰

GIЯL STAЯK

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𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀 𝐏𝐄𝐓𝐄𝐑

¿Llevaba días comportarme distante? Sí. ¿Tenía un motivo? Sí. El martes me di cuenta de algo que se me había pasado y desde entonces mis pensamientos solo han podido pensar en eso.

El primer día hablé con Ned durante varias horas y conseguimos llegar a una conclusión sobre lo que necesitaba. Aria no podía saber nada de eso. No por el momento. No hasta que llegara el día adecuado para que ella lo supiera.

Por culpa de eso ambos, sí ambos, lo estábamos pasando mal. Aria había llegado a conocerme tanto que me daba miedo que consiguiera meterse en mi mente y adivinar mis pensamientos. No podía dejar que eso ocurriera. Por eso decidí prevenir.

Al principio solo quería pasar un poco menos de tiempo con ella. Si no estaba con ella no podría percibir nada. Ese fue mi primer y mayor error. Se me salió de las manos. Comencé sin ir con ella a clase, pero eso fue porque tenía que hablar con Ned y al ver su reacción los demás días sí que fui con ella.

Luego empecé a cancelar planes como el del helado y la película. Y cuando menos me di cuenta me encontraba diciéndole que no quería dormir abrazada a ella porque tenía calor. ¿Quién cojones tiene calor a finales de marzo? Nadie.

Acabé convirtiéndome en un novio horrendo o al menos así es como me sentía. Ni siquiera me esforcé por poner una excusa. Pude decir algo, lo que fuera. Desde un "estoy pasando unas malas semanas" hasta "estrés, solo eso". Puede que no hubiese colado, pero al menos habría intentado arreglarlo.

Esta era mi primera relación y en los seis meses que llevamos nunca habíamos tenido una racha tan mala. Tuvimos peleas como cualquier pareja pero las solucionamos. Aun así seguía siendo nuevo en tener pareja y sabía que ella también. Tener que ocultárselo era algo que me superaba. Pero no podía. No podía decírselo. Se jodería todo.

¿Conclusión? Sabía que me estaba comportando como un completo idiota con ella. Ned era el único que sabía lo que rondaba mi mente y el porqué de mi comportamiento hacia Aria. Y así debía seguir.

Pero ese viernes todo cambió. Aria había estado intentando que todo fuera normal mientras que yo solo complicaba las cosas. Agradecía su comportamiento hasta que cambió. No podía culparla por cómo me trató.

Me desperté con gran pesadez, pero al menos me alegraba que fuera viernes. Viernes. Y mañana fin de semana. Siempre me despertaba antes que ella y pensé que ese día también fue así.

Me vestí aún adormilado antes de salir y dirigirme hacia la cocina. Esta estaba vacía, no había rastro de May. Me preparé rápidamente un zumo de naranja y una tostada con aceite sabiendo que al final no sería yo quien se la comería, sino ella. Ese ritual no lo habíamos roto.

Una vez ya lo había preparado me senté en la mesa de siempre y bebí del zumo. Solo le di un mordisco a la tostada antes de que la puerta del baño se abriera. Me sorprendió ver que quien salía no era May sino Aria. Se encontraba vestida y lista para irse. Me había equivocado. Se había despertado antes que yo.

Tía May salió de su habitación justo cuando Aria se paró en la mesa en la que me encontraba. Me levanté esperando que se sentara y se acabara la tostada. Pero no ocurrió. Sin embargo, cogió una manzana del bol que estaba en el centro.

-Buenos días- dijo tía May observándonos con confusión.

-Buenos días- dijimos ambos a la vez.

Con la manzana en la mano se encaminó a la entrada de dónde cogió las llaves después de colocarse uno de sus auriculares. Sabía lo que estaba ocurriendo pero no reaccioné. No impedí ni pregunté nada. En cambio, tía May sí que cuestionó.

-¿No vais juntos?- preguntó a la vez que intercalaba miradas entre ella y yo.

-No, no vamos juntos- sentenció con sequedad. Agarró su mochila.- Es mi reacción a su acción.

Dicho eso abrió la puerta del departamento y salió. Fue una salida dramática y firme digna de un Stark. Era en esos momentos: en los serios, bordes, cabreados y firmes, cuando más se notaba que era una de ellos. Que su sangre era Stark. Que ella era una Stark.

Tía May me observaba con el ceño fruncido y yo lo único hice fue apartar la mirada. Estaba intentando saber que estaba ocurriendo con nosotros desde hace días y parecía que estaba entrando en mi mente con sus ojos.

-¿Qué ha ocurrido?- me preguntó.

-Nada- mentí.

-Peter- advirtió. No me creía.

-Me voy a lavar los dientes- la ignoré.

-No te has acabado el desayuno.

-Nunca lo hago- murmuré antes de encaminarme al baño.

En el baño me lavé los dientes y terminé de darme los últimos retoques antes de volver a salir. May se encontraba en la mesa con un café y mi tostada que ya estaba casi acabada. Al menos no se había tenido que tirar.

Me acerqué a ella y dejé un rápido beso en su mejilla. Tía May me observó con un deje de curiosidad y pena mientras me dedicaba una leve sonrisa. Me despedí de ella mientras me colocaba los auriculares y salí del departamento.

Durante el camino me dejé envolver por la música e intenté no pensar en la situación en la que se encontraba mi relación. No estaba en un buen momento. Y todo por culpa mía y de mis pensamientos.

El camino hacia el instituto se me hizo más largo de lo normal, ya que me encontraba solo. Por eso cuando vi el edificio de la secundaria me alegré, aunque fuera levemente. Fue cuando me adentré en este y me encaminé por mi pasillo cuando la volví a ver.

Llevaba unos vaqueros azules oscuros y un jersey blanco con leves puntos grises. No me había parado a observarla estos últimos días, había estado demasiado ocupado. Estaba preciosa como siempre me parecía que estaba. Aria se encontraba en su taquilla sacando un par de libros que guardaba en su mochila.

-Hola- murmuré una vez llegué a su lado.

-Adiós- cerró de un portazo la puerta de su taquilla llamando la atención de varias personas.

Con tranquilidad caminó entre la gente permaneciendo en mi vista pocos segundos. Solté un suspiro una vez la perdí de vista por lo que decidí abrir la mía, que seguía cerca de la suya. No me entretuve mucho en ella, solo cogí lo necesario para las primeras horas.

Fui a mi primera clase, la cual compartía con Ned pero no con Aria. Al entrar lo vi en la mesa en la que normalmente nos sentamos. Dejé mis cosas a su lado y me dejé caer en la silla.

-Hola, tío- me saludó Ned animado, todo lo contrario a como yo me sentía.

-Hola.

-¿Qué te pasa?- frunció el ceño.

-Aria está mosqueada conmigo- contesté cansado.

-¿Por qué?

-Se ha cansado de mi comportamiento.

-Es un buen motivo- se encogió de hombros.

-Lo sé, y no la culpo por estar enfadada.

-Solo faltaría que lo hicieras. La culpa es toda tuya. Ella solo se ha cansado de aguantarte- acotó.

-Ya sé que es mi culpa, pero no me queda de otra.

-Sí que te queda de otra. Puedes tratarla bien y ya está- dijo con obviedad.

-Debo tratarla así y lo sabes.

-No es verdad. Que te conozca no significa que pueda descubrir todo lo que pasa por tu mente. Y si ese es el caso puedes hablar con ella y ya está.

-Si lo hiciera se jodería.

-Eres imposible- concluyó justo cuando la profesora entró en clase.

No presté atención a nada de lo que ocurría en clase, mi mente se encontraba en el mismo pensamiento que llevaba rondándome casi dos semanas. Según Ned, tenía que dejar ya de pensar eso, pero era demasiado importante como para dejarlo.

Al terminar la clase me despedí de Ned y me encaminé a la siguiente aula. La de química. Esta asignatura la compartía con Aria y desde que empezamos a salir juntos también compartíamos mesa. Desde que comencé a comportarme distante ese fue un reto para mí.

Sabía que esta vez no iba a ser la excepción. Me costaría, igual que los otros días, comportarme como debía mientras la tenía al lado mío. Pero me repetía que era lo mejor para que no se fastidiara más.

Al entrar me posicioné en nuestra mesa y saqué todo lo que iba a necesitar para la clase. También saqué y abrí la libreta "secreta" donde tenía escritas varias fórmulas de mis telarañas. Observé cómo había pequeñas anotaciones con la letra de Aria. Eran de esas veces que cotilleaba lo que estaba haciendo y me daba ideas. Me encantaba que lo hiciera.

Escuché la voz de mi chica por lo que levanté la mirada hacia la puerta. En esta se encontraba ella hablando con Ned, con el que supongo que se ha cruzado por el camino. Se despido de él antes de darse la vuelta y entrar. Nuestras miradas se conectaron en cuanto levantó la vista.

Le dediqué una leve sonrisa, pero ella no me la devolvió, se mantuvo seria. Apartó la mirada mientras comenzaba a caminar por el pasillo que había entre las mesas. Y cuando pensaba que se iba a sentar a mi lado, como siempre, volví a equivocarme. En vez de girar a la izquierda y sentarse conmigo, se sentó en una de la derecha.

La miré sorprendida, pero ella ni siquiera se molestó en prestarme la más mínima atención. Fue en ese momento cuando me di cuenta de que la había cagado definitivamente. Pero aunque pude haberlo evitado, decidí no hacerlo. Fue culpa mía y ahora tenía que fastidiarme.

Me pasé toda la clase observándola de reojo. Y cada vez que la veía la culpabilidad y el reproche conmigo mismo me inundó. Me lo merecía, me merecía que me tratara así. Era un mal novio.

Esa fue la hora más torturadora del día, pero las demás no se quedaron atrás. Durante las demás horas y en los cambios de una a la otra Aria me contestaba borde, con monosílabos o simplemente me ignoraba. Ned me aconsejaba que fuera y que le dijera algo. Aunque fuera un "siento comportarme así" y ya después inventarme una excusa. Pero no lo hice.

Las horas pasaron y llegó la hora del almuerzo. Esperaba poder pasar un rato con ella aunque me ignorara. Al llegar al comedor fui el primero. Me senté en la mesa de siempre y esperé a los demás. El primero en llegar fue Ned quien vino seguido por MJ, con un libro en la mano. Ambos se sentaron a mi lado.

Por último, ella. Aria entró al comedor captando mi mirada al instante. Observé cómo se dirigió a la fila a por su comida y, como siempre, Flash apareció. Hacía días, desde que Aria lo puso en su sitio, que no se acercaba a ella, hasta hoy.

Hoy había algo distinto en su conversación. Flash no estaba impaciente si no relajado y juraría que me pareció ver una sonrisa por parte de Aria. Mi estómago creó un nudo avisándome de que algo no iba bien. O eso es lo que me hizo creer.

Cuando ambos salieron de la fila, Aria observó nuestra mesa. Sus ojos, tristes y decepcionados, se conectaron con los míos que suplicaban que no hiciera lo que rondaba por mi mente. Nos mantuvimos así, mirándonos, durante varios segundos mientras Flash le hablaba.

Y lo hizo. Hizo lo que menos quería que hiciera. En vez de caminar recto hasta llegar a nuestra mesa; dejar la bandeja en esta, sentarse a mi lado y saludarme con un beso; siguió a Flash y se sentó junto con él en la mesa donde se encontraban varios chicos y un par de chicas más.

-¿Qué narices hace Aria con Flash?- preguntó MJ.

-Es culpa de Peter- le contó Ned. Le lancé una mala mirada aunque tuviera toda la razón.

-¿Qué has hecho Parker?

-No he hecho nada- respondí.

-Yo te contaré lo que para él significa nada- comentó Ned.

-Me largo.

Logré escuchar las primeras palabras de la explicación que le iba a dar Ned en lo que yo me levantaba con la bandeja en las manos. Tiré la comida que me había sobrado, que era casi toda, y dejé la bandeja junto con las demás sucias.

Me pasé el resto del almuerzo caminando por los pasillos mientras solo me regañaba a mí mismo. Llegué a mi taquilla y apoyé la frente en la puerta cerrada de esta. Solté un suspiro hondo. Estaba teniendo una batalla en mi mente. Pasaba de culparme a darme la razón por mi comportamiento.

Me estaba cansando. Fue por eso que las siguientes clases fueron peor que las primeras. Pero esta vez ignoré todo. Ignoré los comentarios de Ned, las miradas y reproches de MJ e incluso, por irónico que parezca, ignoré que Aria me ignorara.

Una vez acabadas las clases solo quería irme a casa y salir a hacer realizar la tarea que tenía prevista para esa tarde. Por eso nada más dejar los libros en mi taquilla salí velozmente del edificio. Me escondí en el callejón de siempre para vestirme.

Algo se revolvió en el estómago cuando me di cuenta de que tendría que hacer esto sin Aria. O sea, ya no tenía nadie que me cubriera y que se llevara mi mochila. Volví a las viejas costumbres y aprisioné mi mochila en el contenedor con una telaraña.

Estuve paseándome por varios minutos por las calles y resolviendo leves conflictos que surgían, hasta que Iron-Girl apreció. Ella es la única, aparte de Ned, que sabe por lo que estoy pasando con Aria. Pero no sabe el motivo. Solo sabe que me he estado comportándome mal con ella por un motivo desconocido.

Iron-Girl también llevaba unas semanas algo extraña conmigo, pero según ella es solo por el estrés. Me había regañado más de una vez por mi comportamiento y me había sugerido que hablase con mi novia. Pero seguía enfocado en mi pensamiento y no lo hice.

Estuvimos varias horas enfrentándonos a ladrones, estafadores y demás mientras nos manteníamos en silencio. Solo hablábamos cuando era necesario. Ni más ni menos.

-Debo irme- anuncié después de atrapar a un ladrón que iba contra una chica con una arma de fuego.

-¿Qué? Pero si aún queda una hora.

-Tengo algo que hacer.

-¿Por fin vas a hablar con tu novia?- solté un suspiro.

-Adiós, Girl- me despedí ignorando su pregunta.

Me columpié por las calles hasta aterrizar en la azotea de mi edificio. La observé durante un rato y todos los pensamientos volvieron a mi mente. Unos segundos después me encontraba en varios sitios de Queens, aún con el traje puesto.

No sé cuanto pasó cuando volví a aterrizar en la azotea. Supuse que Aria se encontraba unos pisos más abajo, en su habitación. Me la imaginé tumbada en su cama con el teléfono o en la silla del escritorio haciendo deberes o bocetos. Sonreí.

Estoy derrotado. No puedo más. Ni con la situación ni con esto. Por eso repté por la pared del edificio hasta una de las ventanas, pero esa vez no era la de mi habitación, sino la de ella. La ventana se encontraba cerrada y me dediqué unos segundos a observarla.

Estaba tumbada boca arriba sobre su cama observando el tejado como si fuera lo más entretenido del mundo. Vi cansancio y pesadez en su mirada. Le había hecho daño y me torturaba a mí mismo por ello. Suspiré hondo rezando porque la conversación saliera bien.

Piqué a la ventana tres veces captando su atención y a los segundos su mirada. La saludé tímidamente con la mano antes de señalar la ventana para que la abriera. La vi vacilar un poco, dubitativa en si abrirme o no, pero al final se levantó de la cama y la abrió. No entré.

-¿Qué quieres?- preguntó secamente.

-Hablar contigo- respondí sinceramente.

-Así que ahora sí que quieres hablar- se dio la vuelta y se sentó en el borde de la cama. Yo seguía fuera.

-Sí.

-Pues yo no, lo siento.

-Aria, por favor. Solo quiero que hablemos.

-¡Estoy harta!- gritó mientras se ponía de pie.

-¿Pasa algo, Aria?- preguntó mi tía desde el otro lado de la puerta.

-No, es solo Peter siendo Spider-Memo- contestó mientras me dedicaba una mirada asesina.

-¿Qué?

-¡Nada, May! ¡Solo hablamos!

Sé que estaba preocupada por nosotros, pero agradecí que no interviniera más. Escuchamos como sus pasos se alejaban de la puerta y fue entonces cuando Aria volvió a hablar.

-Estoy hasta los cojones. Llevas dos putas semanas extraño y distante. Si fuera con todos, pues aún podría pensar que es una fase o un mal momento pero... joder, Peter. Es que es solo conmigo- se había vuelto a acercar a la ventana.- Y no lo entiendo. ¿He hecho algo mal?

-No.

-¿He dicho algo que no debía?

-No.

-Joder, Peter. Es mi primera relación seria y sé que la tuya también. Hemos tenido peleas, pero no cómo está. Y apenas llevamos cinco meses.

Seis- pensé.

-Este tipo de peleas solo pasan en dos momentos. Cuando la pareja, es decir ambas partes, están pasando un mal momento individualmente. Cosa que no puede ser porque yo no lo estaba pasando mal cuando esto comenzó- una lágrima recorrió su mejilla, pero ella se la quitó con brusquedad.- O... la segunda... que... que la... que la relación no funcione.

Esas cinco palabras me dieron un tirón en el estómago. Tenerla delante así me partía el corazón. Aria no se merecía estar sufriendo y mucho menos tener que soportar todo lo que le he hecho. Soy un completo idiota por comprarme así con ella por una estúpida situación que a lo mejor no ocurría.

-Soy un novio nefasto- admití.- Pero era por un motivo.

-No eres un novio nefasto- susurró.- Pero no entiendo qué ha pasado. He intentado ver que te ocurría y si podía ayudarte, pero nada. He intentado dejarte tu espacio y tampoco. Así hasta que me he hartado.

-Ven- le tendí mi mano.

-¿Qué?

-Que vengas, va- la animé.

-Peter yo...- estaba confusa.

-Solo quiero hablar en un lugar en el que la gente no me vea y que tía May no nos escuche.

Me observó dubitativa unos segundos. Ella no me podía ver, pero mi mirada estaba suplicando que aceptara mi mano y con ello mi petición. Y solté un suspiro cuando su mano se encontró con la mía.

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