EIGHT
GIЯL STAЯK
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𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀 𝐀𝐑𝐈𝐀
Me escabullí por el lado contrario al que mi tío se había dirigido. Quería observar un poco el interior de la nave y conocer al enemigo un poco mejor, ver si su tecnología era superior.
Frené ante una pared extraña, ya que se encontraba un tanto sobresalida. Palpé con mis manos todo el metal hasta que capté un círculo que al presionar se hundió. La pared se abrió, mostrándome un arsenal de armas.
Lo que realmente me sorprendió fue ver una bola violeta como la que Peter encontró al seguir al Vuitre, una de las tantas del ejército de Loki. En ese momento todo cuadro, estos seres fueron los que enviaron a Loki a la tierra. Pero aún no conseguía adivinar qué quería ahora, por qué han vuelto exactamente.
Volví sobre mis pasos y una vez de vuelta en la zona por donde me había adentrado en la nave caminé por donde mi tío se había alejado. Tardé unos minutos en divisarlo y al hacerlo me escondí para observarlo. Desde mi escondite conseguí escuchar una voz.
-En todo el tiempo que he servido a Thanos, nunca le he fallado- supuse que se trataba del ser extraño que se llevó al de la capa mágica.- Si tuviera que llegar a nuestro encuentro en Titán con la gema del tiempo aún unida a tu bajamente irritante persona habría un castigo- hubo una pausa.- Dame la gema.
Entonces lo comprendí, venían a por la gema. Igual que Loki intentó hacerse con el Teseracto, este tío quería hacerse con la gema del tiempo, que por algún motivo estaba bajo el poder de ese hombre.
Miré en dirección a mi tío quien, inclinado hacia adelante levemente, observaba lo que ocurría abajo, donde debía encontrarse el ser que hablaba. La capa mágica apreció de la nada y se acercó a mi tío para llamar su atención dándole un toque en el hombro. En respuesta, mi tío se puso en alerta y alzó su brazo para apuntarle con uno de los propulsores.
-Vaya- habló bajando el brazo.- Eres una prenda absolutamente leal- añadió mientras mi chico, aún como Spider-Man, descendía bocabajo colgado de una de sus telarañas.
Abrí los ojos, sorprendida. ¿Qué narices hacía él aquí? Mi tío se había encargado de enviarlo a casa, donde debería estar ahora mismo. Eso no traería nada bueno con el adulto y cuando supiera que yo también me encontraba ahí, aún menos.
-Sí... em...- murmuró este captando la mirada de mi tío.- Hablando de lealtad- dio una vuelta en el aire y aterrizó en de pie.
-¿Pero, qué?- cuestionó mi tío.
-Sé lo que va a decir.
-No deberías estar aquí.
-Me iba a casa...- comenzó a explicar Peter, quien se había quitado la máscara.
-No quiero escucharlo.
-...pero era un trayecto muy largo y por el camino pensé en usted...- continuó. Los escuchaba a ambos esperando el momento correcto en el que aparecer, pero ninguno parecía el adecuado.
-Y tengo que oírlo- se pisaban las palabras.
-...y me enganché a un lado de la nave y este traje es... increíblemente intuitivo, por cierto...
-Maldita sea- maldijo entre murmuros el mayor.
-Así que es culpa suya que yo esté aquí- solté un leve jadeo al escuchar sus palabras. No debería haber dicho eso.
-¿Qué has dicho?- preguntó molesto.
-Lo retiro- se apresuró a decir mi novio.- Y ahora estoy aquí, en el espacio- concluyó.
-Sí, justo donde no quería que estuvieras- habló acercándose a su pupilo.- Esto no es Coney Island ni una excursión, es un viaje solo de ida- Peter fue a hablar, pero mi tío continuó.- ¿Me oyes? Y no finjas que lo has pensado bien, sé que no lo has hecho...
-Sí lo he pensado... lo he pensado bien- aseguró mientras mi tío seguía hablando.
-... Es imposible que lo hayas pensado.
-No se puede ser el amigo y vecino Spider-Man si no hay vecinos- sentenció. Cierto, tenía la razón y yo pensaba igual que él.- Vale, eso no tiene sentido, pero ya me entiende- miró a mi tío suplicante.
-Yo sí le veo el sentido- comenté saliendo de mi escondite.
-La que faltaba- murmuró mi tío.
-Iron-Girl- me nombró Peter sorprendido.
-¿Qué narices haces aquí?- cuestionó molesto mientras se acercaba a mí.
-He venido por lo mismo que él- observé a mi chico quien, gracias al modulador, no me había reconocido.
-Te ordené que te fueras a casa.
-No os podía dejar solos con esto.
-Podías y debías- dijo firme.- Cuando yo te ordeno algo lo acotas sin rechistar.
-Nunca he hecho eso, no debería sorprenderte- me encogí de hombros. Recibí una mirada asesina de su parte.
-¿Os conocéis?- cuestionó Spidey interrumpiendo nuestra conversación. Nos miraba a ambos con el ceño fruncido.
-Em...- miré a mi tío en busca de ayuda, pero él solo se cruzó de brazos y me observó, atenta a lo que diría.- Consiguió adivinar mi identidad y... y... me reclutó como a ti. Me ayudó a construir un traje mejor y... bueno soy como tú.
Peter intercaló la mirada de mi tío a mí unas cuantas veces antes de dejarla permanentemente en el adulto. Este asintió dándome la razón, por lo que hizo que Pete se lo creyera.
-Entonces... me debería poner de nuevo la máscara- dijo.- Aunque ya me has visto el rostro así que ya daría igual pero a lo mejor...
-Tranquilo, chico- lo interrumpió mi tío mirándome.- No dirá nada.
-Tu secreto está a salvo conmigo- aseguró con una sonrisa que por obvios motivos no podía ver. Este asintió a la vez que mi tío soltaba un suspiro.
-Vamos, tenemos un problema- finalizó el tema.
Se encaminó hacia el borde, desde donde observaba lo que ocurría. Peter y yo nos miramos un segundo antes de seguirlo.
-Mirad, está en apuros- añadió mientras Pete se agachaba y yo me posicionaba a su lado de pie.-
En el piso inferior se encontraba el hombre, dueño de la capa que se encuentra a mi lado, aprisionado por el ser extraño que lo torturaba con una especie de agujas que parecían de hielo o cristal blanco. No estoy segura de que eran, pero doler le estaban doliendo.
-¿Cuál es vuestro plan?- preguntó mi tío. Observé la situación unos segundos en busca de alguna solución.- Venga.
-Em... vale, vale- murmuró Spidey.- Vale- se puso en pie de golpe haciendo que la capa retrocediera. Peter se giró en dirección a mi tío.- ¿Ha visto la peli Alíen: el regreso?- fruncí el ceño.
Peter explicó un poco que ocurría en la película y lo comparó con la situación actual para así organizar cuál era su plan y como debíamos ejecutarlo. Una vez hecho cada uno se puso en su posición.
-¡AAAGGH!- gritó dolorido el hombre de la gema. Era urgente que me supiera el nombre, tenía que dejar de llamarlo hombre de esto o de aquello.
-Dolorosas, ¿verdad?- cuestionó el enemigo.- En un principio se diseñaron para microcirugía y cualquiera de ellas...- se dio la vuelta topándose con Iron-Man.- Mataría a tu amigo en un instante.
-Debo decirte que no es mi amigo- aclaró mi tío.- Salvarle la vida es más bien cortesía profesional.
-No has salvado nada- contradijo mientras hacía que dos grandes piezas metálicas se elevaran por los aires.- Tus poderes son intrascendentes comparados con los míos.
-Sí, pero el chico ha visto más pelis.
Del hombro de la armadura salió un pequeño cañón que disparó una bomba que explotó en la pared izquierda de la nave, provocando que tanto las piezas como el ser extraño salieran disparados al exterior, empujados por la fuerza.
Pero no fue el único que iba a sur succionado, el hombre de la gema también fue atraído por el agujero provocando que saliera disparado en esa dirección. Su capa intentó agarrarlo, pero no duró mucho. Y fue entonces cuando Spider-Man intervino.
Este lanzó una telaraña al hombre, que le impactó en la espalda. Se agarró a una estructura metálica e intentó aguantarse ahí, pero la succión era muy fuerte por lo que perdió el agarre. Cuando estuvo a punto de ser expulsado por el agujero, lo cual me puso en alerta, unas patas metálicas, como si las de una mismísima araña se tratara, salieron de la espalda de Peter, ayudándolo a aguantarse en el borde del hueco.
-¡Espera, ¿qué es esto?!- cuestionó Spidey haciendo fuerza en la telaraña para no soltar al hombre.
Con ayuda de las patas metálicas se impulsó de un salto al interior de la nave, llevándose con él a su atrapado. Al instante después de asegurar que ambos estaban dentro me encargué de mi parte del plan: cerrar el agujero, sellarlo completamente.
Spider-Man dejó caer al hombre al suelo de la nave, poniéndolo a salvo, antes de aterrizar a unos metros de él. Yo volé hasta situarme a unos pasos por detrás de él. Y justo cuando pensé en acercarme la capa llegó a su lado.
-Hola, no nos han presentado- le dijo extendiéndole una mano. La capa simplemente lo ignoró y se dirigió hacia donde se encontraban los adultos.- Guay.
-Una capa no muy educada- comenté captando su mirada. Di un par de pasos para quedar a su lado. Soltó una leve risa.
-Pues no.
-Hay que hacer virar esta nave- habló el hombre de la gema mientras la capa se posicionaba en su espalda.
-Ya- comentó mi tío, quien se había vuelto a guardar la armadura en el interior del reactor de su camiseta.- Ahora quiere correr. Genial, tío.
-No, quiero proteger la gema.
-Y yo quiero que me dé las gracias. Adelante, le escucho- añadió mi tío mientras se encaminaba al frente de la nave. El hombre lo seguía, y Peter y yo los observábamos a ambos.
-¿Por qué? ¿Por casi lanzarme al espacio?
-¡¿Quién le ha salvado el culo mágico?!- lo encaró mi tío, claramente molesto.- Yo.
-En serio no sé cómo le cabe el ego en ese cuerpo.
Miré a ese hombre desconocido con odio. Había cosas con las que no toleraba que se metieran. Aun así me mantuve en silencio, sabía que si hablaba mi tío me mandaría callar.
-Tenía que haberse largado cuando se lo dije. Yo intenté echarle pero se negó.
-A diferencia del resto, yo no trabajo para usted- le recordó el mago.
-Y por eso estamos en una rosquilla volante a millones de kilómetros de la tierra y sin refuerzos.
-Nosotros lo somos- añadió Peter, a mi lado, alzando la mano.
-No, vosotros sois unos polizones- corrigió. Rodé los ojos aunque no pudiera verme.- Y hablamos los mayores-añadió señalando repetidamente al hombre y a él mismo.
-Perdón- negó levemente con la cabeza el mago. Mi tío se cruzó de brazos- Estoy confuso en cuanto a estas relaciones. O sea, ellos... ¿ellos qué son? ¿Sus pupilos?
-No- respondió mi chico al instante.- Soy Peter por cierto- se presentó ofreciéndole su mano.
-Doctor Strange.
-Usamos los nombres inventados- dijo retrocediendo el paso que anteriormente había dado.- Entonces soy Spider-Man.
El Dr. Strange pasó su mirada de Spidey a mí, ladeo su cabeza como señal. Estaba esperando a que yo respondiera.
-Iron-Girl- hablé. Giró su rostro a mi tío.
-¿Tu hija?- le preguntó.
-No- le respondió firme.- No tengo hijas, primero me casaré.
Peter giró su rostro clavando su mirada en mí con el ceño fruncido. Él sabía que su hija no podía ser, ya que no tenía, pero era consciente de que Tony tenía una sobrina, por lo que decidí intervenir con una mentira.
-No tengo ningún lazo con Tony- solté.- Simplemente soy una chica con una muy buena inteligencia que ha sabido imitar su armadura.
-La nave corrige el rumbo con el piloto automático- anunció mi tío cuando el Dr. Strange se dio la vuelta y se encaminó hacia donde él se encontraba. Al igual que Peter y yo, pero con la diferencia de que nosotros caminábamos con más lentitud.
-¿Podemos controlarla?- preguntó el Dr. Strange.- ¿Y volver a casa?- mi tío no contestó, simplemente se quedó callado mientras daba unos pasos.- Stark.
-¿Sí?
-¿Puede llevarnos a casa?
-Sí, le he oído- fruncí el ceño ante su respuesta.- Pero no sé si es lo mejor.
-Bajo ninguna circunstancia podemos darle la gema del tiempo a Thanos. Creo que no entiende lo que está en juego aquí.
-¿Qué dice? No- se acercó a él con enfado.- Es usted quien no entiende que Thanos ha estado dentro de mi cabeza durante seis años, desde que envió un ejército a Nueva York y ahora ha vuelto.
Bajé la mirada al suelo recordando cómo le afectó a mi tío lo ocurrido con Loki, por más que vencieran. Pero no podía hacer nada, solo quedarme en mi lugar mientras seguía escuchando su conversación.
-Y no sé qué hacer- volví a alzar la mirada.- O sea, que no estoy seguro si es mejor plan enfrentarnos a él en nuestro terreno o en el suyo. Ha visto cómo se las gasta- Dr. Strange lo miró fijamente.- En su terreno no se lo espera. Propongo llevar la lucha hasta él.
Intercambié una mirada con Peter, que aunque no me veía seguramente intuyó que tenía la misma expresión que él. Eso era una locura, una lucha en terreno desconocido era una locura, pero no podíamos negar que era la mejor de nuestras opciones.
-Doctor, ¿está de acuerdo?
-Está bien, Stark- contestó.- Iremos hasta él- asintió levemente con la cabeza.- Pero tiene que entender que si está entre salvarle a usted o a alguno de los chicos, o la gema del tiempo, no dudaré en dejar que cualquiera de los tres muera. No puedo porque el universo depende de ello.
-Genial- murmuró.- Bien, principios morales- añadió dándole una palmada amistosa en el brazo.- Queda claro- se alejó de él para acercarse a nosotros.- Muy bien chicos.
Mi tío posó su mano, de lado, sobre uno de mis hombros y después en el otro. Imitó el acto con Peter antes de hablar.
-Sois Vengadores- sentenció y siguió su camino.
Miré con asombro a mi tío, alejándose, para después girar mi rostro y mirar a mi chico, quien se mantenía más sorprendido que yo. Pero después de un par de segundos no pudo evitar formar una leve sonrisa que hizo desaparecer con un asentimiento y se centró.
Se enderezó un poco más y alzó un poco la barbilla, demostrando endereza. No pude reprimir una sonrisa, sabía lo importante que era eso para él. Al fin había conseguido convertirse en un verdadero Vengador.
Me acerqué a donde anteriormente se encontraba mi tío e intenté visualizar algo de lo que se veía en el exterior. No os voy a negar que algo de miedo tenía, no sabía exactamente a qué nos enfrentamos, pero sí que el universo estaba en peligro, y eso me asustaba.
-Niña- elevó la voz mi tío. Me giré a verlo.- Ven, ahora- me ordenó.
Me acerqué a él para después seguirlo entre uno de los pasillos de esa gran nave. No abrí la boca hasta que se frenó y se dio la vuelta. Me miraba fijamente con seriedad.
-Si me vas a echar la bronca por estar aquí, te la puedes ahorrar- dije mientras guardaba la careta de mi traje.
-No, esa conversación la tendremos cuando volvamos a casa.
-¿Entonces?- fruncí el ceño.
-Quiero hablarte sobre el niño y tú- respondió apoyándose en la pared.
-Estamos bien, si eso es lo que te preguntas, arreglamos nuestros problemas hace ya unos días.
-No me refiero a eso- su rostro no era serio pero seguía neutral.
-Si me vas a dar una charla sobre lo que puede pasará, que a lo que nos enfrentamos es algo peligroso, que tenga cuidado y bla, bla, bla, te adelanto que no hace falta. No estoy muy al tanto de lo que ocurre, pero sé que es grave e intentaré ser de lo más útil posible sin tener que morir en el intento.
-Me alegra saber eso- aseguró con un asentimiento de cabeza.- Thanos es un titán que quiere hacerse con todas las gemas para, con tan solo un chasquido deshacerse de la mitad de la humanidad.
-¿Qué?- murmuré atónita.
-Ya estás al tanto. ¿Ahora sí me dejas hablarte de lo que realmente quería decirte?- asentí aún un poco sorprendida.- Deberías decirle al yogurin que Iron-Girl eres tú.
-¿Qué? No, no, no- aseguré con rapidez.- ¿Por qué me dices eso?
-Necesitamos estar concentrados al cien por ciento y si tienes o tengo, porque me has metido en esto, la mente puesta en no decir algo que te descubra nos distraeremos de lo que verdaderamente es importante.
-No es así- murmuré. Alzó las cejas esperando que continuara.- Pete es muy protector conmigo, si sabe que soy Iron-Girl y durante la batalla algo va en mi contra puede hacer algo para protegerme, pero eso puede traer consecuencias para él o para la lucha- expliqué.- No voy a dejar que eso ocurra, y menos ahora que sé a qué nos enfrentamos.
Se me quedó viendo unos segundos en los que yo le sujeté la mirada, no la aparté. Esperaba una respuesta de su parte, me daba igual si aceptaba o no mi idea. No iba a cambiar de opinión, no le diría nada a Peter.
-Está bien- comentó.- Tiene sentido.
-Gracias- agradecí antes de girarme para volver junto a los otros dos.
-Aria- me llamó por lo que me di la vuelta.- Algún día tendrás que decírselo.
-Lo sé, soy consciente de ello- hizo una mueca.- Pero hoy no va a ser ese día.
Volví a ponerme el casco de mi armadura y giré para retomar mi camino. Cuando llegué a la entrada del pasillo me quedé unos segundos observando a Peter, quien observa el exterior a la espera. Me acerqué a él despacio y me posicioné a su lado.
-¿Asustado?- le pregunté captando su mirada.
-Si te soy sincero, un poco. Pero confío en nosotros, al fin y al cabo somos los Vengadores- respondió.- ¿Y tú?
-Lo mismo que tú- contesté.- Solo espero estar a la altura.
-Lo estarás.
-Lo estaremos- corregí segura, a lo que él formó una leve sonrisa. Volvimos la mirada al frente.
Thanos, vamos a por ti- pensé.
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