FOURTEEN
GIЯL STAЯK
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𝐍𝐀𝐑𝐑𝐀 𝐏𝐄𝐓𝐄𝐑
-Buenas tardes, Peter- una voz de mujer sonó confundiéndome y sorprendiéndome.
-¿Hola? ¿Hola?- pregunté un poco desorientado.
-Enhorabuena por haber completado el riguroso protocolo ruedines y haber obtenido acceso a las máximas prestaciones del traje- me felicitó la voz que ahora sabía que provenía del traje.
-Oh, gracias- conteste aún sorprendido.
-¿A dónde te gustaría llevarme esta noche?- me preguntó.
-Le... le he puesto un rastreador a un tío. Es de los malos- le informé.
-Localizado- dijo mientras la imagen de un mapa 3D trazando una ruta ante mis ojos.-Trazando rumbo para interceptar objetivo.
-Vale. Siempre que vuelva a tiempo para el Decatlón, está bien- dije a la vez que me columpiaba en una telaraña para caer en el techo de un camión.
-A cien metros del destino y acercándonos- me informó la voz de mujer.- Salta ahora.
Le hice caso y salté del camión. Rodé un poco por el césped, pero me puse de pie al instante. Caminé a hurtadillas, escondiéndome entre los arbustos.
-Detecto a tres individuos- me informó.
-¿Por qué tienen su guarida secreta en una gasolinera?- me pregunté a mí mismo en susurro mientras observaba aquella camioneta.- Qué cutrada.
Salté hasta que me subí encima de un poste desde dónde podía verlos mejor.
-Eh, chica del traje, ¿qué hacen? - le pregunté sin apartar la mirada de la furgoneta.
-¿Quieres oír lo que dicen?
-¿Puedo oír lo que dicen?- dije un poco sorprendido.- Eeh, sí.
-Activando modo superior de reconocimiento- comentó la voz mientras trabajaba en ello permitiéndome ver y escuchar a los tres hombres.
-... el resto lo he diseñado yo- dijo uno de los hombres de la furgoneta. Me sorprendí aún más ante las funciones del traje.
-Oh. Como mola- murmuré.
-No me puedo creer que aún estén limpiando el destrozo del Triskelión- dijo otro de los hombros.
-Me encanta. Ellos siguen haciendo destrozos y nosotros haciéndonos ricos- mientras ellos mantenían una conversación la voz del traje analizaba las tres voces.
-Se acerca el objetivo- avisa el tercer hombre.
-Están a punto de dar un golpe. Podría pillarlos infraganti. Es alucinante- dije emocionado.- Vale, voy a acercarme un poco más para poder ver que está pasando.
-¿Quieres que conecte el modo de combate superior?- me ofreció la voz.
-Em... ¿modo de combate superior?- me pregunté a mí mismo.- Sí.
-Activando modo de matanza instantánea- dijo la voz a la vez que activaba la función haciendo que las lentes de los ojos se volvieran negras con una luz roja.
Yo me estaba preparando cuando dijo eso y me asustó, ya que no quería matar a nadie. Solo era una misión de seguimiento y de detención si es que llegaba a parar lo que sea que planearan.
-No, no, no, no, no- dije apresuradamente.- No quiero matar a nadie.
-Desactivando matanza instantánea- dijo haciendo que las lentes volvieran a la normalidad.
Lancé una telaraña al tejado de la gasolinera, pero algo salió mal haciendo que al saltar me estrellase contra el suelo.
-¿Qué narices ha pasado? ¿Qué ha sido eso?- pregunté mientras me levantaba del suelo.
-Que has saltado y has aterrizado con la cara- me informó la voz de lo obvio.
Volví a lanzar una telaraña, pero en vez de salir solo una salieron bolas de ellas, las cuales se quedaron pegadas en el cartel.
-¿Qué les pasa a mis lanza-telarañas?- pregunté mientras corría a esconderme detrás del panel de los mandos de la gasolina.
-La ráfaga es la opción por defecto del modo de combate superior.
-¿Y para qué quiero las ráfagas?
-¿Desearías ver más opciones?- preguntó mientras yo dirigía mi mirada a mis manos donde empezaron a salir círculos con todas las opciones.- Tienes 576 posibles combinaciones del lanza-telarañas.
-El Sr. Stark se ha pasado- dije un poco nervioso.- Ese- dije seleccionando uno de ellos.
-Buena elección. ¿Deseas que lo fije como nueva opción por defecto?- dijo mientras yo volvía a lanzar la telaraña al techo, pero a esta le recorrió electricidad haciendo que las luces de aquella oscura gasolinera se volvieran locas.
-No, no, no- dije mientras intentaba despegar la telaraña del techo. Cuando lo hice me escondí detrás del edificio de al lado.- ¿Qué ha sido eso?
-Redes taser- me respondió mientras me subía al cubo de la basura y saltaba al tejado.
-¿Redes taser? Yo no quiero redes taser.
-Pareces muy poco familiarizado con la configuración del lanza-telarañas. ¿Te gustaría dar un cursillo de repaso?
-No. Es... el... elige tú- le dije un poco frustrado.
-Claro.
Vi los tres camiones por la carretera y al alzar la mirada visualicé la misma persona que me lanzó al lago, con sus alas metálicas.
-Es él- dije para mí mismo.
Me centré en ese hombre y en ver lo que hacía. Se posicionó encima del último camión y se aferró a él con una par de cuerdas. Sacó algo de su chaqueta y los lanzó al techo del camión. Se soltó de las alas y desapareció.
Me acerqué posicionándome en el techo del camión y observé a través de aquella masa de color lila. Toqué ese material con la mano para comprobar que era.
-Ooh, mola- dije asombrado.- Es como un cambiador de fase de la materia.
Me alejé para prepararme y no ser visto por él. En cuanto salió lancé una telaraña, al fin normal, a la bolsa y la atraje hacia mí.
-¡Eh, caponata! ¡Eso no te pertenece!- le grité.- Ay madre.
El hombre saltó hacia las alas para volver a ponérselas y con ellas acercarse a mí con intención de atacarme. Conseguí esquivarlo haciendo una mortal por encima de él. Le lancé una telaraña, pero está se dividió en dos justo cuando iba a impactar en él.
-¿Qué ha sido eso?- pregunté asustado.
-Me has dicho que eligiera- me dijo la voz mientras el hombre me seguía atacando y yo esquivándolo.
-¡¿Qué?! ¡No!- dije mientras el hombre me intentaba arrebatar la bolsa.- ¡Vuelve a ponerlo todo en normal!
Forcejeé para evitar que se llevara la bolsa donde seguro que había armas como la Luciérnaga. Debía evitar que se las llevara a toda costa.
-Activando todos los sistemas.
Aún forcejeando conseguí quitarle la bolsa, pero desgraciadamente me fui para atrás, me golpeé contra en techo y caí por el cambiador de masa. Me levanté y salté para volver a salir, pero el techo había vuelto a su estado natural por lo que me golpeé la cabeza. Al caer al suelo lo vi todo negro.
-Ooh. Mi cabeza- me desperté cuando el camión se zarandeó una última vez.
-Parece que tienes una contusión leve- dijo la voz mientras yo me ponía en pie con la mano en la cabeza.
-Eh- dije mirando a mi alrededor.- ¿Y dónde estoy ahora?
-No estoy segura, las paredes del contenedor obstaculizan mis sensores- me comentó mientras observaba mi alrededor.
-Un momento. Quizá han secuestrado el camión y me han llevado a su guarida del mal- dije intentando pensar como salir.- Vale, chica del traje. Habrá que salir de esta peleando- me posicioné en dirección a una de las paredes del contenedor.- 1, 2- corrí hasta que rompí la pared.- ¿Qué sitio es este?- le pregunté observando a mi alrededor.- Chica del traje, ¿dónde estoy?
-Estás en las instalaciones más seguras de la costa este. La bóveda de almacenamiento de control de daños- me respondió.
-No- dije con las manos en la cabeza.- ¿En serio?
Me subí a la compuerta que había en la gran pared e intenté abrirla con mis manos utilizando la superfuerza pero no sirvió.
-La puerta seguro que permanecerá cerrada hasta mañana- dijo la voz mientras yo le daba una pequeña patada a la compuerta.
-¿Mañana?- pregunté observándola.
Como no tenía nada que hacer creé una hamaca con una telaraña enganchada en dos contenedores. Me tumbé en ella y me tambaleé.
-Eh, chica del traje, me da no sé qué llamarte chica del traje. Seguramente debería ponerte un nombre. Como Liz. No, no, quita. Eso es muy heavy. ¿Qué tal, Karen?- pregunté balanceándome con una telaraña y me dejé caer al suelo.
-Puedes llamarme Karen si quieres.
Me colgué de una telaraña, la cual agarraba con los pies estando así del revés mientras leía un libro y daba vueltas sobre mí mismo.
-Eh, Karen. ¿Qué más puede hacer este traje?- al preguntar eso desplegó unas alas de telaraña.- Oh. ¿Qué?- pregunté alucinado.
Me bajé de la telaraña y me puse mi chaqueta y la americana del decatlón. Estaba frente a la gran compuerta proyectando el logo de mi traje en ella.
-Quizás deberíamos dar ese cursillo de repaso- le dije.
-Red rebotadora- dijo Karen informándome.
-Rebotadora- le repetí para después lanzarla contra la compuerta. Me agaché para evitar que me diera.- Mola.
-Red divisible- comentó Karen y yo la lancé haciendo que, como su propio nombre indicaba, se dividiera.-Red granada.
-¡Red granada!- grité mientras la lanzaba.
Tardó un par de segundos, pero acabó explotando y convirtiéndose en una gran telaraña. Después me hice una comba con una telaraña y me puse a saltar.
-¿Debería decirle a Liz que soy Spider-Man? ¿O debería primero averiguar qué son esas sensaciones que me provoca Aria?- pregunté tumbado en el techo de uno de los contenedores.
-¿Quiénes son Liz y Aria?- preguntó Karen.
-¿Qué quienes son?- dije asombrado.- Liz es la mejor, es alucinante, es una chica que va a mi instituto. Y em... sí, tengo muchas ganas de decírselo. Es un poco heavy. Eh... soy Spider-Man- dije esto último fingiendo que se lo decía a ella.
-¿Qué tiene de heavy?
-¿Y si ella se espera a alguien como Tony Stark? Imagínate su decepción al verme.
-Pues si yo fuera ella no me sentiría decepcionada en absoluto.
-Gracias, Karen- le dije sincero.
-¿Y qué hay de esa tal Aria?- me preguntó.
-Oh, Aria- dije para después soltar un suspiro.- Seguro que tienes algo en la base de dato sobre ella. Es Aria Stark, la sobrina del Sr. Stark.
-Aria Stark. Hija de Josh Stark y Samantha Storm. Fue adoptada por Tony Stark a los 6 años debido al accidente automovilístico de sus padres. Estuvo viviendo con su tío hasta los 15 años donde vivió todas las peleas de Iron-Man y sufrió...
-No hace falta que sigas- dije un culpable al estar a punto de escuchar su vida contada por otra persona, o en este caso máquina.- Bueno, pues es la chica más increíblemente fuerte que he conocido. Ha pasado por mucho y aun así sigue adelante, más fuerte que nunca.*
*Es una chica atrevida e impulsiva. A veces puede llegar a ser muy cabezota y un poco egocéntrica, pero supongo que es algo que viene en los genes. Se preocupa por mí como hacía mucho que nadie lo hacía, sin contar a tía May. Me apoya en todas mis locuras, pero intenta llevarme por un camino menos peligroso.
Es la única que me mantiene con los pies en la tierra. Me encanta que sea el único con el que se sienta cómodo como para aguantar más tiempo en un abrazo. Y es que cada vez que hay un acercamiento con ella un sentimiento dentro de mí se intensifica, pero no consigo saber qué me pasa.*
Karen se quedó callada no sé si porque no estaba diseñada para responder este tipo de cosas o es que estaba analizando todas mis palabras.
-Todo indica que te gusta- dijo al fin tomándome por sorpresa.
-¿Qué?- pregunté extrañado.- Eso no tienen sentido, a mí me gusta Liz.
-¿Sientes esas cosas por Liz o al menos se acerca a lo mismo que por Aria?- su pregunta me dejó en silencio, ya que sabía la respuesta, pero no sé si quería admitirlo.
-Es estupendo tener a alguien con quien hablar- dije finalmente evitando la pregunta.- Por cierto, ¿cuánto tiempo llevamos aquí?
-37 minutos.
-¡¿Qué?!- dije alucinando.- ¿37 minutos? Qué pasote. Ya no aguanto más. Tengo... tengo que salir de aquí- dije esto último haciendo una voltereta hacia atrás aterrizando en el suelo.
Me quité las dos chaquetas mientras me acercaba a la bolsa que había conseguido quitarle al hombre con alas, ahora también llamado Buitre.
-Tiene que haber algo aquí que pueda usar- me puse a buscar algo que me pudiera ayudar.- A ver. No- dije dejando una pieza circular en el suelo.- Alucinante- añadí viendo la cabeza de Ultron la cual dejé delante de mí, también en el suelo.- Oh, wow. Se parece a la Luciérnaga- dije sacando otra fuente de energía violeta.
-Esa Luciérnaga es un núcleo de energía chitauri explosivo- me informó Karen.
-¡Eh, eh, eh! ¿Quieres decir que hemos estado cargando con una bomba?- dije nervioso y un poco asustado.
-Haría falta radiación para que pasara a un estado explosivo- me dijo mientras yo llamaba a Ned con mi móvil.- Fallida- murmuré cuando no dio tono.
Salí corriendo del contenedor y lancé dos telarañas a la compuerta y me lancé de un salto contra ella para comenzar a golpearla.
-¡Eh! ¡Por favor, que alguien me ayude a salir! ¡Eh!- grité en vano. Mi mirada se fue directa al panel de control.- Karen ayúdame a anular ese temporizador.
Me volví a colocar boca abajo colgando de una telaraña agarrada con mis pies mientras intentaba encontrar la secuencia que abriera la compuerta.
-Vale, Karen. Baja el voltaje y pruébalo- le ordené.
-Prueba infructuosa.
-Vamos a tener que probar todas las secuencias.
Varías horas después seguía intentando abrir el portón, pero no había manera. Solté un bostezo a la vez que probaba otra secuencia.
-Iniciando prueba 247- dijo Karen mientras la ejecutaba.
-¡Ha funcionado!- grité emocionado al ver la compuerta abrirse.- ¡Ha funcionado!
Me columpié para salir de la bóveda. Repté por el techo hasta que un camión pasó por debajo y me dejé caer encima. Me tumbé justo cuando vi a un guardia en la entrada.
-Karen tienes que llevarme al Decatlón lo más rápido posible- le ordené mientras intentaba comunicarme con Ned.
-Por supuesto. Dime solo dónde está- me contestó ella.
-Está justo en frente del monumento a Washington.
-Hola, soy Ned, deja tu mensaje- dijo la voz de Ned en el contestador.
-¡Ned, llámame! ¡La Luciérnaga es una bomba!- como no contestó decidí llamar a Aria.
-Hola, soy Aria, deja tu mensaje si quieres- dijo ella en el contestador de voz.
-¡Mierda, Aria! ¡La puta Luciérnaga es una bomba!
-Hay un vehículo aproximándose por la derecha- me informó Karen.
Corrí por encima de los grandes tubos que estaba transportando ese camión y salté al techo del coche que Karen me había dicho.
Me balanceé hasta caer en el techo de un bus justo cuando mi teléfono empezó a sonar. Vi que era Ned por lo que contesté rápidamente.
-Oh, Ned, estás vivo- dije aliviado.
-¿Estás bien?- me preguntó.
-¡Ned! ¡¿Dónde está la Luciérnaga?!- pregunté intentando mantener la calma.
-Tranquilo está ha salvado, en mi mochila- me contestó.
-¡No, Ned! ¡Escucha! ¡No, Ned! ¡La Luciérnaga, es peligrosa!- grité desesperado.
-Te has perdido el Decatlón.
-¡Ned, escúchame!
-Estamos en el monumento a Washington...- dijo, pero se quedó a medias.
-Peter, me voy a cagar en ti- escuché la voz de Aria a través del móvil.- Se suponía que tenías que estar ya aquí.
-¡Aria, por dios! ¡Escúchame! ¡La Luciérnaga...!
-¿Esa es Aria?- pregunta Karen.- Deberías decirle lo que te hace sentir.
-Peter, ibas a volver antes del Decatlón. Prometiste que volverías a tiempo y a salvo. Dime al menos que estás bien.
-¡Aria! ¡La Luciérnaga!
-No, Peter, la Luciérnaga está bien, pero ya veo que solo te importa eso. Da igual si te pones en peligro y haces que me sienta...- no acabó la frase.
-Peter, ¿eres tú?- ahora era la voz de Liz. Por dios esto me estaba sacando de quicio.
-Ah, hola, Liz- la saludé mientras saltaba del techo de bus.
-¿Y esa es Liz?- preguntó Karen.
-Por favor, pásame con Ned.
-También podrías decirle lo que sientes- añadió Karen.
-Rajado. Suerte que hemos ganado. Oye, quisiera estar cabreada, pero estoy preocupada- me decía Liz mientras yo intentaba decirle que me pasará con Ned o con Aria.- ¿Qué te pasa? Dímelo.
-¡Liz, pásame con Ned o con Aria, es muy importante!- le dije mientras corría por Reflecting Pool dejando atrás el monumento a Lincoln y dirigiéndome al monumento a Washington.- ¡Liz, hay algo en la mochila de Ned, es muy peligroso! ¡Que no pasé por rayos x! ¡Liz! ¡Liz!- dije y colgué al no recibir respuesta.- ¡Mierda!
Corrí lo más rápido posible para llegar al monumento a Washington. Dejé mi mochila en lo alto de un árbol apresada como una telaraña. No paraba de correr, necesitaba llegar antes de que algo ocurriera.
Una explosión sonó dentro del monumento y varías grietas se crearon en lo alto haciendo que se desprendieran pequeños fragmentos.
-No, no, no- dije mientras saltaba el pequeño banco.- ¿Karen qué está pasando ahí arriba?- le pregunté con mi vista en lo alto del monumento.
-El núcleo chitauri ha detonado y ha causado graves daños estructurales al ascensor- dijo mientras me proporcionaba una visión del interior.
-Oh, no- me asusté.
-Mis amigos están allí- dijo Michelle a mi lado mientras señalaba a lo alto del monumento.
-¿Qué?- dije girándome hacia ella.- Señorita, no va a pasar nada- añadí mientras corría en dirección al monumento.- Perdón, disculpe, perdón- les decía a las personas mientras pasaba entre ellas.- Madre mía que alto- me dije a mí mismo mientras saltaba para adherirme a la pared.
Comencé a escalar el monumento lo más rápido posible sin detenerme.
-Estimo 10 minutos para llegar al fallo catastrófico- me informó Karen.- Los sistemas de seguridad están fallando por completo- me seguía diciendo mientras yo no paraba de subir.- Se enfrentan a un peligro mortal inminente- lancé dos telarañas para impulsarme.
-¡Voy lo más rápido que puedo!
-Ahora quedan 155 segundos hasta el fallo catastrófico- me actualizó Karen haciéndome parar.
-¿Qué?- dije sorprendido, asustado y confundido.- ¿Por qué?
-Un movimiento inesperado ha provocado que el deterioro aumente.
-¿Cómo entro ahí?
-Activando dron de reconocimiento- dijo mientras la araña de mi traje salía de mi pecho y se convertía en un pequeño dron.
-Wow- dije observándola.- ¿Eso ha estado ahí siempre? Alucinante.
-Localizando punto de entrada óptimo- comentó Karen.- Dirígete a la ventana sur-oeste.
-Karen voy para allá- dije y de un salto me moví a la pared contigua.
Seguí escalando hasta llegar a las dos ventanas. Me di la vuelta apoyando la espalda en la pared. Me incliné hacia adelante para mirar lo lejos que estaba del suelo lo que fue mala idea, ya que me asusté y volví a apoyar la espalda en la pared.
-¿Qué ocurre? Ya has llegado a la ventana sur-oeste. ¿Por qué dudas?- me preguntó Karen.
-Nada. Es que nunca había estado a tanta altura- le dije mientras espantaba a dos aves que había encima a de la ventana. Me posicioné encima de la ventana obligándolas a irse.
-Pues tampoco has reinstalado el paracaídas así que una caída desde esta altura probablemente sería letal- me animó (nótese la ironía).
-Perfecto- fue lo único que dije mientras me daba la vuelta volviendo a mirar hacia la pared.- Ay madre- Intenté romper la ventana dándole unos pequeños golpes con el pie, pero no lo conseguí. -¿Por qué no se rompe?
-Es un cristal antibalas. Incrementa el impulso.
Enganché una telaraña en la pared a unos pocos metros sobre mi cabeza y me agarré de ella mientras me alejaba de la pared manteniendo mis pies encima de la ventana.
Salté para crear impulso y al caer presionar el cristal intentando romperlo. Hice eso unas cuantas veces más, pero solo conseguí una fisura, no se rompió.
-Le habla la policía metropolitana, identifíquese- dijo un hombre, de uno de los helicópteros que acababan de llegar, a través de un altavoz.
-¡Mis amigos están ahí dentro! ¡Paren!- les grité.
-Vuelva a tierra inmediatamente.
Estaba estático. No sabía qué hacer. Necesitaba sacarlos de ahí, pero el impulso no era lo suficiente como para conseguir romper el cristal. Y lo peor, se me acababa el tiempo.
-Retírese- volvió a decir el hombre.- Vuelva a tierra inmediatamente.
No le hice ni caso y subí hasta arriba del todo del monumento, la punta.
-Puedo hacerlo- me dije a mí mismo.
-Es su última oportunidad- observé el helicóptero antes de volver a agarrarme de la punta del monumento.
-Allá voy.
Salté hacia atrás mientras daba la vuelta sobre mí mismo. Desplegué las alas de telarañas para planear y después enganché dos telarañas en la base del helicóptero columpiándome hacia la ventana con más impulso.
-¡Rómpete!- le grité a la ventana mientras mis pies impactaban contra ella destruyéndola por completo y colándome dentro.
Mientras me deslizaba por el suelo lancé una telaraña hacia el ascensor el cual estaba cayendo. Se enganchó arrastrándome a mí con él, pero lo frené apoyándome con mis pies en las paredes de al lado del hueco.
La pequeña araña dron se acercó a mi lado mientras yo estiraba de la telaraña subiendo el ascensor con mucha dificultad. No lo conseguí, ya que el ascensor ejercía más presión haciéndome caer por el hueco.
Reboté en las paredes del hueco antes de caer dentro del ascensor el cual se había atorado. Mi golpe hizo que volviera a caer. Lancé una telaraña por el agujero del techo hasta que se enganchó en el trozo que le faltaba y que se había quedado arriba.
Apoyé mis pies en uno de los pocos trozos de techo que quedaban e hice fuerza para frenar el ascensor acto que conseguí. Miré a las cuatro personas presentes: Ned, Liz, el profesor Harrington y Aria.
-Eh, ¿qué pasa? Tranquis, estoy aquí- dije fingiendo estar tranquilo cuando en realidad no lo estaba.
-¡Sí, sí!- celebró Ned moviéndose.
-Ey, ey, ey. Grandullón deja de moverte- le reprendí.
-Perdón, señor, perdón- se disculpó Ned.
Me fijé en Aria un segundo asegurándome que estaba bien, y así era. Vi el miedo en su rostro transformarse en tranquilidad mientras soltaba un suspiro de alivio y dejando escapar una sonrisa.
Seguí subiendo con una gran dificultad el ascensor hasta que llegamos a dónde estaban los demás.
-Salgamos- dijo el profesor Harrington mientras dos personas del otro lado abrían las puertas y les decían que salieran.
-Todo el mundo fuera. Vamos, gente, rápido- dije con dificultad por la fuerza ejercida.
-Vamos Liz, voy detrás de ti- le dijo Aria quien todavía estaba dentro.
-Liz- dijo el profesor Harrington extendiéndole la mano, la cual cogió. Salió del ascensor mientras el techo estaba a punto de ceder.
-Vamos Aria- dijo Ned desesperado.
La observé encaminarse hacia las puertas justo cuando el techo debajo de mis pies cedía haciendo que el ascensor cayera y yo me quedé colgado. Extendí mi mano en un intento de alcanzar la que Aria estaba levantando, pero no sucedió.
-¡¡AAAAAAAAAAAA!!- gritaba mientras el ascensor descendía a toda velocidad.
Lancé una telaraña mientras me sujetaba con otra en el techo con los pies. La que le había lanzado la enganchó de la palma de su mano y la mantuvo suspendida.
-Ya está- le dije mientras la acercaba estirando de la telaraña.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca la cogí de la mano para acabar de subirla hacia donde estaban los demás. Notaba mi corazón latir a mil por hora y juraría que se me paró al verla caer.
El profesor junto con otros dos hombres la consiguieron sacar y ponerla a salvo por lo que la solté. Aria conectó su mirada con la mía a través de las lentes. Sus ojos estaban llorosos y su respiración agitada.
Había estado a punto de perderla y eso me hizo reaccionar. No quería perderla, no podía. Si le hubiese pasado algo no sé qué hubiese hecho sin ella. Ahí me di cuenta de que la quería. Definitivamente, estaba enamorado de Aria.
La telaraña de la que estaba sujeto se acabó de despegar haciéndome caer otra vez al vacío, pero esta vez planeé. El dron araña me siguió durante mi caída.
-Gracias- dijo el profesor Harrington desde arriba.
-¡¿De verdad eres amigo de Peter Parker?!- escuché el grito de Flash mientras descendía.
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