DÍA 1: Distrito Rojo

Ruido y personas, dos cosas que Tomioka Giyuu no soportaba. Para alguien de carácter tan tranquilo y solitario, la combinación de ambos puede resultar algo molesta e insufrible por eso se aseguraba de evitar siempre el bullicio de las calles nocturnas. Entonces, si tanto odia el ruido y las multitudes ¿qué hace en uno de los barrios más ruidosos y conocido por ser algo así como el paraíso de los placeres?

La respuesta probablemente esté en cierto cazador de demonios de pendientes hanafuda.

- ¡Tomioka!

A lo lejos sonó la voz del pilar del sonido y aunque a Giyuu le costó localizarle al principio, debido a su aspecto más "normal" con el que iba vestido, fue hacia él.

- Pero bueno Tomioka, eres un desastre, ¿cómo se te ocurre aparecer así? – le recorrió con la mirada, Giyuu iba con el uniforme de los cazadores de demonios y con su característico haori de dos patrones distintos, además cargaba su espada - ¿Sabes acaso lo que es pasar desapercibido?

- ¿Me lo dices tú?

- Al menos yo me he arreglado para no llamar tanto la atención.

- ¿Qué más da? No creo que a le gente de ahí dentro les importe como vaya vestido.

- La ropa puede que no les importe pero eso – señaló la espada – Queda confiscado – Uzui le quitó la espada ante la monótona mirada de Giyuu - ¿Algo de lo que quejarte?

- Sí, ¿qué se supone que es lo que debo hacer exactamente?

- Como ya sabes, he metido a Inosuke, Tanjiro y Zenitsu como infiltrados en varios burdeles pero el problema es que de alguna manera, no sé cómo, están sospechando de que no son chicas. ¿No es eso raro? Mi maquillaje es el mejor.

- ...

- Bueno, el caso es el siguiente. La dueña del burdel en el que he metido a Tanjiro está empezando a tener muchas sospechas de él y el hecho de que no atraiga clientes no nos ayuda en nada y que consiga un cliente tampoco es la solución porque descubrirían que es un chico.

- ¿Y?

- Pues que si el cliente es alguien que sabe que es un chico no debería causar ningún problema.

- Ya veo, ¿quieres que pague por acostarme con Tanjiro?

- Si eres tú seguro que acepta gratis ¿no crees?

Ante este comentario, Giyuu apartó el rostro con un ligero sonrojo en las mejillas.

- Oye, en realidad no he dicho nada de que os acostéis. Si tenéis ganas adelante pero es simplemente para que la dueña vea que Tanjiro atrae clientes y sus sospechas de que es un chico desaparezcan.

- Entonces, solo tengo que entrar y acostarme con Tanjiro, perdón, quiero decir, estar en una habitación con Tanjiro.

- Sí, ahí dentro se llama Sumiko, así que... ¡Ya estás tardando! – con fuerza empujó a Giyuu hacia la puerta del burdel - ¡Buena suerte!

Giyuu suspiró y entró en el local. Como si de una especia de bar se tratara, había varias personas, todos hombres, bebiendo animadamente en compañía de chicas vestidas con kimonos. El olor al humo del tabaco era un poco molesto y Giyuu no pudo evitar fruncir el ceño ante esto.

- Bienvenido – una señora de aproximadamente 40 años se acercó hacia el recién llegado y le dio la bienvenida - ¿Desea tomar algo en compañía de chicas preciosas?

- Emm... - se quedó sin palabras, nunca había venido a un burdel así que no sabía cómo proceder. Lo que quería era llevarse a Tanjiro a una habitación privada pero ¿cómo se lo pedía? – Quería... ¿se... sexo? – preguntó en voz baja algo abochornado.

- Ya veo, dígame, ¿es usted un cliente nuevo?

- Sí.

- Oh, entonces no conoce a ninguna de nuestras chicas.

- No, pero... sé con qué chica quiero estar.

- ¿Sí? ¿De quién se trata?

- Sumiko.

- ¿Sumiko? – en su rostro se mostró sorpresa - ¿Está usted seguro?

- Sí, ¿algún problema?

- No, no, por favor, venga conmigo.

La señora le guio dentro del local hasta llegar a una de las zonas más llenas de humo, ahí estaba el cazador de demonios de cabello rojizo aunque con una apariencia un poco distinta. Su pelo corto estaba recogido con un lazo en la parte de arriba de su cabeza y el colorete que le había aplicado Uzui había hecho que se formaran dos manchas rojas demasiado llamativas en sus mejillas. Su atuendo era un kimono verde a cuadros y sus inseparables pendientes.

Tanjiro estaba sirviéndole copas de sake a un cliente algo borracho ya pero cuando se percató de su presencia sus ojos se iluminaron y un sonrojo auténtico apareció en sus mejillas debajo de tanto maquillaje.

- ¡Gi...! Quiero decir, buenas noches.

- Sumiko, este chico de aquí quiere una noche contigo.

- S-sí, claro – su rostro se volvió más rojo a pesar de que Uzui ya le advirtió de que mandaría a alguien para que fuera su cliente.

- ¿Eh? ¿Quieres folllar con Sumiko? – el cliente borracho al lado de Tanjiro preguntó – Pero si es feísima, es que en vez de pagar nosotros, nos deberían pagar a nosotros por acostarnos con esto – le señaló de manera despectiva – Ni siquiera me apetece pagar para que me chupe la polla.

- ¿Quién ha pedido tu opinión? – Giyuu frunció el ceño, es verdad que el maquillaje no le hacía justicia a Tanjiro pero que hablara así de él le molestaba muchísimo.

- Es un consejo y aquí va otro – pegó otro trago a su copa – Follatela con la luz apagada.

Giyuu dio un paso para acercarse al hombre pero Tanjiro se levantó rápidamente y le detuvo.

- ¿N-nos vamos ya?

- Sí, claro – Giyuu atrapó el cuerpo de Tanjiro y lo cargó como si fuera una princesa lo cual sorprendió al contrario - ¿Dónde podemos estar? – preguntó a la señora.

- Sígame por favor.

La señora los guio hacia unos pasillos en los que se encontraban las habitaciones para los clientes. En todo el trayecto, Tanjiro fue en los brazos de Giyuu con un gran sonrojo en su rostro. Era inevitable que sus ojos viajaran hacia el perfil de Giyuu, era de verdad uno de los hombres más guapos que ha visto en la vida.

Cuando llegaron a la habitación, la señora les abrió la puerta y los dejó pasar.

- Que pase una buena noche, si desea algo no tiene nada más que pedirlo.

- ¿Están insonorizadas las habitaciones?

Aunque la pregunta de Giyuu iba con el mensaje de "no quiero que nadie escuche lo que pueda hablar con Tanjiro" lo que en realidad parecía que quería decir era "no quiero que nadie me escuche mientras lo hago con Tanjiro" y como esto último fue lo que entendió Tanjiro, su rostro se puso completamente rojo.

- No se preocupe por eso señor, los ruidos no saldrán de la habitación así que no se sienta cohibido por eso.

Tras una reverencia, la señora se fue y cerró la puerta dejándolos a los dos solos.

Giyuu dejó a Tanjiro en el suelo y se sentó a su lado. El silencio empezó a reinar entre ambos. Tanjiro miraba a cualquier sitio menos a los profundos ojos azules del contrario y Giyuu tenía su mirada fija en el futón del medio de la habitación.

- L-lo siento – Tanjiro rompió el silencio – Seguro que estás muy ocupado y por mi culpa has tenido que venir aquí.

- No, tranquilo, no tenía nada que hacer.

- S-sí... e-esto ¿qui-quieres hacer algo?

- ¿Algo? – un pequeño sonrojo llegó a sus mejillas – Algo como... ¿se...?

- ¿Beber? ¿Giyuu-san? – Tanjiro le miró confuso - ¿Querías hacer otra cosa?

- No, no.

De repente se sintió estúpido. Sí, es verdad que estaban en un burdel. Sí, es verdad que la dueña debe estar pensando que ahora mismo están teniendo sexo. Sí, es verdad que Tanjiro le parece precioso. Sí, es verdad que la sonrisa de Tanjiro le transmite calidez. Sí, es verdad que como se entere de que algún borracho ha tocado a Tanjiro le partiría la cara a Uzui. Sí, es verdad que muy en el fondo de su ser desea tirar al pelirrojo al futón y hacérselo hasta que se olvide de su nombre. Sí, es verdad que la imagen de un Tanjiro con su piel perlada en sudor y con las piernas abiertas mientras recibe sus potentes embestidas en un buen material para un sueño húmedo.

Pero a pesar de todo esto, no tiene por qué pasar nada en esa habitación ¿no?

- Aquí hay una botella de sake ¿quieres que te sirva un poco?

- No, la verdad es que no me apetece.

- Ah, sí, claro.

- ¿Q-qué tal estás aquí? – se avergonzó nada más preguntar ¿de verdad había tartamudeado?

- Bien, las chicas de aquí son simpáticas y se tratan todas como hermanas aunque todavía no he encontrado nada relacionado con la esposa de Uzui-san.

- Sí, ya veo.

- Emm, Gi-giyuu-san, quería pedirte perdón. Cuando te marches de la habitación, la dueña te va a cobrar y siento que vas a estar tirando el dinero. Cuando esto acabe te prometo que te devolveré todo el dinero que hayas gastado aquí.

- No hace falta.

- ¡Sí que lo hace! – se acercó más a Giyuu poniéndole nervioso – Ahora mismo estás tirando el dinero y no está bien que el dinero de un hombre honrado como tú vaya a acabar aquí.

¿Era de hombres honrados el estar imaginándose ahora mismo a Tanjiro dando sentones encima de él con su kimono abierto dejándole total libertad para hacer con sus pezones lo que él quisiera?

Seguramente no.

- No aceptaré tu dinero.

- Pero...

- Ni lo intentes, he dicho que no.

- Si al menos... - empezó a sudar nervioso – Si al menos ese dinero estuviera sirviendo para algo importante.

- Está sirviendo para estar a tu lado, eso me basta – después de 5 segundos, Giyuu se dio cuenta de lo vergonzoso que había sonado eso así que intentó corregirse - ¡Qui-quiero decir...!

- ¿Estar a mi lado es importante?

- S-sí pero... no en un burdel, y-yo... deja el tema del dinero.

Una pequeña risa salió de los labios de Tanjiro el cual acercó más sus cuerpos haciendo que sus hombros prácticamente chocaran.

- Giyuu-san, no sé si con que vengas un día servirá para que la dueña deje de sospechar de mí.

- ¿Entonces?

- Pues... - empezó a jugar con sus dedos avergonzado - ¿Po-podrías venir más días? De-debe ser molesto por el dinero pero... sé que es molesto porque pagarás solo por estar sentado conmigo pero no sé, algún día podríamos...

- Señor – la voz de la dueña sonó al otro lado de la puerta y ambos se pusieron nerviosos.

- ¿S-sí?

- ¿Puedo pasar?

- Eh... u-un momento – Giyuu empezó a ponerse nervioso, ¿cómo debían estar ahora? No tenía ni idea así que habría que improvisar – Perdón por esto. 

- ¿Eh? ¡Ah!

Giyuu tiró a Tanjiro al futón y deshizo un poco el nudo del kimono dejando su pecho tapado y sus piernas expuestas con Giyuu entre ellas. Cuando la mujer abrió la puerta ignoró la escena de Tanjiro con las piernas abiertas y miró solo a Giyuu.

- Por seguridad me gustaría pedirle que pague ya la noche. ¿Cuánto tiempo planea estar?

- Pues... - miró a Tanjiro debajo de él.

Sus cabellos rojizos estaban más descolocados y aunque se había asegurado de que su pecho no quedara expuesto, el kimono si que había dejado expuesto parte de sus hombros los cuales se veían demasiado tentadores y tenía unas ganas terribles de morder. No quería bajar más la vista ya que sabría que no podría aguantar la imagen de las piernas de Tanjiro.

- Me quedaré... toda la noche.

Tanjiro se sorprendió pero la dueña le dedicó una enorme sonrisa.

- Genial, le haré precio especial entonces.

El "precio especial" no tenía nada de especial, así que después de pagarlo y de que la señora se fuera, Giyuu ayudó a Tanjiro a levantarse del futón y a arreglarse un poco.

- Perdón, no quería ser tan bruto.

- No, tranquilo, ha sido algo excitante ¡NO! ¡N-no es que me haya excitado tenerte encima! ¡Aunque en realidad sí que ha sido excitante! ¡Pe-pero no he tenido una erección! ¡Aunque en realidad casi la tengo! ¡AHH! No quiero hablar más – abochornado tapó su rostro esperando que la tierra se lo tragase – No tenías por qué pagar toda la noche, ha sido muy caro.

- Tranquilo, ya te lo he dicho. Ese dinero está sirviendo para estar a tu lado. Es una buena inversión entonces.

- ¿Sí? – Tanjiro sonrió enternecido - Ya sé que has dicho que dejásemos lo del dinero pero si no vas a aceptar que te devuelva el dinero ¿qué te parece si te agradezco el favor de alguna otra manera?

Giyuu tragó duro ¿por qué esa propuesta tenía tantas sucias posibilidades en su mente? 

- ¿De... de qué manera?

- Cuando la misión acabe...

- ¿Cuándo la misión acabe...?

- Nosotros...

- ¿Nosotros...?

- Tú y yo, solo nosotros.

- Sí, solo contigo. 

- Podríamos... ¡tener una competencia de comer fideos! ¡¿No es una buena idea?!

Eso no era lo que Giyuu esperaba pero ver la emoción con la que lo había soltado Tanjiro le animaba a querer aceptar. 

- Sí, me parece bien. 

Los ojos de Tanjiro se iluminaron por la ilusión y no pudo evitar saltar hacia los brazos del mayor. 

- Tengo muchas ganas de acabar esta misión y reunirme contigo. 

Giyuu suspiró y pasó sus brazos por detrás del chico devolviéndole el abrazo. 

- Yo también. 

Mientras la misión continuara, Giyuu se pasaría varias noches para evitar que se descubriera la verdadera identidad de Tanjiro y cuando la misión por fin acabara, se reuniría con él en una competencia de comer fideos. 

¿Iba a contar eso como una cita? No lo sabía y tampoco le importaba. Solo quería pasar más momentos  su lado. 


Hola!!! Primer día acabado. Aprovecho el primer día para felicitar a uno de los mejores husbandos de Kimetsu y mi segundo pilar favorito (el primero es Mui bebé por supuesto). 

Ilustración de cumpleaños de Giyuu con Muichiro al fondo. Esto es un regalo del cielo💙. 

Gracias por leer, os quiero y nos vemos en el segundo día. 

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