Tanjō iwai
Día 4: Cumpleaños
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Entró lentamente al establecimiento con cortinas rojas en la entrada, aunque debido a su estatura no necesitó inclinarse para pasar atravesó de ellas. Ese tipo de cosas eran lo que la hacían sentir satisfacción de su pequeño tamaño. Además de pasar desapercibida y moverse con mayor sigilo.
Con sus ojos purpuras escaneó el pequeño establecimiento, revisando la barra donde siempre solía buscar en primera estancia. Levantó una de sus cejas cuando no lo encontró ahí ¿acaso aún no llegaba de su misión? Sin detenerse miró alrededor en las pocas mesas que estaban un poco más apartadas de la entrada y una sonrisa se formó en sus labios al contemplarlo con la mirada perdida en algún punto.
Ingresó con confianza, acortando la distancia, hasta que finalmente llegó, sentándose enfrente suyo y en la misma mesa. Se llevó la mano a la barbilla y le sonrió de esa forma que la representaba.
―Tomioka-san, que sorpresa verte por aquí.
El pilar del agua levantó su mirada azul oscuro, centrándola en la mujer que tenía enfrente suyo. Ya había percibido como ella se acercaba desde atrás, conocía muy bien su forma de caminar y la presencia que la rodeaba. Podría reconocerla en cualquier lugar, aunque no iba a admitirlo en voz alta.
―Kochō
Un hombre se acercó para pedir su pedido, dejando dos tazas de té enfrente de cada uno. Kochō pidió un miso ramen, por lo que el hombre se retiró para traer ambos platillos juntos.
Shinobu sabía que Tomioka se encontraría en el lugar, no era nada difícil de deducir. Siempre que volvía de una misión complicada acudía a aquel lugar para consumir su platillo favorito. Además que estaban en esa fecha en específico. Habían desarrollado esa tradición sin que acordaran nada en particular, un par de años atrás.
Se habían encontrado específicamente en ese lugar, de forma accidental. Decidiendo comer juntos, aunque Tomioka no dijo mucho al respecto y presenció por primera vez al pilar del agua sonreír abiertamente. Se había sorprendido de sobremanera por que no pensó que el tuviera ese gesto y al instante siguiente se asqueó. Pero dicho evento se repitió al año siguiente, cuando volvieron a repetir dicho suceso. Posteriormente a eso, esta era la tercera vez que lo encontraba ahí.
Por lo que ese tercer año, un poco indecisa volvió a ese restaurante y sonrió verdaderamente al verlo ahí. Agradecía mucho que estuviera ahí. Ya que su cumpleaños no era una fecha que disfrutara desde a muerte de su hermana. La evitaba y agradecía que la misma Kanao no fuera tan efusiva para eso. Los recuerdos la atormentaban. Por eso mismo se sorprendió al descubrir que el pilar del agua cumplía en el mismo mes que ella. Porque siempre había sentido una extraña conexión con él, desde que Tomioka fue la única persona en la cual pudo apoyarse con la muerte de su hermana y por el hecho de que él más que nadie podía entenderla con esa perdida.
Esa tradición era una especie de celebración de cumpleaños para ambos, sin ser una celebración como tal. Solo disfrutando de la compañía del otro. No era en ningún día del cumpleaños de ninguno, sino justo en medio. Pero eso era suficiente.
Aunque Shinobu no fuera a decirlo en voz alta y a pesar de sus constantes burlas hacia el pilar del agua sobre que todos lo odiaban, ella disfrutaba mucho estar con él.
Tomioka la escuchó hablar sobre las novedades del lugar, ya que él se había ausentado un largo tiempo. Ese día en particular parecía más animada, sus orbes purpuras centellaban ante sus palabras. Giyū dio un largo trago a su té. Había estado esperando un largo rato en el restaurante hasta que sintió la presencia de su compañera pilar para ordenar. Comer con ella era agradable aunque no lo hicieran seguido.
Su cumpleaños había pasado, una fecha que no solía festejar desde hace mucho tiempo y que nadie parecía recordar. Solo la chica que tenía enfrente, tal vez por el hecho de que era en el mismo mes que el suyo. Sus ojos azules fijaron su atención en los rosados femeninos, aquellos que solía atraer mucho su interés en esos últimos tiempos. Pensando si podrían saber tan dulces y eran tan suaves como se veían. Estaba realmente curioso de descubrir la respuesta muy pronto.
La comida llegó hasta ellos y Shinobu agradeció, mientras tomaba los palillos que tenía a un lado. Entonces contempló por tercera vez consecutiva a Tomioka sonreír. Cubrió su boca con su mano y con cierto desagrado.
―Cada vez es peor. ― Mencionó la cazadora, mientras tomaba los palillos y daba un primer bocado de su comida.
Sus ojos purpuras se levantaron de su comida luego de masticar y tragar, para volver a observar al hombre enfrente suyo. Siempre le sorprendía verlo sonreír, ya que iba tan fuera de lugar con la apariencia y personalidad que demostraba todo el año.
Sin embargo, cada vez era más agradable verlo con esa curvatura en su rostro y pensó que se veía aún más atractivo que de costumbre.
Salieron del restaurante luego de terminar sus respectivos platillos y Kochō decidió encaminarse a la finca de las mariposas, al día siguiente partiría a una misión, por lo que debía dejar todo listo antes de partir.
―Kochō
La fémina giro, ya que había avanzado un par de pasos hacia su destino. Se sobresaltó al girar y ver a su compañero, atrás suyo, ya que pensaba que estaba a un metro al menos. Sin poder reaccionar lo vio inclinarse hacia ella y juntar sus labios con los suyos. Sus movimientos torpes e indecisos. Shinobu se había quedado en su sitio, sintiendo como su corazón se saldría en cualquier momento.
Tomioka se alejó en ese momento, solamente un poco, relamiendo sus labios. La miró con aquellos ojos azules oscuros y penetrantes con intensidad, contemplando el color carmesí cubriendo sus mejillas adorablemente y la sorpresa evidente en su rostro.
―Mucho mejor. ― Sabían mucho mejor de lo que había imaginado.
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