Fukushū

Día 3: Final alternativo

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Su consciencia regresó un día de verano, sintiendo sus parpados pesados y su cuerpo entumecido por el poco movimiento que había tenido. Su mente se mostraba nebulosa sobre donde estaba, que es lo que había pasado y en qué condiciones se encontraba. Aunque el cansancio inundaba todo su cuerpo, se obligó a sí mismo a abrir sus ojos. Tarea que no fue nada sencilla y al inicio se desesperó que su propio cuerpo no realizara aquella acción automática de sus pensamientos. Por eso mismo se obligó a que sus parpados se abrieran y dejaran pasar la luz a sus corneas.

Entrecerró los ojos ante la visión tan luminosa, preguntándose hace cuanto no veía la luz del sol filtrándose por las ventanas.

Intentó mover el cuerpo pero lo sentía entumecido, por eso decidió calmarse y quedarse ahí hasta que sus ojos azules se acostumbraran a la luz. Miró fijamente el techo blanco un par de minutos o tal vez más, no estaba siendo demasiado constante de aquella medición de tiempo. Sus orbes azules se movieron a su alrededor captando su entorno, las camas blancas que detonó los primeros recuerdos en su cabeza sobre donde se encontraba. Su mirada entonces se fijó en las ventanas de las paredes captando el cielo despejado y las nubes moviéndose por la inmensidad azul.

La finca mariposa.

No había sido nada complicado adivinar eso, sin embargo, lo alarmante de eso más que nada era ¿qué hacía ahí? No podía acceder a los recuerdos más cercanos de que había estado haciendo antes de estar ahí, algo preocupante debía admitir.

Intentó moverse nuevamente sintiendo el cuerpo mucho más pesado de lo que recordaba, podía sentir la yema de los dedos de las manos y los pies, pero requirió una gran voluntad para moverlos un par de centímetros. Ese sutil movimiento pareció alertar a alguien, porque de pronto una cabeza apareció en su visión, dejando ver una mujer con ojos de botón negro con un gesto curioso. En un instante ese gesto cambió a una sonrisa.

―Tomioka-san, has despertado.

La vio acercarse con rapidez checando su cuerpo, posteriormente dos chicas más se acercaron para ayudarlo a flexionar sus piernas y brazos, dándole movimiento y permitiendo que de esa forma la sangre corriera con mayor flujo por su cuerpo. Eso le ayudó a moverse un poco mejor y ser más consciente de sus extremidades.

Con la ayuda de las chicas pudo incorporarse hasta sentarse y observó a las chicas que lo miraban con una sonrisa, y alguna con una ligera lágrima en los ojos. Los broches en su cabeza despertaron un recuerdo de aquellas tres niñas que solían estar en la finca mariposa y que ayudaban a los cazadores en su recuperación. Pero aquellas chicas ya eran adolescentes y a las niñas las había visto... ¿hace cuánto?

― ¿Kiyo? ―Soltó hacia la primera que había visto y tenía los broches rosados en su cabeza.

La chica enfrente solamente soltó una sonrisa en reconocimiento.

El pilar del agua se sorprendió ante esa afirmación, eso significaba que las tres chicas que tenía enfrente eran aquellas niñas que recordaba en el pasado... pero ¿qué significaba todo esto? Recordaba sus apariencias pequeñas y esto no coincidía con lo que ahora veía. Su físico era de ¿16 años? Lo cual era imposible porque él se había quedado inconsciente hace... ¿hace cuánto? ¿Y cómo había quedado inconsciente? ¿De qué forma y cuando había pasado? Su cabeza punzó ante la confusión presente.

― ¿Tiene algún recuerdo de lo ocurrido, Tomioka-san?

El masculino negó ante las lagunas mentales que aún tenía su cabeza, un mal presentimiento o el hecho de que se estuviera perdiendo algo importante lo invadía.

― ¿Hace cuánto...― Su voz salió luego de tres intentos, ya que parecía atorada en su garganta... era tal débil que sonó como un susurro aunque su idea era que saliera fuerte. ―... que estoy inconsciente? ―Esa fue su primera pregunta y la que más le carcomía.

Su cuerpo mismo le indicaba que no habían sido unos pocos días y el hecho del trabajo sobrehumano que hizo para poder dejar salir su voz, que sonó tan débil y apagada que le costó reconocerse a sí mismo.

―Dos años.

Tomioka se quedó sorprendido ante esa revelación sintiendo una punzada en su pecho ante la verdad que se abría. Al inicio se negó a esa respuesta pensando que era una especie de broma. Pero en primer lugar esas niñas no eran bromistas. En segunda había muchas señales que apoyaban dicha respuesta abrumante. Su cuerpo sin la fuerza suficiente para incorporarse, su voz apagada y la apariencia de las chicas.

Muchas incógnitas aparecieron en su cabeza con rapidez, pero había una que era más importante y determinante por conocer.

― ¿Qué fue lo que pasó? ―Habló mirando a las tres chicas enfrente suyo.

Kiyo miró a las otras chicas que estaban a su lado y con un gesto serio, muy fuera de lugar considerando que eran siempre alegres, comenzó a hablar y contarle lo que había pasado dos años atrás.

Todo había sucedido aquel día de la pelea final contra las lunas superiores y los pilares de los cazadores de demonio. Ubuyashiki había predicho días antes que Muzan iría atrás de él, con su gran intuición que representaba a la familia Ubuyashiki. Y de esa forma ocurrió. Muzan llegó hasta el cuarto en presencia del líder del cuerpo de exterminio de demonios con su esposa.

― ¿Puedo decir mis últimas palabras? ― Ubuyashiki estaba sentado con ayuda de su esposa. Muzan se quedó de pie, esperando con piedad aquello que el líder de los cazadores quisiera decir.―Dije que es verdad que ellos no me necesitan tanto...pero eso no significa que mi muerte no traerá consecuencias.

Sonrió ligeramente, lo que su cuerpo putrefacto por la enfermedad le permitía.

―Tengo la fortuna de tener el amor inmerecido de mis cazadores...especialmente de mis pilares. ― Tosió ligeramente. ―Así que si yo muero, la moral de ellos se elevará aún más alto.

Ante esas palabras el líder de los demonios enfurecido avanzó hacia el cuerpo moribundo de su enemigo para terminar con todo esto de una vez por todas.

A la par los pilares de los cazadores de demonios se acercaban con rapidez hacia la residencia de Oyakata-sama, ante el llamado de un cuervo que comunicaba el ataque a la residencia. Algo que todos ellos habían estado esperando por que Ubuyashiki nunca se equivocaba con su intuición. Y por petición de Himejima. La única persona a la cual el líder le había contado su plan y que les había comunicado justo cuando el cuervo había llegado para comunicar la intromisión de Muzan a la residencia.

Sobre servir con su propia vida para poder terminar con aquel demonio que cargaba con la muerte de innumerables vidas humana y a la expansión de la raza de demonios. Ubuyashiki tenía un plan pero si este no funcionaba, los pilares debían estar cerca en el momento indicado para detener al demonio. Un plan que le comunicó únicamente a Himejima porque sabía que de haberle dicho a los demás no aceptarían que el fuera el señuelo. Todo se puso en marcha cuando el ave hizo aparición con la noticia del ataque a la residencia.

Todos los pilares se movieron con rapidez hacia la residencia con la impotencia de aquel plan suicida de su líder y en un intento de llegar para poder salvarlo de alguna forma, aunque la realidad es que no podrían hacerlo. Si tan solo ellos hubieran encontrado a Muzan antes y acabado con él, la vida del patrón no se extinguiría de esa forma.

Los Hashira alcanzaron los límites de la propiedad con la intención de llegar a Muzan antes de que todo pasara. Pero cuando ellos se acercaron lo suficiente, en ese mismo momento el patrón dijo sus últimas palabras.

―Gracias, Muzan.

Una gran explosión retumbó por todo el lugar, reduciendo a cenizas la vivienda de la familia Ubuyashiki, junto con todas las personas dentro. La onda expansiva fue tal que expulsó con fuerza a cada uno de los pilares, haciéndolo volar, sin poder evitarlo, varios metros hasta que quedaron inconscientes.

Con los Hashiras fuera de combate Muzan se había levantado entre las cenizas con una sonrisa bestial en su rostro y maldiciendo al ahora muerto líder de los cazadores, por tal osada hazaña. Sacrificarse a sí mismo, de forma inútil, para intentar acabar con él. Muzan podría recuperarse en un simple pestañeo, sin ningún esfuerzo. Observó sus brazos que estaban calcinados y fue en ese momento que se dio cuenta que algo estaba muy mal. Cuando la generación de su cuerpo se movía a una velocidad bastante lenta. Y algo en su interior se sentía extraño como... mortal.

La explosión de Ubuyashiki sacrificando su vida no había sido algo normal. Era un plan elaborado que había coordinado con Tamayo. Con el fin de otorgar el mayor daño posible al líder de los demonios. El parentesco consanguíneo que unía al líder de los cazadores marcaría el principio del fin para Muzan, las propiedades degenerativas de su enfermedad servirían como un catalizador para esparcir la cura y transferirla al cuerpo del demonio, la sustancia que lo transformó en simple y frágil humano como los que devoró por tantos años.

Fue una consecuencia como justicia poética, que fuese la misma enfermedad que había hecho caer sobre la familia Ubuyashiki como maldición, comenzará a consumir su cuerpo ahora humano y lo destrozara célula a célula, mientras que al mismo tiempo la cura de esparcía al resto de los demonios unidos a él por su sangre, volviéndolos también humanos. Ya que a fin de cuentas cada uno de los demonios que había transformado portaban su sangre.

Poco a poco el cuerpo del líder de los demonios comenzó a deshacerse en pequeñas cenizas. Desesperado Muzan intentaba regenerarse o utilizar alguna de sus técnicas pero era inútil, era un simple mortal. Su existencia se resumió a la nada y con eso marcó el fin de aquel enfrentamiento entre razas.

―Los pilares al estar cerca de aquella explosión fueron afectados a niveles que no entendíamos cuando al cabo de un par de semana ninguno de ustedes reaccionó. ― Kiyo mencionó mirando al Hashira del agua. ― Los demonios, a pesar que se pensaban que perecerían cuando Muzan muriera, siguieron entre nosotros, pero como humanos. Creemos que fue porque primeramente Kibutsuji fue transformado en humano, desvinculándolo de sus creaciones. Por eso cuando la enfermedad tomó su cuerpo no afectó al resto.

Tomioka se quedó mirando un punto inexistente mientras analizaba la historia que acaban de contarle las chicas enfrente de la cama.

―Posteriormente al cabo de unos cuantos meses Himejima recuperó la consciencia contándonos todo lo que sabía y las teorías comenzaron a surgir. Posteriormente los pilares comenzaron a recuperar la consciencia cada determinado tiempo.

Luego de Himejima, Sanemi regresó descubriendo al poco tiempo que algunos de los que habían sido demonios comenzaron a realizar acciones delictivas por todos lados, por lo que se dio a la tarea de cazarlos. A su lucha se unió Genya. Aunque aquella explosión había afectado a los propios pilares y a eso se debía el coma inducido. Sus habilidades con la espada habían decrecido hasta ser ordinarios, ya que sus músculos en el tiempo que estuvieron inconscientes se atrofiaron. Y nunca volvería a su mejor condición, pero no necesitaban más que eso para terminar con aquellos demonios. Ya que eran simples humanos.

Obanai y Mitsuri habían regresado casi al mismo instante, un año después de los acontecimientos, pero ambos habían elegido una vida más tranquila, fuera de todo eso.

Tokito se había alejado en el bosque, siempre había tan callado al respecto. Tanjiro, Inosuke y Zenitsu se habían encontrado cercanos a aquella explosión por lo que habían sido afectados de igual forma. Con Muzan volviéndose humano, Nezuko pudo ver a la mortalidad y todos habían regresado a la vida entre las montañas, aquella a se les había arrebatado y los había obligado a unirse a ser cazadores de demonios.

El mundo ya no temía por la llegada de la noche por los demonios asechando de cerca para lamentarse de carne humana. Había un equilibro notable.

Entonces una idea llegó a la cabeza de Tomioka ante el resumen de hechos de las tres chicas. Él había sido el último en despertar de todo eso. Pero la ausencia de un nombre llamó su atención con rapidez.

― ¿Y Kochō?

Las tres chicas se miraron en inercia ante ese nombre, adquirieron un gesto preocupado en sus rostros siempre alegres. Algo malo acontecía con el decir aquel nombre y Giyū Tomioka sintió una punzada en su pecho. ¿Qué es lo que le había pasado al pilar del insecto?

―Ella... despertó ocho meses antes que tú, pero al enterarse de que los demonios no habían muerto... ―Sumi es la que se había atrevido a decir algo ante la mirada inquisitiva del pilar del agua.

Pero dejó la frase inconclusa por no poder decir aquello que parecía ser algo verdaderamente malo. Y lo era. Naho había decidido hablar, indicando lo que se temía. Aquel desenlace diferente al que todo habían contemplado considerando que nadie había muerto, había un sinfín de posibilidades.

Tomioka Giyū mismo se había conformado con el estilo de vida de ser un cazador de demonios al no poder soportar ver a esas criaturas matando a la gente de la forma en la cual habían matado a su propia hermana. Por eso cuando las chicas comenzaron a decirle de aquel nuevo aire agradable que se había abierto por el sacrificio de su patrón un gran alivio lo inundó. La posibilidad de algo más que sangre, muerte y oscuridad. Algo más brillante y agradable. Y a su mente había venido Kochō, el Hashira insecto, que despertaba sentimientos inexplicables en su interior y que había decidido ignorar todo ese tiempo debido a la situación en la que se encontraban.

Siempre pensó que si saldrían con vida de todo esto podría aclarar todo eso y tal vez...

Pero nada podía ser tan fácil, al menos no con Shinobu Kochō. Por eso no le sorprendió que Naho le dijera que ella se había obsesionado con la idea de atrapar a Douma y matarlo con sus propias manos. Aquel demonio que había sido la luna superior dos y que había matado a la hermana mayor de Shinobu. Por eso mismo la fémina había estado rastreándolo y averiguando donde se había metido. Y que es lo que estaba haciendo con su mortalidad. Descubriendo que seguía sacando provecho de la manipulación y matando con armas humanas. Shinobu no lo había dudado ni un segundo y emprendió su viaje para poder encontrarlo y vengar la muerte de su hermana.

Considerando el debilitamiento de los pilares y el que Shinobu no fuera lo suficiente fuerte aun siendo un Hashira, físicamente no tenía demasiada oportunidad contra aquel hombre.

Tomioka sintió un su cuerpo estremecerse cuando la imagen de su hermana siendo asesinada se abrió en su cabeza. El hecho de perder a una persona sumamente importante para él. No podría soportar algo como eso nuevamente.

Sabía que Shinobu era fuerte y podría arreglárselas sola, pero el temor de posiblemente perderla era algo que no abandonaba su cuerpo. Por eso mismo se obligó a sí mismo a levantarse con una sola idea en su cabeza.

Haría lo imposible para encontrar a Kochō, no soportaría perderla.

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El líquido dorado oscuro cayó al vaso de cristal que estaba sobre la mesa. Una vez que el líquido alcanzó la mitad del recipiente lo tomó entre sus manos y se acercó al hombre que estaba mirando a la ventana con fascinación. Sus ojos de diferentes tonalidades destacando y un factor importante con sus presas.

Shinobu miró con el hombre rubio beber del vaso lentamente haciendo pausas hasta que debió todo el líquido. Sonrió satisfecha por que todo había salido exactamente como había querido. Había encontrado a la ex luna superior dirigiendo una secta y él mismo disfrutando ser un asesino serial. Ella se había acercado con lentitud ganándose la confianza del hombre, logrando ser su mano derecha con fingidas sonrisas y reprimiendo las ganas asesinas de matarlo en el acto.

Sin esperar más sacó de entre sus ropas aquel prendedor de mariposa que la representaba colocándoselo en su cabello. Dicha acción fue captada por el hombre frente suyo. Quien abrió los ojos sorprendido mientras la confusión la invadía ante lo que veía. Kochō sonrió satisfecha cuando vio el entendimiento en el rostro masculino.

―Ese broche...

―He venido a cumplir con mi objetivo, el de vengar a mi hermana... ― Soltó caminando hacia él, con el dedo levantado, señalándolo.

El hombre dejó el vaso en la mesa y la furia fue visible en su rostro. Claro que tenía ganas de masacrarlo en ese momento. Pero su mortalidad solía frustrarlo a escalas impensables.

―No podrás hacerlo.

― ¿De qué hablas? ― Kochō sonrió de forma sombría y despiadada. ― Ya lo he hecho.

Miró el vaso vacío, aquel donde solía servirle alcohol al líder de aquella secta y en el cual había estado agregando cantidades exactas de ricina durante varios días viendo el deterioro lento y doloroso de Douma. Un deterioro que se negó a tratar argumentando que era algo tan mundano como una enfermedad inofensiva. El que su fuerza era algo de lo que aún no se acostumbraba y odiaba por la vulnerabilidad.

Shinobu observó lentamente la sangre saliendo de su boca al toser, los constantes vómitos y sus labios cuarteándose por la deshidratación evidente. La palidez cada más evidente de su rostro fue un manjar para el ex hashira del insecto.

Douma llamó a algunos de los miembros de su secta para que pudieran detenerla de aquello que pensaba hacerlo. Estaba completamente herido del hecho de haber sido traicionado y el no darse cuenta de las intenciones detrás de aquella chica. El hecho de perder su inmortalidad lo hizo perder muchas otras cosas. Aunque aquella sonrisa despiadada de la chica al encontrarla por primera vez le hizo creer que tenían la misma personalidad trastornada. Ahora podía intuir que su sonrisa fue por el hecho de haberlo encontrado.

Shinobu esperó alerta por la entrada de los hombres que seguían al asesino de su hermana, sujetando un cuchillo entre sus manos. Iba a llevarse a cuantos pudiera antes de ser asesinada, algo que había contemplado y que aceptaba con el hecho de vengar a Kanae.

Pero la puerta no se abrió y Douma desesperado volvió a llamarlos, aunque un ataque de tos lo sacudió, provocando que la sangre descendiera por la comisura de sus labios. Se llevó la yema de los dedos hacia su boca y vio el líquido carmesí descendiendo, provocando un gesto de desesperación absoluto.

La puerta del cuarto se abrió sorprendiendo a ambos, más específicamente a Kocho quien vio una cara familiar. Giyū Tomioka de pie, quitando la sangre de su nichirin y guardándola. ¿Cuándo había despertado? Y más importante ¿cómo la había encontrado? Pero aquella sangre goteando le hizo intuir que nadie acudió en la ayuda de Douma por que él había acabado con todos.

En ese momento, la ex luna superior dos comenzó con contracciones musculares y la sangre brotó de entre sus labios, cayendo al suelo. Shinobu caminó hacia él, mirándolo desde arriba con una sonrisa despiadada en su rostro.

―Púdrete en el infierno.

Douma intentó hablar pero la sangre saliendo de su boca lo hizo atragantarse y murió en un intento de coger aire de cualquier forma, hasta que fue imposible. Una vez que se aseguró que aquel asesino se había reducido a un cadáver se acercó a su compañero pilar que simplemente la miró.

― ¿Cuándo has despertado, Tomioka-san? ― Verlo ahí hizo aletear su corazón, ya que era la última persona que esperaba ver ahí pero era la primera persona que hubiera querido ver al despertar y de la cual esperaba por volver a verlo.

Tomioka extendió su mano y confundida Shinobu la tomó, siendo jalada hasta el cuerpo masculino quien la estrechó sus brazos con fuerza. La mujer sintió su corazón latir con fuerza ante ese hecho y el calor inundó su rostro. El contacto fue roto por Tomioka tomando su mano y saliendo de ahí lo más rápido posible antes de que cualquier pudiera verlos y vincularlos con todo esto.

Giyū sintió la mano femenina coger la suya con suavidad, había sentido un gran alivio de encontrarla viva y había reaccionado con la rapidez que su cuerpo debilitado de cazador le otorgaba para arrasar con todos aquellos seguidores de Douma antes de que llegaran al cuarto. Confiando en que Kocho seguía con vida en ese lugar, rogando con que fuera así. De alguna otra forma no podría soportar.

El alivio llenó su organismo al ver aquellos orbes purpuras mirándolo con asombro, eso era todo lo que necesitaba. Había podido respirar con tranquilidad. Por eso mismo no había podido controlarse cuando estuvo cerca suyo, sintiendo como aquella sensación desagradable de perdida desaparecida.

Shinobu Kochō estaba viva y Giyū Tomioka jamás volvería a soltarla.

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He llegado bastante tarde, pero necesitaba bastante tiempo para poder realizar esta idea.

Ha sido demasiado complicado hacer esta historia al intentar cuidar los tiempos en los que pasó todo, las referencias exactas y ver que todo encajara perfectamente. Tuve que hacer una exhaustiva investigación en el manga y de forma personal, pero estoy muy satisfecha con el resultado. Una idea fuera de lo normal pero muy diferente, cuidando la masacre que había pasado con los pilares por que ellos merecían más.

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