Sans miraba a su hermano que cargaba las compras, Sans estaba tan cansado, quería que su hermano lo carge pero no se animaba a pedírselo ¿Sería posible que su hermano mostrará algo de preocupación por él, también por qué ese cambió de humor de un día para otro?, no era la primera ves que Papyrus actuaba así, casi siempre coincidía con las salidas a la superficie de Sans, más de una vez éste intento escapar de su hermano pero al final su hermano siempre encontraba la forma de convencerlo de no abandonarlo.

Sans... yo te amo... no me abandones, eres todo lo que tengo...

Esas palabras y unas cuantas caricias eran más que suficiente para convencerlo, su hermano siempre lo atormentaba pero su amor por él hacía que soportará casi todo... pero de seguir así, más pronto que tarde acabaría muerto y su hermano estaría solo, irónicamente lo último era lo que más le asustaba, que patético se sentía, pero los ataques de ira de su hermano eran mas frecuentes.

De un momento a otro sans sintió como su cuerpo era levantando por su hermano, esto lo asusto de sobremanera, se aferró rapidamente al cuerpo de su hermano enrrollando sus brazos en el cuello del mas alto.

¿J... jefe?

Calla y duerme — Ordeno el más alto con una mirada fría y autoritaria.

Sans estaba nervioso pero no tardo en quedar profundamente dormido, el trayecto era largo y cansado para él, los medicamentos hacian que su magia se debilitara y le impedía usar sus atajos, su hermano lo sabía bien, por ello era mas rápido cargar a su hermano que ir a paso lento.

Papyrus tenía prisa por regresar al subsuelo, no le gustaba nada la superficie, sentía que no encajaba y los humanos eran extremadamente amables, no estaba acostumbrando a ese trato, no le era desagradable pero si muy incomodo, la impaciencia lo consumía, ya pronto llegarían a su hogar.