El gran cambio

La gran barrera que mantenía aislando a los monstruos de los humanos por fin fue eliminada, ahora estos podían ir a la superficie y convivir pacíficamente con los humanos, ya no habrían más muertes, ya no tendrian que vivir con el miedo de ser asesinados.

El pequeño humano en compañia de su amigo la flor salian con timidez de la montaña que por mucho tiempo fue su hogar, con sorpresa se encontraron con humanos, eran rescatistas, estaban buscando al niño que se perdio en la montaña (debido al tiempo que paso desaparecido, las personas lo daban por muerto, estaban buscado sus restos), grande fue su sorpresa al verlo sano y salvo, su incredulidad se transformó en alegría al ver que en efecto eral el pequeño desaparecido, estaba vivo, no lo podian creer, era un maravilloso milagro, habían perdido las esperanzas hace mucho tiempo.

La flor se mantenia callada, inmovil, estaba asustado de los extraños, sabía que lo verían como algo muy extraño y ni hablar del resto que se encontraban aun en la montaña, esperando la señal para salir. El pequeño tomo a la flor mientras contaba a los rescatistas como sobrevivió todo ese tiempo, obviamente omitio la muerte de los otros niños caidos y todo lo que de una imagen negativa de sus amigos, las personas no le creyeron, y cómo hacerlo, todo sonaba a un cuento de adas, eso fue asta que la flor tomo valor y hablo, las personas estaban asombradas, la flor trataba de explicar los humanos la historia de como la guerra entré las dos especies dividió ambos mundos, confundidos y aun crédulos escuchaban con mucha atención.

Las autoridades se habían hecho presentes, la prensa igual, los monstruos estaban saliendo de uno en uno de la montaña, los humanos temerosos miraban perplejos, ya nadie se acordaba de esa vieja historia, aún inseguros vieron como el niño hablaba con ellos sin ningún miedo, cariñosamente vieron como este se aferraba a un monstruo femenino llamándole mamá.

Los hermanos esqueleto se encontraban en medio de todos los monstruos que se animaron a salir acompañando al humano, para su sorpresa los humanos que los esperaban eran verdaderamente amables, a pesar de la apariencia amenazante, a los humanos les bastó con la palabra de un niño pequeño y una flor amarilla para no pensar en ellos como una amenaza, Papyrus miraba desconfiado, mientras que Sans ya no podiendo contener su alegría corrio para abrazar al niño que cumplio la profecía de liberarlos, todos reían pero Papyrus se preguntaba que harían los humanos con ellos.

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