The first time I saw her

Seth camina con tranquilidad por los anchos pasillos del aeropuerto de Panamá.

Había tenido que hacer un vuelo a escala y se había quedado una hora completa bebiendo café en una de las tantas cafeterías dentro del aeropuerto.

El teléfono del bicolor comienza a vibrar indicándole que tenía una llamada.

Seth quita el aparato de su bolsillos para contestar la llamada.

-Mamá- Dice con una sonrisa divertida.

Hacia solo esta mañana que su madre lo había llamado para saber cómo estaba y ahí estaba otra vez, llamándolo para saber exactamente lo mismo.

-Mi bebé, ¿que tal todo?-Pregunta la castaña del otro lado.

-Estoy bien mamá- Dice Seth -Estoy por tomar un vuelo en realidad.

-¿Vendrás a verme al fin?- Pregunta su madre.

-Aun no madre, iré a Las Vegas- Dice esperando molestarla.

-Seth Rollins cuando será el día en que vuelvas a casa, ah pasado un año, te extraño hijo...

-Lo se mamá, iré a verte en navidad, lo prometo- Dice el joven tratando de no reír.

De pronto, el bicolor se percata de la presencia de una joven pelinegra no muy lejos de él.

La pálida fémina parecía estar perdida, miraba su boleto de avión mientras miraba las pantallas que indicaban las salidas de los vuelos.

-Mamá te llamaré cuando aterrice- El joven contra la llamada sin darle oportunidad a su madre para responder.

Seth se acerca con pasos rápidos, no queriendo que la fémina se escape de él.

-Hey, pareces perdida- Dice al estar cerca de la joven.

La pálida pelinegra da media vuelta para encontrarse con el bicolor. Inspeccionadolo con la mirada, rápidamente le sonríe.

-Si, no me dieron el número salida- Dice la fémina con un marcado acento Inglés.

Seth no puede evitar el pensar que es el acento más sexy que había escuchado en su vida.

Ya había ido a Europa un año atrás y había hecho amistades, pero algo hacía que el acento de esta mujer  sonara mucho mejor saliendo de sus labios.

El bicolor se acerca y coloca su mano sobre el boleto, pidiéndole permiso, la joven se lo entrega.

Rápidamente, una sonrisa se dibuja en los labios del joven al verificar el boleto.

-Puedo llevarte a la salida, es la misma que la mía en realidad y está por salir- Comenta el hombre.

El par había llegado justo tiempo, antes que las puertas se cerraran.

-Eso fue divertido- Dice la joven Inglesa entrando al avión, recordando cómo habían corrido todo el camino de venida.

El bicolor suelta una pequeña risa.

El par iba acercándose a sus asientos. La pálida Inglesa había encontrado el suyo junto a la ventana y rápidamente se había acomodado.

Seth descubre que su asiento estaba justo al lado de la pelinegra, lo que lo hace sonreír y se acomoda a su lado.

-Bueno, al parecer nos cruzaríamos de todas formas- Dice la Inglesa sonriendo.

-No si no lograbas subir al avión- Dice el bicolor.

-Gracias por eso- Dice la fémina -Soy Paige por cierto.

-Seth Rollins- Dice el joven estrechando la mano de la fémina.

Luego de estrechar sus manos, ninguno dice nada y la pálida se dispone a colocarse sus audífonos.

La Inglesa se había quedado dormida luego de una hora, en los hombros del bicolor.

Lo cual no molestaba al joven para nada.

Seth había resistido el impulso de colocar su brazo alrededor de la joven y se había quedado quieto en su lugar, pensando.

El aroma que provenía del cabello de la joven lo tenía hipnotizado.

Esta mujer jamás será mía- Piensa.

Finn hace su camino detrás de la barra de nuevo al terminar de anotar una orden, la cual la pasa rápidamente a su compañero encargado.

El Irlandés se recuesta por la barra y observa como la pequeña rubia observa su teléfono con lo que parecía ser algo de tristeza.

El ojiazul jamás la había visto, lo recordaría, una belleza como esa no se ve todos los días.

-¿Quieres que te traiga una cubeta?- Dice el palinaranjado con una sonrisa burlona.

Finn deja de observar a la fémina para mirar ingenuo a su compañero de trabajo.

-No se de que hablas- Dice poniéndose erguido.

-Estabas mirando a la rubia- Dice su compañero riendo.

-No, no estaba mirándola- Miente el Irlandés -¿No tienes trabajo que hacer? -Dice algo molesto.

El pálido hombre suelta una sonora carcajada.

-Igual tu, ahora te recomiendo que no la mires y vuelve a trabajar- Dice para luego desaparecer por la puerta que llevaba a la cocina.

El Irlandés suelta un bufido y mira una vez más a la rubia mujer para encontrarse con la sorpresa que tenía un acompañante.

Aquel hombre la envolvía en un abrazo mientras la pequeña fémina sonreía de oreja a oreja.

Un sentimiento de deserción invadió al ojiazul por completo.

En que estabas pensando, ella jamás podría ser tuya- Piensa.

Roman iba llegando bastante tarde a su primer día de trabajo.

Había conseguido un puesto en la empresa que tanto soñaba en trabajar y no quería echarlo a perder dando una mala impresión cómo llegar tarde el primer día.

El Samoano se apresura en subir al siguiente tren que estaba por salir.

Al estar dentro suelta un suspiro de alivio, pero su tranquilidad es interrumpida cuando ve a una mujer no muy lejos acercándose al tren con pasos apresurados.

El moreno sostiene la puerta para la fémina hasta que esta pasa con rapidez antes que el tren comienza a moverse.

Una vez dentro, el moreno se da cuenta de la apariencia de aquella mujer.

La castaña llevaba un vestido bastante ajustado, su maquillaje iba un tanto corrido y llevaba sus altos zapatos en las manos al igual que un pequeño bolso.

-Gracias- Dice la castaña sonriendo con agradecimiento al hombre.

Roman observa como la fémina se dirige a uno de los asientos vacíos para tomar asiento y contestar su teléfono, que al parecer había estado sonando.

-Brie, estoy en camino, cálmate- El Samoano logra escuchar antes que se alejara completamente de él.

El tatuado hombre no es capas de evitar que su mirada se dirigiera a sus caderas las cuales se movían como un vaivén, hipnotizando al moreno.

Ya tienes dueña Reigns, ella jamás podría ser tuya- Se dice el Samoano a él mismo.

Phil hace su camino a la tan famosa casa que sus amigos tanto hablaban.

El Estadounidense había ido a Irlanda por una oportunidad de trabajo, pero las cosas no habían resultado como lo había esperado.

En cambio, el tatuado había decidido pasarla bien antes de volver a su país natal con los amigos que había hecho en la oficina.

-Esta casa cambiará tu vida- Dice su amigo entrando a la residencia.

Phil decide seguirlo de cerca.

Al entrar a la dichosa casa, lo primero que puede sentir el tatuado es una bola de humo ser tirada por su cara.

Phil conocía muy bien ese olor, lo había probado un par de veces cuando era más joven, pero jamás había estado en una casa cómo está.

Phil observa como los presentes bastantes idos se comportaban.

Algunos bailaban, otros solo se dejaban tirar en el suelo y otros reían sin parar.

Lo ojos del tatuado hombre caen inevitablemente en el cuerpo casi descubierto de una pelinaranja, quien bailaba a un hombre tirado en el sofá.

El hombre toma a la fémina de las muñecas y la coloca a horcajadas sobre sus piernas.

La pelinaranja solo ríe ante el acto para luego besar profundamente al hombre.

-No la mires mucho- Phil escucha la voz de su amigo detrás de él -Neville es el líder de todo esto, si llegas a tocar a su chica, eres hombre muerto.

El tatuado hombre solo asiente con la cabeza y observa la escena de nuevo, pero esta vez con más cuidado.

Ahora, la fémina se encontraba sola en aquel sofá, con ambas manos sobre su rostro, el hombre que antes se encontraba debajo de ella había desaparecido.

La mujer parecía estar conteniendo lagrimas ante los ojos del tatuado.

Phil contiene el impulso de acercarse soltando un fuerte suspiro.

El hombre no puede evitar el pensar que aquella mujer jamás podría ser suya, mientras la observa soltar un suspiro de cansancio.

Baron hace su camino a una de las mesas más cercanas al escenario de aquel club.

Su mejor amigo era el dueño del lugar y lo había invitado por cuarta vez en la semana.

Corbin no era la clase de hombre que le gustaba ver a mujeres con poca ropa en un escenario.

Si debía ver a una mujer con poca ropa, sería a su novia en la intimidad de su habitación.

Las luces del club se apagaron por completo para que solo se prenda una en medio del escenario, apuntando a una mujer sentada en el centro del escenario en una silla.

La canción Man! I fell like a women de Shania Twain comienza a sonar y la rubia comienza a moverse.

La fémina llevaba un vestido rojo un tanto largo, con tajos de ambos lados de su pierna, sus tacones eran de nueve centímetros y su cabello estaba recogido en un desordenado rodete.

De pronto, más mujeres salieron de detrás del escenario con sus respectivas sillas para acompañar a la rubia en el baile.

Pero Baron no era capaz de quitar sus ojos de aquella mujer.

Los gestos de su rostro al bailar lo hipnotizaban.

Al final de la coreografía, Baron se puso de pie de inmediato para ir en busca de su amigo.

Pasando a los camerinos sin problema llega a la oficina de su mejor amigo pero lo que parecía ser una discusión lo detuvo de entrar.

Con pasos sigilosos el pelinegro se acerca a la esquina de uno de los pasillos, recostado por la pared.

Baron asoma su cabeza con cautela y se sorprende al ver a la mujer rubia aún con su vestido rojo discutiendo con un hombre de cabello castaño.

-Porque no puedes estar feliz por mi- Reclama la pelirrubia.

-No me gusta esto Mella y lo sabes bien, no creo que debamos seguir...

-¿Estás terminando conmigo?- Pregunta la fémina interrumpiéndolo.

-No quiero hacerlo, pero no me gusta la forma en la que los otros hombres te miran... y si esos idiotas siguen molestándome no creo que deba seguir...

-Lo dejare- Dice la rubia de nuevo interrumpiéndolo.

-¿Que?- Pregunta el castaño.

-Lo dejare, si esto no te gusta, entonces está bien, lo dejare, te amo y no pienso perderte por algo tan estúpido como esto.

La pareja comparte un tierno beso que le pelinegro no se molesta en quedarse a observar.

Rápidamente entra al despacho de su mejor amigo, encontrándolo detrás de su escritorio mientras firmaba algunos papeles.

-Decidiste venir- Dice el tatuado sonriéndole -¿Te gusto?

-Estuvo bien- Confiesa Baron.

-¿Alguna chica que logró llamar tu atención? Aunque eso no importa, esto es Burles, es arte, no un puterio.

-No te preocupes en que me tira a alguna de tus bailarinas...

Ella jamás podrá ser mía- Piensa Baron.

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Hello

Boys Issues tardará un poco en ser lanzado, ya que a me gusta tener la mayoría de los capítulos ya escritos y la historia un tanto sólida para subirlos.

Así que tengo una nueva historia, You are mine, por si les interesa ir a leerla.

Besos 😘

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