Capitulo 9

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-Cariño- Dice el bicolor al ver entrar a su prometida a su cuarto.

La mencionada pega un salto del susto, colocando automáticamente su mano derecha sobre su pecho.

-Me asustaste- Dice la Inglesa -Creí que ibas a llegar tarde.

Seth se levanta de la cama matrimonial que compartía con su prometida, acercándose a ella, envolviéndola en sus brazos, para luego robarle un rápido beso.

-Son las nueve de la noche- Dice el bicolor frunciendo el ceño -¿Estuviste bebiendo?

-Si, con Mella- Contesta la fémina.

Seth finge una mueca de molestia -Y no invitan.

-Lo siento, creí escuchar que estabas ocupado con tu padre.

-Lo estaba, pero sabes que un par de cervezas y tenerte sobre mis piernas mientras las bebo siempre gana.

La pálida mujer deja salir una pequeña risa.

-¿Como te fue hoy? ¿quieres hablar de eso?- Pregunta Paige.

-Bueno, me fue mejor de lo que esperaba- Seth toma a su prometida de la mano y la guía hasta la cama, donde ambos se sientan -Creí que estaría perdido, hasta diría que fue divertido.

-¿Eso significa que ahora tengo a un prometido empresario?- Paige toma el cuello desordenado de la camisa de su prometido y lo arregla.

El bicolor suelta una risa -Claro que no, fue solo un día y fue divertido por eso, no pienso encerrarme en esa oficina toda mi vida.

La Inglesa sonríe.

-Ahora quiero saber como te fue con mi madre.

Paige se tensa al instante, abre y cierra la boca repetidas veces, no sabiendo si decirle la verdad, hasta que cierra por completo su boca y va corriendo al baño.

El bicolor la sigue preocupado, al asomar su cabeza a la puerta del baño, ve a su prometida metiendo su cabeza en el váter, mientras provocaba.

-¿Estas bien cariño?- Pregunta Seth arrodillándose en el frió suelo.

El hombre recoge el cabello de su prometida y da ligeros frotes a su espalda.

-Sabes un 'no estuvo bien' hubiera sido suficiente- Dice el bicolor sonriendo.

Seth sabia que su madre no era la persona mas agradable en el mundo, es mas se había esforzado en ahuyentar a todas sus novias cuando estaba en la escuela.

La excusa de Stephanie era que, ella sabia las intenciones de sus novias en cuanto las veía y ese era el dinero... el ingenuo bicolor la creyó, hasta que a la edad de los 20 tuvo que presenciar una escena muy dolorosa.

Su madre le había pagado a su novia en ese tiempo, para que se mantenga alejada de él.

En cierta forma, tenia miedo que lo mismo le volviera a pasar con su amada prometida. La amaba demasiado para dejarla ir.

-Cállate- La Inglesa saca su cabeza del váter -Estuvo bien- Miente.

-¿Estas segura? tu estomago no dice lo mismo- Bromea.

La pelinegra lo golpea débilmente en el brazo.

-Eso fue mi estomago diciendo que tengo que parar de beber.

-Estoy de acuerdo con el-Dice el bicolor -Ahora ven, vamos a limpiarte.

Seth toma a su prometida de la cintura, ayudándola a levantarse, la guía hasta la bañera donde abre el grifo de agua fría.

-Todo tuyo.

-Estas bromeando verdad, esta helada Seth.

-Bien, si no quieres, tendré que obligarte.

La Inglesa iba a negarse una vez mas, pero su prometido la tomo rápidamente de las caderas y la coloco debajo de la ducha, junto con él, aun con la ropa puesta.

-Te odio-Dice la Inglesa.

-También te amo- Dice el bicolor jugando con el cabello de su prometida.

Paige no es capaz de contener la risa que escapa de sus labios, sin duda era la mujer mas afortunada del mundo.

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La rubia mujer de larga cabellera avanza hasta entrar en aquel bar por la puerta trasera.

Hacia mucho que Mella no visitaba estos lados de New York, tampoco pensó que la volverían a llamar.

Te necesitamos, trae tu trasero a casa
-Banks

Aquel fue el mensaje que recibió hace 20 minutos.

No pretendía quedarse, una noche no le haría daño.

-¡Al fin!- Dice una masculina voz.

-Gusto en verte también Graves- Dice la rubia.

-No hagas esto, sabes que no soy afectivo- Dice el tatuado hombre.

La rubia rueda los ojos con una sonrisa en los labios.

-Una noche, nada mas- Advierte la fémina.

-Solo necesitamos eso- Dice su antiguo jefe.

Carmella le guiña un ojo y hace su camino al viejo camerino que solía compartir con sus compañeros/as.

-No lloren chicos ya llegue- Dice la rubia al entrar.

Un grito agudo es escuchado por toda la sala.

-Mierda Tyler, cállate- Dice una molesta pelirosa.

-No lo puedo creer- Dice el rubio ignorando a la fémina, avanzando hasta su amiga.

-Dime que estoy soñando- Dice abrazo a la rubia.

-Noup, no lo estas- Dice la fémina devolviendo el abrazo.

Carmella saluda a todos sus ex compañeros de trabajo, incluyendo a los nuevos que no conocía.

-¿Ves a ese chico?- Dice Tyler apuntando a un apuesto hombre sin camisa.

-Vaya que si- Dice la rubia.

-Tengo ganas de sentarme en su rostro cada vez que lo veo- Confieza el rubio.

-Eww- Se queja una rubia mujer -No necesitaba esa imagen en mi cabeza.

-Calla Summer- Dice el rubio.

-Hablando de chicos... ¿Que tal esta ese chico tuyo Mella? ¿ya se casaron?- Dice la pelirosa.

-JA, ni en sus mejores sueños Banks, era un idiota- Dice la rubia.

-Me debes 50$- Dice Summer al rubio hombre.

Carmella rueda los ojos con una sonrisa.

En cierta forma estaba feliz de volver, podía decir que extrañaba este ambiente en los vestidores y extrañaba a la gente en el.

-Sera mejor que me vaya cambiando- Dice Mella tomando lo que hace unos minutos le habían dicho que seria su prenda de la noche.

-No tardes, sales en 10- Dice la pelirosa.

Carmella hizo su camino por todo el escenario al ritmo de la canción I'm a Good Girl de Christian Aguilera.

El burles, era algo que la rubia llevaba en las venas, era tan apasionada por ello que ni recuerda el motivo o causa de haberlo dejado.

Mas bien, si lo recordaba, a su ex no le gustaba verla en el escenario bailando provocativamente a otros hombres, Dean decía que solo él podía verla de esa forma y Carmella estaba lo suficientemente perdida en él para creerlo.

La rubia se sorprendió a si misma al recordar todos los pasos, hacia un año que no lo practicaba.

La pelirrubia mira fijamente al publico y entre ellos lo ve.

Sus miradas se cruzan por segundos, hasta que la rubia vuelve a su coreografía.

Al termino del baile, la fémina no pierde su tiempo en salir lo mas rápido que pudo de aquel escenario.

-Dios mio Mella, estuviste IN CRE I BLE- Dice su rubio amigo.

Carmella lo toma del brazo y lo lleva junto con ella de nuevo a los vestidores.

-Él vino, que mierda le pasa- Dice la rubia entrando al camerino.

-¿Que? ¿ese idiota esta aquí?

-No, es otro...

-Dios Mella, date un respiro- Dice Tyler, interrumpiéndola.

La rubia mujer rueda los ojos.

-No es nada mio, él... es... él me...

-¿Acosa?- Pregunta el rubio.

-Algo como eso.

La rubia avanza por los pasillos hasta quedar a un costado del escenario seguida de Tyler, donde puede ver a aquel tatuado y fornido hombre tener lo que al parecer era una agradable conversación con su jefe.

Carmella frunce el ceño.

-Por cuanto tiempo te ah estado siguiendo, es sexy- Dice el rubio siguiendo los ojos de su amiga para descubrir a su acosador.

-Nos hemos cruzado como tres veces en un mes... no es tanto, es solo que... es raro.

-Y sexy- Dice Tyler.

Carmella rueda los ojos.

-Necesito que te lleves a Corey, terminaré con su acoso de una vez por todas.

-Puedo mirar- Dice el rubio emocionado, esperando ver una escena dramática, digna de Hollywood.

-No voy a gritar como loca, solo le diré que deje de asustarme- Mella rueda los ojos una vez mas.

-Que paso con la princesa de New York- Pregunta el rubio algo decepcionado.

-Esta muerta, ahora llévate a Corey.

Tyler va directo a la mesa que su jefe compartía con el fornido hombre y lo saca de ella, inventando una estúpida excusa como que Sasha estaba enferma y vomitando en el camerino.

Una vez con el camino despejado, Carmella avanza hasta la mesa de su acosador y se sienta en la silla que antes ocupaba su jefe, justo en frente.

El hombre de largo cabello oscuro sonríe.

-¿Se le ofrece algo señorita?

La rubia mujer es intimidada de nuevo por la gruesa voz de aquel hombre.

-Yo... emmm, si... podría- Mella para de hablar al escuchar al hombre soltar una ligera risa.

-Bien- Dice golpeando la mesa, asustando al tatuado -Deja de molestarme.

-¿Y se puede saber que es lo que le molesta?- Dice serio.

La pelirrubia suelta un pequeño suspiro.

-Quizá que deje de seguirme a todas partes...

-Espera, yo no la he seguido a ninguna parte, sin mas lo recuerdo es usted siempre la que va al café bar.

-¿Y esto? ¿me va a decir que no me siguió hasta aquí?

-En realidad no, Corey es mi amigo he venido aquí desde que logro abrirlo.

-Jamas te había visto, hace un año atrás trabajaba aquí.

-Quizás tu nunca me viste pero yo si- Dice dando un sorbo a su bebida para luego sonreír -Eres buena, me alegra que vuelvas.

Carmella queda muda antes sus palabras.

¿Le estaba diciendo la verdad? ¿Se había hecho pasar un momento embarazoso ella sola? ¿Se estaba burlando de ella?

-¿Porque hablabas con mi amiga hoy?

-Es linda.

-Esta comprometida.

-Eso no quita el hecho que me parezca linda.

Una vez más, la deja sin opciones, como si él supiera lo que diría, como si la conociera y estaba dando lo mejor de si para molestarla con cada pregunta que contestaba.

-Bien, en ese caso, me retiro- Dice la rubia poniéndose de pie.

-Por cierto- El tatuado dice, haciendo a la pelirrubia girar para mirarlo -Lindo tatuaje.

Mella se congela ante sus palabras, notando que seguía con el atuendo de burles, que dejaba expuesto su espalda baja, revelando un sexy tatuaje.

El hombre le dirige una sonrisa que hace a Carmella querer ponerse de rodillas. La rubia se sonroja y no dice nada, solo se retira lo mas rápido que puede.

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-¿Dime a donde fuiste?

La pelinaranja pega un salto del susto al ver a su mejor amigo en la pequeña sala del apartamento.

-No me asustes así- Dice la fémina colocando una mano en su pecho y otra en su vientre.

-Becky te dije que llegues temprano, son las ocho de la noche ¿donde estabas?- Dice el Irlandés tratando de no sonar tan molesto.

-Lo siento, me quede leyendo en el Central Park, no me di cuenta de la hora...

-¿Estuviste en Central Park sola a estas horas?

-Finn no empieces- Dice la pelinaranja dejando el libro y su bolso en un mueble de la sala.

-¿Que no empiece? Becks a veces pareces una niña, no tienes que andar por las calles a estas horas...

-No soy una niña, se perfectamente como cuidarme- La fémina contesta nerviosa.

-Si ya lo veo- Dice el ojiazul sarcástico.

El silencio invade la sala junto con un ambiente bastante tenso.

La Irlandesa se dirige a su habitación sin decir nada, cerrando la puerta fuertemente tras ella.

Finn cierra los ojos, maldiciéndose a si mismo, llevando ambas manos a su rostro para fregarlas con el.

-Soy un idiota- Susurra.

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