Capitulo 6
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La pelinegra mujer despierta al sentir unos labios posarse sobre los de ella, sin pensarlo y con los ojos aun cerrados, la Inglesa coloca torpemente sus brazos alrededor de su prometido, acercándolo mas a ella.
-Vaya forma de despertar- Dice la Inglesa al sentir a su prometido separarse de ella.
El bicolor ríe por lo bajo.
-Solo te preparo para el resto de nuestras vidas.
La pelinegra abre los ojos para encontrarse a su prometido sobre ella, sosteniendo su cuerpo con sus brazos para no aplastarla, mientras la miraba con ternura, lo que hizo a la Inglesa derretirse, amaba la forma en que esos ojos café la miraban.
-Tienes mal aliento- Dice el bicolor luego de unos segundos de silencio.
La pelinegra rueda los ojos divertida -Es tu culpa, me obligaste a comer ese taco anoche.
Seth suelta una sonora risa y se aleja de su prometida, dejándola ver lo elegante que iba esa mañana.
-Bien ¿eso no es para otra de tus sorpresas verdad?- Dice la Inglesa incorporándose en la cama.
-¿No te gusta?- Pregunta el bicolor sonriente.
-Por supuesto que si, eres como una versión de Johnny Depp, pero mas sexy.
Seth suelta otra risa y se acerca a su prometida para tomarla del rostro y plantarle otro beso.
-Hunter quiere que lo acompañe a una reunión hoy- Dice el hombre casi en susurro.
-Ohh eso es inesperado- Dice la Inglesa.
-Si es raro hasta para mi- Dice el bicolor -Pero el es como mi padre y creo que aun trata de comprarme, pero no te preocupes, soy todo tuyo- Dice besando los labios de su prometida, de nuevo.
Al cabo de unos segundos, se separan.
-Cariño no tienes que dejarlo por mi si estas interesado, podemos hablarlo- Dice la pálida mujer con sinceridad en los ojos.
Seth sonríe de oreja a oreja -Lo haremos, nos vemos mas tarde.
Dando un ultimo beso a su prometida, el bicolor se dispone a salir de la habitación -Oh casi me olvido de algo- Dice asomando su cabeza por el marco de la puerta -Mi madre quiere almorzar hoy contigo, a solas.
-Si capitán- Dice la Inglesa haciendo un saludo militar.
El bicolor le guiña un ojo y desaparece de la vista de su prometida.
Paige suelta un largo suspiro y se deja caer de nuevo a la cama.
Esa misma mañana, la Inglesa se había acercado a su suegra, lista para salir a un almuerzo elegante, ya que el bicolor le había contado que su madre era muy exquisita respecto a los lugares que frecuentaba.
Ambas féminas llegaron al lujoso restaurante, a la Inglesa aun le costaría acostumbrarse a tantos lujos.
Un mozo las escolto hasta su mesa, que por cierto tenia una increíble vista de todo Manhattan, la pelinegra no podía dejar de ver aquella vista, le encantaba.
-¿Te gusta?- Pregunta la castaña sonriendo.
-Si, es hermoso- Dice la Inglesa.
-Seth me comento que pintas, dime, ¿tienes éxito en eso?
Stephanie se estaba comportando muy rara desde la ultima vez que habían salido juntas, sonreía todo el tiempo y parecía querer saber mas sobre su futura hija en ley.
-Si, bueno, es difícil, solo he vendido cinco pinturas en toda mi vida, pero no es a lo único a lo que me dedico.
-Oh en serio- Stephanie fingiendo asombro -¿Que otras cosas haces?
-Bueno, Seth y yo trabajamos de medio tiempo en todos los países y ciudades que visitamos, hemos trabajado en bares, hoteles, casinos...
-Todos unos aventureros- Dice la castaña forzando una sonrisa.
La Inglesa suelta una pequeña risa.
-¿Y nunca tuvieron problemas? Supongo que con tres años de relación tuvo que haber algo.
A la pelinegra no le había parecido raro su pregunta, Stephanie era una madre después de todo, solo se preocupaba por su hijo y en que clase de relación estaba metido.
-La verdad no discutimos tanto, no llegamos a gritarnos, solo una vez cuando estábamos ambos ebrios.
-¿Que paso?- Pregunta Stephanie.
La Inglesa duda en contárselo, pero decide hacerlo, pensaba que cuanto mas sincera fuera con su futura madre en ley, mas bien se llevaría con ella.
-No fue nada de tanta importancia, solo lo vi bailando con otra chica y explote- Dice la pálida mujer aguantando su risa.
Esa noche había sido muy loca, ni siquiera eran pareja cuando eso había pasado. En ese tiempo se encontraban en las Vegas, ambos habían coincidido en el mismo vuelo y mismo hotel. La noche era joven y ambos estaban solteros, se habían rosado una que otras veces en la pista de baile de aquella discoteca y a la Inglesa le encantaba.
-¿Paige sigues aquí?- Dice la castaña, sacándola de sus recuerdos.
-Oh, si, lo siento- Dice la Inglesa apenada.
La pálida mujer se había dado cuenta que la orden de ambas ya estaban en la mesa.
-Así que dime Paige ¿cuanto vale?- Dice la castaña después de tomar un sorbo de vino.
-¿Lo siento que?- Pregunta la pelinegra confundida.
-Cuanto vale que te alejes de mi hijo- Dice Stephanie mirándola directo a los ojos.
Paige había pensado o al menos tratado de convencerse a si misma, que la tensión que sentía con su nuera era por el simple hecho que no se conocían y ambas eran tímidas para dar el primer paso, pero no, estaba mal, la mujer castaña la quería fuera de la vida de su hijo, su único hijo.
-Mira yo tuve a mi pequeño a muy temprana edad, fui expulsada de mi familia y herencia, el padre de Seth murió en un accidente de transito...
-Y luego conociste a Hunter y te colgaste de su dinero, conozco la historia Steph- Dice la pelinegra mirándola seria.
-Claro que lo sabes- Dice la castaña sonriendo forzosamente -Por lo tanto sabrás que soy muy mezquina con mi hijo y que no dejare que cualquiera se cuelgue de su dinero.
-No creo que tengas que preocuparte por que me parezca a ti, créeme- Dice la Inglesa molesta.
Algo era cierto, si las miradas mataran la pelinegra ya estaría tres metro bajo tierra.
-¿Estas segura? Escuche que tienes una familia muy grande en Inglaterra, que tu hermano esta desempleado y tu padre muy enfermo.
-Bien, eso fue suficiente- Dice la Inglesa -Créame cuando le digo que amo a su hijo, lo conocí no sabiendo de donde venia, amo todo sobre Seth y el dinero no es una de esas cosas, quizá lo bueno que es en la cama sea la razón- Dice Paige sonriendo con malicia.
-Zorra- Dice la castaña mirándola con odio.
-Quizá- Paige se pone de pie -Pero a su hijo le encanta.
La Inglesa saca efectivo de su bolso y lo tira en la mesa -Creo que nuestra reunión termina aquí.
Sin decir nada mas, la pelinegra de larga cabellera sale disparada de aquel restaurante, no sabiendo a donde iría o como volvería a la mansión, pero algo era claro, no pasaría ni un segundo mas con esa mujer.
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-No creo que pueda soportarlo mas Brie- Dice la gemela mayor sirviéndose otra copa de vino.
La castaña había decidido mudarse de la casa de su hermana hace una semana atrás, ya que había recaudado el dinero suficiente para ello.
No había sido fácil, se había acostumbrado a las risas de su hermano en ley, de los constantes gritos de Brie al volver del trabajo y descubrir que ninguno de los dos había hecho nada y de la pequeña mascota Josie, Nicole la había tomado tanto cariño.
-¿De que hablas? ¿de haberte mudado sola o de tu trabajo?- Pregunta su hermana del otro lado de la linea.
-Ambos- Dice Nicole luego de darle un sorbo a su vino -Los extraño como loca y Alicia cada vez esta mas loca.
-¿Y que paso con él?- Pregunta la gemela menor con un tono de picardía.
-Por Dios Brie, es el novio de mi jefa- Dice Nicole casi riendo.
-Eso no quita que siempre que hablamos me hables de él.
La castaña rueda los ojos con una sonrisa.
Si, Nicole no podía dejar de hablar del novio de su jefa, llamenla zorra, pero simplemente no podía, el hombre era demasiado atractivo para no hablar de él.
-Volvió a llevarle un café esta mañana, estaba tan bueno como siempre- Dice la gemela mayor.
Brie ríe del otro lado de la linea.
-Eres una perra.
Nicole ríe con ella.
-No es mi culpa que el hombre este tan bueno.
Nikki escucha a una segunda voz hablar y sabe que es el esposo de su hermana.
-Nicole tengo que irme, Daniel esta solo en boxers.
-Eww, asqueroso- Dice la gemela mayor tratando de aguantarse una risa.
Nikki corta la llamada y da un sorbo a su vino.
No quería decirlo, pero se sentía sola, luego de pensar que su hermana estaba a punto de tener sexo salvaje y de enterarse no muchos días atrás que su hermano seria padre por primera vez, la gemela mayor se sentía sola.
No hacia nada interesante con su vida a demás de ir al trabajo y volver a su departamento.
Nicole suelta un largo suspiro y mira su copa de vino.
Sin pensarlo dos veces, se dirige a su cuarto, buscando algo mas apropiado para salir a las calles y en menos de 5 minutos, la castaña ya estaba en su camino fuera de su departamento.
Nicole jamas había explorado New York desde que se había mudado, no había tenido ni el tiempo ni las ganas.
La gemela mayor camina cuadras y cuadras, hasta que encuentra un bar que rápidamente llama su atención.
En menos de un minuto, la castaña ya había hecho su camino entre la gente hasta llegar a la barra y tomar asiento.
-Un whisky por favor- Dice la fémina.
El barman asiente con la cabeza y coloca un pequeño vaso en la barra, para después derramar un chorro de whisky en el.
-Deja la botella- Dice la gemela mayor.
El barman asiente de nuevo y desaparece de su vista.
Nicole había pasado los últimos 30 minutos bebiendo el whisky como si fuera agua, nada parecía importarle a la gemela mayor, ni siquiera el hecho que tenga que ir a trabajar mañana por la mañana temprano.
-¡¡Nicole!!- La pelicastaña frunce el ceño al escuchar su nombre.
La mencionada gira la cabeza para encontrarse con sus dos compañeros de trabajo.
-¡Lana!- Dice la gemela mayor sonriente, feliz de ver una cara conocida.
Ambos compañeros terminan de acercarse, quedando frente a la castaña.
-¿Que haces aquí tan tarde y en día laboral?- Dice la rubia mirándola con una enorme sonrisa en el rostro.
-Estaba aburrida, acabo de mudarme y no soportaba estar un minuto mas encerrada en esas cuatro paredes- Confieza la castaña -¿Y ustedes que hacen aquí?
-Oh, el pobre Tom esta decaído- Dice la pelirrubia haciendo puchero.
-¿Que paso?- Pregunta la gemela mayor -¿Tiene que ver con Fox?
El hombre frente a ella asintió desanimado.
Nikki frunció el ceño, jamas había visto a su compañero de trabajo en ese estado.
-Hoy Tom trato de hacer su "movimiento" con la jefa, le salio mal- Dice Lana.
Nicole se atraganta con el sorbo de whisky que iba ingiriendo, haciendo que su garganta la quemase y comience a toser como loca.
-¡¿Te gusta Foxy?!- Dice la castaña al recuperarse.
-Por que crees que aguanto sus quejas sin razón todo el día- Dice Tom.
-¿Porque trabajas para ella?- Dice la castaña, insegura de su respuesta.
El hombre solo rueda los ojos.
-Bien, lo siento, pero si esta es la primera vez que lo intentas y Fox no reacciono tan mal, puede que puedas volver a intentarlo.
-Estas bromeando cierto, no viste a su novio- Dice Tom.
Nicole queda callada.
-Por supuesto que Nicole lo vio, lo vio muy bien- Dice Lana entre risas.
La castaña solo gira los ojos divertida.
-Quien no miraría a ese hombre- Se defiende la castaña.
Lana asiente con la cabeza, dándole la razón a su compañera de trabajo, mientras que Tom solo rueda los ojos con una pequeña sonrisa.
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