Capitulo 27
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Te veo en cinco
-Mella.
La pelirrubia suelta un suspiro y se dirige fuera de su edificio.
Carmella había quedado en verse con su ex novio esa tarde. La fémina sentía que ya era tiempo de darle una respuesta, el castaño no la esperaría para siempre.
Con pasos rápidos llega a la cafetería donde habían quedado, la rubia toma una bocanada de aire y hace su camino dentro del local.
Aquel castaño que tanto tiempo la había hecho feliz se encontraba sentado en una de las mesas más alejadas del lugar.
Carmella hace su camino hasta él.
-Dean- Dice la pelirrubia llamando su atención.
El mencionado deja de jugar con lo que parecía ser el menú y sonríe de oreja a oreja al ver a su ex novia, poniéndose rápidamente de pie para darle un corto abrazo.
-Espero que no te importe, pero ya ordene por nosotros- Dice Dean tomando asiento de nuevo.
Mella sonríe con cortesía y toma asiento.
La rubia se encontraba bastante nerviosa, no sabía si debería empezar a hablar del tema o si debería esperar un poco más.
-Mella puedes decirlo, cualquiera que sea tu respuesta, estoy preparado- Dice el castaño ofreciéndole una sonrisa.
-Tengo miedo- Confiesa la fémina.
-Somos dos- Dice Dean sincero -Pero se que puedes decirlo.
-Hay alguien más- Dice Carmella notando como la expresión del castaño no cambia, en cambio una pequeña sonrisa se escapa de sus labios -Lo sabias.
-Claro que lo sabía- Dice Dean -Pero quería que me lo digieras.
-En verdad lo siento, siento que Baron se merece una oportunidad.
-No hay nada de lo que debas disculparte Mella, fui yo quien lo arruinó todo y estoy dispuesto a las consecuencia, pero quiero estar cerca tuyo, quiero ser tu amigo.
-Dean Ambrose quiere ser mi amigo- Dice la rubia riendo.
El castaño ríe con ella.
-Si, si no eres mía al menos quiero asegurarme que estés bien y seas feliz- Dice Dean.
La pelirrubia sonríe con ternura ante aquellas palabras.
-¿Haremos pijamadas?- Pregunta la rubia.
-Y te dejare jugar con mi cabello- Dice el castaño guiñándole un ojo.
La rubia suelta una sonora carcajada.
Baron se encontraba en su departamento totalmente relajado cuando escucha constantes golpes en la puerta principal.
Con el ceño fruncido, el pelinegro se levanta de su sofá para ir hasta la puerta y abrirla.
Para su sorpresa, una agitada Carmella se encontraba del otro lado con una sonrisa gigante en el rostro.
-¿Mella?- Pregunta el hombre sorprendido.
-En carne y hueso- Responde la fémina aún sonriendo.
-¿Que haces aquí? ¿Como sabias que vivía aquí?
-Bueno- Dice la mujer dando un paso dentro del piso del pelinegro -Fui al café y me dijeron que no estabas, así que le pedí a una de tus campañeras que me dijeras donde vives, pero no quisieron hacerlo, solo una, muy amigable por cierto...
-Espera- Dice el hombre interrumpidola -¿Preguntaste donde vivo en mi trabajo?
-¿Que? ¿eres el único que puede jugar al acosador?- Pregunta la pelirrubia con una sonrisa.
Baron suelta una pequeña risa mientras niega con la cabeza.
-Bien, a que viniste.
Carmella coloca amabas manos por los hombros del tatuado y pega un salto, enrollando sus piernas en la cintura del hombre y los brazos en su nuca.
-Soy toda tuya Baron- Dice Mella mientras se acerca su rostro.
Baron coloca ambas manos en los muslos de la rubia para mantenerla firme.
-Si eso es lo que quieras- Dice el tatuado cerrando la puerta con su pie.
Carmella se funde en un profundo y dulce beso mientras el robusto hombre los lleva a su habitación.
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Nicole hace su camino con dificultad gracias a la gran caja que iba cargando.
Al estar en la habitación que ahora compartiría con su nuevo novio deja caer la caja sobre la cama soltando un suspiro de alivio.
Roman iba detrás de ella, cargando dos cajas, las cuales también había tirado a la cama.
-Ya no queda espacio para nosotros- Dice la castaña colocando las manos en su cintura.
-No necesitamos una cama y lo sabes bien- Dice el moreno colocándose detrás de ella mientras la envuelve en sus brazos.
Nikki rueda los ojos con una sonrisa.
-Ah sido un largo día Reigns, será mejor apresurarnos.
Nicole se zafa de sus brazos, empezando a desempacar las cajas que habían dejado en la cama.
La castaña había pasado toda la tarde evitando las caricias de su nuevo novio, no porque no quería dicha caricias, si no que quería saber hasta donde se rompe el moreno por tocarla.
-Bien, me rindo- Dice Roman soltando una bocanada de aire -Evitaste mis caricias todo el día, que tramas.
-¿Que tramo?- Pregunta la gemela mayor.
-Nunca había pasado antes.
-No estoy tramando nada- Dice la fémina tratando de no reír -Quiero terminar de desempacar hoy, es todo.
Nicole no tenia muchas pertenencias, no había vivido sola mucho tiempo, pero organizar su closet es algo que le llevaría casi una semana y la fémina lo sabia bien, lo que quería era adelantar el proceso del día siguiente.
-¿Estas segura?- Pregunta el moreno.
-Si, estoy segura- Responde la castaña acomodando sus camisas en una percha -Y si no vas a ayudarme al menos cuéntame algo sobre ti.
-¿Algo sobre mi?- Pregunta Roman con una sonrisa -Bien, tengo 34 años, tengo mi propia empresa, me gustan los perros y dormir hasta tarde los domingos.
-¿Crees que deberíamos tener un perrito?-Pregunta la castaña.
-Wow tranquila tigre, a penas estas colocando tu ropa en mi closet y ya quieres un perro- Dice el moreno.
Nicole le lanza la prenda que había estado doblando, haciendo reír al hombre.
Roman se pone de pie y toma a la fémina por las piernas, colocándola en su hombro como una bolsa de papas.
-¡¡Roman!!- Grita la castaña mientras ríe.
El tatuado hombre la tira en la cama y se posiciona encima de ella, impidiéndole moverse.
-Ahora cuéntame algo sobre ti- Dice el moreno sonriendo.
-No puedo hacerlo si estas encima mio, me distrae- Confieza la castaña sonriendo mientras se muerde el labio ligeramente.
-Solo algo simple.
-Bien- Dice la gemela mayor rodando los ojos -Antes de trabajar como secretaria vivía con mi padres y tenia un novio... no muy bueno, no era feliz para nada, hasta que mi hermana me hizo tocar tierra de nuevo y decidí comenzar de nuevo.
-Tu novio... el era...
-Jamas puso un dedo encima mio de una mala forma si eso es lo que piensas, pero era un idiota y sabia que merecía algo mejor.
Un suspiro de alivio salio de los labios del Samoano, no podía imaginar y no quería imaginar a su novia junto a un idiota que la tratase mal.
-Y ese algo mejor... ¿soy yo?- Pregunta el moreno un tanto nervioso.
-Eso espero- Contesta la castaña.
-Eso sera- Afirma el hombre para luego besar profundamente a la fémina.
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Alexa ríe al escuchar la historia que el castaño había relatado.
-No puedo creer que te haya dejado por eso- Dice la rubia tratando de calmar su risa.
-Lo hizo- Exclama el hombre sonriendo -Ni siquiera me dio tiempo a quitar mis cosas.
-¿Se quedo con tu ropa?- Pregunta la pequeña fémina tratando de calmar su risa.
-Sip- Responde el castaño.
-Wow seguro que tubo diverción.
-¿A que te refieres con eso?
-Bueno, si mi ex olvidara su ropa en mi apartamento, me desquitaría un poco- Confieza la pelirrubia.
-Recuerdame nunca hacerte enojar.
Alexa ríe una vez mas y toma un sorbo de su malteada.
Había decidido en aceptar otra salida con Allen, sorprendentemente aquel hombre la distraía de sus constantes negativos pensamientos y la hacia reír.
Cuando el castaño le había dicho por primera vez que no deseaba tener nada serio pensó que jamas lo volvería a ver y ahora ahí estaban, intercambiando malas experiencias amorosas mientras reían.
-Ahora cuéntame tu- Dice Allen.
-Uff, cual de todas quieres escuchar- Dice la pequeña.
-La mas reciente... si no te molesta.
-Claro que no Allen, tu me has contado tu ruptura mas vergonzosa, no tengo problemas en contar mi ruptura mas reciente.
-Bastante justa- Contesta el castaño.
-Gracias- Dice Alexa sonriendo -Bueno, Finn al parecer estaba asustado, cuando estábamos juntos era genial pero cuando decidía en poner a mis amigos en la foto el desaparecía... la noche en que me encontraste sola me había dejado plantada o eso pensé, resulta que nos vio a ambos juntos y pensó que de alguna forma lo estaba engañando y... no necesito una persona que a demás de no confiar en mi, escape de la relación cada vez que tenga oportunidad.
Alexa siente como la cálida mano del castaño se coloca sobre la de ella, haciendo que mire sus profundos ojos celestes.
-Siento oír que alguien pudiera tratarte de esa forma- Dice el ojiceleste con sinceridad.
Lexi le dedica una tranquilizadora sonrisa.
-Todo eso me llevo de vuelta a ti en alguna forma.
-Entonces no lo siento.
La pelirrubia suelta una pequeña carcajada, haciendo reír al castaño.
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