Capitulo 25
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¿Cena esta noche?
-Roman.
Nicole rueda los ojos al leer el mensaje.
Lana había tenido razón aquella mañana cuando le dijo que no debería involucrarse de más.
Saldrás lastimada Nicole- Fueron las palabras exactas de la Rusa.
La castaña no la había escuchado y había seguido en su cuento toda la mañana hasta que en la tarde, un ramo de rosas, bastante idéntico al suyo fue llevado a la oficina de su jefa.
Roman la había llamado cinco veces esa tarde, no había respondido a ninguna.
Ahora, la castaña se encontraba echada en su sofá, con una copa de vino en su mano mientras dejaba que su mente divagara.
El repentino sonido del timbre hace que la gemela mayor salga de sus pensamientos.
Sin siquiera ver de quien se trataba, Nicole desbloquea el seguro para quien sea que fuera pudiera entrar.
Luego de unos segundos de espera, el Samoano entra por la puerta de su apartamento, no sorprendiendo para nada a la castaña.
-Nicole ¿recibiste mi mensaje?- Roman estaba con la respiración agitada.
Él ascensor seguía sin funcionar, lo que significa que el moreno tuvo que subir tres pisos para llegar a su amante.
-Si, lo hice- Dice la fémina dando un largo trago a su vino mientras cruzaba sus piernas.
-¿Y bueno?- Pregunta el hombre luego de un incómodo silencio.
Nicole queda mirándolo incrédula.
No sabía si la estaba tomando el pelo o de verdad no entendía lo que estaba pasando.
¿De verdad pensó que no vería las flore?- Piensa Nikki.
-¿Que es lo que tratas de hacer Roman?- Pregunta la castaña -No quiero mentiras, no quiero complicaciones, solo dime lo que quieres.
-¿Lo que quiero?- Pregunta confundido el Samoano.
-Si ¿que quieres? ¿quieres solo mi cuerpo? ¿quieres casarte con Alicia y seguir usando mi cuerpo? ¿me quieres a mi? ¿la quieres a ella? No nos puedes tener a amabas.
Roman la mira confundido por las preguntas que habían salido de su boca.
-¿Creíste que no vería las flores que enviaste a Alicia hoy? ¡Soy su secretaria!
-Espera, puedo explicar eso, Alicia esta sospechando y tenía que hacer algo al respecto...
Nicole niega con la cabeza sin poder creer lo que estaba escuchando.
-Roman, hace una semana me dijiste que esto no era un pasatiempo, que no se trataba solo de sexo, que significaba algo para ti, pero como puedo creerte si mandas rosas a tu novia.
El Samoano no pudo evitar la pequeña risa que se escapó de sus labios.
-Ahora es gracioso.
-Lo siento- Dice el moreno aún sonriendo mientras se acercaba lentamente a la gemela mayor -Es solo que... Alicia jamás me había reclamado nada, solo esta mañana.
Cada vez se acercaba más a la fémina -Dijo que no le presto atención como antes y que quería un ramo de rosas... sabía que verías las flores, quería saber cómo reaccionarías... me gusta.
Nicole observa como el moreno termina de acercase, quedando frente a ella, haciéndola elevar la cabeza un poco para poder mirarlo a los ojos.
Lentamente, el hombre rodea sus brazos alrededor de la castaña.
Nikki no se mueve, solo lo mira seria.
-No he cambiado de parecer Roman, no me importa perder mi trabajo- Dice separándose del Samoano -No puedes tenernos a las dos.
Lentamente, la castaña hace su camino a su habitación.
-No olvides cerrar la puerta al salir- Dice la fémina antes de cerrar la puerta de su habitación.
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Alexa sonríe mientras observa como el castaño abre la puerta del restaurante para ella.
Su acompañante la escolta hasta una de las mesas más alejadas del lugar.
-Wow, esto es más de lo que espera- Dice la rubia mientras se acomoda en su asiento.
-Es un simple restaurante- Dice el castaño sonriendo mientras toma asiento frente a la fémina.
-Estoy hablando de ti- Dice la pelirrubia riendo -Estás comportándote como todo un caballero.
-¿No lo fui siempre?- Pregunta Allen sonriendo.
Alexa sonríe y asiente con la cabeza recordando todos sus actos de caballerosidad en los tiempos que salían.
El mesero llegó a tomarles la orden, de los cuales Allen se encargó de pedir, pidiendo exactamente lo que Alexa había pensado pedir, sorprendiéndola.
-¿Como sabias que querría una lasaña?- Pregunta la pequeña rubia algo sorprendida.
-¿Crees que no preste atención cuando me dijiste que era tu comida favorita y que la comerías siempre que tuvieras oportunidad?- Dice el hombre sonriendo.
Alexa siente sus mejillas tornarse rosadas, por lo tanto trata de cubrirlas con su cabello.
-Eso es muy tierno de tu parte Allen, gracias- Dice la fémina.
-De nada- Contesta el castaño sonriendo.
Al llegar la comida ambos se disponen de disfrutarla.
-Creo que teníamos hambre- Dice la pelirrubia riendo al darse cuanta que no habían dicho ninguna sola palabra mientras comían.
Allen ríe ligeramente mientras asiente con la cabeza.
-Olvide el buen tiempo que se pasaba contigo- Confiesa el castaño.
-¿Porque me invitaste hoy Allen?- Pregunta la rubia curiosa.
Lexi no sabía de sus intenciones, llámenla paranoica pero había salido de una relación hace solo unos días atrás y había aceptado salir solo para despejar su mente.
Allen había cortado todo lazo que tenían diciendo que no estaba listo para una relación seria y ahora aquí estaba, tratando de ganarse un espacio en el corazón de la rubia sabiendo que las cosas en su vida amorosa no iban bien.
-Fui un idiota Lexi- Confiesa Allen.
-Ahora soy Lexi otra vez- Dice la rubia.
-Lo siento, estaba asustado, no quería herirte y fue por eso que decidí alejarme, pero me arrepentí al instante, se que puedo hacerte feliz, se que estás en una relación ahora mismo pero puedo esperar... puedo esperar todo el tiempo que quieras.
-No estoy en una relación- Dice la pequeña rubia.
-Lamento escuchar eso- Dice el castaño.
-¿En serio?
-No- Confiesa, haciéndole de alguna forma soltar una ligera risa a la pelirrubia.
-No estoy en una relación, pero tendrás que esperar, aún no estoy lista.
-Esperare el tiempo que sea, estaré aquí mismo esperando.
Alexa sonríe ante sus palabras.
La fémina no sabía si estaba haciendo bien darle una segunda oportunidad al castaño, lo único que sabía era que quería ser feliz.
Allen podía hacerla feliz, lo sabía muy bien.
El problema sería sacar el maldito Irlandés de su cabeza.
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Caminado con pasos perezosos por las calles de Manhattan, Paige hace una parada en el café más cercando que había encontrado.
La pelinegra había recorrido el Central Parck entero, pensando en lo que le diría a su amado cuando lo viese.
Se sentía estúpida al aparecer de nuevo, había actuado tan egoísta e infantil que no sabía si valía la pena el intento.
Zak le había dicho que debía hacerlo.
-¿Qué pasa si ya no quiere verme? ¿que pasa si me odia?- Le había dicho la pálida con sumo miedo esa mañana antes de tomar el vuelo.
-He visto la forma en la que te mira, todo saldrá bien- Había dicho su hermano mayor.
La Inglesa coloca su bolso en la barra y suelta un suspiro a la espera de ser atendida.
-¡¡Paige!!
La mencionada levanta la mirada asustada ante el grito de su nombre.
Rápidamente sonríe al reconocer ese simpático rostro.
-¡¡Becky!!- Exclama viendo a la Irlandesa del otro lado de la barra.
La pelinaranja hace su camino fuera de su zona de trabajo para llegar a su vieja amiga y envolverla en un abrazo.
-¡¿Que haces aquí?!- Dice la Inglesa aún sorprendida recordando que la última vez que la había visto fue en Dublín hace tres años atrás.
-Una larga historia- Dice Becky separándose.
-¡Oh por Dios!- Dice Paige percatándose del vientre de su amiga -¿Cuando pasó?
Una felicidad tremenda invadió el cuerpo de la Inglesa al ver a su vieja amiga embarazada.
-Una larga historia- Dice de nuevo la Irlandesa -No veo a la cosa que llamas novio pegado a ti ¿donde esta?
-Una larga historia, pero estoy tratando de arreglarla- Dice la pelinegra.
-¡¿Paige?!
Ambas fémina voltean a ver a la tercera persona.
-¡¡Finn!!- Casi grita la Inglesa.
-¿Que haces aquí?- Dice el Irlandes confundido -Se supone que estás Inglaterra.
-Bueno, ella no se queda quieta- Comenta la pelinaranja.
-¡¡No!! Estoy hablando de que deberías estar en Inglaterra, eso es lo que Seth me dijo esta mañana.
-¿Seth?- Pregunta la pálida con preocupación.
-Mantienes contacto con Seth y no me lo dices- Dice Becky con una seria expresión.
-Apreció esta mañana por un café y me dijo que iría a buscarte- Dice el ojiazul, ignorando el reclamo de su mejor amiga.
-Mierda- Susurra la pálida fémina -Trata de llamarlo, iré al aeropuerto.
Paige jamás pensó que tendría que correr de nuevo al aeropuerto y menos en busca de su amado.
La pelinegra había tomado un taxi que la llevaría todo el camino de vuelta a Brooklyn.
Al llegar al aeropuerto no perdió el tiempo en buscar los itinerarios, encontrando rápidamente un vuelo a Londres-Inglaterra que saldría en menos de cinco minutos.
Con desesperación la pálida fémina corre al lugar indicado, para encontrar a un montón de gente haciendo fila para abordar el avión.
La Inglesa grita el nombre de su amado haciendo su camino entre la fila de gente.
-Lo siento Señorita pero no pueda pasar sin un pasaje de abordaje- Le informa una azafata impidiendo que pasara.
-Lo se, pero necesito pasar, es importante...
-Lo siento mucho, pero no puede pasar- Dice un guardia de seguridad que estaba atento a la escena.
A punto de perder los estribos la Inglesa escucha su nombre ser llamado.
Rápidamente da media vuelta para encontrar a su amado listo para abordar.
-Seth- La voz de la pelinegra se rompe al ver el rostro de su amado.
El bicolor estaba más descuidado que nunca, no se había tomado la molestia en cuidar su barba, las ojeras eran bastante evidente, su rostro transmitía cansancio y sus ojos brillaban al ver los de la pelinegra.
Seth no perdió más tiempo y avanzó hasta su amada para envolverla en sus brazos.
La Inglesa podía sentir temblar el cuerpo del bicolor.
-¿Estoy soñando?- Pregunta el hombre escondiendo su rostro en el cuello de la fémina, aspirando su olor.
-No cariño, estoy aquí, lo siento- Dice la pelinegra sintiendo como su corazón se rompía al verlo tan vulnerable.
-Lo siento- Dice de nuevo la pálida mujer sentir como el bicolor dejaba pequeños besos en su cuello.
-Estás aquí ahora, era lo que quería- Dice Seth -Te extrañe.
-Seth tengo que decirte algo- Dice la pelinegra separándose para poder mirarlo a los ojos.
-No ahora- Dice el bicolor no queriendo arruinar el momento.
-Tengo que decirlo, es importante- Paige toma el rostro de su amado en sus manos y este asiente con la cabeza.
La fémina le da un pequeño beso en los labios.
-Pensé que no podía hacerte feliz, pensé que estarías mejor sin mi, que te merecías algo mejor... lo siento mucho cariño pero no puedo darte una familia.
Es ahí cuando la Inglesa siente sus ojos llegarse de lagrimas y las siente caer por su rostro sin control alguno.
-No me importa- Dice Seth ahora tomando el rostro de su amada en sus manos para limpiar las lagrimas que habían caído -Mientras te tengo a ti lo tengo todo, podemos buscar otra forma.
-Lo se ahora, lo siento mucho cariño...
El bicolor acerca su rostro y planta un profundo beso en los labios de su amada, robándole todo el aire que tenía, recompensando por los días que habían pasado separados.
Al separarse ambos estaban sonriendo, no creyendo que al fin estaban juntos de nuevo.
-Hay algo más que quiero hacer- Dice la pálida sonriendo -Se que rompí nuestro compromiso cuando me fui- Dice separándose lentamente de su amado -Es por eso que quiero hacer esto.
La Inglesa se arrodilla y toma ambas manos del bicolor.
-Seth Rollins, metí la pata, bien en el fondo, pero estoy dispuesta a mejorar por ti, por mi, por nosotros. Me haces ser una mejor persona y es por eso que te amo... ¿Quieres casarte conmigo?
El bicolor se muerde el labio pensando que ya lo había visto todo hasta este entonces.
-Como decir que no a ese rostro- Dice el hombre acercándose a su prometida para robarle un corto beso.
La Inglesa se pone de pie envolviendo sus brazos alrededor de la nuca de su prometido y sus piernas en su cintura, haciendo que esté la tome de los muslos.
-Tendré que atarte a la cama para que no te me escapes más- Comenta el bicolor percatándose de los aplausos y silbidos de las personas presentes en el aeropuerto.
-Porque no empezar ahora- Dice Paige dejando un pequeño beso en la frente de su prometido.
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