« veintiuno. »

ニ十一

Moriuchi Shizuka POV.

Estaba sentada en mi cama, recapitulando una y otra vez todo lo que había sucedido hace unos días en cuanto termine de ponerme un curita en la mejilla. Instintivamente, toqué mi gargantilla.
Ahora todos sabían lo que en realidad era, y la probabilidad de que me hagan a un lado es alta.
Era el último día de vacaciones, y a los Exwire nos habían ordenado limpiar los salones de los pequeños demonios de rango inferior.

─. Moriuchi-sama, se le hará tarde.

Kisho me sacó de mi trance, así qué me puse el saco de la Academia y tome mi mochila. Acaricié a mis familiares a forma de despedida.

Tomé la perilla, y justo antes de abrirla, escuché qué la puerta de los Okumura se había abierto.
Esperé a que quien sea de los hermanos avanzara un poco.
Después abrí la puerta con extremo cuidado, y la cerré de la misma forma. Al mirar en el pasillo, me encontré con la figura de Okumura Rin.

Suspiré.

Este sería un día muy largo.

• • •

Antes de que pudiera meter la llave infinita que me llevaría al curso de exorcismo, recibí un mensaje de Mephisto Pheles.

¿Desde cuándo Mephisto tiene un teléfono?

El mensaje, aparte de estar lleno de caritas y corazones, decía que debía asistir a una reunión para tratar el tema del hijo de Satán.

Cómo por arte de magia, el demonio pelimorado se apareció ante mí en su forma de perro.

─. Sígueme, Shizu-chan. ¿O debería llamarte Violetta? .─ no permití que se riera, pues le cerré el hocico con ayuda de mi mano.

─. Solo llévame a la reunión ¿Quieres? .─ lo cargué para después ser guiada hasta el salón de profesores del curso de exorcismo.

Antes de entrar, baje a Mephisto y volvió a su forma humana, abriendo la puerta.
Eran pocos exorcistas a decir verdad, y la mayoría de ellos los conocía de vista. A excepción de Yukio.
Hizo una expresión de sorpresa al verme en aquella reunión. Levanté la mano a forma de saludo y me senté a su lado. Pheles se puso enfrente de todos nosotros y escribió algo en el pizarrón.

─. Les pedí a todos que se reunieran aquí por una razón. Recibimos una orden directa del Vaticano. A partir de hoy, el hijo se Satán, Okumura Rin, estará a nuestro cargo en la Academia de la Verdadera Cruz.

─. Disculpe .─ un exorcista de cabellos claros y lentes anaranjados levantó la mano.

─. ¿Si, Yunokawa-kun?

El mismo exorcista se levantó de su asiento ─. Tengo entendido que el incendio que hubo en el bosque fue causado por Okumura Rin cuando perdió el control ¿Estaremos en peligro?

─. No puedo decir con seguridad que no .─ Mephisto comenzó a acomodar su sombrero, sin borrar la característica sonrisa que siempre llevaba ─. Pero si eso volviera a suceder, tenemos órdenes de exterminarlo inmediatamente.

─. Es muy riesgoso... .─ dijo un exorcista de ojos rasgados.

─. ¿Hay alguna razón por la que debamos ir tan lejos solo para acoger al hijo de Satán? .─ está vez, era un exorcista con una gran nariz y lentes.

─. Ninguna .─ Mephisto guiñó, y sus mejillas se enrojecieron.

¿En serio el era uno de los demonios más poderosos de Gehenna?

─. ¿¡Que!?

─. Dicho eso, igual quiero apostar por ello, me refiero a la mentira potencial de Okumura Rin.

Y así, la extraña reunión en el salón de profesores concluyó. Aún no sabía muy bien el porque estaba ahí. Pues hasta donde sabía, mi nueva misión era simplemente informar si Rin es amigo o enemigo. Al parecer, Yukio y yo teníamos la misma idea en mente, ir con Mephisto para que nos aclarara ciertas cosas.
No tardamos mucho en alcanzarlo.

─. ¡Lord Pheles / Mephisto! .─ gritamos al unísono.

Este venía jugueteando con su sombrilla rosada y pegatinas por doquier ─. ¿Si? .─ se giró a vernos.

─. ¿En verdad cree eso? ¿Que mi hermano será el salvador de Assiah?

─. No tengo más alternativa que creerlo, si es que voy a convencer al Vaticano sobre el valor de la vida de Okumura Rin.

─. Es una apuesta imprudente .─ la voz de Yukio se tornó mas arisca, cosa que me sorprendió.

─. Debemos adherirnos a las dos condiciones de los Grigori. Primero, hay que asegurarnos de que pase el examen de Autorización de Exorcista dentro de seis meses.

─. Imposible.

─. Segundo, para protegernos de una crisis potencial, tenemos que vigilarlo veinticuatro horas al día. Este trabajo se te encargará a ti, su hermano menor. Y a Kirigakure junto a Moriuchi.

─. ¿¡Eh!? ¿Porque yo? A penas soy un Exwire .─ Yukio se puso delante mío.

─. Eso también es imposible.

─. Aunque es imposible, tenemos que hacerlo. Después de todo, el juego ya comenzó.

• • •

─. Que estupidez, ahora también debo ser la niñera de Rin .─ hablé para mí mientras caminaba por los pasillos del curso de exorcismo.

Busqué a mi clase entre los salones que había, hasta que de uno emanaba las voces de mis compañeros. Dudé en abrir la puerta, sabía que ellos ya no me considerarían su amiga después de lo que vieron. Tomé la perilla y solté un suspiro con pesadez.

Abrí la puerta, todos dirigieron su vista hacia mí. Shiemi y Daichi fueron los únicos en saludarme.
El último de ellos fue a abrazarme.

─. ¡Creí que te habían llevado! .─ tomó mi rostro entre sus manos y lo examinó, al ver mi curita mal puesto, abrió sus ojos de par en par ─. ¿Que te pasó? ¿Alguien te golpeó? Lo partiré en mil pedazos cuando lo encuentre.

El resto había pasado completamente de nosotros y comenzaron a hablar entre ellos.

─. Daichi soy mitad demonio .─ lo alejé, fuí a tomar un trapo para comenzar a trabajar.

─. Si, lo sé .─ me sonrió y siguió con su labor.

Fruncí el cejo ─. ¿No deberías temerme?

─. ¿Porque? Es decir, desde que escuché tu apellido supe que eras un kitsune.

Antes de que pudiera decir algo, Rin entró por la puerta. Muchos sentimientos se manifestaron, y la tensión en el aula era más notoria que cuando entre yo, nuevamente Shiemi fue la única en saludar.

─. Cuando llegue a nuestro aula, me asusté porque no había nadie. Oh ¿Vamos a exterminar alquitranes de hulla? Les encanta darle estos molestos trabajos a los estudiantes, ¿No? ¿Tendrán alguna toalla para mí?

─. No lo sé... .─ la voz de Shima estaba temblorosa ─. ¿Vez alguna por ahí?

─. Voy a sacar la basura .─ hablo repentinamente Konekomaru, tomando las bolsas.

─. ¡Te ayudo! .─ Rin se acercó escasos centímetros al chico, pero este se asustó.

─. Les tiene miedo .─ detuve mi acción al escuchar la voz de la pelimorada ─. Okumura es el hijo de Satán, quien en una sola noche mato a varios exorcistas, y Moriuchi es mitad kitsune ¿No hay necesidad de explicar, cierto?

─. ¡Oye! ¿Que quieres decir con eso? .─ Izumo ignoró lo que Daichi había dicho.

─. No sabemos cuándo saldrá a la luz la naturaleza de ambos y se vuelvan locos.

El ojiazul chasqueo la lengua, y acto seguido, golpeó la pared con tanta fuerza, que además de agrietarla, rompió las tuberías.
Salió un enjambre de alquitranes, el cual estaba justo arriba de Shiemi. Izumo hacía lo que podía para alejar los alquitranes, me acerqué un poco para ayudar, pero Suguro me lo impidió.

─. ¡Shiemi! .─ Rin se rodeó de sus llamas azules, todos quedamos perplejos cuando estás se dirigieron hacía la rubia.

Tomé al chico por la muñeca, obligando a qué se girara a verme ─. ¿¡Que te ocurre!? .─ grité, frunciendo el entrecejo.

Pero sus llamas no me quemaron.
Era una sensación cálida, instintivamente aflojé mi agarré y no podía despegar la vista de mi mano, la cual poco a poco se iba rodeando del fuego azul.

─. ¡Reacciona! ¿Acaso quieres quemarlas vivas? .─ Suguro empujó un poco a Rin, alejándolo de mí y situandome en medio de ellos dos, el fuego azul en mi mano poco a poco se iba disipando.

─. ¿Huh?

─. Esas llamas azules pueden matar gente. Mi abuelo, el hermano de Shima, el papá y mamá de Konekomaru. ¡Todos ellos fueron asesinados por Satán, tu padre! .─  agaché la cabeza, mi padre también fue asesinado por Satán ─. No se que es lo que el Vaticano decidió hacer con ustedes, pero ¡No tenemos intención de ser amigos suyos! .─  un nudo en mi garganta se formó ─. ¡Si lastiman a alguno de mis amigos, juro que los mataré sin piedad alguna!

No pude contener más mi llanto,unas cuantas lágrimas salieron.

─. ¡Pero yo no soy como Satán! ¡Créanme!

─. Fue suficiente .─ Yukio hizo acto de presencia, se acercó a nosotros ─. Moriuchi, Okumura, ustedes empezarán un nuevo currículo, así que vengan conmigo. Los demás porfavor terminen su tarea.

Tomó a su hermano, se le veía molesto.

─. ¡No he terminado de hablar! .─ Yukio ignoró a su hermano, iba detrás de ellos, con la vista pegada al suelo.

Justo cuando salimos del salón, Daichi comenzó una nueva pelea.

─. No decidas por mi, Suguro. Yo seguiré siendo amigo de Shizuka y será mejor que no vuelvas a amenazarla así.

Sonreí un poco.

Yukio comenzó a caminar delante de nosotros, Rin venía a un lado mío con las manos dentro de los bolsillos de su pantalón, mientras que yo venía sujetando mi brazo.
Ninguno de los tres había dicho palabra alguna, y este silencio era incómodo.
El castaño nos indico esperar afuera de la sala de profesores, al parecer había olvidado algo. Así que me recargue en la pared, segundos después, Rin imitó mi acción.

─. Tu... Eh... ¿Estás bien? Te vi llorar.

Sin dirigirle la mirada, respondí a su pregunta; ─. ¿Cómo crees que estoy? ¿Sabes lo que se siente que alguien a quien aprecias demasiado te mienta?

• • •

Finalmente llegamos al lugar donde entrenaremos a partir de hoy, no era muy diferente a la instalación de Italia.
Entramos para comenzar con el entrenamiento, Shura venía tarde, como de costumbre.
Tomé el bate con fuerza, Rin tenía puesta la modalidad principiante, con lanzamientos bastante lentos. Yo tenía la modalidad intermedio.

Cada uno estaba centrado en golpear las pelotas con el bat, a él le costaba un poco, pero yo estaba completamente acostumbrada.

Bueno, centrado entre comillas, porque Rin hablaba con su hermano. Esto causo que una de las pelotas lo golpeara en la cara.
Suspiré, siguiendo con lo mío.

─. El cobarde de cuatro ojos tiene razón .─ Shura había entrado, escuché que venía arrastrando algo con ella.

Negué con la cabeza, debía estar concentrada o podría salir lastimada.

─. ¡Es ropa ecológica! .─ gruñi a la vez que golpeaba una pelota con demasiada fuerza.

¿No se puede entrenar en silencio? La conversación que tenían los Okumura con Shura comenzó a escucharse lejana, eso era una buena señal. Porque finalmente estaba entrando en un nivel alto de concentración.

Poco a poco, solo estaba yo y la máquina de golf.

─. ¡Girardi! Ven un momento por favor~ 

Fue tal mi enojo, que deje salir un poco mi poder, y con ayuda de mi fuego, derreti una de las pelotas.
Al acercarme a Shura y los Okumura, tuve una ligera idea de lo que debía hacer.

─. Haz hecho esto desde hace mucho, ¿Te gustaría darnos una demostración? .─ asentí, pues no me quedaba de otra.

Kirigakure puso tres velas alineadas, me senté quedando enfrente de Rin. Inhale y exhale, cerré mis ojos buscando tranquilidad. Al abrirlos, chasquee mi dedo, y las velas de los extremos se encendieron. El Okumura quedó sorprendido, sus ojos brillaron un poco.

Mi corazón palpitaba con fuerza, temia que los presentes pudieran escucharlo.

─. Harás tres sets de estos cada hora hasta que puedas hacerlo dormido.

─. ¿Que? ¿Ese será todo mi entrenamiento? .─ exclamó Rin ─. ¿No usaré la espada?

─. Hablaremos de la Koumaken cuando controles tus llamas. ¿Sabes porque perdiste el control contra la batalla con Amaimon?

─. No, la verdad no sé...

─. Fue porque estabas asustado. Tus llamas te consumieron, así que acostúmbrate a ellas y aumenta tu confianza .─ miró al suelo, después me miró a mí.

─. Bien ¡Lo entiendo!

Puso otro set de velas, pero fue inútil, terminaron derritiéndose. Soltó un chillido y jalo sus cabellos.

─. No sé si realmente lo entiende... En cuanto a ti, Violetta .─ giré un poco mi cabeza para ver a la pelirroja ─. Deberás pasar al modo difícil, a la vez que mantienes las velas encendidas.

Bufé para después asentir. Odiaba esas velas.

♡♡♡

¡Feliz día del amor y de la amistad!

→ Publicación: 14 de febrero del 2020
→ Corrección: ?

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