« tres. »
三
El de cabellos medianoche seguía haciendo su mayor esfuerzo por realizar los ejercicios de matemáticas. De vez en cuando me pedía ayuda.
Yo me senté a un lado de el, para así, poderle explicar con mayor facilidad. En una ocasión, fuí a mi habitación por un libro que había traído conmigo y comencé a leerlo.
Yukio apareció. Su mirada se posó en Rin, y después en mí.
— ¿Le has pasado la tarea? — Yukio se encontraba frunciendo el entrecejo. Sin embargo, no lo miré ni una vez y procedí con mi lectura.
— No, Yukio— habló Rin —¡Ella me estaba explicando los ejercicios! ¿No es genial?— una tenue sonrisa se formó en mí.
— Deberías confiar un poco más en mí, Yukio — cerré mi libro, no sin antes colocar el separador en la página en la que me había quedado y me levanté — Rin, se que podrás terminar los últimos tres ejercicios sin mi ayuda — le sonreí y salí del comedor, sintiendo la mirada del castaño sobre mí.
Salí de la residencia, aún con el libro en manos. Me encontraba paseando por los alrededores, y cada vez estaba más segura de que esto parecía un bosque, y me podría perder con facilidad.
Encontré la manera de subirme a un árbol, e ir saltando de rama en rama. Cometí un error y caí al suelo.
— Demonios, eso dejará un moretón — me reincorpore y ahora simplemente caminaba cada tanto mirando hacia atrás.
Alguien me seguía.
Aceleré el pasó y mire la oportunidad perfecta de esconderme entre unos arbustos, mi sorpresa fue grande cuando descubrí que la persona que me seguía, era Kitagawa Daichi.
En el momento en el que me perdió de vista, comenzó a mirar en todas direcciones. Solté un suspiro y me acerqué cautelosamente detrás de él.
— ¡Pero si es Daichi! — el chico se sobresaltó y yo reí.
— ¿Cómo me descubriste? — preguntó.
Digamos que, mis sentidos están un poco más desarrollados que los demás. Pero obviamente, no le podía decir eso a Daichi, pues comenzaría a hacer muchas preguntas. Así que solamente me quedé en silencio.
— Serías más agradable si dejaras de seguirme ¿Sabes la hora que es? Son las 8:30 Daichi, no deberías estar aquí para empezar.
— Quiero una cita contigo — mis ojos se agrandaron, el se veía tranquilo y seguro de sí mismo.
— No.
— ¿¡Acabas de rechazarme!? — elevó la voz, yo hice una mueca de disgusto — ¿¡Tienes idea de quién soy!? ¡Soy el chico más guapo de esta academia! — elevó sus brazos y parecía realmente molesto.
— Felicidades, alguien debería darte una estrella dorada.
Comencé a caminar en dirección a la residencia para librarme de él. Pero Daichi me tomo de la muñeca, impidiendome moverme. Me giré a verlo, con mucha molestia.
— ¡Por favor! Solo dame una oportunidad — el ojiverde rogó.
— Si acepto ¿Me dejarás de molestar? — los ojos de Daichi brillaron y el en seguida asintió — Bien, pero solo será una hora.
— ¡Una hora será más que suficiente!
Daichi finalmente me soltó y se fue corriendo en dirección contraria a la mía. Suspiré con pesadez y lo único que quería, era estar en mi habitación, escuchando música.
Nuevamente entre a la residencia y cuándo estuve a punto de abrir la puerta de mi habitación, miré mi cuaderno de matemáticas en el suelo, con un post-it en la portada. Tomé el libro y leí la nota.
¡Gracias por explicarme! No copié nada, te lo aseguro :) ¡Mañana cocinaré tu comida favorita! Un trato es un trato.
Sonreí al terminar de leer la nota. Abrí la puerta e ingresé a mi habitación, dejé el cuaderno en el escritorio y me puse mi pijama. Miré que Jun, ya se encontraba durmiendo plácidamente.
Me acomodé entre las cobijas y poco a poco comencé a dormirme.
• • •
Tenía clase de demonología.
Era bastante interesante hasta cierto punto. Pero no lograba entender por qué tenía tanto sueño.
Los hermanos Okumura faltaron el día de hoy. No pregunté al respecto.
Comencé a hacer pequeños dibujos en la parte trasera de mi cuaderno, estaba sumida en mi mundo.
— Moriuchi — el profesor me llamó, a lo que yo simplemente lo miré con confusión — Responde la pregunta.
Maldije para mis adentros.
— ¿Podría repetir la pregunta? — sonreí.
— ¿Cuántas clasificaciones de demonios hay y cuáles son?
Solté un suspiro, que era más parecido a una risa. Era una pregunta bastante fácil.
— Son cuatro clasificaciones, los ángeles caídos, las almas humanas como genios, los que reciben un culto y fantasmas de carácter maligno — sonreí victoriosa.
El profesor simplemente asintió.
— Presumida — dijo él tal Suguro, que se encontraba justo enfrente de mí. Rodeé los ojos.
• • •
A la hora de la salida, pude ver a Daichi a lo lejos. Recé por qué no me hubiera visto.
Pero lamentablemente, me vió y sonrío. Fue corriendo hasta mí.
— ¿Cómo te fue, Shizuka?
— Bien supongo...
Durante el trayecto, Daichi sacaba temas de conversación y yo le agradecía aquello. Pues no era muy buena cuando de temas de conversación se trataba.
Llegamos a una pequeña heladería. Y ambos ordenamos un helado, yo de vainilla y el de chocolate.
Nos fuimos a sentar a unas bancas que estaban disponibles.
Hubo un momento en el que note a muy Daichi pensativo. Dudó unos segundos, pero finalmente habló.
— Me gustas de verdad, Shizuka — me tomó completamente desprevenida.
Pero eso no era lógico, pues hace tres días que me conoce.
— Dime algo que te guste de mí — lo miré fijamente.
Ahora yo lo tomé desprevenido.
— Eso pensé... — me levanté de mi asiento y me dirigí a la salida — Eres agradable Daichi, pero-
— Solo me ves como un conocido ¿Cierto? — asentí.
Después de aquél momento tan incómodo para ambos, salimos del establecimiento y acordamos ser amigos. El parecía estar bien con eso.
No le di más vueltas al asunto y me dirigí a la residencia.
En el trayecto, saqué mi teléfono y conecté los audífonos, entre a la aplicación de música y la puse en aleatorio.
Miraba los puestos de comida, las tiendas y las personas que paseaban tranquilamente por las calles, riendo o simplemente con la vista hacía enfrente. Extrañé Japón, nunca me cansaré de decirlo.
• • •
A penas llegué a la puerta principal, cuando la inconfundible voz de Okumura Rin se hizo presente, provocando que me girara a verlo, Yukio venía a un lado de el.
— ¡Oi, Shizuka! — El mayor de los Okumura levantó una mano y la agitó, sumando una sonrisa.
— Hola.
— ¡Vamos a cenar! ¡Estoy hambriento!— Rin terminó por abrir la puerta y animadamente se dirigió a la cocina.
Yo lo seguí.
Sin embargo, me encontré con Rin acariciando a Jun, quien se supone, tenía prohibido salir de mi habitación. Miré al zorro con desaprobación.
Jun me miró, pero no le importó en lo más mínimo, solamente quería que el medianoche siguiera mimandolo.
Solamente mire aquella escena.
Yukio apareció, colocandose a un costado mío y al igual que yo, mirando la escena.
Rin finalmente se cansó de jugar con Jun y yo lo cargué.
— ¡Cierto! ¿Cual es tu comida favorita, Shizuka?— Okumura se reincorporó y se dirigió a la cocina, escuché el grifo de agua abrirse.
— Teriyaki — la boca se me hizo agua de solo pensar en aquél platillo.
• • •
Sin duda alguna, Okumura Rin es el mejor cocinero que hay.
El Teriyaki que, amablemente me preparo, es el mejor que he probado.
Regresé a mi habitación, aún siguiendo pensando en aquél teriyaki. Ojalá sea posible casarse con tu platillo favorito.
En el momento en el que entré a mi habitación y cerré la puerta, alguien se encontraba del lado izquierdo, apuntandome con una pistola en la cabeza.
Jun no estaba por ninguna parte, hasta que con dificultad, logré distinguir su silueta en mi cama.
Un somnífero.
Miré a aquélla persona que sostenía la pistola, sin embargo, me fue difícil distinguirlo, pues la habitación estaba completamente a obscuras.
Chasquee la lengua.
♡♡♡
Bueno, Daichi sigue siendo el mismo que el de esta foto jaja
¿Ya les he dicho lo feliz que estoy por retomar está historia?
Pregunta: cual es su comida favorita? :0
→ Corrección: 20 de enero del 2020
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top