« dos. »

Caminaba por aquél edificio bastante antíguo, pasaba de la medianoche y yo aún no lograba conciliar el sueño.
Había demasiadas habitaciones deshabitadas, baños tanto para hombres como mujeres y una cocina bien equipada con mesitas para desayunar, comer, etc.

Jun me acompañaba, el pequeño zorro caminaba tranquilamente, olfateando los lugares cada tanto.

Lo único extraño, era que no me había topado con los hermanos Okumura. Y para ser sincera, la curiosidad me carcomia.

Me detuve justo enfrente de una gran ventana, por la cual, se podía ver los árboles y por supuesto, la luna. La cual irradiaba esa característica luz azulada, que me brindaba una paz increíble.

Solté un suspiro, acompañado de una sonrisa.

─. Extrañé tanto Japón .─ me era imposible despegar la vista.

─. ¡Quiero ver! .─ dijo Jun, lo cargué para que el pudiera ver el paisaje junto conmigo.

No supe realmente cuanto tiempo estuve hipnotizada.
Pero, finalmente conocí a los Okumura.

Ellos iban caminando, y al verme se quedaron estáticos.
Uno de ellos ocultó algo en su espalda, mientras que el otro, sacó dos pistolas.

─. ¡Wow! Tranquilo, baja el arma .─ dije mirándolos, aún con Jun entre mis brazos.

─. ¿Quién eres? .─ preguntó el chico de lentes, mirándome fijamente y apuntandome.

─. Moriuchi Shizuka.

─. ¿Desde hace cuánto estás aquí? .─ ahora, el chico que traía una espada consigo habló.

─. Eh... Hace unas cuantas horas... .─ respondí.

─. Nii-san, no me da confianza .─ el de lentes se acercó a su hermano, el chico con la espada, pensando que yo no escucharía.

Rodeé los ojos ─. Mephisto me dijo que viviría aquí, si no me crees, puedes preguntarle .─ dije conteniendo mi enojo.

─. ¿Ves Yukio? Ella es confiable .─ sonreí ante el comentario del chico de ojos azules ─. Soy Okumura Rin, y él es Yukio, mi hermano menor .─ Rin me extendió su mano, la cual acepté.

─. ¿Y ese kitsune? .─ preguntó Yukio. Mi cuerpo se tensó.

─. Lo encontré por ahí.

─. Es lindo ¿Puedo acariciarlo? .─ Rin se acercó al rostro de Jun y le sonrió.

─. Claro .─ volví a sonreír. Sorprendentemente, Jun se dejó acariciar.

─. ¡Nii-san! Los kitsune son traicioneros, no deberías tratarlos tan a la ligera .─ tanto Jun como yo, nos molestamos ante aquél comentario.

Tomé aquello como un insulto. Y no me iba a quedar callada.

─. Para tú información, Yukio .─ lo miré fijamente ─. Los kitsune son fieles, protectores y buenos amigos.

Esté se quedó sin habla.

Shizuka 1.
Yukio 0.

─. ¿En serio? ¡No lo sabía! .─ Rin solamente me miró con asombro mientras sonreía.

Sus dientes caninos son extraños.

─. Si me disculpan, iré a dormir.

Los hermanos se despidieron de mí y yo, con extrema pesadez me dirigí a mi habitación. Sin dejar de pensar en aquello que había dicho Yukio.

¿Los kitsune traicioneros?
No debería generalizar para empezar. Yo, cómo mitad kitsune, jamás he traicionado a nadie.

Finalmente llegué a mi habitación y me agaché para dejar a Jun en el suelo, mis ojos comenzaban a sentirse pesados, sin embargo, aún no quería dormir.
Tomé uno de los libros que estaban en la habitación y comencé a leerlo. Aún así, no me sentía cómoda.
Suspiré y salí nuevamente de la habitación, dirigiendome a las escaleras hasta llegar a la azotea que había. Me quedé aun más maravillada.
El clima era agradable, así que me senté en el suelo y proseguí con mi lectura.

No sé cuánto tiempo estuve ahí, pero estaba segura de que ya debía estar en clases.

El jetlag me está jodiendo.

Bajé las escaleras corriendo y entré a mi habitación, me vestí con el uniforme lo más rápido que pude. No me coloqué el moño, pues me sentía asfixiada.

Inconscientemente, toque mi cuello.
Me sobresalte al no sentir mi gargantilla, con esa perla de color azul en el centro. Comencé a buscarla por todos lados.
Pues esa perla, no era cualquiera.
Era lo que los exorcistas conocen como hoshi no tama¹ y yo, cómo mitad kitsune, sin mi esfera, soy débil.

La encontré debajo de mi cama. Suspiré con alivio y salí de la habitación con mi mochila en mano.

Justo cuándo abrí la puerta, Rin abrió la suya, mirándome con asombro.

Mientras yo intentaba contener las risas, pues estaba enredado en su corbata y temía que se fuera a asfixiar o algo similar.

─. Tú corbata .─ sonreí ─. Así no se usa, Rin .─ me acerqué a él y me las arreglé para deshacer el desorden de Rin y acomodarle la corbata como era debido.

Noté la cercanía entre ambos, e inmediatamente me separé, sin embargo, también noté un pequeño rubor en las mejillas del ojiazul.

─. ¡Lo siento mucho! .─ me disculpé con una leve reverencia ─. Debí preguntar si podía.

─. No hay problema .─ sonrió, yo imité su acto ─. ¡Demonios ya es tarde! .─ Rin se fue corriendo a toda velocidad y yo simplemente caminaba a un paso un tanto veloz.

• • •

Llegué al salón de clases y me fuí a sentar en un lugar cualquiera, mire uno que estaba disponible cerca de la ventana.
Me acerqué y vi el paisaje.

Se podía observar algunos edificios, anuncios espectaculares y algunos pájaros que volaban por ahí. Sonreí y procedí a sentarme.
Observé con detenimiento mi salón de clases, era ¿Acogedor? Rin entró al salón, y al verme, sonrió y se dirigió hacia mi lugar.

¿No sé cansa de sonreír?

Se sentó a un lado mío y comenzamos a hablar, con el propósito de conocernos un poco más.

Mi cara tuvo que haber sido épica al ver nuevamente a Okumura Yukio, sin embargo, con la única diferencia de que el era el profesor. Rin estaba igual que yo.

Yukio nos pidió presentarnos, había gente bastante interesante, cómo él tal Suguro. A pesar de ello, algo en mi me decía que no nos íbamos a llevar bien.

Y después de Suguro, debía presentarme yo. Me levanté de mi asiento.

─. Pues... Soy Moriuchi Shizuka, tengo 16 años, y no sé qué más decir.

• • •

Renzo Shima, el chico de cabello color chicle se acercó a mí en la hora del descanso. No dijo palabra alguna por un buen tiempo.
Hasta que segundos después, sacó una libreta.

─. ¿Cual es tu color favorito? .─ me miró, ansiando la respuesta.

─. ¿Azúl...?

─. ¿Comida favorita? .─ Shima volvió a preguntar, mientras anotaba algo en aquella libreta.

─. Teriyaki... ¿Porque me preguntas esto? ¿Eres policía o algo así?

Shima sonrió ─. Es que eres atractiva, así que en esta libreta anoto todo sobre las chicas atractivas .─ parecía estar orgulloso de esa libreta.

Solamente lo miré inexpresiva.

─. ¿Qué talla eres? .─ fruncí el entrecejo y lo golpeé sin pensarlo dos veces. Me levanté de mi lugar para irme a la cafetería.

Observé la comida, se veía deliciosa. Estaba dispuesta a comprar, sin embargo, observé el precio.
Estuve a punto de desmayarme, pues los precios eran bastante altos. Pero logré recordar que Ernest a veces me da dinero de sobra, así qué, me decidí a comprar un platillo.

Lo pedí y pagué.

De casualidad, Rin también se encontraba ahí y me miraba con gran asombro. Me sentí un poco incómoda ante su mirada. Lo saludé con un ademán de mano.
El respondió el saludo y se acercó a mí.

─. Estamos en la misma clase, que coincidencia ¿No? .─ asenti con la cabeza ─. ¿En serio compras la comida de aquí? ¡Es muy cara! .─ reí.

─. Digamos que... Mi tutor me da dinero de sobra, un día te podría invitar algo de aquí .─ finalmente me dieron mi comida y procedí a sentarme en una de las mesas que estaban por ahí, Rin se sentó conmigo.

─. ¡Increíble! .─ volvió a sonreír, por octava vez en el día ─. Aunque no es necesario, yo mismo hago mi comida.

¿Un chico que cocina? Eso no se ve todos los días.

Seguimos hablando sobre comida durante todo el descanso, hasta que era hora de volver a clases.
Y aún así, no dejamos de hablar hasta que el profesor entró al aula.

• • •

Las clases habían terminado y estaba muy agradecida por ello.
Era el primer día y nos habían dejado mucha tarea. Intentaba concentrarme en la tarea, pero me era imposible. Tenía mucho sueño. Jun comenzó a hacer berrinche, quería salir a pasear.

─. Debo terminar la tarea, Jun, no podemos salir a pasear .─ dije firme.

─. ¡Solo serán cinco minutos! .─ el pequeño zorro comenzó a rogar.

─. No.

─. ¡Por favor! Me estoy asfixiando aquí adentro.

Concordaba con Jun, también comencé a sentir que me asfixiaba.
Tal vez, despejarme un poco no le hará daño a nadie ¿Verdad?

Me levanté de la silla y dejé el cuaderno ahí, tomé una sudadera color menta para después salir de mi habitación, con Jun a un lado mío.

Comencé a subir las escaleras hasta llegar a mi lugar secreto.

Me sentía libre.

Dejé que mi forma Kitsune apareciera. Jun corría por toda la azotea, y cada tanto se detenía a mirar el cielo.

Hice aparecer fuego de color negro en la palma de mi mano, para después, comenzar a hacer figuras con dicho fuego.

Mis orejas de zorro se movieron en una dirección en concreto. Había alguien cerca. Me mantuve alerta y escuchaba con atención.
Por si acaso, hice que mi forma kitsune desapareciera. Jun estaba sentado pacíficamente, así que simplemente lo tomé entre mis brazos y bajamos nuevamente para llegar a mi habitación y sufrir con la tarea. Lamentablemente, la tarea era de matemáticas.

Entendía el tema a la perfección, pero era muy laborioso. Y soy una persona con muy poca paciencia.

Solo me faltaban dos problemas para terminar, pero solté un pequeño gruñido para nuevamente salir de la habitación.

─. ¡Y espero que cuando vuelva, la tarea ya esté terminada! .─ Yukio gritó, abriendo la puerta y verme.

Se escuchó un "si" de fondo.

Había una especie de odio entre Yukio y yo. Pues él no confiaba en los kitsune, así que no confía en mí, mientras que yo detesto eso. El típico estereotipo de los kitsune.

Estuvimos unos cuantos segundos mirándonos y no dije palabra alguna, solamente me dirigí a la cocina, para ir por un vaso de agua.

Sentí una presencia un tanto extraña, aún así, lo deje pasar.
Dejé ahí él vaso que con anterioridad contenía agua.
Salí del comedor y me encontré nuevamente con Rin.

Al parecer, será una costumbre entre nosotros encontrarnos así, de la nada.

─. ¡Shizuka! ¿Podrías ayudarme? .─ tomó mi manos con las suyas.

─. ¿Qué pasa?

─ ¡Pásame la tarea de matemáticas! Yukio me matará si no la hago .─ fingió llorar.

─. Si la copias, no entenderás el tema.

─. ¡Por favor!

─. No, Rin.

─. ¡Cocinaré tu comida favorita! .─ fruncí los labios, era una idea muy tentadora.

Me quedé en silencio unos cuantos minutos y terminé accediendo. Con la condición de que le explicara el tema y que el solo haga los primeros cinco ejercicios.

Rin fue por su cuaderno de matemáticas, mientras yo lo esperaba en una de las mesas del comedor. Aquella extraña presencia no se iba. El Okumura volvió con el cuaderno y un lápiz, se sentó frente a mí y me dedicó una sonrisa.

• • •

─. Y después, debes sustituir la equis por el número seis .─ terminé de explicarle a Rin, aunque noté que su flequillo le estorbaba y constantemente lo movía hacía un lado con molestía ─. Ahora haz los ejercicios.

─. ¡Te entiendo mejor a ti que a el profesor! .─ exclamó.

Sonreí.

En realidad, no tenía noción del tiempo, pero, llegué a descubrir dos cosas.

La primera, es que la sonrisa de Okumura Rin es muy contagiosa.
La segunda, algo en él, me dice qué no es un chico común y corriente.

Recargue mi cabeza en la palma de mi mano, mientras veía a Rin realizar los ejercicios. Sin notarlo, comencé a examinarlo con detenimiento.

♡♡♡

¹ hoshi no tama ; esfera de estrella, es la posesión más preciada de un kitsune. Puede servir para guardar los recuerdos del kitsune y actúa como la fuerza de vida de este.

Capitulo dos terminado~ por el momento, estoy satisfecha con las mejoras que estoy haciendo y he notado que mi redacción mejoró bastante a como era hace unos años, k vergüenza xd

→ Corrección: 20 de enero del 2020

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