« diecisiete. »

十七

Gracias al excelente olfato de Jun, no tardamos mucho en encontrarnos con Yukio, quien se encontraba peleando contra aquella polilla gigantesca que nos atacó minutos antes.

─. ¡Yukio! .─ grité, mientras me bajaba del lomo de Kisho, el nombrado giró a verme con sorpresa.

Más polillas comenzaron a llegar, por lo que le ordené a mis familiares detenerlas.

─. ¿Que haces aquí? Deberías estar en el campamento, vuelve ahora mismo .─ Yukio no dejó de disparar en ningún momento, fruncí el cejo.

No había recorrido todo esté camino para nada.

Iba a responderle, de no ser por qué una polilla ligeramente más grande que las demás estuvo a escasos centímetros de atacar al castaño, impedí aquello, dejando fluir mi poder de kitsune -y con ello dejando a la vista mis orejas y mi esponjada cola- viendo arder a la polilla con mi fuego negro.

─. Eres igual a tu hermano, siempre quieren hacerse cargo de todo ustedes solos .─ suspiré con pesadez para ponerme a espaldas del Okumura y comenzar a lanzarle fuego a algunas polillas, mientras que Yukio seguía encargándose de la polilla mayor.

─. No eres tan diferente a nosotros, haces lo mismo .─ me miró por sobre el hombro ─. ¡Agachate! .─ hice caso a lo que dijo y lanzo una granada con agua bendita a un gran grupo de polillas.

Hice una ligera mueca de dolor en cuanto sentí que un poco de aquella agua había hecho contacto con mi piel.

─. ¡Regresa ya mismo al campamento! Puedes salir herida .─ nuevamente lanzó granadas con agua bendita y con ayuda de su pistola, las activó, está vez me asegure de que no me cayera ni una gota.

Por mi lado, me encargue de incendiar una gran cantidad de Chuchis.

─. No se supone que sean agresivos, los domadores lo han alimentado... Algo raro está pasando .─ dijo el chico entre dientes. Aunque gracias a mi excelente oído, lo escuché claramente.

─. Se lo que está pasando .─ me puse enfrente de él ─. Es Amaimon, está aquí por el hijo de satán.

─. ¿Que? ¿Cómo sabes eso? ¿Y porque lo dices con tanta seguridad?

─. ¡Cuidado! .─ Yukio se hizo a un lado, dejándome acabar con más Chuchis.

─. ¡Shizuka respóndeme!

─. ¡Porque vi a Amaimon! Cuando encontré un farol, el apareció y me robó el petardo. Ninguno de nosotros se rindió.

Escuchamos un gran estruendo, seguido de polvo. Al parecer algo había sido lanzado con fuerza.

─. Súbete a Kisho y ve para allá, yo te alcanzaré .─ Yukio no me cuestionó, por extraño que parezca y simplemente subió al lomo de Kisho.

El zorro negro comenzó a correr, mientras que por mi lado, escalé con gran agilidad un árbol y comencé a saltar entre las ramas. Al poco tiempo, Jun había alcanzado ya a Kisho.

─. Cuando acabe todo esto, además de tener otro punto menos por desobedecerme, me darás una explicación .─ bufé y puse los ojos en blanco ante lo que había dicho el menor de los Okumura.

Conforme más nos íbamos acercando al lugar donde anteriormente habíamos escuchado el estruendo, árboles rotos y todo tipo de rocas, se encontraban esparcidas en todo el camino.
Ahora me encontraba corriendo a lado de Kisho y Jun. Para cuando habíamos llegado, Shima se encontraba en el suelo.
Vimos a la lejanía como Konekomaru se interpuso entre Amaimon y Bon, intentando protegerlo, pero el peliverde fracturó su brazo.

─. Maldición... .─ comencé a caminar en dirección a los demás, pero Yukio me detuvo tomando mi muñeca.

Me giré a verlo molesta.

─. Tus ojos... .─ aproveché que aflojó su agarré para soltarme.

─. Solo yo puedo enfrentarme a el. No interfieras, Yukio. Ustedes .─ mire a mis familiares ─. Les prohíbo interferir

Amaimon había tomado por el cuello a Ryuuji con intenciones de matarlo, comencé a subir por la roca para llegar a la cima y ayudar a mis compañeros.

─. ¡Tu no me interesas! Con quién estoy enojado es... ¡Es contigo, Okumura! .─ Ryuuji a duras penas comenzó a hablar, al momento de subir, puse mi pie en un lugar indebido y casi caigo, pero logré mantenerme para seguir subiendo ─. Creí que eras egoísta, pero buscaste a otros. Estaba seguro de que no tenías ningún talento especial, aún así has logrado grandes hazañas... ¡Eres un gran misterio! ¿Que te ocurre? ¡Maldición!

Llegué.

─. ¿A qué te refieres? No me gusta que me ignoren... .─ Amaimon comenzó a ejercer más fuerza en su mano.

Me acerqué hacía Amaimon, llamando su atención. No estaba nada contento con la situación, y sabía que si peleaba con el en este instante, no sería un juego como en otras ocasiones.
Lo golpeé con todas mis fuerzas en su estómago, logrando que dejara de asfixiar a Ryuuji.

─. Moriuchi tu... .─ Suguro y Okumura tenían sus ojos bien puestos en mi.
Más bien, en mis orejas y cola de kitsune.

─. Tu si que eres un problema, Tarsa.

La pelea había comenzado.
Estábamos dando al menos el 5% de nuestro poder, sabíamos cómo peleaba el otro a la perfección.
Le lancé fuego, que aunque logró quemar un poco de su brazo izquierdo, lo hizo enfadar aún más.
Soltó a Shiemi, lanzandola no muy lejos, y comenzamos a intentar rasguñar al otro. El lo consiguió, haciéndome un rasguño en la pierna. Aprovechó mi despiste para tomarme con fuerza del cuello y azotarme con fuerza contra el suelo, provocando que esté se agrietara. Escupí un poco de sangre.

─. ¡Basta! .─ exclamó Rin, logrando hacer que Amaimon lo mirara.

Pero no dejó de intentar asfixiarme. Comencé a patalear para intentar quitarmelo de encima.

─. ¡Nii-san, es una trampa! ¡No caigas en ella! .─ Yukio había llegado al lugar.

Enterré mis garras en el brazo de Amaimon, pero ni se inmutó.

─. Yukio... Lo lamento .─ el ojiazul suspiro y me miró con tristeza ─. Shizuka, perdón por haberte engañado, tuve miedo y terminé mintiéndote, pero no puedo seguir ocultando lo que soy. Por eso yo... Yo ¡Quiero usar mi poder para un acto de bondad!

Quedé estática, mirando perpleja a Rin.
¿Había escuchado bien? El... El...

Desenfundó su espada, inmediatamente fue rodeado de llamas azules.
Amaimon me soltó, su felicidad volvió al ver a Rin de esa forma y comenzó a reírse.

─. ¡Vamos! ¡Yo soy tu oponente!

¿Porque? De todos los que había... ¿Porque Rin tenía que ser el hijo de Satán?

Intenté reincorporarme, y cuando lo logré simplemente observaba como Amaimon y Rin peleaban en el cielo. Noté como mi respiración comenzó a agitarse, al igual que mi ritmo cardíaco. Todos los buenos momentos que pase con el desde que lo conocí pasaban en mi mente al igual que una película.
Me consideraba su amiga ¿No es así? Se suponía que los amigos no te mienten.

.

Okumura Yukio POV
Mi hermano había dejado salir su poder, comenzando a pelear contra el Rey de la Tierra. Mis alumnos no podían creer lo que sus ojos estaban presenciando.

Shizuka estaba sentada en el mismo lugar en el que Amaimon la dejó, observé como sus orejas poco a poco comenzaron a bajar hasta pegarse a su cabeza, su cuerpo comenzó a temblar, rasguñaba el suelo. Una lágrima resbaló por su mejilla, luego otra, y otra.
Su flequillo cubría gran parte de su rostro, pero logré ver qué su mandíbula se tensó.

─. ¿Que...? .─ preguntó Renzo, mirando la pelea entre Rin y Amaimon.

─. Okumura es... ¿Que le pasa? .─ había miedo en las palabras de Miwa, quien tenía entre sus brazos a Moriyama.

─. Kurikara...

Estuve concentrado en mis alumnos que no noté cuando Shizuka comenzó a acercarse a mí, Renzo, Suguro y Miwa la miraron perplejos. Estaba cabizbaja, pero noté que en sus mejillas, habían unas marcas un poco rojizas.
No eran rasguños, eran las marcas que caracterizaban a los kitsune.

Se detuvo a escasos centímetros de mí, llevó una de sus manos hasta donde tenía mi pistola, impedí que la sacara.

─. Vine a la Academia con un propósito .─ mordió su labio ─. Me entrenaron para acabar con el hijo de Satán y a cambio de eso, me darían información sobre mi madre.

En cuanto pronunció esas últimas palabras, las lágrimas comenzaron a salir con más intensidad que antes y sus manos estaban temblorosas.

Muchas cosas comenzaron a tener sentido.

Su cercanía con Mephisto, su extenso conocimiento, sus habilidades.
Por eso había podido entrar a la base. Por qué la enviaron.

─. No te dejare tomar la vida de mi hermano.

Seguía con la vista pegada al suelo, y seguía derramando lágrimas.

─. Yukio no me compliques más esto... .─ habló con dificultad.

Olvidé el pequeño detalle de que algo que caracterizaban a los Kitsune, era el fuego que poseían.

Y la mano con la que anteriormente Shizuka intentó tomar mi pistola, estaba rodeada de fuego negro.

─. Lo siento, lo siento... .─ retiré mi mano debido a la quemadura que me había ganado por parte de Moriuchi.

─. ¡Okumura-sensei! .─ Suguro intento venir a ayudar, pero Shizuka se encargo de alejarlo con un poco de su fuego.

─. Mejor ocúpate de Shiemi, Okumura .─ tomé a Shizuka de su muñeca, detuvo su andar, pero en ningún momento se giró a verme, retiró su mano con un poco de brusquedad y con la pistola en su otra mano, comenzó a ir en dirección a mi hermano.

Iba a ir tras ella, pero tenía razón, debía ocuparme de Shiemi.

.

Moriuchi Shizuka POV
Con la pistola de Yukio en mano, me asegure de que el arma estuviera cargada y me acerqué hacía la pelea entre Amaimon y Rin. El olor característico de Mephisto estaba más presente que nunca, bastó con elevar la mirada para verlo sentado cómodamente en una silla flotante y tomando el té.

Notó mi presencia. Simplemente me sonrió.

Debía concentrarme en mi objetivo, me encargaría de Mephisto después. Apunté en dirección a Rin. Pero noté Amaimon se encontraba deteniendo el ataque del hijo de Satán, sin embargo, este fue más fuerte y lanzó al Rey de la Tierra contra los árboles.
Estaba sorprendida, el hijo de Satán era increíblemente fuerte.

Mephisto comenzó a aplaudir, tocó su sombrero con la sombrilla y de está apareció una casa cucú, tomando a Amaimon y metiéndolo dentro.

Okumura Rin se había salido de control, corto aquella casa como si fuera poco.

Yo y Mephisto estábamos sorprendidos. Amaimon nuevamente estaba libre, y Rin no tardó en ir a por el.
Lo seguí, pero el repentinamente se había hecho más veloz, comenzó a atacar todo a su paso.

Se produjo una explosión, cegandome por unos instantes pero en cuanto recobre la visión, corrí tras el ahora demonio, quien había terminado cerca de mis compañeros de clases.
Aproveché que estaba inconsciente por la explosión y me acerqué a él.

Todos estaban viéndome.
Me temían, porque también era mitad demonio.

Estaba a un lado del cuerpo de Rin, y le apunté con la pistola.

─. ¡Rin!

La rubia vino corriendo, la mire.
Se quedó estática.

Volví a lo mío.

Solo debía jalar del gatillo y acabar con esto.
¿Entonces porque la mano me temblaba? ¿Porque otra vez estaba llorando?

Rin estuvo cerca de cortarme por la mitad pero reaccioné justo a tiempo para evitar su ataque.

No quería pelear con el, no quería matarlo.

Recordé el día en Mephyland, cuando nos tomamos aquella fotografía.
El se concentró en atacar a los demás, Yukio y Shura estaban listos para defenderse, pero Shiemi corrió a abrazarlo. Sus llamas dejaron de fluir, estaba inconsciente, Moriyama evitó que cayera al suelo.

─. ¡Nii-san! .─ Yukio guardo la pistola y corrió hacia su hermano junto a Shura.

Caí de rodillas al suelo.

Me sentía traicionada, decepcionada... ¿Realmente había necesidad de mentirme?

─. ¡Ah, que azúl! .─ en cuanto escuche esa voz, todo mi cuerpo se tensó ─. Se parece a aquella noche ¿No crees?

Angel, el actual paladín, estaba a unos cuantos metros. Temí por mi vida.
El Vaticano iba a ejecutarme si se enteraban de que no había cumplido con mi misión.

♡♡♡

→ Publicación: 22 de diciembre del 2019
→ Corrección: 12 de febrero del 2020

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