Girl Meets Game Night
El bullicio de la ciudad comenzaba a disminuir mientras Josh y Harriet caminaban por la acera, con Auggie de la mano de Harriet y Gabe en los brazos de Josh. La noche había sido perfecta, repleta de risas y momentos inesperados que solo una salida como esa podía ofrecer. Aunque todo había sido una excusa que habian planeado Riley y Maya, el resultado había sido mucho más cálido de lo que habían planeado.
Auggie estaba sonriendo, su entusiasmo contagioso, mientras señalaba algunas vitrinas de tiendas iluminadas.
—¡Mira, Gabe! ¡Tienes que ver estas luces!" gritaba emocionado, y Gabe, con su mirada curiosa, parecía observar los colores brillar mientras Josh lo mantenía seguro en sus brazos.
Harriet le dio un pequeño codazo a Josh, riendo por la emoción de Auggie y el pequeño espectáculo que ofrecía. —Cory tenía razón— dijo Harriet. —Creo que esto fue más divertido de lo que imaginé.
Josh asintió, sonriendo ampliamente, mientras Gabe revolvía un poco y miraba a su alrededor. —Creo que Auggie tiene una forma de hacer que todo sea divertido—, comentó.
A medida que se acercaban al edificio, la imagen de la familia improvisada caminando junta por la ciudad no pasó desapercibida para ellos. Había algo en el aire que hacía que este grupo, tan diferente de lo que muchos pensarían, tuviera un aire tan natural y familiar. Auggie caminaba entre Josh y Harriet con confianza. Gabe, aunque tan pequeño, parecía entender la calidez de sus brazos protectores.
—Vamos, chicos—, dijo Harriet, tomando la mano de Auggie y guiándolos al ascensor del edificio. —Es hora de regresar, pero definitivamente necesitamos repetir esto pronto.
Josh sonrió mientras le daba a Gabe un pequeño beso en la cabeza. —Lo mismo digo. Fue una gran noche.
El ascensor cerró las puertas mientras el ambiente seguía siendo ligero y confortable. La escena terminaba con la sensación de que, sin importar lo que la vida les hubiera deparado, para esos pequeños momentos de unión siempre habría un espacio especial.
Cuando entraron al apartamento, Auggie levantó su voz emocionado, saltando alrededor de sus padres. —¡Noche de juegos familiar, ahora con familia extra!— Exclamó mientras agarraba la mano de Harriet.
Josh miró a Auggie con una sonrisa. —Parece que Auggie no quería faltar—, dijo mientras miraba a Harriet y luego a Cory—Tengo tu dinero.
Cory miró con una mezcla de sorpresa y decepción cuando vio que era un billete de un solo dólar. —¡Esto es un dólar! ¡Te di cien!
Josh encogió los hombros. —Con esa suma solo pudimos comer un filete. Nueva York tiene precios altos, ¿sabías?
Auggie, mirando a Josh y levantando las manos, sonrió ampliamente. —¡Muchas gracias, papá!
Cory sonrió ante la adorabilidad de la situación y se giró hacia Josh. —Sabes, Josh,— comenzó con un tono suave, —mi hermano.—
Josh sonrió, entendiendo el significado de las palabras y extendiendo sus brazos para abrazar a Cory. —Mi hermano,— repitió Josh mientras se abrazaban, ambos sintiendo una fuerte conexión que había crecido con el tiempo.
En ese momento, Cory se alejó un poco y miró a todos los demás. —¿Vienen a la noche de juegos?— Preguntó. —Somos familia, se quedan.
El sonido del interfono los interrumpió y, al mismo tiempo, la voz de Farkle y Lucas sonó a través de él.
Riley, ansiosa por ver a sus amigos, fue al interfono y les gritó emocionada: —¡Suban!
Cory, mirando el reloj con una expresión preocupada, se giró hacia Topanga. —Topanga, ¿está pasando esto? Pensé que tendríamos más años, pero…
Topanga lo miró serenamente y le dijo: —Cálmate, Cory. Es solo una noche más.
Cory suspiró con frustración y agregó: —No puedo, porque Riley invitó a sus amigos a nuestra noche de juegos familiar.
Volvió a mirar a Riley y, con voz seria, le habló: —Riley, hijita, a veces tendrás que elegir lo que es más importante para ti: tu familia o tus amigos, y solo hay una respuesta correcta.
Riley, confundida, comenzó a responder rápidamente: —¿Por qué yo?
Cory la interrumpió antes de que pudiera decir algo más. —Incorrecta.
Riley lo miró, algo sorprendida, pero se dio cuenta de lo que estaba pasando. Con una pequeña sonrisa, le dijo: —Quiero a mis amigos y quiero estar con mis amigos.
Justo en ese momento, la puerta se tocó y, al abrirla, Lucas y Farkle entraron con sonrisas y energía. —¡Bienvenidos a mi noche de juegos familiar!—Anunció Riley con entusiasmo.
Cory, ahora al borde de la exasperación, levantó una mano como si quisiera detener todo. —¡No, no, no, incorrecta!—
Después de darle de comer a Gabe, Harriet se acercó a él, acariciando suavemente su cabeza mientras lo sostenía en sus brazos. Sonrió, satisfecha de haberlo alimentado bien y feliz de estar en familia. Mientras tanto, Cory había puesto una caja frente a los chicos. Era una caja grande, y él la observaba con aire decidido.
—Ven esto,— comenzó Cory, señalando la caja con un gesto exagerado. —El juego familiar, el juego para familias. No el juego familiar, el juego para amigos. Yo vi ese juego y no lo compré porque ya tenía una familia.
Topanga, sentándose junto a él, le dio un vistazo con una sonrisa ligera. —Cory, por favor, cálmate,— le dijo, poniendo una mano sobre su hombro.
—¿La hacian eructar? ¿Le cambiaban los pañales?
Farkle, con una sonrisa burlona, levantó una mano.
—No, pero lo haremos cuando envejezca—, dijo, refiriéndose a Riley de manera juguetona.
Topanga rió suavemente, mirando a su esposo con una mirada de amor y comprensión. —Cory, habla por ti mismo,—respondió. —Sé que tengo la lealtad de mis hijos, quienes me quieren y siempre lo harán.
Riley, mirándolos a todos con una sonrisa mientras se acomodaba en una silla cercana, levantó una mano. —Lo importante es que todos están aquí y todos van a jugar—, dijo con optimismo.
Topanga asintió, mirando a Cory. —Cory, enfadarte solo empeora las cosas,—dijo, tratando de calmar la situación.
Harriet, aún sosteniendo a Gabe en brazos, se acercó a ellos y, con una sonrisa traviesa, miró a Cory. —Es como tu clase de hoy,— comentó suavemente.
Cory, confundido, levantó una ceja.
—Era una clase sobre la Revolución Norteamericana, ¿Cómo se parece esto a eso?—, preguntó, confundido, pero divertido.
Harriet, pensativa, se encogió de hombros y ambos hicieron una cara pensativa a la vez, como si el mundo entero estuviera haciendo clic en ese momento.
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