Girl Meets Apologize
La sala estaba en penumbra, con solo una lámpara de mesa iluminando el espacio. Josh estaba sentado en el sofá, con Gabe en brazos, meciéndolo suavemente para que se quedara dormido. El pequeño respiraba tranquilo, acurrucado contra el pecho de su padre. Josh no apartaba la vista de él, perdido en sus pensamientos.
Alan entró en silencio, quedándose un momento observándolo desde el umbral. Finalmente, avanzó y se sentó en el sillón frente a Josh.
-Es un bebé muy tranquilo, ¿sabes? -dijo Alan, rompiendo el silencio. Josh asintió sin levantar la vista.
-Sí, lo es. -Su voz salió en un murmullo mientras acariciaba la cabeza de Gabe.
Alan lo observó con una mezcla de orgullo y preocupación.
-¿Por qué no dejas que Harriet se vaya?
Josh apretó los labios y miró finalmente a su padre.
-Ella puede irse si quiere, pero no con Gabe. -Su tono era firme, aunque había una grieta en su seguridad.
Alan inclinó la cabeza, apoyando los codos en sus rodillas.
-Josh, sabes que no se irá sin él. No importa cuánto insistas, no vas a poder separarla de Gabe sin que algo cambie entre ustedes.
Josh frunció el ceño, su mirada volviendo al rostro pacífico de su hijo.
-Entonces no cambiará nada. Ella se quedará.
Alan suspiró, negando con la cabeza.
-Eso no es una solución. Tienes que enfrentar lo que realmente está pasando aquí. ¿Por qué estás tan empeñado en que no se lo lleve?
Josh guardó silencio, el peso de la pregunta cayendo sobre él como una carga imposible de ignorar. Alan aprovechó la pausa para seguir hablando.
-Sé lo que te preocupa. No es solo Gabe. Es ella. Tienes miedo de que si Harriet se va, no vuelva.
Josh lo miró, visiblemente incómodo, tratando de negar lo que su padre estaba diciendo.
-Eso no es...
-Sí lo es, Josh. -Alan lo interrumpió suavemente, su voz cargada de comprensión-. No quieres perder a Harriet, pero no puedes admitirlo. Prefieres aferrarte a Gabe como si fuera la forma de mantenerla cerca. Pero si ella decide pelear por su hijo, eso te pondrá en una situación que no quieres. Podrías terminar con un procedimiento legal, y eso tomaría meses, años incluso. Y mientras todo eso pasa... ¿qué harías?
Josh bajó la mirada, las palabras de su padre atravesando todas sus defensas.
-No quiero separarlos. No quiero separarme de ella. -Susurró, casi como si hablara consigo mismo.
Alan se levantó lentamente y le puso una mano en el hombro, dándole un apretón firme.
-Entonces tienes que hacer algo antes de que todo se rompa. No la retengas por las razones equivocadas. Toma la decisión correcta, hijo, antes de que la pierdas para siempre.
Josh permaneció en silencio, sintiendo el peso de las palabras de su padre mientras Alan se daba la vuelta y salía de la habitación, dejándolo con sus pensamientos y un Gabe profundamente dormido en sus brazos.
La casa volvió a quedar en silencio, y Josh inclinó la cabeza hacia su hijo, cerrando los ojos con un suspiro profundo.
Harriet estaba en la cocina, removiendo una taza de té con manos temblorosas. Habían pasado días desde su última conversación con Josh, y el estrés de la situación pesaba sobre sus hombros. De vez en cuando lanzaba miradas hacia la ventana, esperando un movimiento que calmara su ansiedad.
El sonido de alguien tocando la puerta de su casa la sacó de sus pensamientos. Dejó la taza sobre la encimera y corrió hacia la puerta. Cuando la abrió, vio a Josh de pie en el porche, con Gabe en brazos. Sus ojos estaban cansados, llenos de dudas, pero también de una resolución que Harriet no había visto antes.
Josh se acercó a ella con lentitud y le tendió a Gabe, que balbuceaba suavemente, extendiendo los brazos hacia su madre. Harriet lo tomó, sosteniéndolo contra su pecho mientras miraba a Josh, esperando una explicación.
-Si quieres irte... puedes irte con Gabe. -Josh empezó a hablar, con la voz firme pero el dolor evidente detrás de sus palabras-. Pero no lo saques de mi vida, Harriet. No puedo imaginar un día sin verlo, sin saber cómo está.
Harriet sintió cómo se le formaba un nudo en la garganta. El peso de esas palabras la dejó inmóvil por un momento, sin saber cómo responder.
-Josh... -intentó decir algo, pero él levantó una mano, como si no estuviera preparado para escucharla todavía.
-Sé que he sido egoísta. -Hizo una pausa y desvió la mirada por un instante-. Estaba tan aterrado de perderte a ti también, que me aferré a Gabe de la manera equivocada. Pero no quiero convertir esto en una pelea que nos termine alejando a todos.
Harriet lo miró fijamente, tratando de leer entre líneas. Su voz se suavizó.
-¿De verdad piensas que te apartaría de él?
Josh soltó un suspiro y se pasó una mano por el cabello.
-No quería arriesgarme a averiguarlo. Pero eso solo demostró lo poco que confío en ti... en nosotros. Y estoy arrepentido. Lo único que quiero ahora es asegurarte que, pase lo que pase, estoy dispuesto a estar en la vida de Gabe.
Hubo un largo silencio entre ellos, roto solo por los suaves ruidos de Gabe, que jugaba con el cabello de Harriet.
-No planeo sacarte de su vida, Josh. Eres su padre. Eso no cambiará. Pero necesito que confíes en mí tanto como yo he confiado en ti. -Su voz era firme, pero no agresiva.
Josh asintió lentamente, sus hombros relajándose como si al fin estuviera dejando caer un peso insoportable. Dio un paso atrás hacia el borde del porche, dándole a Harriet un último vistazo.
-Gracias por decirlo. Ahora, te toca decidir si quieres que yo siga siendo parte de la tuya. -La miró con una mezcla de esperanza y resignación antes de girarse y caminar hacia su casa.
Harriet lo siguió con la mirada, sintiendo que cada palabra de Josh era un intento de enmendar los errores del pasado. Cuando se marchó, apretó a Gabe un poco más fuerte contra ella, sabiendo que este era el inicio de algo distinto para todos.
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